Usuaria:Taty2007/Impresionismo

Claude Monet, Impresión, sol naciente, 1872–1873 (París, Museo Marmottan Monet). Cuadro al que debe su nombre el movimiento, y que fue presentado en la primera exposición impresionista realizada en la galería del fotógrafo Nadar.[1]

El impresionismo es un movimiento artístico que surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XIX.[2]​ Su vertiente más conocida y aquélla que fue la precursora fue la «pintura impresionista», la cual floreció en los alrededores de París aproximadamente en los años 1860 a través de la asociación de varios pintores bajo el grupo denominado Sociedad anónima de artistas.[3]​ El estilo pictórico recibió el nombre de Impresionismo en 1874, después de que el crítico de arte Louis Leroy publicase una reseña satírica en el periódico Le Charivari, en la que hacía referencia a un cuadro de Claude Monet titulado Impresión, sol naciente que había sido expuesto en la primera exhibición del grupo.[4]​ La connotación en principio negativa de dicho término pronto perdió su estigma, adaptándose a la esencia más pura de la corriente pictórica, que era justamente capturar lo momentáneo, enfatizando la sensación en vez de la percepción.[5]

Una de las características comunes entre los pintores impresionistas fue el intento de plasmar la luz —la «impresión» visual— y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintaban el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste.[6]​ Asimismo enfatizaban el empleo de una pincelada visible, el uso de colores puros frecuentemente aplicados directamente sobre la superficie pictórica, la espontaneidad en contraste con la artificialidad promovida por la pintura académica, la utilización de ángulos visuales inusuales, el movimiento de los objetos como un elemento crucial de la percepción humana, la inclusión de una temática ordinaria, y la pintura al aire libre (en francés, conocida como en plein air).[7]

La aparición del impresionismo en las artes visuales promovió posteriormente el desarrollo de movimientos análogos en otros medios artísticos como la música impresionista y la literatura impresionista. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica,[8]​ su importancia impulsó los cimientos de nuevas tendencias pictóricas con fundamentos contrarios a los que defendía como son: el postimpresionismo, el neoimpresionismo y el vanguardismo. Su influencia se extendió a lo largo del mundo, especialmente en los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Escandinavia.[9]

Contexto histórico

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Transformación de París

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A finales del siglo XIX la ciudad de París experimentó diversas modificaciones en su panorama arquitectónico y social. El Barón Haussmann, quien era prefecto de la ciudad, había recibido la tarea de dirigir la reconstrucción y renovación de la capital francesa bajo las órdenes de Napoleón III causando la «pérdida del París antiguo». Esta serie de nuevos proyectos habían sido ejecutados con el propósito de fomentar el progreso y la modernización, y entre los cuales estaban: la construcción de nuevas edificaciones, la ampliación de las vías y puentes, la modificación del trazado de la ciudad, la creación de nuevas plazas, la edificación del emplazamiento que albergaría la Exposición Universal de 1867, entre otras obras.[10]

Modernización de París
   
Jean Baptiste Raguenet, La joute des mariniers entre
le pont Notre-Dame et le pont au Change
(1756).
Se observan las edificaciones construidas
sobre el puente, detalle característico del antiguo París.
Acuarela de 1848 en la que se aprecia el río Sena
sin obstáculos en el horizonte, y que muestra
la transformación de París.

La demolición de varios edificios permitió el ingreso de luz y aire a la ciudad, especialmente a través del río Sena, el cual ahora podía ser vislumbrado con mayor facilidad. Para que se efectuasen las nuevas reformas miles de personas fueron desalojadas, y en el lugar ocupado por sus antiguas residencias se construyeron edificios habitacionales, comerciales y gubernamentales. El campo y los suburbios que en el pasado habían estado envueltos por una atmósfera de silencio, se convirtieron en el centro de diversión de la sociedad parisina. Todos estos cambios estimularon la economía francesa de esta época permitiendo la prosperidad de la clase burguesa e impulsando el consumismo. Entre las demandas de la emergente burguesía urbana estaban los objetos artísticos, lo cual impulsó el interés por el coleccionismo, promoviendo la creación de galerías y la aparición de marchantes de arte.[11]​ Algunos escritores como Victor Hugo y poetas de la época como Charles Valette, expresaron contrariedad ante la inminente destrucción de París. En una de sus poesías Valette manifestó: «Cruel demoledor, ¿Qué has hecho con el pasado?, Busco en vano a París, Busco mi propia identidad».[12]

Aparentemente la cultura gala había perdido su verdadera esencia, siendo invadida por nuevas corrientes de pensamiento, que en cierto modo parecían haber arrebatado la libertad de los franceses. Precisamente esta transfiguración de París sería el punto de referencia de las pinturas de los impresionistas, enfocándose en los amplios bulevares, las nuevas brasseries, las estaciones de tren, etc. A pesar de que el grupo de los impresionistas surgió en aquella época, difícilmente podrían ser situados a favor o en contra de las políticas del emperador (Segundo Imperio Francés, 1852-1870) o del gobierno que luego lo sustituyó (Tercera República Francesa, 1870-1940). De hecho nunca se plantearon ser un movimiento revolucionario, simplemente habían coincido que en ese momento de la historia se encontraban en París y que compartían el mismo interés por pintar la vida moderna.[13]​ Sin embargo, sus pinturas reflejaban una evidente fragmentación de la sociedad francesa, la cual transmitía sentimientos variados de alegría, tristeza y soledad.[14]

École des Beaux-Arts

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En esta época la École des Beaux-Arts o Academia de Bellas Artes promovía estándares clásicos en el contenido y el estilo de las obras pictóricas. Valorando así las obras inspiradas en temas históricos, religiosos e incluso los retratos, pero rechazando en cierta manera los paisajes y los bodegones. Además demostraba cierta predilección por la forma y las pinturas que conservaban un alto grado de semejanza con la realidad, en especial cuando se las apreciaba a corta distancia. Para lograr un realismo pictórico se favorecían las tonalidades grisáceas o el claroscuro del Cinquecento,[15]​ además de una pincelada imperceptible que ocultaba la personalidad, la técnica y las emociones del artista.

