Impacto del cambio climático en el suelo y su microbiota

El impacto del cambio climático en el suelo y su microbiota se refiere al aumento de la temperatura global y a la alteración de patrones climáticos, lo que afecta significativamente a los suelos y su comunidad microbiana. Las consecuencias incluyen la degradación del suelo, la pérdida de nutrientes, la erosión, y cambios en la composición microbiana. Esto puede afectar la fertilidad del suelo, la capacidad de retención de agua y la salud de los ecosistemas, lo que a su vez impacta la agricultura y la biodiversidad.

Contribuciones microbianas al ciclo del carbono y al cambio climático

Los efectos del cambio climático y sus alteraciones a largo plazo en los patrones climáticos globales y regionales, especialmente el aumento de la temperatura media de la Tierra, conocido como calentamiento global. Este fenómeno es impulsado principalmente por las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la agricultura intensiva, que aumentan la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Las consecuencias del cambio climático incluyen el aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos, alteraciones en los ecosistemas y la biodiversidad, así como impactos significativos en la salud humana y la seguridad alimentaria.

Por otro lado, el suelo es uno de los ecosistemas más diversos del planeta tierra, albergando una comunidad interactiva de bacterias, arqueas, virus, hongos y protozoos, que se conocen en conjunto como el "microbioma del suelo"[1]​. Su entorno abiótico es también muy variable, con poros llenos de aire y agua que están desconectados entre sí, además de recursos distribuidos de manera irregular que pueden actuar como áreas favorables para el ¨crecimiento microbiano¨[2]​. Este entorno es influenciado por las plantas y los organismos del suelo (por ejemplo, insectos y lombrices), además de por variaciones en la humedad, la temperatura y las condiciones redox, lo que convierte al suelo en un sistema muy dinámico.

Los suelos y los microorganismos que los habitan son componentes cruciales de los ecosistemas terrestres, desempeñando papeles esenciales en los ciclos biogeoquímicos como los del carbono, nitrógeno, azufre y hierro[3]​; también manteniendo la salud de las plantas, facilitando la descomposición de la materia orgánica, liberando nutrientes esenciales para el crecimiento de estas[4]​; y para la estabilidad general del ecosistema contribuyendo y estabilizando agregados del suelo, mejorando su estructura, su retención de agua y su fertilidad[1][3]​.

Entender la interacción entre el suelo y los microorganismos es clave para predecir y gestionar los efectos del cambio climático en los ecosistemas del suelo. Este conocimiento puede facilitar el desarrollo de estrategias para una gestión sostenible del suelo, la mitigación del cambio climático y la mejora de la salud del ecosistema.

Es necesario realizar más investigaciones, especialmente a nivel microbiano y molecular, para optimizar los modelos climáticos y las estrategias de gestión. Como se mencionó anteriormente, la investigación continua sobre los microorganismos del suelo es esencial para entender su papel en la mitigación y adaptación al cambio climático. Los avances en técnicas moleculares y enfoques de modelado están generando nuevos conocimientos sobre la diversidad, función y resiliencia de estos microorganismos. Esta información es fundamental para crear estrategias que gestionen de manera sostenible los ecosistemas del suelo y reduzcan los impactos negativos del cambio climático.

Cambio Climático y sus Efectos

editar

  Artículo principal: Cambio climático

 
Temperatura en la superficie terrestre al comienzo de la primavera de 2000.

El clima es un promedio del tiempo atmosférico a una escala de tiempo dado que la Organización Meteorológica Mundial ha estandarizado en 30 años[5]​. ​Los distintos climas se corresponden principalmente con la latitud geográfica, la altitud, la distancia al mar, la orientación del relieve terrestre con respecto a la insolación (vertientes de solana y umbría) y a la dirección de los vientos (vertientes de Sotavento y barlovento) y, por último, las corrientes marinas. Estos factores y sus variaciones en el tiempo producen cambios en los principales elementos constituyentes del clima: temperatura atmosférica, presión atmosférica, vientos, humedad y precipitaciones.

 
Animación del mapa mundial de la temperatura media mensual del aire de la superficie.

