Movimiento okupa

movimiento social que reivindica la ocupación ilegal de edificios o terrenos

El movimiento okupa es un movimiento social[1][2]​ radical que propugna la "okupación"[a]​ de viviendas o locales deshabitados,[4]​ temporal o permanentemente, con el fin de utilizarlos como vivienda, tierras de cultivo, lugar de reunión o centros con fines sociales, políticos y culturales, entre otros. El principal motivo es denunciar y al mismo tiempo responder a las dificultades económicas que existen para hacer efectivo el derecho a la vivienda.[5]

Símbolo okupa

El movimiento okupa agrupa gran variedad de ideologías —en ocasiones asociadas a una determinada tribu urbana— que suelen justificar sus acciones como un gesto de protesta política y social contra la especulación y para defender el derecho a la vivienda frente a las dificultades económicas o sociales. El movimiento okupa también suele defender el aprovechamiento de solares, inmuebles y espacios abandonados y su uso público como centros sociales o culturales. La legislación relativa a okupación de espacios varía mucho de un país a otro. En la mayoría de países, los propietarios legales del bien inmueble cuyos bienes resultan usurpados pueden denunciarla como un delito ordinario; mientras que existen países donde puede haber una legislación que tolere condicionadamente la okupación, o donde existen concesiones temporales por parte de los propietarios a cambio del mantenimiento o alquiler del inmueble. En Países Bajos, por ejemplo, en 2008 se ha propuesto castigar esta práctica.[6]

El término okupa

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Grafiti de apoyo a la okupación en el que se lee: «okupassión». El sitio es Sevilla, barrio de La Macarena.

Okupa y sus derivados procede de la palabra ocupante.[4]​ La ocupación de viviendas abandonadas ha existido siempre, y en España conoció un gran auge durante los años 1960 y 70, como forma de dar salida a la gran demanda generada por la afluencia de población del campo a las ciudades. También, diversas concepciones políticas insisten e influyen en la toma de tierras, medios de producción y viviendas para la construcción de su ideario social.

La okupación surge a mediados de los 80 a imagen y semejanza de los squatters ingleses, tras varios titubeos con la denominación (pues no existía en castellano ninguna palabra para nombrar la ocupación con motivos subculturales de viviendas, edificios deshabitados y locales). La diferencia entre ocupar y okupar reside en el carácter político de esta última acción, en la que la toma de un edificio abandonado no es solo un fin sino también un medio para denunciar las dificultades de acceso a una vivienda.

Se reconoce una interacción e influencia sobre los que llegarían a ser los okupas en España de parte de los squats neerlandeses, sobre todo los influidos por el colectivo PROVO de corte anarquista y libertario. Esto se dio gracias a que compartieron videos y registros gráficos y audiovisuales de las prácticas y movilizaciones que llevaban a cabo en los Países Bajos, desde enfrentamientos con la policía hasta organización interna.[7]

La palabra okupa y sus derivados han sido popularizados por la prensa de modo que es de uso corriente, tanto en la lengua coloquial como en los medios de comunicación, así como también en los diccionarios bilingües como equivalente español del inglés squat.[8]​ Se utiliza tanto en castellano como en catalán, euskera, gallego y otras lenguas ibéricas. Sin embargo, en su acepción popularizada por la prensa ha venido utilizándose para designar a cualquiera que se instale en una vivienda abandonada, tenga esta acción carácter político o no. El término okupa puede designar también el lugar okupado.

En cuanto a la expresión «movimiento okupa» para referirse al movimiento sociocultural que orbita alrededor de las okupaciones es también un término que ha tenido una acogida desigual. Hay quienes afirman tajantemente que no existe tal movimiento sino una multiplicidad de procesos de okupación no necesariamente relacionados. Otros prefieren el plural «movimiento de okupaciones» o «movimiento de los centros sociales» para aquellos que consideran que es el centro social lo que da identidad al movimiento.[cita requerida] La palabra «okupa» referida a personas se ha venido usando en estos últimos años.

 
Casa okupada (Viladecans).

