La teosofía (del griego: θεός, theós, ‘Dios’, y σοφία, sophía, ‘sabiduría’) es un cuerpo de conocimientos formado por un conjunto de enseñanzas y doctrinas difundidas bajo ese nombre por Helena Blavatsky a fines del siglo XIX. En su obra La clave de la teosofía, ella explica que el nombre teosofía es uno de los tantos que se utiliza para designar a una sabiduría sin edad, eterna, que no es otra que el conocimiento de la verdadera realidad. Del mismo modo que la ciencia no crea las leyes que rigen la naturaleza sino que las descubre, la teosofía es la realidad, y los seres humanos van aprendiendo progresivamente porciones del conocimiento de esta realidad. En noviembre de 1875 se funda la Sociedad Teosófica, que tiene como uno de sus objetivos el estudio comparativo de todas las religiones, todas las ciencias, y todas las filosofías, con el objeto de descubrir la enseñanza fundamental en cada una de ellas.

Teosofía
Fundador(es) Helena Petrona Blavatsky
Tipo Espiritualidad
Número de seguidores estimado 29 014 aprox.
Seguidores conocidos como Teósofos
País o región de origen Estados Unidos
País con mayor cantidad de seguidores India
Organización internacional Sociedad Teosófica

La teosofía propone que todas las religiones actuales y antiguas surgieron a partir de una enseñanza o tronco común, que ha quedado oculta bajo el velo de las doctrinas que se fueron elaborando con el correr de los siglos siguientes, llevando muchas veces a contradecir la enseñanza original. El estudio comparativo de la Ciencia y la Filosofía son otra forma de acercamiento a esta enseñanza original, que no es otra cosa que la realidad permanente que subyace por detrás del mundo sensible sujeto al constante devenir. El movimiento teosófico moderno fue creado por Helena Blavatsky, Henry Steel Olcott y William Quan Judge, (entre otros), quienes fundaron la Sociedad Teosófica en Nueva York, el 17 de noviembre de 1875. Constituye un movimiento ecléctico occidental que explica las enseñanzas fundamentales de las religiones como el cristianismo, el budismo y el hinduismo y está directamente relacionado con movimientos esotéricos de finales del siglo XVIII como gnósticos, rosacruces y masónicos.[1]

Definición

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La fundadora de la teosofía, la rusa Helena Blavatsky, insistió en que no era una religión, aunque se refirió a ella como la transmisión moderna de la «religión que fue universal» que, según ella, había existido en lo más profundo del pasado humano. Las organizaciones teosóficas sostienen que la Teosofía no debe ser calificada como una religión, sino que la consideran un sistema que abarca lo que consideran la «verdad esencial» que subyace a la religión, la filosofía y la ciencia. Como resultado, los grupos teosóficos permiten a sus miembros mantener otras identificaciones religiosas, lo que resulta en teósofos que también se identifican como cristianos, budistas o hindúes.[2][3]

En La clave de la teosofía, Helena Blavatsky explica el origen etimológico del vocablo "teosofía" de la siguiente manera: "El término Teosofía nos ha sido transmitido por los filósofos Alejandrinos, llamados Amantes de la Verdad, Filaleteos, palabra compuesta de (Phil) "Amante" y de (Aletheia) "Verdad". Data el nombre Teosofía del siglo tercero de nuestra era, y los primeros que lo emplearon fueron Ammonio Saccas y sus discípulos, que fundaron el Sistema Teosófico Ecléctico. El objeto de este sistema es inculcar ante todo ciertas grandes verdades morales en los discípulos y en todos aquellos que son "amantes de la verdad".[4]