Un cambio en la emisión de radiación solar, en la composición de la atmósfera, en la disposición de los continentes, en las corrientes marinas o en la órbita de la Tierra puede modificar la distribución de energía y el equilibrio térmico, alterando así profundamente el clima cuando se trata de procesos de larga duración.

En última instancia, para que se produzca un cambio climático global, debe actuar algún forzamiento climático, es decir, cualquier factor que incida en el balance de energía del sistema climático, modificando la cantidad de energía que el sistema recibe del Sol o la cantidad de energía que el sistema pierde por emisión desde la Tierra al espacio exterior. Los forzamientos pueden ser las variaciones en los parámetros orbitales de la Tierra, en el albedo terrestre, en la concentración de gases de efecto invernadero, en la concentración de aerosoles tanto de procedencia natural, como son los procedentes de erupciones volcánicas, como los de origen antropogénico que proceden de actividades humanas, entre otros.

Otros factores, como la distribución de los continentes, pueden terminar afectando a alguno de los forzamientos e inducir un cambio climático global. Por ejemplo, la ocupación del océano ecuatorial por una gran masa de tierra, como ocurrió con el supercontinente Rodinia durante el Neoproterozoico, puede contribuir a una mayor reflexión de radiación solar, aumentando el albedo y produciendo cierto enfriamiento que puede provocar la formación de hielo que, a su vez, vuelve a aumentar el albedo, en un ciclo conocido como realimentación hielo-albedo[6]​. La fragmentación de Rodinia[7]​hace unos 700-800 millones de años pudo exponer mayor cantidad de corteza terrestre a la erosión por la lluvia y provocar que el Ciclo Geoquímico Carbonato-Silicato aumentara el secuestro de CO2 atmosférico, contribuyendo a una disminución de la temperatura que terminase induciendo una glaciación global, más conocida como bola de nieve.

El cambio climático actual es, de manera muy probable, totalmente antropogénico y se relaciona principalmente con la intensificación del efecto invernadero debido a las emisiones industriales procedentes de la quema de combustibles fósiles[8][9]​. Las contribuciones probables de los forzamientos naturales y la variabilidad interna al cambio de la temperatura global desde 1951 son insignificantes[9]​.

Impacto del cambio climático en los Suelos y sus microorganismos

editar

El cambio climático ejerce una influencia considerable en los suelos, afectando tanto su composición como su funcionalidad[10]​. Los microorganismos del suelo son cruciales para el ciclo del carbono y otros nutrientes[11]​. La respuesta de estos microorganismos al cambio climático puede influir en la liberación o retención de carbono en el suelo, lo que a su vez tiene implicaciones significativas para la mitigación del cambio climático.

Algunos de los impactos específicos del cambio climático en los suelos y sus microorganismos son:

Aumento de la temperatura

editar

El calentamiento global conduce a un aumento en la temperatura del suelo Algunos estudios predicen un aumento de la temperatura global a aproximadamente 3,7°C para el año 2100[12]​, este aumento evidentemente afecta directamente al suelo, a sus comunidades microbianas y a los procesos biogeoquímicos que suceden dentro de él.

En el corto plazo, el calentamiento acelera la descomposición de la materia orgánica del suelo, liberando CO₂ a la atmósfera[13]​. A largo plazo, sin embargo, el calentamiento puede agotar el carbono lábil, lo que lleva a una disminución de la respiración microbiana y a cambios en la composición de las comunidades, este cambio a su vez puede resultar en una mayor degradación del carbono recalcitrante y una pérdida neta de carbono del suelo[14][15][16]​.

Analizar el calentamiento del suelo como un factor aislado representa un enfoque subóptimo, ya que este fenómeno probablemente se acompaña de otros factores relacionados con el cambio climático que también influyen en el ciclo del carbono. Esto incluye no solo la disminución de la humedad del suelo, sino también el aumento de CO2 atmosférico[4]​.

Elevación del dióxido de carbono (CO₂)

editar
Archivo:Naylor,D,et,al2020.gif
Efectos predichos del dióxido de carbono elevado (eCO2) en los reservorios de carbono del suelo.