Motivaciones

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Okupas en Copenhague

Existen diversos motivos por los que se suele realizar una okupación, aunque generalmente se debe a alguno de los siguientes:

Búsqueda de una vivienda

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En algunos casos se trata de familias, grupos de personas o individuos que buscan un lugar donde poder vivir y no pueden o no quieren pagar un alquiler ni una hipoteca. Se trata de un movimiento social que entiende el artículo 47 de la Constitución española, que expresa el derecho a disfrutar de la vivienda, aunque no está recogido en los derechos fundamentales y está incluido como un derecho negativo, como la justificación moral para entrar en propiedades ajenas, tanto de particulares como de entidades, y hacerse con su uso, en ocasiones independientemente del daño y gastos económicos que ocasione a los propietarios legales de dichas propiedades. Generalmente los partidarios de la okupación suelen justificar esto argumentando que los inmuebles okupados están abandonados o son usados únicamente para especular.[9]​ Por otra parte, la presión[10]​ ejercida por las autoridades hace que al poblamiento okupa le sea inherente cierta precariedad,[11]​ que a su vez dinamiza el movimiento e intensifica sus acciones de protesta.

Realización de actividades y propagación de ideas

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Existen numerosos casos de okupaciones promovidas por gente que busca crear alternativas culturales y asociativas en los barrios en los que viven, a través de los llamados centros sociales okupados. Para ello utilizan los espacios okupados de forma autogestionada realizando en ellos diversas actividades políticas, culturales o de cualquier otra índole. La okupación es utilizada de este modo como un instrumento para conseguir un objetivo: la transformación de la sociedad. Algunos están vinculados ideológicamente a movimientos como el comunismo o el anarquismo. No se puede hablar de homogeneidad del movimiento pues hay divergencia de medios y objetivos en cada centro social. La propia naturaleza heterogénea del movimiento dificulta su identificación con un grupo social determinado, aunque sus ideas suelen ser relacionadas con pensamientos anarquistas. Los centros sociales mantienen entre sí una comunicación fluida, aprovechando las nuevas tecnologías[12]​ para informar sobre sus convocatorias. Sin embargo, solo ocasionalmente participan en actividades comunes, como movilizaciones de protesta. Por lo general, un centro social responde al contexto específico del entorno en el que se encuentra, lo que determinará la índole de sus actividades.[13][14]

En los centros sociales se realizan o coordinan diversas actividades sociales, que suelen ser de acceso gratuito: charlas sobre diferentes temáticas (agricultura tradicional, conceptos políticos o concienciación ciudadana), teatro, clases de baile, talleres diversos (desde juegos infantiles a promoción del GNU/Linux), comedores vegetarianos, excursiones al campo, conciertos, recitales poéticos, servicio de biblioteca, clases de idiomas para inmigrantes, reuniones de grupos políticos, ecologistas, artísticos o anticarcelarios. Su función en muchos casos es similar a la de los ateneos libertarios de principios del siglo XX.[15]

En ocasiones la okupación se lleva a cabo únicamente con fines temporales y sin tener en mente la creación de un centro social permanente, como fue el caso de la okupación de la antigua sede del Banco Español de Crédito de Barcelona, desocupado desde 2007 y okupado por un centenar de activistas a finales de septiembre de 2010 para apoyar la jornada de huelga general del 29S.[16]

Aspectos estructurales

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Impacto sobre el urbanismo

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Aunque uno de los fundamentos del fenómeno es la recuperación de espacios abandonados, según algunos análisis el impacto de la okupación no es necesariamente favorable al desarrollo del área en la que se desarrolla.[17][18]​ El fenómeno de ocupación ha sido comparado con el modelo de crecimiento de los asentamientos de favelas en países en vías de desarrollo.[19]​ En los países del tercer mundo, el proceso de crecimiento urbano genera asentamientos espontáneos esclerotizados, que con el tiempo van definiendo la estructura definitiva de la ciudad en que se desarrollan. En este contexto, la proximidad con zonas urbanizadas -y las ventajas facilitadas por la comunicación y un entorno socioeconómico desarrollado- acelera el proceso de poblamiento, acentuando la concentración del poblamiento. Algunos autores han estudiado el fenómeno de la ocupación desde dos modelos de crecimiento, el llamado modelo de «agente central» y el modelo de favela:

  • El modelo de agente central define el asentamiento en función de un modelo heurístico de crecimiento en función de la infraestructura presente en el entorno, así como de los flujos migratorios propios de un área.
  • El modelo de favelas interpreta el desarrollo de un asentamiento en función de puntos favorables y negativos en torno a un área okupada, que definen y limitan su desarrollo.