Investigadores de la religión que han estudiado la Teosofía la han caracterizado como una religión.[2][3]​ En su historia del movimiento teosófico, Bruce F. Campbell señaló que la Teosofía promovía «una visión religiosa del mundo» utilizando «términos explícitamente religiosos» y que sus principios centrales no son hechos inequívocos, sino que se basan en la fe.[3]​ Olav Hammer y Mikael Rothstein la calificaron como «una de las tradiciones religiosas más importantes del mundo moderno».[5]​ Varios académicos han señalado su naturaleza ecléctica; Joscelyn Godwin la describió como un «movimiento religioso universalmente ecléctico»,[6]​ mientras que el académico J. Jeffrey Franklin caracterizó la teosofía como una «religión híbrida» por su combinación sincrética de elementos de otras fuentes.[7]​ Más concretamente, la teosofía también ha sido catalogada como un movimiento religioso new age.[8]

Diversos académicos también han clasificado la teosofía como una forma de esoterismo occidental.[9]​ Campbell, por ejemplo, se refirió a ella como «una tradición religiosa esotérica»,[3]​ mientras que la historiadora Joy Dixon la llamó «religión esotérica».[2]​ Más concretamente, se considera una forma de ocultismo.[10]​ Junto con otros grupos como la Orden Hermética de la Aurora Dorada, la Sociedad Teosófica se ha considerado parte de un «renacimiento ocultista» que tuvo lugar en los países occidentales a finales del siglo XIX.[2]​ El historiador de la religión Wouter Hanegraaff señaló que la teosofía ayudó a establecer los «fundamentos esenciales de gran parte del esoterismo del siglo XX».[9]​ Aunque la Teosofía se basa en creencias religiosas indias, el sociólogo de la religión Christopher Partridge observó que «la Teosofía es fundamentalmente occidental. Es decir, la teosofía no es un pensamiento oriental en Occidente, sino un pensamiento occidental con sabor oriental».[11]

Fundamentos

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El cuerpo fundamental de la teosofía moderna es la obra de H.P. Blavatsky La doctrina secreta. El texto se trata en su mayor parte de comentarios sobre: Las Estancias de Dzyan, en el que la autora va aportando material comparativo de fuentes religiosas varias (bíblicas, mesopotámicas, orientales, etc.). En 1983 el tibetólogo David Reigle relacionó a las Estancias de Dzyan con los libros secretos de Kiu-Te que en la actualidad han sido "positivamente identificados" con los Textos Tántricos Budistas y que los estudiosos de fines del siglo XIX también atribuían a la imaginación de Helena Blavatsky.[12]

A diferencia de otros movimientos catalogados de forma similar, las obras de Blavatsky no tienen un corpus rígido, sino que se presentan como la síntesis final y evolución lógica de cuantos movimientos religiosos y ocultistas han existido a lo largo de la historia. Su pretensión es explicar la evolución cósmica, planetaria y humana, fundiendo en un todo armonioso la religión, ciencia y filosofía.[13]​ El universo entero constituye una unidad, por lo que la separación que existe entre los seres que lo integran es una mera apariencia, una construcción de nuestra mente, una ilusión. Formando todos esta unidad, no tienen objeto las luchas y conflictos entre los seres humanos y la naturaleza, pues sería como entrar en conflicto con uno mismo. Los teósofos mantienen que hay un cuerpo de verdad que constituye la base de todas las religiones. La teosofía cristiana es un término usado para designar el conocimiento de Dios y de Jesús obtenido a través de la intuición.[14]

Valores

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La teosofía tiene un lado doctrinario y un lado eminentemente práctico, ya que la vida del teósofo debería ajustarse en la mayor medida posible a la doctrina que sostiene. Los valores que rigen la vida que idealmente tiene que llevar están relacionados fundamentalmente con una vida altruista, orientada al servicio hacia los demás. La acción desinteresada, la consideración del otro como un sujeto y no como medio, el manejo del propio egoísmo, son ejemplos de valores que la teosofía fomenta.[15]

La Escala de Oro formulada por H. P. Blavatsky sintetiza estos conceptos:

Vida limpia, mente abierta, corazón puro, intelecto despierto, percepción espiritual sin velos, afecto fraternal para todos, presteza para recibir consejo e instrucción, obediencia voluntaria a los mandatos de la verdad una vez que hayamos puesto nuestra confianza en ella y veamos que el instructor la posee.