En 1817, la academia inauguró una competencia de pintura enfocada en la realización de paisajes históricos y denominada Prix de Paysage Historique, la cual permitía únicamente la realización de paisajes relacionados con temas bíblicos y prohibía la realización de paisajes basados directamente en la naturaleza. Sin embargo dicho concurso desapareció en 1863, fecha coincidente con el primer Salon des Refusés. Pasarían muchos años para que la Academia aceptase las nuevas tendencias pictóricas.[16]

Exposición Universal de París (1867)

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Exposición Universal de París de 1867 por Édouard Manet, 1867.[17]

La Exposición Universal de París inaugurada en el año 1867 bajo las órdenes de Napoleón III había puesto en evidencia los últimos avances tecnológicos y el poderío de Francia. De hecho el lugar que se había elegido como sede del acontecimiento fue justamente el Campo de Marte, que curiosamente se encontraba frente al edificio de la École Militaire, posiblemente con la intención de mostrar la fuerza del ejército imperial a pesar de que el tema de dicho evento era «la paz y el progreso».[18]​ En el siglo XIX, París había alcanzado el título de Meca del arte, luego de que en los siglos pasados Roma fuese la principal protagonista. Posiblemente esto se debió a la amplia colección artística del Louvre que había aumentado con los botines de guerra de Napoleón I y también por la reputación de sus establecimientos de enseñanza de arte, especialmente de la École des Beaux-Arts.[19]

La sección de arte de la exposición estuvo conformada en su mayoría por reproducciones o trabajos artísticos inspirados en obras del pasado, siendo ejecutados en su mayoría mediante las nuevas tecnologías y técnicas que incluían la fotografía, la litografía, las historietas, la estampa japonesa, entre otros.[20]

Precedentes

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Los impresionistas fueron el blanco de una serie de especulaciones por parte de críticos y periodistas, los cuales calificaron su arte como el resultado de la «falta de cultura».[21]​ En 1876 Albert Wolff, escritor del periódico francés Le Figaro, declaró en uno de sus artículos: «La ausencia total de educación artística impide que crucen el foso profundo que separa a la experiencia de una obra de arte». Sin embargo, estos rumores eran falsos porque antes de que se realizasen estas afirmaciones, los impresionistas habían visitado por largas temporadas los grandes museos como el Louvre y estudiado a los grandes maestros de la pintura.[21]

Es así, que a principios del siglo XIX, numerosos movimientos artísticos a lo largo de Europa influirían en el desarrollo y nacimiento del impresionismo, especialmente los paisajistas holandeses e ingleses. Algunos de los precursores del impresionismo se habían enfrentado con el reto de pintar paisajes, y concretamente con su principal problema que era el concepto de la luz y su tratamiento dentro de dicha temática pictórica. El paisajismo profundizaba la conciencia del pintor sobre su entorno, convirtiéndose en una herramienta para la expresión de ideas románticas.[22]​ El hecho de que la mayoría de pinturas eran realizadas dentro del estudio del artista, presuponía una limitación que magnificaba el problema de la luz y sus variantes dentro de la naturaleza, debido a que no se pintaba a la luz en su estado real sino en su estado artificial. La supremacía de los óleos como medio pictórico también complicaba el planteamiento de la luz en toda su cromaticidad, ya que estos eran aplicados sobre la superficie como una base oscura a la cual se aclaraba con veladuras posteriores. La aparición de la acuarela cambiaria en cierta manera la percepción de la luz, ya que dicha técnica tenía como base inicial un fondo claro, en el cual la luz ejercía un control directo sobre cada elemento compositivo.[23]

Paisajistas holandeses

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El cementerio judío, obra del pintor paisajista holandés Jacob Ruysdael.

Muchos pintores impresionistas tomaron como referencia la obra pictórica de los paisajistas holandeses del siglo XVII, en especial de Jacob Ruysdael y Meindert Hobbema.[24]​ El auge económico que tuvo lugar en Holanda a partir de la década de 1650 incrementó la demanda comercial por parte de la clase noble de pinturas sobre temas de la naturaleza.[25]​ Usualmente todo paisaje se realizaba con la excusa de que sirviera de apoyo para una escena religiosa; sin embargo, en aquella época se empezó la creación de pinturas centradas en la naturaleza, desarrollando una tradición pictórica libre de la temática religiosa.[26]

Uno de los principales representantes de la pintura paisajística holandesa fue Jacob Ruysdael, el cual se caracterizó por la realización de paisajes sombríos aunque exentos de la monocromía de la «fase tonal» del barroco holandés.[27]​ Sus obras estaban cargadas de simbolismo, detalle, y frecuentemente contrastaba en sus composiciones la rigidez de un objeto central con los efectos de luminosidad y movimiento del cielo, como puede percibirse en la obra El cementerio judío. Algunos académicos han manifestado que Ruysdael es el padre del paisaje romántico,[28]​ que luego se manifestaría en la obra de pintores como: John Constable, Johan Barthold Jongkind, Theodore Rousseau, y Charles-François Daubigny.[29]

 
Tormenta, obra de Georges Michel, 1820-1830.