Algunos autores[20]​ han descrito el desarrollo urbano como el efecto del flujo de personas y el flujo -o cambio- de estructuras. En este sentido, los asentamientos espontáneos ofrecen un paradigma a pequeña escala de un proceso de desarrollo paralelo al de la ciudad en que se inscriben. Independientemente de su entorno socioeconómico, el carácter altamente móvil de la población okupa está relacionado con el llamado flujo de movimiento económico de las ciudades tercermundistas: Según Hillier,[21]​ es la propia estructura de la ciudad la que determina el volumen de movimientos poblacionales. Así, "considerando una ciudad desde la perspectiva de un mapa axial, las calles más integradas -desde el punto de vista urbanístico- deberían corresponder con las zonas más desarrolladas, mientras que las calles menos integradas, y los barrios más segregados serían las zonas más pobres de la ciudad.[22]​ En las grandes ciudades de países en desarrollo, donde florecen los asentamientos espontáneos, la estructura urbana se caracteriza por una marcada desarticulación. El asentamiento espontáneo, por tanto, se caracteriza en ese entorno por su proximidad a zonas muy desarrolladas, una característica significativa que no necesariamente es propio de los asentamiento okupados de las ciudades del mundo desarrollado. Algunos autores señalan que aunque los factores definitorios de la distribución de asentamientos urbanos responden a unos mismos factores -a saber, disponibilidad de suelo y proximidad a zonas desarrolladas que ofrezcan perspectivas laborales- la naturaleza contrapuesta del desarrollo urbanístico de ciudades desarrolladas o tercermundistas justifica una geografía de la okupación completamente diferente.[23]

Otra de las características de la dinámica poblacional de la ciudad tercermundista es el crecimiento centralizado. El crecimiento, también definido por puntos de "atracción" favorables al asentamiento, presenta por tanto una estructura irregular, que puede crear zonas de alta concentración poblacional junto a grandes espacios que carecen de factores favorables al asentamiento y permanecen desocupados aun a largo plazo. De cualquier modo, el desarrollo de un asentamiento depende en última instancia no tanto de su propia tendencia sino de la política de las autoridades locales respecto a la alienación de la propiedad.[24]​ Es por ello que el factor legal reviste una importancia específica para este tipo de asentamientos.

Aspectos legales de la okupación en España

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Hasta la promulgación de un nuevo código penal a finales de 1996 no existía en España una figura legal que penalizase específicamente la ocupación de lugares abandonados. Esta, de hecho, había gozado de cierta tolerancia en las décadas anteriores como modo de resolver parcialmente el problema generado por la afluencia de gente del campo a las ciudades. En los primeros años de la democracia fueron legalizadas miles de ocupaciones alegales de viviendas de propiedad estatal.

 
Grafiti con un símbolo okupa en Málaga

Hasta 1996 la figura legal a la que se recurría era a la de la falta de coacciones: el propietario de la casa okupada denunciaba a los inquilinos ilegales aduciendo que le impedían utilizar su propiedad, lo cual constituía una coacción. Se abría entonces un proceso judicial civil (no penal), generalmente largo, que solía acabar con una orden de desalojo de la casa okupada.
Hubo sin embargo numerosas excepciones: en ocasiones los jueces daban la razón a los okupas. Los factores considerados eran los años de abandono del edificio, el estado del mismo y, en general, cualquier indicio que permitiera suponer ausencia de "función social" de la propiedad. En ocasiones este tipo de sentencias eran dictadas por tribunales superiores cuando los edificios en litigio ya habían sido desalojados por orden de los tribunales de primera instancia.