Valeroso ánimo para soportar las injusticias personales, enérgica declaración de principios, valiente defensa de los que son injustamente atacados, y mirada siempre fija en el ideal de progreso y perfección humana que revela la Ciencia Secreta. Tal es ‘La Escala de Oro’ por cuyos peldaños el aspirante puede ascender hasta llegar al templo de la sabiduría divina.

Principios fundamentales

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La teosofía postula tres principios fundamentales en los que se basan todas sus enseñanzas:[16]

  1. La unidad fundamental, fuente y origen de todo. Esta raíz a partir de la cual surge el universo es eterna, y permanece inalterada e igual a sí misma. Por contrapartida, el Universo manifestado está sujeto al cambio, por lo que su existencia depende de esta Unidad Fundamental.
  2. El universo, si bien es eterno en su esencia, se manifiesta a partir del "Principio Único", de manera periódica, para luego volver a fundirse en esa unidad. Esta ley de ciclos de manifestación y vuelta a la unidad es conocida como ley de necesidad o Karma, pues cada ciclo es consecuencia del precedente y causa del siguiente. Este proceso no tiene principio ni fin.
  3. El alma humana es una con este principio universal. Se desprende como una chispa de la llama durante el proceso de manifestación, para volver a fundirse en ella al final del mismo. Sin embargo, la chispa siempre conserva un hilo con la llama (el "desprendimiento" no es total) y la fusión tampoco es absoluta al final de período, pues el alma humana no deja de compartir la esencia con el alma universal y también constituye el punto de partida para las manifestaciones futuras.

Emblema de la Sociedad Teosófica

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Sello de la Sociedad Teosófica.

Los cinco símbolos más destacados en el sello de la Sociedad Teosófica son:

  • Los dos triángulos entrelazados, también llamados Sello de Salomón.
  • El Ankh, también llamada cruz ansata, utilizada especialmente en el antiguo Egipto
  • La esvástica, símbolo antiguo que fue adoptado por los budistas en los primeros siglos de la era cristiana.
  • El Ouroboros, serpiente mordiéndose la cola que fue utilizada en numerosas mitologías antiguas, entre las que figuran la griega, la egipcia, la china, y la azteca.
  • Encima del sello está el Aum o palabra sagrada (véase Om).
  • Alrededor del mismo se encuentra el lema: No hay religión más elevada que la verdad.

La teosofía en el mundo

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En Europa

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En España

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La teosofía apareció en España a fines del siglo XIX de la mano de Francisco Montoliu Togores y José Xifré Hamel, quienes tradujeron varias de sus obras, difundiéndolas a través de las publicaciones Sophia y El Loto Blanco. El movimiento teosófico ibérico tuvo su centro operativo en la ciudad de Barcelona, con el apoyo de la editorial de Ramón Maynadé Sallent,[17]​ teósofo convencido, que contaba con el apoyo del traductor Federico Climent Terrer (1865-1945) También destacó al respecto el periodista y crítico musical Viriato Díaz Pérez. Otro de sus miembros fue el doctor José Roviralta Borrell (1856-1926), quien realizó en 1896 una importante traducción del Bhagavad-gītā. Uno de los suscriptores de la revista Sophia sería el urbanista Arturo Soria,[18]​ que era masón.

Posteriormente, Helena Blavatsky tuvo en España como difusor al "teósofo y ateneísta" Mario Roso de Luna. Hay referencias a la teosofía en varias obras de Valle-Inclán, como Claves líricas, La lámpara maravillosa y Luces de bohemia. En ellas se puede apreciar cómo la actitud del autor evoluciona de un interés inicial sincero a una descarada burla de sus ilusiones juveniles.