A pesar de que no había una evidente tradición paisajística en Francia durante el siglo XVIII y a principios del siglo XIX, cabe mencionar que el artista Georges Michel fue uno de los primeros pintores franceses en manifestar interés en el estudio de la naturaleza; siendo influenciado directamente de los paisajistas holandeses, principalmente en el tratamiento de la luz y los cielos en el lienzo.[30]​ Su trabajo como restaurador de obras del Louvre permitió que absorbiera las técnicas de Ruysdael y Hobbema. Según los críticos su obra ha sido considerada como un elemento crucial en el desarrollo del impresionismo, en especial los estudios que realizó al aire libre, los cuales posteriormente fueron adquiridos por Charles Jacque, pintor de la Escuela de Barbizon, quien a su vez sería influenciado por las técnicas pictóricas de Michel.[31]Meindert Hobbema, Jacob Ruysdael, Johan Barthold Jongkind.

Paisajistas ingleses

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A finales del siglo XVIII y a principios del siglo XIX, en pleno Romanticismo, John Constable, Joseph Mallord William Turner, y Richard Parkes Bonington —pintores paisajistas ingleses— sentarían las bases sobre las que más adelante trabajarían los impresionistas.

 
La carreta de heno por John Constable, 1821.

La obra paisajística de Constable, en especial su cuadro La carreta de heno sería fundamental para el nacimiento del impresionismo, ya que la luz es plasmada por vez primera en el lienzo como un elemento unificador de la composición. Dicha obra había sido ejecutada con la ayuda de varios estudios compositivos al aire libre, que permitieron al artista visualizar la luz en su estado natural, logrando dar la impresión de una amplia cromaticidad y alcanzando una pincelada casi espontanea.[32]​ Cuando fue expuesta en el Salón de París de 1824, conmovió de tal manera al pintor Eugène Delacroix que decidió cambiar los colores y la expresividad de su pincelada en su pintura La matanza de Quíos. Esta nueva percepción introducida por Constable proponía la idea de que «existe una ecuación de luz y color en la experiencia visual», un concepto que se materializaría con los movimientos de arte posteriores.[33]​ Es así que Delacroix desarrollaría su técnica de flochetage, la cual consistía en colocar el color en su total pureza mediante pinceladas individuales sobre otros colores que habían sido dispuestos anteriormente en el lienzo, acentuando los efectos de contraste y complemento de las tonalidades. Años mas tarde este sistema de color sería analizado y profundizado por los impresionistas, especialmente por Monet y Pissarro.[34]

 
Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste por J.M.W. Turner, 1844.

Otro de los pintores ingleses que sería fundamental para el nacimiento del impresionismo fue Joseph Mallord William Turner, cuya obra se caracterizaba por una pincelada difusa y los efectos contrastantes de luz causados por la concentración de iluminación y sombra en sus pinturas. Turner manejaba la luz de manera dramática, enfatizando la pintura romántica de su época, y utilizando colores puros e intensos sobre el lienzo para lograr un mayor efecto expresivo. Las formas de sus cuadros estaban ligeramente sugeridas con el fin de que el espectador expresara sus emociones y la libertad de su imaginación.[35]​ En su cuadro Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste de 1844, el resplandor de la luz es el principal protagonista, y la neblina de la superficie realza el movimiento de los objetos. De hecho cuando Delacroix realizó una visita a Inglaterra, vio las pinturas de Turner y declaró que «en la naturaleza la luz y la sombra siempre están en movimiento». Según algunos artistas franceses contemporáneos a Delacroix, como es el caso de Théodore Géricault, era necesario realizar rápidos esbozos al aire libre para poder capturar la fugacidad de la luz de la naturaleza, una práctica que estaba totalmente condenada por la Academia de Bellas Artes francesa en ese periodo.[36]​ Monet y Pizarro visitaron Londres en 1871, y reconocieron que Turner y Constable habían influenciado en su obra. Sin embargo, Pissarro declararía posteriormente que: «Turner y Constable, aun sirviéndonos, nos han confirmado que esos pintores no comprendieron el análisis de sombras, que en Turner resulta siempre una pose deliberada de efectismo, una encerrona.»[37]

 
Normandía por Richard Parkes Bonington, 1823.

Richard Parkers Bonington, acuarelista originario de Inglaterra, fue también uno de los precursores del movimiento impresionista. Su amistad con Delacroix, Géricault y otros artistas franceses sería fundamental en la promoción de la tradición paisajística inglesa en Francia. En su obra se podía vislumbrar la espontaneidad, expresividad y luminosidad característica de sus compatriotas. La destreza que Bonington tenía para la acuarela influiría en la forma de aplicación de sus pinturas al óleo, logrando un efecto fluido (casi transparente), al cual lo contrastaba con tonalidades más fuertes.[38]​ Los bocetos y análisis que realizaba de la naturaleza, y sus pinturas influirían en los artistas de la Escuela de Barbizon, quienes a su vez influirían a los artistas del movimiento impresionista.[39]

Eugène Delacroix

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La matanza de Quíos (1824), por Eugène Delacroix.

