Kybalión

documento del siglo XX sobre hermetismo
(Redirigido desde «Los siete principios herméticos»)

The Kybalion: the hermetic philosophy of Ancient Egypt and Greece (traducido al español como El Kybalión: las doctrinas herméticas del antiguo Egipto y Grecia) es un libro publicado en inglés por la Yogi Publication Society de Chicago (Estados Unidos) en diciembre de 1908.

Carátula del libro en su primera edición (1908).

Presenta y desarrolla los «siete principios del hermetismo».

Está basado en el texto árabe Lawḥ al-zumurrudh (‘la tabla de la esmeralda’, del siglo VII, aunque atribuida al mítico alquimista egipcio Hermes Trismegisto), un texto hermético muy breve que consta de una docena de fórmulas alegóricas.

En el propio texto del Kybalión, su autoría se atribuye a Three Initiates (‘tres iniciados’) aunque, por su estilo, se considera que el autor que así firmó fue el abogado y comerciante estadounidense William Walker Atkinson (1862-1932), quien incluyó conceptos modernos del New Thought (Nuevo Pensamiento, en inglés), una doctrina creada en Estados Unidos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Actualmente es de dominio público y puede encontrarse en internet.

Los siete principios

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Los siete principios o axiomas, como describe en el Kybalión, son:

  1. Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental. El Todo es el conjunto totalizador. Nada hay fuera del Todo.
  2. Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera. Afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: el Físico, el Mental y el Espiritual.
  3. Vibración. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
  4. Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
  5. Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
  6. Causa y efecto. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.
  7. Género / Generación. La generación se manifiesta en todos los planos, todo tiene su principio masculino y femenino, activo y pasivo. Los dos géneros existen por doquier. En el plano físico es la sexualidad y de la unión de las dos polaridades surge la creación, la generación.

Mentalismo

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Este principio expresa que el universo proviene de la mente del todo, siendo el todo el creador del universo. Cuando se habla del todo, nos referimos a que todo lo que está a nuestro alrededor, cada cosa que podemos y no podemos ver, existe gracias a la imaginación del todo, que es indefinible y puede ser considerado como una mente universal, infinita y viviente. Esto quiere decir que somos reales dentro del universo, pero somos manifestaciones de su mente.[1]​ También puede entenderse con que el universo que observamos no puede escapar de nuestra propia mente y que todo lo observable y lo vivido es en si mente. Este principio está basado o es equivalente con el concepto del Brahman, la divinidad impersonal en el hinduismo.

Correspondencia

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Este principio plantea la idea de que siempre hay una correspondencia entre las leyes de los fenómenos de los diferentes planos del ser y la vida.

Establece que hay armonía entre el plano físico, el plano mental y el plano espiritual, significa que todos los planos de existencia, están conectados y en correspondencia; y que existe una fractalidad que los compone. El macrocosmos se encuentra en el microcosmos y viceversa: los sistemas solares, las sociedades y la vida en la Tierra reflejan lo mismo.

Es decir, hagamos lo que hagamos en el nivel micro, lo haremos en el nivel macro. Incluso los hábitos más pequeños influyen en nuestro comportamiento. Al hacer cualquier cosa, también haremos todo. Si descuidamos un área de nuestra vida, lo más probable es que el resto de las áreas también se vean afectadas.[2]​ Este principio sería equivalente al concepto del yin y yang en el taoísmo.

Vibración

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Este principio afirma que todo está en movimiento, que nada permanece inmóvil. Explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios. Desde el todo, que es puro espíritu, hasta la más pequeña forma de materia, todo está en vibración: entre más alta, más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo.[3]

Este principio sería equivalente al concepto del flujo del (en el taoísmo) o el prana (en el hinduismo).

Polaridad

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Este principio incorpora la verdad de que todas las cosas manifiestas tienen «dos lados», «dos aspectos», «dos polos», «un par de opuestos», iguales en naturaleza pero con múltiples grados entre los dos extremos, distintos en polaridad, idéntico en naturaleza, ambos se atraen y se armonizan en el equilibrio del cosmos.