En Iberoamérica

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En Iberoamérica el movimiento teosófico vivió una época de esplendor en la primera mitad del siglo XX, donde diversos intelectuales y artistas se identificaron con las enseñanzas de Helena Blavatsky. Las principales personalidades influidas por la doctrina de la teosofía en estas dos regiones de América fueron: Eunice Odio, Leopoldo Lugones,Joaquín Torres García, Rubén Darío, Gabriela Mistral, José Ingenieros, José Martí, Amado Nervo, Alberto Masferrer, Salarrué, Roberto Brenes Mesén, Maximiliano Hernández Martínez, César Dávila Andrade, entre otros. Actualmente se ha instalado en Chile un centro que rige a los movimientos teosóficos de toda América Latina, CTAL. Es dirigido por el poeta chileno Gregorio Angelcos.

México

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La teosofía en México apareció en el año de 1906 y se conformó un centro de estudios, culminando con la fundación de la Logia Aura, siendo esta la Logia madre y veterana de la Sección Mexicana, se dependía de la Sección Cubana. Entre 1908 y 1909 estuvo en México el teósofo Emilio Calvariac.

La llamada Decena Trágica, iniciada el 9 de febrero de 1913, hizo que muchos de los habitantes de la Ciudad de México permanecieran dentro de sus hogares hasta principios de 1914. Al no poderse seguir reuniendo, algunos de los teósofos, se trasladaron al puerto de Veracruz en 1915, encontrándose ahí con personas que se reunían a estudiar y comentar sobre teosofía, por tal motivo la Logia Aura fue trasladada a dicho puerto con el beneplácito de las personas que ahí se reunían; contando con numerosos miembros se procedió a formar otra logia, llevando el nombre de Apolonio de Tiana. Una vez cumplidos los requisitos correspondientes se procedió a remitir toda la documentación a la Secretaría General de la Sección Cubana de la cual dependían las ramas mexicanas. Así quedó constituida dicha rama en el año de 1915.

Habiéndose restaurado la calma en Ciudad de México, los miembros que habían emigrado al puerto de Veracruz, regresan a su ciudad natal y a reintegrarse a la rama Aura. Con el tiempo se fundan las ramas Mercurio y Teocitlali. En ese período se constituyeron en Mérida, Yucatán, las ramas Mayab y Zamná. En la Ciudad de México, siendo muy numerosa la concurrencia a conferencias, se forma la rama Sirio. Contando ya con siete ramas, que es el número requerido para solicitar patente constitutiva de la Sección, miembros y trabajadores procedieron a realizar las gestiones respectivas para cumplir con las formalidades y trámites reglamentarios; todo esto por conducto de la Sección Cubana, y una vez obtenida la venia de la Sede Mundial de la Sociedad Teosófica en Adyar, India (ahora Chennai), el 12 de noviembre de 1919 se declaró constituida la “Sección Mexicana de la Sociedad Teosófica”, siendo su primer secretario general Agustín Garza Galindo. Así continuaron surgiendo ramas en diferentes partes del país. Más tarde Adolfo de la Peña Gil se hizo cargo de la Secretaría General. En el lapso de 1920 a 1950, se contó con las visitas de personalidades prominentes como C. Jinarajadasa, Jiddu Krishnamurti, Nilakanta Sri Ram, John Coats y Radha Burnier.

El 22 de mayo del año de 1953 queda constituida en la ciudad de Puebla la Logia Alfa, siendo sus fundadores el general Rafael Cancino Palacios, Refugio Zamora de Cancino, Antonieta Fortul de García, Domingo García, Aurelio Samaniego, Ramón Pujol, Jorge Murad, doctor Felipe Murad y Murad, siendo este último, la única persona que actualmente vive y que funge como miembro vitalicio. Aunados a la rama Alfa, surgió la rama Helena Petrovna Blavatsky. Se ha contado con el apoyo de los dirigentes de la Casa de Cultura en Puebla a través de veinte años para la exposición de temas relacionados tanto en el aspecto científico, filosófico y religioso.