Artista de origen francés y perteneciente a la corriente pictórica del Romanticismo, fue uno de los pintores que influyó profundamente a los impresionistas, en particular a Renoir.[40]​ Después de que tuviese la oportunidad de presenciar la obra de los paisajistas ingleses en el Salón de París y en sus viajes a Inglaterra, su percepción del arte cambiaría para siempre. Es así que transformó su estilo, adoptando colores más vibrantes, llenos de intensidad y pureza, junto a pinceladas visibles y con más personalidad. Los críticos y estudiosos del arte lo han calificado como colorista, por la importancia que daba al color.[41]​ Sin embargo, su temática permaneció puramente romantiscista, haciendo énfasis en lo exótico, y pintando temas relacionados con Oriente Medio y la Guerra de independencia de Grecia.[42]

En una ocasión Delacroix declaró: «El enemigo de toda pintura es el gris» y en sus obras pictóricas demostraba su preferencia por colorear las sombras.[43]​ Luego de que ejecutase varios experimentos de luz y color había advertido que en la naturaleza la luz y la sombra nunca están exentas de movimiento. Por esta razón, había decido que la única forma de capturar la luz era pintando la naturaleza al aire libre, a través de bosquejos rápidos pero tampoco precipitados, y reconocía que estos perdían su valor una vez que eran trabajados en el estudio, una idea que sería profundizada por los impresionistas.[44]​ Asimismo, su actitud revolucionaria contra las autoridades de la Academia serviría de precedente a los impresionistas, quienes lo consideraban como el «gran liberador».[41]

La Escuela de Barbizon

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Paisaje de Barbizon (1850), Théodore Rousseau.

Otra gran influencia en el impresionismo fue la Escuela de Barbizon, la cual estaba conformada por un grupo de artistas que se reunía a pintar al aire libre la naturaleza de los alrededores de París, especialmente la zona comprendida por el pueblo Barbizon, el Bosque de Fontainebleau, y Chailly-en-Bière. Entre sus miembros estaban Constant Troyon, Théodore Rousseau, Narcisso Virgilio Díaz de la Peña, Charles-François Daubigny, Jean-François Millet y Camille Corot. Los pintores Barbizon habían sido influenciados por los paisajistas ingleses; sin embargo, la mayor parte de su análisis se enfocó en la obra de los paisajistas holandeses.[45]​ Desde el principio, el grupo manifestó oposición al romanticismo y al neoclasicismo respaldado por la Academia. Su interés se centraba en retratar la naturaleza de manera realista, dejando de lado la temática heroica y mitológica. Es así que sus miembros habían determinado que un bosquejo realizado al aire libre podía considerarse «un fin en sí mismo», y algunos incluso habían concluido que no había la necesidad de perfeccionarlo en el taller.[46]​ De esta manera, la Escuela Barbizon, se le considera una transición entre el paisajismo clásico del siglo XVIII y el impresionismo del siglo XIX.[47]

 
Recuerdo de Mortefontaine (1864), Camille Corot.

Camille Corot, fue uno de los miembros de la Escuela de Barbizon que influenciaría con mayor fuerza a los impresionistas. A pesar de que a sus pinturas las perfeccionaba y finalizaba en su estudio, otorgaba una especial importancia a los esbozos que realizaba al aire libre, diferenciado y analizando los distintos gradientes de luz en la naturaleza.[48]​ En sus paisajes aplicaba una luz difusa con contornos imperceptibles que se fundían con la atmósfera.[49]​ A lo largo de su carrera artística renunció a muchos de los recursos formales renacentistas prefiriendo concentrar su atención en espacios más planos, más sencillos y en superficies más luminosas. Y, aunque a diferencia de los impresionistas nunca llegó a fragmentar la luz en sus componentes cromáticos, siempre organizó y simplificó sus formas para conseguir una cierta composición clásica. También usó con frecuencia una elevada clave tonal así como, en términos generales, un frescor y una espontaneidad nuevos en el Salón oficial. Corot declaró alguna vez: «Lo bello en el arte, es la verdad bañada en impresión que hemos recibido del aspecto de la naturaleza».[49]Recuerdo de Mortefontaine, es uno de sus paisajes donde se evidencia una pincelada más suelta en el cielo y el follaje de los árboles, dejando a un lado el detalle. También se puede ver la luz difusa del ambiente y sus variadas tonalidades. Esta percepción de la naturaleza, años después sería una base fundamental en la obra de Monet, en particular, en las pinturas que realizó a orillas del Sena en 1890, donde se ve una inconfundible evocación al arte de Corot.[48]

 
Orillas del Oise (1859) de Charles-François Daubigny. En esta obra el autor plasma la naturaleza de forma realista. De hecho el crítico Theophile Gautier manifestó en alguna ocasión que los cuadros de Daubigny eran: «...pequeños fragmentos de la naturaleza que habían sido recortados y colocados en un marco dorado».[50]

Daubigny, uno de los pintores Barbizon, apostó por instalar un estudio en su bote para pintar al aire libre, buscando el momento más idóneo del día para capturar su visión artística de la naturaleza. Su concepto de plasmar el arte directamente en el lugar —in situ— sería posteriormente adoptado por Monet, quien a su vez construyó a inicios de 1870 un taller para su bote.[51][52]​ Por lo general navegaba en los alrededores del río Sena y el río Oise abordo de «Le Botin» —nombre con el que bautizó a su barco—, buscando paisajes y vistas que le motivasen a crear su arte.[53]​ La pintura de Daubigny tenía una influencia directa de los paisajistas holandeses del siglo XVII, de hecho, en su juventud pasó largas horas estudiando y reproduciendo los cuadros de Ruysdael y del pintor francés Nicolas Poussin.[54]​ Sus obras se caracterizaban por la simplicidad, pinceladas sin tanto detalle y rápidas, las cuales fueron arduamente reprochadas en algunas ocasiones por los críticos del Salón de París, donde tuvo la oportunidad de presentar sus cuadros en varias oportunidades. Entre sus críticos y detractores se encontraba Théophile Gautier, quien condenó sus obras como «simples bocetos» y dijo: «Verdaderamente es una lástima que ese paisajista, de sentimiento tan autentico, tan justo y tan natural, se contente con una impresión y descuide tanto los detalles».[55][56]​ Sin embargo, la base fundamental de su pintura siempre fue capturar la fugacidad y la permutación de la luz en la naturaleza, y la característica que más eco se haría en el movimiento impresionista. Durante la Guerra Franco-Prusiana Daubigny decidió al igual que otros pintores franceses refugiarse en Londres, y durante su estancia vio la difícil situación económica en la que se encontraban Monet y Camille Pissarro, por lo que decidió introducirles con el reconocido marchante de arte Paul Durand-Ruel.[57]