 
La Casika, centro social okupado en Móstoles (Madrid)

Aunque la mayoría de los casos acababan en desalojo, la lentitud del proceso civil daba expectativas de cierta duración de la okupación. Ello, unido al rápido incremento del precio de la vivienda, hizo que las okupaciones crecieran exponencialmente en los años 90. El nuevo código penal aprobado en 1996 pretendía restringir las mismas, tipificándolas como delito de usurpación. La consideración de delito aceleraba considerablemente el proceso de desalojo, permitiendo además que este se produjera por sorpresa, es decir, sin previa notificación a los ocupantes ilegales. Sin embargo, los juzgados solían considerar zanjada la cuestión con el desalojo de la propiedad ocupada, archivando la causa a continuación. Es decir, que casi nunca se han dictado las condenas previstas legalmente por el delito de usurpación, lo que ha generado una sensación de excesiva permisividad en algunos propietarios y poderes públicos locales. Por ello, a veces se ha recurrido a interponer denuncias no por usurpación sino por delitos más graves como desórdenes públicos, allanamiento de morada o robo. Dichas denuncias tampoco han entrañado condenas, por no haberse podido demostrar, pero sí tienen un efecto punitivo en la medida en que obligan a los acusados a hacerse cargo de un proceso judicial duro y a menudo costoso.

 
La Eskalera Caracola. Kasa Okupa de Mujeres en Madrid.

Las escasas condenas relacionadas con la okupación han sido las derivadas de denuncias por casos de resistencia a la autoridad durante los desalojos.

En algunos casos, los llamados centros sociales han intentado legalizar su situación iniciando un diálogo con las instituciones, a imagen de las negociaciones que se han dado en otros países europeos donde lugares inicialmente okupados han acabado por ser cedidos bajo fórmulas de alquiler bajo o incluso declarados de interés social o cultural. Este tipo de diálogos han encontrado interlocutores interesados en las instituciones, pero por lo general no han dado fruto, salvo parcialmente en casos como el de la Eskalera Karakola, Centro social Seco, y la escuela de La Prospe. También es cierto que otros centros okupados se oponen a negociar con las instituciones, pues consideran que esto crearía dependencia o aceptación de estas.

En la ciudad de Barcelona, la okupación ha logrado ganarse una considerable simpatía,[25]​ implicando activamente a las gentes de los barrios en sus actividades y defensa de los espacios, manteniendo además una red de centros sociales y casas okupadas coordinadas entre sí que ha servido de modelo para otros lugares.

Historia

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El movimiento de "okupación" nace con el auge de los nuevos movimientos sociales emancipadores y el ciclo de la militancia a finales de la década de los 60 del siglo anterior,conincidiendo con la crisis de los 70 y con la Independencia y descolonización del llamado Tercer mundo por medio de diferentes revoluciones socialistas, en Europa y Norteamérica. Dichos movimientos rechazaron las formas de organización y representación de la Izquierda tradicional.[26]​ Con la recesión de mitad de 1970, y la consecuente desindustrialización, los recortes en las políticas sociales y el acceso al crédito; la ciudad pasó de ser el sostén de los trabajadores a un medio con el que sostener el capital con la expectativa de que éste aumentaría en un futuro. Si bien en el imaginario popular la okupación se asocia a la juventud y ciertas subculturas, históricamente ha funcionado como un modo de tener acceso a la vivienda para los grupos sociales más desfavorecidos siendo ésta más variada y compleja en su estudio.[27]

El movimiento ha tenido una fuerza significativa en Alemania, Holanda y España. Sin embargo, el movimiento está presente en muchos otros lugares de Europa (Italia, Francia, Inglaterra, etc.) y América (Chile, Argentina, Brasil, México, Venezuela, entre otros).