El aumento de los niveles de CO₂ atmosférico tiene efectos directos e indirectos en el microbioma del suelo. El CO₂ estimula el crecimiento de las plantas, lo que lleva a un aumento de la rizodeposición (la liberación de carbono de las raíces al suelo). Esto puede aumentar la biomasa microbiana y la actividad en el corto plazo[17]​, pero a largo plazo, la disponibilidad de nitrógeno puede verse limitada, lo que lleva a una disminución en el ciclo del carbono del suelo[18]​.

Sequía

editar
 
El lago del Embudo en octubre de 2018, período de gran sequía.

Consecuentemente debido al cambio climático, se espera que aumente la frecuencia e intensidad de las sequías en muchas regiones del mundo. Esto anterior debido a su influencia en la reducción de la humedad del suelo, lo que afecta la actividad microbiana y la descomposición de la materia orgánica[1]​. Esto puede llevar a una disminución de la respiración del suelo y a una menor liberación de CO₂ a la atmósfera.

Sin embargo, la sequía también puede afectar la estructura de la comunidad microbiana, reduciéndola en general, pero también puede provocar cambios en la composición de esta comunidad, favoreciendo a los microorganismos tolerantes a la desecación[1]​.

Algunos microorganismos pueden producir Osmolitos para retener la turgencia celular o entrar en un estado fisiológico latente para sobrevivir a la sequía[19]​.

Aumento de las precipitaciones e inundaciones

editar

En algunas regiones, el cambio climático está provocando un aumento de las precipitaciones y las inundaciones. El exceso de humedad del suelo puede crear condiciones anaeróbicas, lo que favorece la metanogénesis (producción de metano) y la desnitrificación (liberación de óxido nitroso)[20]​. Estos gases de efecto invernadero tienen un mayor potencial de calentamiento global que el CO₂.

Por otro lado, Con el aumento de la humedad del suelo, los poros se llenan de agua y se vuelven anaeróbicos, lo que crea condiciones favorables para procesos como la metanogénesis y la desnitrificación, lo que puede resultar en la emisión de CH4 y N2O[1]​. Las variaciones en la humedad y la vegetación, a consecuencia de los cambios en los patrones de precipitación, pueden generar respuestas diferentes en las comunidades microbianas. Por ello, se recomienda pensar en el desenvolvimiento de modelos metabólicos predictivos que permitan realizar simulaciones más precisas en escenarios climáticos futuros[21]​.

Incendios

editar
 
Incendio forestal en el estado de Brandeburgo, verano de 2003.

A nivel global, los incendios están aumentando tanto en frecuencia como en intensidad, impulsados por temporadas de fuego más largas y secas, así como por prácticas de manejo de tierras que no son sostenibles. Estos factores, que incluyen el cambio climático y la deforestación, contribuyen a condiciones que favorecen la propagación de incendios. La combinación de una mayor sequedad en el clima y métodos agrícolas inadecuados no solo incrementa el riesgo de incendios, sino que también dificulta la recuperación de los ecosistemas afectados. Esto genera un ciclo preocupante, donde los incendios se vuelven más comunes y devastadores, afectando tanto la biodiversidad como la calidad del aire y del suelo.

Los incendios tienen un impacto dramático en los suelos, quemando la materia orgánica, alterando la estructura del suelo y afectando a las comunidades microbianas[22]​. Los incendios pueden liberar grandes cantidades de carbono a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global[23]​.

Interacciones entre reinos

editar

Los cambios en las condiciones climáticas pueden afectar las interacciones entre diferentes reinos, como plantas y microorganismos, con consecuencias para el ciclo del carbono. Por ejemplo, el cambio climático puede alterar la cantidad y la composición de los exudados de las raíces, que son una fuente importante de carbono para los microorganismos del suelo[24]​.

Sin embargo, no todos los miembros de una comunidad, ni siquiera las células de una población específica, están activas en un momento dado. La actividad se rige por una compleja interacción de la regulación genética que determina qué genes se expresan y el acceso a los recursos. La variabilidad en la humedad, la temperatura y la química atmosférica local en el suelo afecta la respuesta fenotípica del microbioma del suelo, generando retroalimentación con el cambio climático[25]​.