Asimismo, Jean-François Millet sería un pintor fundamental en el desarrollo del impresionismo, ya que sus obras servirían como fuente de inspiración a artistas como Pissarro y Van Gogh, quienes copiarían asiduamente algunos de sus lienzos, imprimiendo su percepción personal de la vida campestre y dejando de lado el romanticismo.[58]​ En especial los impresionistas tomarían de Millet la idea de retratar la vida diaria, pero renunciando a la formalidad de la pintura realista. La temática del trabajo artístico de Millet se encauzaba mayoritariamente en motivos rurales, manteniendo una preferencia por retratar la realidad del hombre común y preferentemente de los campesinos. Rechazando de esta manera al neoclasicismo y al romanticismo, los cuales eran los estilos imperantes en aquel tiempo.[59]​ La crítica acusaba que sus obras tenían contenido político, y que sus pinturas eran un panfleto a favor del socialismo, ya que exponía en ellas la pobreza y las difíciles condiciones de trabajo de los campesinos.[60]​ A partir de 1865, Millet dedicó gran parte de su tiempo a realizar paisajes, en los cuales se visualiza una pincelada suelta y yuxtapuesta, e incluso empieza a experimentar con la técnica de pintura al pastel. Cabe mencionar, que en sus obras artísticas siempre buscaba la armonía exacta entre la luz y la sombra, conservando al mismo tiempo su predilección por el detalle. Según Charles Baudelaire la obra de Millet «era funesta», ya que «en lugar de extraer simplemente la poesía natural de su tema se empeñaba en añadirle algo».[61]​ A pesar del realismo de sus paisajes, estos serían fundamentales para dar paso al desarrollo de la pintura impresionista.

Édouard Manet

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Historia del impresionismo

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Las pinturas impresionistas se encuentran en la actualidad entre las obras de arte más apreciadas y suponen una fuerte fascinación tanto para expertos como para no especialistas. Por medio de numerosas reproducciones muchas de sus obras son muy conocidas y se «encuentran profundamente enraizadas en la consciencia artística general y mantienen su actualidad en todo el mundo».[62]

Hoy se llama «impresionista» a una determinada forma de pintar y dibujar que está consolidada. Pero en sus orígenes fue considerada una forma muy controvertida de pintar y la vida artística de su época no reconoció este nuevo arte y claramente lo apartó de forma crítica.[62]

Inicios de una generación de pintores

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La forma de pintar impresionista surgió como patrimonio común de un reducido grupo de pintores franceses. El nombre dado al estilo fue en un principio una forma despectiva de considerarlo. Los principales pintores del movimiento fueron Edouard Manet (1832-1883), Edgar Degas (1834-1917), Claude Monet (1840-1926), Pierre Auguste Renoir (1841-1919), Camille Pissarro (1830-1903), Alfred Sisley (1839-1899), Frederic Bazille (1841-1870) y Berthe Morisot (1841-1895). También participaron otros pintores en el movimiento como Armand Guillaumin (1841-1927) y Gustave Caillebotte (1848-1894). Paul Cézanne (1839-1906), figura clave en la transición entre los siglos XIX y XX, asimismo participó en esta corriente artística.[63]

Para formarse una idea de cómo fue el aprendizaje de este grupo de pintores que configuraron el impresionismo, se realiza un breve resumen:

Manet en 1863
La música en las Tullerías: la crítica acusó a Manet de trabajar sólo esbozos borrosos. Este cuadro pudiera ser el primer manifiesto del movimiento impresionista.
Desayuno sobre la hierba:indignó el motivo una mujer desnuda y dos hombres vestidos en la naturaleza...
  • Pissarro fue el de más edad de todos ellos, el más influyente de todos ellos junto con Monet, fue el principal defensor de los principios originales del impresionismo y el único en participar en las ocho exposiciones colectivas del grupo. Quizás porque en 1871 ya había alcanzado los cuarenta años, mientras Monet, diez años menor, todavía no había llegado a su plenitud. En su juventud tuvo dificultades para fusionar estilos tan dispares como los de Corot y Millet, mientras que en su madurez fracasó en integrar los modos de Monet y Seurat. Nació en 1830 en las Islas Vírgenes siendo el hijo menor de un próspero comerciante que regentaba un bazar. Después de estudiar unos años en París donde comenzó su inclinación por el arte, volvió a trabajar en el bazar de su padre en 1847. Después de cinco años probó fortuna como pintor en Venezuela, entendiendo entonces sus padres que el mejor lugar para su consolidación como pintor era París. Según contó Monet, por entonces «Pissarro trabajaba tranquilamente en el estilo de Corot». Para 1865 su paleta de colores se volvió más clara, comenzando a evitar el negro betún, el pardo siena y el ocre. Varios de sus paisajes de 1866 los pintó completamente al aire libre y ya entonces animaba a sus amigos a pintar en contacto con la naturaleza. En 1864 y 1865 expuso en el Salón como discípulo de Corot, pero luego hubo divergencias entre ellos; a partir de 1868 ya no apareció como discípulo de nadie. En este año sus dificultades económicas le llevaron a aceptar encargos comerciales y casi durante toda su vida tuvo problemas monetarios para mantener a su familia.[64]
  • Renoir nació en 1841, era hijo de un humilde sastre y vivía en París. Fue durante cuatro años aprendiz de un pintor de porcelanas donde adquirió la precisión y delicadeza en el uso del pincel y el empleo de colores brillantes sobre fondo blanco. Cuando cerró el taller de pintura de porcelanas en 1858, se dedicó a pintar abanicos copiando cuadros de Watteau, Lancret, Boucher y Fragonard, teniendo este periodo gran influencia en su madurez. Con el dinero ahorrado decidió en 1862 entrar en el taller de Charles Gleyre, donde se encontró con Monet, Sisley y Bazille que también estudiaban en ese taller y con los que tuvo una gran amistad. Gleyre era de los más benévolos y menos estricto entre los maestros de pintura que enseñaban entonces en París, concebía la pintura como un duro ejercicio formal y le dijo a Renoir que «no hay que pintar para divertirse» a lo que este replicó «si no me divirtiera no pintaría». Renoir fue entre los principales impresionistas el más tradicional seguidor de los maestros anteriores, no compartiendo la idea que había que expulsar el negro de la paleta de colores empleados, ni la opinión de Pissarro y Duranty de que había que incendiar el Museo del Louvre. El pensaba lo contrario, así decía que «es en el museo donde se aprende a pintar» y en otra ocasión dijo «pienso que yo no he hecho otra cosa que continuar lo que hicieron otros antes que yo». Sin embargo, en 1869 junto a Monet pintando al aire libre en Le Grenouillere, cerca del Sena, comenzaron a desarrollar esta nueva forma de pintura.[65]
  • Monet fue el pintor más penetrante en este lenguaje pictórico y el que más contribuyó a desarrollarlo explorando sus propias sensaciones visuales (según sus palabras: el color es mi obsesión todo el día, mi gozo y mi tormento). Vivió años de pobreza y fracaso y al final tuvo un importante éxito. Nació en 1840 en París, hijo de un mayorista de comestibles, las dificultades económicas les obligaron a trasladarse a El Havre cuando Monet tenía cinco años. Las costas de Normandía tuvieron una influencia decisiva en su concepción artística, con posterioridad escribió sobre el mar: «me gustaría estar siempre cerca de él». Allí conoció a Eugène Boudin que pintaba el mar; al principio le desagradaban los cuadros de Boudin, pero con solo 18 años comenzó a pintar al aire libre con él suponiéndole un gran descubrimiento. En sus cuadernos de notas, Boudin expresó sus ideas revolucionarias: «Los efectos del color de la luz reflejada, temblorosa y huidiza, se podían reproducir óptimamente pintando no solo el boceto, sino el cuadro entero al aire libre». Boudin intentaba fijar su primera impresión de una escena y comprobó que todo lo que se pinta en el lugar mismo tiene una fuerza, un poder, una vivacidad de pincelada que no es posible recrear en el taller. Parte de los estudiosos han manifestado que todo el estilo futuro de Monet está implícito en estas anotaciones de Boudin. En 1860 al tener que realizar el servicio militar y admirando los cuadros argelinos de Eugène Delacroix, solicitó ser enviado a Argelia. Allí estudió la luz de ese país, proceso muy beneficioso en su futuro. Después manifestaría: «No es posible imaginar cuanto aprendí allí. Al principio ni yo mismo me di cuenta de ello; las impresiones de color y de luz que sentí entonces tardaron tiempo en ordenarse, pero el germen de mis futuras indagaciones estaba ya allí». En 1862 conoció a Jongkind pintando con él y recibiendo sus enseñanzas; así lo relató Monet: «me invitó a trabajar con él, me explicó el porqué y el cómo de su manera de hacer, completando así las enseñanzas que ya había recibido de de Boudin. desde entonces fue mi verdadero maestro y a él le debo la educación definitiva de la vista». Según el crítico Jules-Antoine Castagnary la grandeza de Jongkind estaba en la impresión que registraba y ensalzó la forma rápida y libre de como ejecutaba sus acuarelas. Posteriormente viajó a París donde en el taller de Gleyre conoció a Renoir y a Sisley.[66]
  • En 1863 Manet realizó su primera exposición individual en la Galerie Louis-Martinet y también participó en el Salon des Refusés donde también expusieron Pissarro, Cézanne, Boudin y Jongkind. Manet expuso los cuadros La música en las Tullerías en su exposición individual y Desayuno sobre la hierba en el Salón. Con estos cuadros indignó a la crítica por su pincelada espontánea, su falta de precisión en las formas sin ayuda de líneas, la ausencia de un modelado suave y de unas transiciones cuidadas, así como la desnudez de la mujer del Desayuno. La posición de Manet quedó fijada por estos dos escándalos y la influencia en Monet y el resto del grupo no se percibe hasta 1865 cuando comenzaron a pintar al aire libre.[67]

