El anarquismo es una filosofía política y social que llama a la oposición y abolición del Estado entendido como gobierno y, por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo, por considerarlas indeseables, innecesarias y nocivas. La RAE, por ejemplo, define anarquismo como la «doctrina que propugna la desaparición del Estado y de todo poder»
Sébastien Faure (1858-1942), filósofo anarquista francés, dijo: «Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista». Bajo una formulación tan simple, pocas doctrinas o movimientos han manifestado una variedad tan grande de aproximaciones y acciones, que no siempre fueron bien entendidos por la opinión pública. Históricamente hablando, el anarquismo se centra en general en los individuos y en la crítica de su relación con la sociedad, su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad, en palabras de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), «sin amo ni soberano».
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La Patagonia rebelde es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores anarcosindicalistas en rebelión en el Territorio Nacional de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, entre 1920 y 1921. La misma comenzó como una huelga contra la explotación de los obreros por parte de sus patrones en el sur argentino. Consciente de la crisis y bajo la presión de Gran Bretaña, el presidente Hipólito Yrigoyen, quien estaba preocupado por la situación de sus compañeros propietarios de tierras en Santa Cruz, envía en enero de 1921 a tropas del ejército comandadas por el Teniente coronel Héctor Benigno Varela, bajo las órdenes de "normalizar" la situación. Al término del conflicto entre 300 y 1500 obreros habían sido fusilados o muertos en combate.
La policía informó la pérdida de cinco de sus hombres y el ejército admitió haber perdido dos soldados. También se reportó que hubo crímenes sexuales: varias esposas de los estancieros, trabajadores y policías tomados rehenes fueron violadas por los huelguistas. Varela afirmó en su informe al Ministerio de Guerra que los trabajadores planeaban derrotar a la expedición militar y más tarde con la ayuda de los obreros de los sindicatos, "tomarían el poder en Buenos Aires". Además se ha afirmado que los hombres de Varela combatieron contra carabineroschilenos y que se había capturado a diez de ellos; información que se usó en el momento y desde entonces para justificar la masacre como una defensa de la soberanía argentina en contra de un supuesto "intento de invasión" chileno.
La inusitada represión que asesinó y encarceló a más de un millar de huelguistas constituye uno de los hechos más graves de violencia contra los trabajadores durante un gobierno democrático argentino.
El apoyo del anarquismo a las libertades individuales hizo natural la defensa de la homosexualidad ante muchos miembros del movimiento anarquista. Emil Szittya, en Das Kuriositäten-Kabinett (1923), escribió sobre la homosexualidad que "muchos anarquistas tienen esta tendencia. Así, encontré en París a un anarquista húngaro, Alexander Sommi, quién fundó un grupo anarquista homosexual sobre la base de esta idea." Su opinión se ratifica por Magnus Hirschfeld en su libro publicado en 1914 Die Homosexualität des Mannes und des Weibes: "En los rangos de un partido relativamente pequeño, el anarquista, me parece como si proporcionalmente se encontraran más homosexuales y afeminados que en otros lugares." El anarquista italiano Luigi Bertoni (quién Szittya también creía que era homosexual) observó que "los anarquistas demandan libertad en todo, también en la sexualidad. La homosexualidad lleva a un sentido sano del egoísmo, por el que todo anarquista debería luchar."