Impactos indirectos y futuro

editar

Además de estos efectos directos, el cambio climático también puede tener impactos indirectos en los suelos a través de cambios en la vegetación. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas puede favorecer a las especies de plantas C4 sobre las C3, lo que puede alterar la cantidad y la calidad de la materia orgánica que ingresa al suelo[26]​. Estos cambios en la vegetación pueden tener impactos significativos en las comunidades microbianas del suelo y en los procesos biogeoquímicos.

Comprender el impacto del cambio climático en los suelos es crucial para predecir las futuras emisiones de gases de efecto invernadero y para desarrollar estrategias de mitigación. Los suelos juegan un papel importante en el ciclo global del carbono y los cambios en su funcionamiento pueden tener consecuencias significativas para el clima global[27]​.

Consecuencias para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria

editar

El cambio climático está impactando los suelos de múltiples maneras, lo que conlleva profundas implicaciones para la agricultura y la seguridad alimentaria. Estos efectos inducidos por el clima pueden dar lugar a una serie de problemas significativos:

Rendimientos de los cultivos

editar

La degradación del suelo es un problema ambiental crítico que se manifiesta a través de la erosión, la compactación y la pérdida de materia orgánica[28]​. Estos factores, combinados con prácticas agrícolas insostenibles, provocan una reducción de la fertilidad del suelo. La fertilidad es esencial para el crecimiento saludable de los cultivos, ya que determina la capacidad del suelo para proporcionar nutrientes, agua y un ambiente adecuado para las raíces.

 
Tractores trabajando en un campo de patatas (papas), en Fort Fairfield (Maine), EE.UU. Ejemplo de practicas agrícolas.

Calidad de los alimentos

editar

los cambios en los niveles de nutrientes y la composición del suelo pueden afectar a la calidad nutricional de los cultivos alimentarios. La alteración de la disponibilidad de nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio, impacta negativamente en la salud de las plantas. Cuando los suelos se vuelven menos fértiles, los cultivos no pueden desarrollarse de manera óptima, lo que se traduce en rendimientos reducidos. Esto no solo afecta la cantidad de alimentos producidos, sino que también puede influir en la calidad de estos, afectando el valor nutricional que estos ofrecen. Como resultado, la disminución de la producción de alimentos genera una serie de problemas sociales y económicos, como el aumento de la inseguridad alimentaria y el encarecimiento de los productos básicos[29]​.

Disponibilidad de agua

editar

Los cambios en la estructura del suelo, la retención de agua y los patrones de precipitación inducidos por el clima pueden provocar una escasez de agua para el riego de los cultivos[30]​. El estrés hídrico reduce el crecimiento de las plantas, disminuye el rendimiento de los cultivos y aumenta la vulnerabilidad de los cultivos a las plagas y enfermedades[28]​.

Plagas y enfermedades

editar

Las condiciones climáticas cambiantes pueden crear entornos más favorables para las plagas y enfermedades de las plantas, lo que lleva a una mayor incidencia y gravedad de los brotes. El aumento de las temperaturas y los cambios en la humedad pueden afectar los ciclos de vida de las plagas, los patrones de migración y las interacciones con los huéspedes de las plantas, lo que plantea desafíos adicionales para el manejo de plagas[31]​.

Soluciones y Mitigación

editar

Es importante comprender mejor los impactos del cambio climático en los microbios del suelo y el ciclo del carbono para desarrollar estrategias de mitigación y adaptación para la agricultura y la seguridad alimentaria.

Algunas estrategias pueden ser mencionadas para mitigar los impactos negativos del cambio climático en los suelos, centrándose en la manipulación del microbioma del suelo y las prácticas de manejo sostenible:

Manipulación del Microbioma del Suelo:

editar

Secuestro de Carbono

Mejorar la capacidad del suelo para secuestrar carbono, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero[1]​. Este proceso implica la interacción compleja entre las plantas, los microorganismos del suelo y la materia orgánica del suelo.

○ Las plantas absorben CO2 de la atmósfera y liberan una parte significativa (hasta un 20%) en la rizosfera a través de la exudación de raíces, las células desprendidas de la cofia radicular y los hongos micorrízicos[32]​.