Búsqueda de una identidad artística

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En 1866 el grupo empezó a desarrollar dos temas recurrentes que serían característicos de su mejor momento: las vistas de París y los reflejos del agua. Monet pudo ser el iniciador como se aprecia en Le Quai du Louvre (1866-67) aunque todavía representaba las figuras en movimiento como las concebía en su mente y no como los puntos borrosos que posteriormente percibió y trasladó a sus lienzos. Según el crítico W.C.Seitz para los impresionistas los reflejos se convirtieron en un medio de quitarse de encima el mundo ensamblado por la memoria para poner en su lugar un mundo momentáneamente captado por los sentidos. En el reflejo...se transforma en elementos abstractos de un mundo de pura visión.[68]

En 1869 Monet y Renoir pintaron juntos en Le Grenouillere, un lugar en el río Sena al que acudían los bañistas. Allí comenzaron a pintar el agua y los reflejos temblorosos de la luz en su superficie. De esa colaboración entre estos dos pintores entonces de estilos tan diferentes surgió el impresionismo. Aunque no se puede decir que el movimiento impresionista empezase en un momento concreto pues se trató de un proceso gradual, si se puede afirmar que el periodo de colaboración entre Monet y Renoir en Le Grenouillere fue el más decisivo para el movimiento. El crítico Castagnary había afirmado que "ha tenido lugar una revolución de forma y de contenido". En Le Grenouillere Monet y Renoir descubrieron que las sombras no son negras ni pardas, sino coloreadas en su contorno y que el color de cada objeto es modificado por la luz que lo ilumina, por reflejos de otros objetos y por contraste con colores yuxtapuestos. Empezaron a utilizar habitualmente colores puros sin mezclar, sobre todo los tres colores primarios rojo, amarillo y azul, así como sus tres complementarios verde, violeta y naranja. También prescindieron de negros, pardos y terrosos. Para captar la sensación de movimiento desarrollaron una pintura más libre y suelta sin esconder sus pinceladas fragmentadas. La luz pasó a ser el nexo de unión entre las figuras y el paisaje. Junto a ellos a menudo trabajaba su amigo Alfred Sisley al que habían conocido en la academia de Gleyre.[65]

Los comienzos en Le Grenouillere en 1869
Claude Monet
Auguste Renoir

Ya para 1869 los principales impresionistas se conocían perfectamente. El Café Querbois fue el lugar de reunión del grupo. Aunque algunos miembros preferían trabajar en soledad para otros las reuniones en el café resultaban muy gratificantes. Según dijo Monet nada podía resultar más interesante que esas charlas con su constante choque de opiniones. Nos afilaba el ingenio...salíamos de ellas con una voluntad más firme, con las ideas más claras y distintas. El grupo debió discutir las ventajas de pintar al aire libre y el tratamiento del sombreado. Manet consideraba que era mejor pasar bruscamente de la luz a la oscuridad, mientras que los partidarios de pintar al aire libre defendían que el color de las sombras estaba influido por el contorno y que no eran negras sino llenas de color. Ellos no dividían como hasta entonces un cuadro en zonas contrastadas de luz y otras de oscuridad, sino que empleaban las sombras para unificar el cuadro en un solo color dominante. También se decantaban por el impromtu o anotación inmediata y por los escenarios contemporáneos como motivo de sus temas. Así los impresionistas pintaban los bulevares de París llenos de gente o festivas reuniones campestres. Esta temática que hoy se considera normal entonces no era, los cuadros más populares de esa época eran composiciones históricas. Así en una carta de Bazille a sus padres exponía lo que pensaban los impresionistas sobre los temas a desarrollar en sus cuadros y la causa del rechazo de sus pinturas en el Salón: mi opinión es que el tema tiene poca importancia siempre y cuando lo que haga yo sea interesante como pintura. He elegido pintar la época en que vivo porque es la que mejor comprendo, porque está más viva y porque pinto para gente viva. Por todo esto es natural que se rechacen mis cuadros.[69]

Dispersión durante la Guerra Franco-Prusiana

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Periodo 1870-71
Monet (1871):El Parlamento de Londres y el puente de Wesminster. Su pintura se volvió en Londres más delicada. Este cuadro está más ordenado sobretodo en las cuidadas horizontales y verticales.[70]
Pissarro (1871): Dulwich College. Según Duret, Pissarro fue el más naturalista del grupo, simplificaba la naturaleza en sus aspectos más permanentes.[71]
Renoir (1872): Pont Neuf. Esta impresión de París muestra el progreso de Renoir en el dominio de la luz y la atmósfera.[72]

En julio de 1870 Francia declaró la guerra a Prusia. Las derrotas francesas se sucedieron, en septiembre Napoleon III capituló y se declaró la república. El 28 de noviembre falleció Bazille en una batalla. Mientras el avance prusiano sobre París llevó a Pissarro a refugiarse primero en Bretaña y después en Londres. No pudo llevarse sus lienzos, su trabajo desde 1855, y otros cuadros que le había confiado Monet. En Londres coincidió con Monet y recibieron la ayuda del marchante Durand-Ruel.[73]

Monet y Pissarro pintaron juntos con frecuencia en Londres. Ambos adquirieron allí una técnica más suelta y su gama gromática se aligeró.[74]​ Los historiadores de Arte tienen distintos puntos de vista sobre la influencia que Constable y Turner ejercieron en los dos impresionistas, los hay que consideran que los pintores ingleses tuvieron una influencia decisiva mientras que otros consideran que no tuvieron ninguna. Pisarro escribió sobre esta época: Monet y yo eramos grandes entusiastas del paisaje londinense...las acuarelas y las pinturas de Constable, Turner y los lienzos de Old Crome tuvieron, ciertamente, influencia en nosotros. Admirabamos a Gainsborough, a Lawrence, a Reynolds...pero los que más nos intereban eran los paisajistas, que compartían mejor nuestras ideas por lo que se refiere al plein air, la luz y los efectos fugitivos...[75]​ En otro momento matizó: Turner y Constable, aún sirviéndonos, nos han confirmado que esos pintores no comprendieron el análisis de sombras, que en Turner resulta siempre una pose deliberada de efectismo, una encerrona. En cuanto a la división de tonos, Turner nos ha confirmado su valor como procedimiento, pero no como precición...[76]

