El Palacio Walker es un inmueble residencial chileno, ubicado en la calle Concha y Toro 52, 54, 54 A, 54 B, de la comuna de Santiago, y fue construido en 1923 en estilo Tudor, perteneciendo al barrio Concha y Toro.

Palacio Walker
Localización
País Chile
Ubicación Comuna de Santiago
Dirección Concha y Toro 52
Coordenadas 33°26′44″S 70°39′57″O / -33.44563611, -70.66583056
Información general
Usos Residencial
Propietario Teresa Cazotte (1923-1929)
Horacio Walker Larraín (1929-1952)
Renato Bubony Pozzy (1952-1954)
Alluanlli Suse (1955-19¿?)
Municipalidad de Santiago (19¿?-2012)
Editorial LOM (2012-presente)

Historia

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En 1870, el empresario minero José Díaz Gana adquirió una quinta perteneciente a la orden católica de Mercedarios, y encargó un palacio al arquitecto alemán Theodor Burchard.

En 1876, debido a la gran depresión ocurrida tres años antes (el desplome bursátil de Viena y Nueva York) la quinta, recién terminada (1875), fue vendida al ingeniero y también empresario minero Enrique Concha y Toro, con lo cual el palacio pasó a llamarse Concha-Cazotte. En 1915, parte de esa quinta se dividió para la construcción de casas para sus hijos.

En 1922, falleció éste, y su viuda, Teresa Cazotte, decidió lotear la quinta para la construcción de un barrio europeo y para eso recurrió a Arturo Besa Rodríguez. En 1932, tras el Cazotte, sus hijos remataron el palacio (palacio Díaz-Gana/Concha-Cazotte), que fue demolido y en su lugar se construyeron casas de estilo Bauhaus.

Más adelante, Besa Rodríguez encargó a Carlos Irarrázaval el diseño del palacio en 1923, este se realizó en estilo Tudor y fue terminado en 1928. En 1929 el abogado, profesor y político Horacio Walker Larraín, casado con Teresa Concha Cazotte (hija de Enrique Concha y Toro y de Teresa Cazotte Alcalde), adquirió la propiedad. La familia Walker ocupó la residencia hasta 1952, año en que la vendieron a Renato Bubony Pozzy, quien la revendió 1954. Al año siguiente, el inmueble fue vendido nuevamente y adquirido por Alluanlli Suse.

Durante treinta años fue arrendado por piezas. En 1985 el terremoto de ese año dejó graves daños en su estructura y fue clausurado. Sin embargo, el edificio siguió siendo ocupado de forma clandestina, incluso por un prostíbulo que se instaló en su tercer piso.

En 1991, el edificio fue desalojado nuevamente por un juicio interpuesto por su dueño; posteriormente el edificio fue habitado por okupas, quienes propusieron la creación del centro cultural Ainilin, su compromiso les permitió realizar pequeñas restauraciones y obtener el palacio como comodato por doce años.

El 2009, fue desalojado debido a discusiones internas del centro cultural Ainilin y a iniciarse un proceso de compra. El terremoto de 2010 frenó la venta del edificio hasta dos años después, cuando fue comprado por la Editorial LOM.

Arquitectura

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El inmueble está dividido en cinco pisos (zócalo, primer, segundo, tercer piso y terraza), cada uno tiene 280 m², los que sumados hacen 1408 m². Entre 1952 y 1955, se realizaron muchas modificaciones a ellos: los salones fueron divididos con tabiquerías para aumentar el número de habitaciones, se añadió un baño en el segundo piso, se remplazó la escalera principal de mármol por madera, prolongándola hasta el tercer piso y retirando completamente un baño para crear la caja de escala, un baño fue convertido en habitación, y se creó una cocina extra, entre otros cambios.

En su exterior, se constituye una excelente representación del estilo Tudor con almenas, ventanas octogonales, arcos y bóvedas, arcos Tudor (arcos de cuatro centros), puertas y ventanas altas y estrechas, balcones, entre otros.

Actualidad

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En la actualidad el palacio Walker se mantiene con graves daños estructurales y en su interior poco queda de su original diseño, aun así el edificio espera una pronta restauración. LOM Ediciones quiere acondicionarlo como centro cultural para 2015. Será un espacio de 1500 m²2 en el que además de funcionar todos los servicios descritos, estarán las oficinas administrativas de la editorial. El proyecto, eso sí, es solo uno de los cuantos que se están fraguando en este barrio que fue declarado Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales en 1989.

La editorial LOM nació hace 23 años. Primero se instaló en la avenida Brasil, luego en Maturana y en 2000 llegó a la calle Concha y Toro. “Siempre ha sido un sueño para nosotros tener un espacio de encuentro entre los escritores y el público. Apareció la opción de comprar el palacio para transformarlo en el centro del barrio”, explica la directora editorial de LOM, Silvia Aguilera. Para cambiarle la cara al inmueble, la arquitecta a cargo, Estelí Slachevsky, diseñó una estructura moderna de cinco pisos. Mientras en el zócalo habrá un auditorio, en el primer piso se instalará una librería. A su vez, el segundo nivel albergará salas de reuniones y el tercero, oficinas. En la terraza habrá un espacio gastronómico. “Queremos darle nuevos usos que eliminen el hermetismo de una construcción y que permitan darle continuidad a los paseos”, explica Slachevsky. Para eso que el edificio contará con un pasaje peatonal que lo cruzará justo al medio y que estará cubierto por ventanales.

Véase también

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