Inicios: Período de entreguerras y final de la Segunda Guerra Mundial

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Fuera de lo que se encuentra dentro del imaginario colectivo, la ocupación ilegal de Australia, los procesos de colonización o el fenómeno del chabolismo, los historiadores fijan el fenómeno en el período de entreguerras y su nacimiento en Essex con el fin de la Primera Guerra Mundial debido al fuerte aumento del desempleo. Esto llevó a mucha gente a ocupar propiedades municipales vacías con el objetivo de establecer centros de ayuda a la población e incluso a numerosas huelgas de alquiler, sobre todo en el East End de Londres. Además se registró un gran aumento en el número de creación de viviendas de construcción propia en los suburbios londinenses así como en Jaywick Sands y Canvey Island.[28]​ La ley de planificación urbana y rural de 1947 acabó con este tipo de construcciones.[29]

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial la okupación creció a gran escala como un movimiento de acción directa contra el creciente número de personas sin hogar y la falta de ayudas sociales para los veteranos de guerra y sus familias.[30]​ Comenzó lo que se llamaría "The Vigilante campaign" ("La campaña de Los Justicieros") en la que un grupo de veteranos y sus familias okuparon casas vacías en Brighton, Southend y Hastings.[31]​ El 8 de septiembre de 1946 el Partido Comunista de Gran Bretaña junto al Servicio Voluntario de las Mujeres y parte de la policía londinense organizó "El Gran Domingo Okupa" con el que traslado a más de 100 familias a más de una decena de edificios vacíos de Kensington, St John's Wood, Marylebone y Pimlico.[32]​ El movimiento se extendió a gran velocidad por todo el Reino Unido y a finales del año 1946 unos 23.500 personas okupaban unos 1050 campos.[33]

A pesar de que este tipo de acciones fueron bien recibidas por la prensa y celebradas por parte de la opinión pública como actos de patriotismo el gobierno redactó leyes que las convertían en delitos penales. Otras medidas que se llevaron a cabo por parte del Ministerio del Interior fue la de colocar guardias en los edificios vacíos y el de bloquear los ya okupados para evitar la entrada de alimentos y otros suministros. También ofrecieron a los okupas inmunidad judicial si abandonaban voluntariamente su vivienda.[34]​ Las zonas agrícolas okupadas, en las que se comprobó que no había una finalidad política, fueron entregadas a los okupas y con el tiempo fueron incorporadas al sistema de vivienda pública y fueron utilizadas por los servicios sociales para acoger familias sin hogar.[35]

Segunda mitad del siglo XX

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Londres

El renacer del movimiento okupa en el Reino Unido se dio con la creación del "Comité de los 100", un colectivo a favor del desarme nuclear, junto con otros colectivos entre los que se encontraban "Colectivo Libertario del Este de Londres", "Anarquistas de Londres" y "Solidaridad y Acción Socialista".[36]​ Para denunciar las pésimas condiciones de vida de muchas familias de clase obrera que estaban viviendo en barrios marginales, albergues o alojamientos temporales, cuando las autoridades londinenses tenían la obligación legal de darles un alojamiento, decidieron protestar por medio de la acción directa.[37]

El 18 de noviembre de 1968 se formó la Campaña de Okupas de Londres, capitaneada por Jim Radford y Ron Bailey, con el objetivo de trasladar a las familias de los albergues y los barrios marginados a casas más seguras.

Esperabamos que nuestras acciones desencadenaran una campaña de okupación[sic] a gran escala, y que las personas sin hogar y los habitantes de los barrios marginales se sintieran inspirados para okupar[sic] edificios mediante acciones pequeñas pero exitosas[...] Nos dimos cuenta de que nuestra campaña estaba teniendo un efecto de radicalización en los movimientos relacionados con el Derecho a la vivienda.[...]. Si estos movimientos puedieran radicalizarse y vincularse entre sí, realmente habríamos conseguido algo.
BAILEY, Ron (1973). The Squatters[38]