A finales de 1871 casi todos los amigos habían regresado a París o sus alrededores y volvieron a reunirse en el Café Querbois. El marchante Durand-Ruel también regresó a París y le presentaron a Sisley y Degas a los que compró varios cuadros. En enero de 1872 compró 23 cuadros a Manet por los que pagó 33.000 francos. Con estas compras importantes Durand-Ruel se asoció definitivamente a los pintores impresionistas, lo que significó un considerable apoyo financiero.[77]

Renoir seguía visitando frecuentemente a Monet. En Pontoise, Pissarro reunió entorno a él a un grupo de pintores más jóvenes que buscaban sus consejo y dirección. Entre ellos Guillaumin, Édouard Béliard y Cézanne. Pissarro creía que Cézanne tenía unas dotes estraordinarias, aunque Manet y otros no compartían esta opinión. Cézanne trabajó junto a Pissarro y fue conociendo las ideas y metodos de éste. Ambos se influyeron mutuamente.[78]

Primera exposición y consolidación del movimiento

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En 1874, el grupo de jóvenes pintores desafió al Salón Oficial y organizó su propia exposición particular. Era una ruptura con el sistema vigente e imperante y por ello la reacción del público y de la crítica no fue favorable con la innovación. Se les acusó de intentar romper el arte oficial. Participaron Monet, Renoir, Degas, Pissarro, Sisley, Cézanne y Berthe Morisot. La palabra impresionistas fue inventada por un crítico en esa exposición con el objetivo de ridiculizarlos. Ya no eran principiantes, pasaban de la treintena y llevaban quince años trabajando. Se habían negado a aceptar los metodos de sus maestros. Habían llegado a través de nuevas concepciones a realizar un arte totalmente original. Actualmente esta nueva fase de la historia del arte es considerada más una una culminación del periodo anterior que una ruptura revolucionaria. Pues en los años anteriores a la gestación del nuevo estilo, su formación se produjo en los talleres oficiales del viejo estilo, es en ese marco, y con esas enseñanzas, donde la nueva generación dió forma a sus concepciones. Aunque se negaron a seguir a sus profesores buscando su propio camino que les llevó a desarrollar un nuevo concepto del mundo visual. El impresionismo abarcó desde su gestación, pasando por la primera exposición colectiva en 1874 y luego en los años sucesivos donde se produjeron hasta un total de ocho exposiciones organizadas por ellos. Terminó en 1886 en que la última exposición común coincidió con la dispersión definitiva del grupo de amigos y su abandono más o menos total del impresionismo.

Parece ser que fue Monet quien en 1873 volvió sobre la idea que tuvieron él y Bazille en 1867 de organizar a su costa una exposición colectiva. En ese momento los precios que cobraban por sus cuadros eran ya bastante elevados. El proyecto de Monet tuvo una buena acogida. Degas mostró su temor que fueran considerados como una exposición de rechazados. Aunque los demás no compartían esos miedos, Degas insistió en invitar a cuantos más artistas, preferentemente que ya hubiesen expuesto en el Salón oficial, a fin de dar al proyecto un caracter menos revolucionario. Los demás opinaban que una exposición limitada a los miembros del grupo presentaba más unidad y sus formulaciones quedarían resaltadas. Pero Degas replicó que así se pondrían menos en evidencia y tendrían más posibilidades de ser aceptados si se unían a otros artistas de tendencias menos escandalosas. La propuesta de Degas se impusó fundamentalmente por razones prácticas, pues a mayor número de participantes menor contribución de cada uno a los gastos. Pissarro quiso formar una cooperativa, pero Renoir se oponía a reglamentos de funcionamiento, finalmente acordaron que cada pintor aportaría el 10% de sus ventas en la exposición. Entre los primeros miembros, Monet, Renoir, Sisley, Pissarro, Degas y Morisot organizaron una campaña para reclutar participantes. Fue Degas quien más consiguió. Pissarro invitó a Guillaumin, Béliard y Cézanne, aunque tuvo muchas dificultades para que se aceptase a Cézanne pues algunos temían que el público quedase demasiado escandalizado por sus obras. Entre los artistas de más edad, Boudin fue el único que se unió al grupo, sin embargo Jongkind no se adhirió. Manet también rechazó participar en la exposición, una de las razones que alegó es que no quería participar junto a Cézanne.

En esta primera exposición se exhibieron 165 cuadros, de ellos 5 de Monet más 7 bocetos al pastel, 6 de Renoir más 1 al pastel, 5 de Sisley, 5 de Pissarro, 10 de Degas, 9 de Morisot, 3 de Guillaumin y 3 de Cézanne. Los otros participantes aportaron el resto de las obras.

Vertiente impresionista de Manet y Degas

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Cuadros impresionistas de Manet y Degas
Manet (1874):Gondolas y postes en el Gran Canal.
Manet (1878): Pavimentadores en Rue Mosnier en París.
Degas (1878): Bailarina en escena.

Desarrollo del nuevo estilo

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Final del movimiento: obras tardías

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Exposiciones impresionistas

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Técnica y composición

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Postimpresionismo

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Impresionismo fuera de Francia

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Impresionismo en otras artes

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Véase también

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Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

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