La sede nacional de la Sociedad Teosófica en México se encuentra en la Ciudad de México.

Detractores

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El movimiento de Blavatsky tuvo un firme detractor en el tradicionalista René Guénon, quien dedicó al mismo una obra monográfica: El teosofismo, historia de una pseudorreligión (1921).

A finales del siglo XX, Peter Washington abordó el teosofismo desde una óptica agnóstica en su libro El mandril de Madame Blavatsky (1995).

No obstante, algunas de las fuentes acusatorias de Washington como el informe Hodgson de la SPR (1885) fueron refutadas por la misma institución que las formuló a fines del siglo XIX, la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas (SPR). En 1986 el investigador de la SPR Vernon Harrison publicó una investigación titulada "H.P. Blavatsky y la SPR: Un examen del informe de Hodgson de 1885", donde analizaba las incongruencias y la falta de seriedad del estudio de Hodgson publicado un siglo antes. A raíz de esto, la SPR se retractó públicamente del informe de 1885.

Véase también

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Referencias

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  1. La masonería invisible. Grupo Anaya Comercial. 2010. ISBN 8488787642. 
  2. a b c d Dixon, Joy (2001). Divine feminine : theosophy and feminism in England. ISBN 0-8018-7530-7. OCLC 51504313. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  3. a b c d Campbell, Bruce F. (1980). Ancient wisdom revived : a history of the Theosophical movement. University of California Press. ISBN 0-520-03968-8. OCLC 5727185. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  4. Helena Blavatsky. «La Clave de la Teosofía». Consultado el 7 de diciembre de 2022. 
  5. Hammer, Olav; Rothstein, Mikael (2013). Handbook of the theosophical current. Brill. ISBN 90-04-23597-3. OCLC 825978163. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  6. Johnson, K. Paul (1994). The masters revealed : Madam Blavatsky and the myth of the Great White Lodge. State University of New York Press. ISBN 0-585-04486-4. OCLC 42854881. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  7. Franklin, J. Jeffrey (2018). Spirit matters : occult beliefs, alternative religions, and the crisis of faith in Victorian Britain. ISBN 978-1-5017-1546-4. OCLC 1008769531. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  8. Caterine, Darryl V. (2019). The paranormal and popular culture : a postmodern religious landscape. ISBN 1-315-18466-4. OCLC 1083179098. Consultado el 13 de agosto de 2021. 
  9. a b Hanegraaff, Wouter J. (2013). Western esotericism : a guide for the perplexed. ISBN 978-1-4411-8713-0. OCLC 777652932. Consultado el 14 de agosto de 2021. 
  10. Carlson, Maria (2016). No religion higher than truth.. Princeton University Pres. ISBN 0-691-63633-8. OCLC 938366329. Consultado el 14 de agosto de 2021. 
  11. Partridge, Christopher H. (2004-2005). The re-enchantment of the West : alternative spiritualities, sacralization, popular culture, and occulture. T & T Clark International. ISBN 0-567-08269-5. OCLC 56640288. Consultado el 14 de agosto de 2021. 
  12. Reigle, David (1983). The Books of Kiu Te (en inglés). Wizards. 
  13. Besant, Annie (1960). La Sabiduría Antigua. Buenos Aires: Kier. 
  14. Blavatsky, Helena P. (1982 [1889]). «I». La Clave de la Teosofía. Buenos Aires: Kier. 
  15. Blavatsky, Helena P. (1982). Ocultismo Práctico. Buenos Aires: Kier. 
  16. Blavatsky, Helena P. (1982). «Vol. I». La Doctrina Secreta. Buenos Aires: Kier. 
  17. Ramón Maynadé, el gran editor teósofo [1]
  18. Ramón Maynadé, el gran editor teósofo [2]