El primer día de diciembre del mismo año, los activistas se unieron a un grupo de familias y ocuparon un bloque de apartamentos de lujo de la calle Wanstead High (East London) que llevaban vacíos más de cuatro años y el 25 de diciembre ocuparon una vicaría vacía de Leyton. Con el inicio del año nuevo la campaña de okupaciones se intensificaron y se empezó a ocupar viviendas que llevaban diez años vacías en Ilford a familias.[39]​ Hasta inicios del verano diecisiete viviendas fueron ocupadas por trece familias. Consejo del Gran Londres llevó a los okupas ante los tribunales, incluso solicitando al Tribunal a la restitución de una propiedad en virtud a una Ley de 1429, afirmó que los okupas estaban utilizando la fuerza para apropiarse de las viviendas.[40]​ Ante esta afirmación los jueces decidieron personarse en las viviendas okupadas pues aunque las leyes británicas prohibían el acceso de los propietarios de la vivienda a la casa okupada, obligaban a facilitar el acceso a los magistrados. Pasado unos días el Tribunal, al no ver motivos para que los okupas devuelvan las viviendas, el juez refiriéndose a un caso sucedido bajo el reinado de Jorge III,[b]​ fallaron a favor de los okupas.[41]​ El Consejo recurrió al Tribunal Superior que insistió en que sin una orden judicial no se podía desalojar a los okupas. Una vez conseguidas por el Consejo dichas ordenes judiciales los okupas intercambiaron las viviendas con el objetivo de que las personas nombradas en dichas ordenes ya no residieran allí y el Consejo tuviese que comenzar de nuevo el proceso de conseguir las nuevas ordenes.[42]

Tras el varapalo el Consejo se dedicó a destrozar los interiores de las casas vacías rompiendo el suelo, los lavabos y las instalaciones eléctricas y contrató a una empresa ligada a Oswald Mosley y formada por numerosos militantes del partido político de extrema derecha Frente Nacional que se dedicó a pegar palizas a los okupas.[43]​ La empresa consiguió en Abril numerosos desalojos, pero en junio los okupas se reagruparon y okuparon nuevos edificios enfrentandose de nuevo a los fascistas y obligandolos a retirarse. Tras la retirada de los trabajadores de la empresa la noticia saltó a los medios y ante las imágenes de un nuevo intento de los fascistas por medio del lanzamiento de botellas y piedras a las casas, la opinión pública británica mostró su apoyo a los okupas que llegaron a ser entrevistados en Izvestia y Radio Moscú.[44]​ Estos hechos hicieron que el Consejo llegase a un acuerdo con los okupas por el que recibieron alojamientos en diferentes lugares.[45]

New York
 
Logo de "Young Lords" en un edificio (2003)

Durante la primavera y verano de 1970 tuvo lugar en New York la "Operation Move‐In" ("Operación Mudanza"), formado por un colectivo local que luchaba contra la pobreza y a favor de los derechos de los okupas y que tuvo su origen en las constantes luchas por el derecho a la vivienda que se venían sucediendo desde principios de siglo.[46]​ Los primeros organizadores de la Operación eran izquierdistas y disidentes de la "Guerra contra la pobreza" que había lanzado Lyndon B. Johnson a los que se habían sumado los Young Lords, una organización militante de activistas portorriqueños y precedente del Ejército Popular Boricua.[47]​ El colectivo instaló a familias de bajos ingresos en edificios que a pesar de su buen estado se pretendían demoler.[48]​ Se organizaron iniciativas similares en otras partes de New York por parte de los activistas entre los que destacaban Jane Benedict, miembro del Consejo Metropolitano y fundadora de un comité encargado de apoyar a los inquilinos que se resistían a ser desalojados, y la organización juvenil I Wor Kuen de Chinatown, precedente junto al Movimiento 29 de Agosto de la Liga de Lucha Revolucionaria (Marxista-Leninista). Además la Oficina del Consejo Metropolitano ayudó a poner en contacto a los diferentes okupas con los inquilinos que se resistían a ser desalojados por el gobierno.[49]

Las autoridades amenazaron con desalojarlos y mandaron obreros al resto de apartamentos vacíos donde destrozaron las paredes, rompieron las cocinas, cortaron las tuberías y el cableado. Sin embargo estas acciones hicieron al movimiento mas fuerte y finalmente permitieron a los okupas se quedaran con las casas. Los okupas consiguieron obtener algunas concesiones, pero no fueron capaces de detener la gentrificación gradual de Upper West Side.[50]​ El 25 de julio unas cincuenta y cinco familias ayudadas por activistas de la pasada "Operación Mudanza", el movimiento "Brigada Urbana" (formado por universitarios latinos de Columbia y Banard), el grupo de latinos conocidos como "El Comité" y cuarenta y siete organizaciones de toda la ciudad; ocuparon dos edificios abandonados de Morningside Heights propiedad de la Iglesia Episcopal.[51][52]​ La Iglesia los denunció, pero finalmente permitió que 400 residentes acabasen viviendo allí gracias al apoyo que recibieron de los feligreses. Asimismo 200 familias del West Side y del Lower East Side llegaron a un acuerdo o lograron algunas concesiones un año después.[53]

