Estimado Aníbal César:

"Si ofrece usted un punto de vista nuevo, una idea original, si presenta hombres y sucesos a una luz desconocida, sorprenderá usted al lector y al lector no le agradan las sorpresas, busca en la historia las tonterías que ya conoce. Si trata usted de instruirle, solo conseguirá usted humillarle y desagradarle, si contradice usted sus engaños, dirá que usted insulta sus creencias. Los historiadores se copian los unos a los otros, con lo cual se ahorran molestias y evitan que los motejen de soberbios. Imítelos, y no sea usted original. Un historiador original inspira siempre la desconfianza, el desprecio y el hastío de los lectores. ¿Supone usted que yo me vería honrado y enaltecido como lo estoy, si en mis libros de historia hubiera dicho algo nuevo? Y ¿que son las novedades? ¡Impertinencias!"


"La peor ofensa al pasado que puede cometer un historiador es el anacronismo. El historiador que cae en ella contamina sin darse cuenta el análisis y la interpretación con partículas del presente lo que implica que ha fracaso en su labor y lo ha hecho vergonzosamente."

Los opinólogos escriben artículos con la parte superficial de sus cabezas o, generalmente, con las búsquedas en Google. Sus textos son unilaterales, cortos, a menudo como compensación por su falta de conocimiento, y con un tono presumido.