La polaridad mantiene el ritmo de la vida. Conocemos la existencia de algo por el contraste de su opuesto. Así encontramos:

  • luz-oscuridad
  • amor-odio
  • espíritu-materia
  • vida-muerte
  • bien-mal
  • vigilia-sueño
  • valor-miedo
  • alegría-tristeza.

Los opuestos se presentan siempre en el mismo elemento. El principio de polaridad funciona a lo largo de una escala vibratoria de grados que va de lo positivo a lo negativo, siendo lo positivo de naturaleza superior a lo negativo.

Este principio sería equivalente al concepto del yin y yang (en el taoísmo).

Este principio va unido al principio de polaridad. Siempre que haya una acción habrá una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Se manifiesta en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida y, finalmente, en los estados mentales del hombre. Nos indica que no importa que tan mal esté tu vida, puede mejorar. Todo fluye y refluye. No siempre podemos ganar ni perder, porque debe existir un balance, pues no todo perdura, al contrario, todo cambia, todo vibra, fluye y refluye.

Este principio sería equivalente al concepto del flujo del (en el taoísmo) o el prana (en el hinduismo).

Causa y efecto

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Este principio afirma que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Nada ocurre casualmente. La suerte es una palabra vana. Este principio encierra la verdad de que la casualidad es sólo un término que indica la existencia de una causa no reconocida o percibida; que el fenómeno es continuo, sin soluciones de continuidad.

La causa y el efecto residen meramente en los sucesos. Un suceso o acontecimiento es lo que viene, llega u ocurre como consecuencia o resultado de un acontecimiento o evento anterior. Ningún acontecimiento crea otro, sino que no es nada más que el eslabón precedente en la gran cadena coordenada de sucesos que fluyen de la energía creadora del TODO.[4]

Este principio sería equivalente al concepto del karma (en el hinduismo y el budismo) o el concepto de pratītya-samutpāda (del budismo).

Género

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El principio de género es totalmente en su sentido hermético, y el sexo es la acepción terrenal aceptada del término, aunque no son lo mismo.[cita requerida]

El principio establece que no todos los seres son iguales, se distinguen en su género, y los géneros se buscan para continuar existiendo. Que se requiere de los diversos géneros para mantener la vida, y que los géneros se reflejan unos en otros y son iguales en correspondencia. La palabra española «género» deriva de la raíz latina que significa ‘concebir, procrear, generar, crear, producir’.

Un momento de consideración sobre el asunto demostrará que esa palabra tiene un significado mucho más amplio y general que el término sexo, pues este se refiere a las distinciones físicas entre los seres machos y hembras. Este principio sería equivalente a unos de los conceptos presentes dentro del yin y yang (en el taoísmo), o las doctrinas hinduistas de shakti y prakriti (lo femenino) y el púrusha (lo masculino).

Es necesario que esta distinción entre la naturaleza masculina y femenina se imprima en la mente, porque ciertos escritores que han adquirido algunas nociones de doctrina hermética han tratado de identificar este séptimo principio con erróneas y a veces reprensibles teorías y enseñanzas concernientes al sexo.[cita requerida]

Los Tres Iniciados

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El autor que escribió el Kybalión ―autodenominado Tres Iniciados― decidió permanecer en el anonimato. Esto generó muchas especulaciones sobre quién escribió realmente el libro.

La hipótesis más popular es que su autor fue el abogado y comerciante estadounidense William Walker Atkinson (1862-1932), quien a lo largo de su vida escribió muchos libros utilizando seudónimos como Yogui Ramacharaka, Swami Panchedasi, Magus Incógnito y Theodore Sheldon.