Posteriormente la inseguridad de la vivienda y la gentrificación de los vecindarios se fue intensificando a medida de que la ciudad "adoptaba un modelo de desarrollo neoliberal".[54]

En el cine y la televisión

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En 1970 la organización de activistas documentalistas estadounidenses "Newsreel", capitaneados por William A. Price (excorresponsal de la ONU y afiliado al CPUSA), estrenó el documental "Break and Entry" sobre la "Operación Mudanza" en el que se filmó los esfuerzos de 150 familias, en su mayoría de Puerto Rico, para poder conseguir una vivienda asequible y segura en un contexto de extrema desigualdad y discriminación en la zona de Upper West Side.

La película El club de la lucha, dirigida por David Fincher y protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter, es exponente de esta práctica cuando el protagonista encuentra su apartamento destrozado por una explosión y se muda a lo que finalmente es una okupación. Lo mismo del propio lugar donde se realiza dicho club.

Se han realizado numerosos documentales para las televisiones de diferentes países como "Los okupas" elaborado por la Televisión chilena en 1999.

La historia de María Soledad Rosas, una joven argentina okupante de viviendas en Turín, Italia, y muerta en extrañas circunstancias (posiblemente asesinada simulando un suicidio) , inspiró al escritor Martín Caparrós para su libro Amor y anarquía. La vida urgente de Soledad Rosas 1974-1998, y a la directora de cine Agustina Macri para su película Soledad, protagonizada por Vera Spinetta.[55]

En Argentina, en el año 2000 se lanzó al aire la serie okupas, que si bien la trama principal es la ocupación de un grupo de amigos en un caserón, se les da más importancia a otros temas dentro de la serie

Véase también

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  1. A día de hoy la palabra okupación se encuentra en el "observatorio de la RAE.[3]
  2. En el caso se señalaba que <<En su cabaña, el hombre más pobre puede desafiar a todas las fuerzas de la Corona. Puede que la tormenta entre en su casa, o puede que entre la lluvia, pero no lo hará el rey de Inglaterra. Ni siquiera todas sus fuerzas osarían cruzar el umbral de una vivienda en ruinas.>>[40]

Referencias

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  1. «Nuevo estudio sobre el movimiento social de okupación». SINC. 14 de marzo de 2008. Consultado el 11 de junio de 2014. 
  2. Martínez López, Miguel. «Conflictos urbanos y movimiento contracultural». Archivado desde el original el 5 de diciembre de 2006. Consultado el 11 de junio de 2014. 
  3. Observatorio de palabras
  4. a b Real Academia Española. «Okupa». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  5. «Contra la legalización de los espacios okupados». Archivado desde el original el 13 de junio de 2009. Consultado el 21 de junio de 2009. 
  6. Lagarreta, Nuria (4 de septiembre de 2008). «Los okupas holandeses se resisten a abandonar». Soitu. Consultado el 11 de junio de 2014. 
  7. Martínez López, Miguel A. (Miguel Ángel),; García Bernardos, Angela,; Seminario de Historia Política y Social de las Okupaciones en Madrid-Metrópolis,. Okupa Madrid (1985-2011) : memoria, reflexión, debate y autogestión colectiva del conocimiento. ISBN 9788493860165. OCLC 905565560. Consultado el 15 de julio de 2019. 
  8. squat en wordreference.com
  9. Casa okupada, casa encantada (por La Haine)
  10. Noticia sobre el desalojo del Centro Kultural Trivenchi (Buenos Aires, Argentina).
  11. Véase este artículo, sobre el progresivo desplazamiento hacia la periferia en Zaragoza (España).
  12. Conferencia de Igor Sádaba, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM.
  13. Aunque el ideario puede ser similar, un centro social urbano típicamente realizará actividades relacionadas con el urbanismo; una comunidad rural, en cambio, puede centrarse en difundir un estilo de vida ecológico. Estas referencias son relativas: Dada la elevada movilidad de los grupos poblacionales relacionados con el movimiento okupa, resulta difícil establecer las características específicas de un determinado centro social. Véase esta página para leer más sobre la diversificación del movimiento en la ciudad de Madrid.
  14. Por ejemplo, esta comunidad okupa berlinesa está relacionada, según el artículo, con la creación artística independiente.
  15. Ateneo libertario al margen Archivado el 5 de septiembre de 2009 en Wayback Machine. - Okupación en Xixón. Nace el CSOA La reFLEXión
  16. Ocupan el Banco Español de Crédito en la plaza Catalunya de Barcelona
  17. La localización, el uso del espacio, el tamaño de la parcela okupada y las infraestructuras útiles son los factores que definen la mejora -o degradación- del área urbanística okupada. Véase MUJHIKA, 2001.
  18. "La configuración espacial de los asentamientos, y particularmente la manera en que se inscribe en la estructura urbanística del vecindario determinan el éxito de la asimilación del asentamiento espontáneo en el área urbana o su separación como "barrio marginal". HILLIER et al, 2000:62, véase esta página para referencias (en inglés, consultado el 26 de abril de 2009).
  19. SOBREIRA, Fabiano; Squatter Settlements Consolidation: Spatial analysis in an agent-based environment., Faculdade de Ciências Humanas - ESUDA, Brasil.
  20. HOLLAND, 1995:1, vid. SOBREIRA, Fabiano; op. cit.
  21. 1996:161
  22. SOBREIRA, Fabiano; Op. cit. p.3.1 (el inciso es nuestro).
  23. PACIONE, (2001); DWYER, (1975).
  24. SOBREIRA, Fabiano; Op. cit., 5, pág 12.
  25. Guerrilla urbana contra la especulación
  26. Vasudevan, 2023, p. 15.
  27. Vasudevan, 2023, p. 15-19.
  28. Bailey, 1973, p. 21.
  29. Ward, 2004, p. 9.
  30. Bailey, 1973, p. 16.
  31. Ward, 2004, p. 10.
  32. Hinton, 1988, p. 111.
  33. Vasudevan, 2023, p. 113.
  34. Hinton, 1988, p. 111-113.
  35. Hinton, 1988, p. 115.
  36. Walter, Nicolas (1969). The New squatters en Anarchy,Nº 102. pp. 225-230. 
  37. «The Squatting Campaign: homes for families». The Guardian. 11 de febrero de 2004. Consultado el 22 de diciembre de 2024. 
  38. Bailey, 1973, p. 34.
  39. Bailey, 1973, p. 46-47.
  40. a b Bailey, 1973, p. 59-60.
  41. Vasudevan, 2023, p. 117-118.
  42. Platt, Steve (1980). The story of squatting in Britain since 1968: Setting the stage en Squatting. The real story. Londres: Blackrose Press. p. 18. 
  43. The 'Squatters'... Ilford: a report and critique (en inglés)
  44. Bailey, 1973, p. 100.
  45. Bailey, 1973, p. 113.
  46. Vasudevan, 2023, p. 77-98.
  47. Gold, 2014, p. 191.
  48. New York Times, 24 de abril de 1970 (en inglés)
  49. Gold, 2014, p. 192.
  50. Vasudevan, 2023, p. 101.
  51. New York Times, 26 de julio de 1970 (en inglés)
  52. Muzio, 2009, p. 125.
  53. Muzio, 2009, p. 124.
  54. Madden, David; Marcuse, Peter (2018). En defensa de la vivienda. Capitán Swing. p. 173. ISBN 9788494886171. 
  55. «Agustina Macri y Vera Spinetta presentan el film 'Soledad': "Nos une mucho más que la pasión por el cine"». Infobae. Consultado el 6 de octubre de 2018. 

Bibliografía

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Enlaces externos

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