Una de las primeras publicaciones de Atkinson fue una serie titulada Las enseñanzas arcanas, que comparte algunas similitudes con el Kybalión: el Kybalión explora siete «principios herméticos», mientras que Las enseñanzas arcanas explora siete «leyes arcanas»; el Kybalión afirma ser una elucidación de un antiguo texto hermético inédito del mismo nombre, mientras que Las enseñanzas arcanas dicen explorar la sabiduría de un antiguo pergamino inédito de aforismos ocultistas; ambos libros describen tres «grandes planos» de la realidad, cada uno de los cuales se subdivide en siete planos inferiores. Ambos libros describen tres de los planos inferiores como «llaves negras astrales», de manera similar a las teclas negras de un piano y habitados por espíritus elementales; ambos libros describen con gran detalle el proceso de la 'alquimia mental', el uno casi en total consonancia con el otro. Hay muchas otras similitudes, que conducen de forma natural a la pregunta de si Las Enseñanzas Arcanas podrían haber sido el «primer borrador» de Atkinson para el material que posteriormente se convertiría en el Kybalión.[cita requerida]

Otra hipótesis fue que lo escribieron miembros de la Sociedad Teosófica, pues su traductor del inglés al español, como se comprueba en todas las ediciones españolas desde la primera, fue Federico Climent Terrer (1860-1949), fundador de la sucursal de la Sociedad Teosófica en la ciudad de Barcelona (España), quien realizaría esta traducción por orden exclusiva de la Sociedad Teosófica.

Otra hipótesis afirma el Kybalión fue escrito por el ocultista estadounidense Paul Foster Case (1884-1954) y el periodista irlandés Michael James Whitty (1795-1873). Esta creencia es sostenida por la asociación masónica BOTA (Builders of the Adytum: constructores del adytum), la «escuela de misterios» que fundó Paul Foster Case, según una leyenda originada por un grupo escindido de BOTA, la Fraternidad de la Luz Oculta.[5][6]​ Pretenden apoyar esta creencia diciendo que Paul Foster Case fue masón, y que la editorial del Kybalión, Yogui Publication Society imprimió su domicilio en el frontispicio del libro como «Templo Masónico en Chicago (Illinois)». Sin embargo, esta evidencia de la autoría de Case no tiene valor, ya que el Templo Masónico de Chicago era en realidad el primer rascacielos de la ciudad, que alojaba docenas de tiendas y pequeños negocios sin ninguna afiliación masónica. El edificio fue nombrado así debido a que la logia masónica que financió gran parte de su construcción, y en realidad esta se encontraba en los pisos superiores.

Otros nombres que se barajan frecuentemente en relación con la autoría del Kybalión son:

  • Mabel Collins (1851-1927), escritora teosófica y
  • Claude Brogdon (1882-1964), ocultista y mago que trabajaba en teatros.
  • Ann Davies (1912-1975), quien sucediera a Paul Foster Case a la cabeza de la logia masónica BOTA;
  • Harriet Case, quien en esa época era la esposa de Paul Foster Case

Véase también

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Referencias

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  1. «¿Qué es el Kybalión? Los 7 principios del universo». Red Historia. 10 de abril de 2021. Consultado el 24 de mayo de 2021. 
  2. «El principio de correspondencia de El Kybalion». La Mente es Maravillosa. 8 de junio de 2018. Consultado el 24 de mayo de 2021. 
  3. yoga, adhara (25 de abril de 2019). «Los 7 principios del Kybalion». adhara yoga. Consultado el 24 de mayo de 2021. 
  4. Lie, J. B. N. (27 de enero de 2018). «Ley de causa y efecto (el Kybalión)». La Iluminación Espiritual. Consultado el 24 de mayo de 2021. 
  5. [1] Archivado el 12 de septiembre de 2014 en Wayback Machine.
  6. Sobre el Kybalion (en inglés)

Bibliografía

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  • Tres Iniciados (2003). El Kybalión. Un estudio sobre la filosofía hermética del antiguo Egipto y Grecia. Traducido por Manuel Algora Corbi. Barcelona: Luis Carcamo Editor. ISBN 848531607X. 
  • Tres Iniciados (2004). El Kybalión. Estudio sobre la filosofía hermética del antiguo Egipto y Grecia. Buenos Aires (Argentina): Editorial Kier. Delia Arrizabalaga, correctora de pruebas. ISBN 950-17-0731-8.