○ Esta entrada de carbono estimula a los organismos simbióticos y de vida libre en el suelo, que transforman bioquímicamente el carbono y lo distribuyen a través de la matriz del suelo[33]​.

 
Microbioma del suelo con la que se pueden mitigar los efectos negativos del cambio climático.

○ Las bacterias y los hongos del suelo desempeñan un papel fundamental en la producción de polímeros de carbono que facilitan la formación de agregados del suelo, lo que lleva a la oclusión del carbono del suelo y su almacenamiento a largo plazo[32]​.

Biodiversidad del Suelo

Se ha demostrado que los suelos con mayor biodiversidad tienen una mayor capacidad para secuestrar carbono[33]​. Esto subraya la importancia de promover la diversidad microbiana del suelo para mejorar la mitigación del cambio climático.

Probióticos Ambientales

La investigación se centra en el uso de inoculantes como "probióticos ambientales" para mejorar la salud del suelo y la resiliencia al cambio climático[1]​. Estos inoculantes pueden incluir microorganismos beneficiosos que mejoran el secuestro de carbono, el ciclo de nutrientes y la resistencia al estrés.

 
Campo de fresas en la comunidad agrícola de Dernekamp, Kirchspiel, Dülmen, Renania del Norte-Westfalia, Alemania

Prácticas de Manejo Sostenible del Suelo:

Agricultura sin Labranza, Agricultura de Cobertura y Rotación de Cultivos

Estas prácticas se recomiendan para mejorar la salud del suelo, aumentar el secuestro de carbono y mejorar la resiliencia a los impactos climáticos[34][35]​.

○ La agricultura sin labranza reduce la perturbación del suelo, promoviendo la acumulación de materia orgánica y mejorando la retención de agua.

○ La agricultura de cobertura protege el suelo de la erosión, mejora la infiltración de agua y proporciona hábitat para los microorganismos beneficiosos.

○ La rotación de cultivos interrumpe los ciclos de plagas y enfermedades y mejora la fertilidad del suelo.

Manejo de la Materia Orgánica del Suelo

La adición de materia orgánica al suelo, como abonos verdes y residuos de cultivos, mejora la estructura del suelo, la retención de agua y la actividad microbiana.

Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades

Reducir la dependencia de los pesticidas sintéticos y promover prácticas de control biológico de plagas puede ayudar a preservar la biodiversidad del suelo y minimizar los impactos negativos en los microorganismos beneficiosos.

Investigación Futura

editar

Es esencial abordar estos desafíos mediante la investigación y el desarrollo de estrategias sostenibles para gestionar los recursos del suelo y garantizar la producción de alimentos para una población mundial en crecimiento.

Comprender y mitigar los impactos del cambio climático en los suelos es crucial para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola a largo plazo. Al invertir en estas áreas de investigación futura, podemos obtener los conocimientos necesarios para desarrollar estrategias efectivas que preserven los ecosistemas del suelo, mejoren la productividad de los cultivos y nos ayuden a adaptarnos a los desafíos del cambio climático.

Se podrían mencionar varias áreas prometedoras para la investigación sobre la mitigación de los impactos del cambio climático en los suelos:

Comprender la Complejidad de las Interacciones del Microbioma del Suelo:

editar

Interacciones entre Reinos

editar

Profundizar en la comprensión de cómo el cambio climático impacta las interacciones entre los diferentes reinos del suelo, como bacterias, hongos, protozoos y nematodos. La investigación debe centrarse en el flujo de carbono asociado con estas interacciones y cómo las alteraciones inducidas por el clima pueden afectar el equilibrio y la función del ecosistema del suelo[4]​.

Redundancia Funcional

editar

Investigar el papel de la redundancia funcional en la resistencia y resiliencia del microbioma del suelo al cambio climático. Determinar si diferentes especies microbianas pueden realizar funciones similares y cómo esta redundancia contribuye a la estabilidad del ecosistema en condiciones cambiantes[4]​.

 
Estado actual y deseado a futuro con técnicas basadas en la microbiota del suelo.

Desarrollar Herramientas Analíticas Avanzadas

editar

Sondeo de Isótopos Estables (SIP)

editar

Ampliar el uso de técnicas SIP para rastrear el destino del carbono en los suelos y cuantificar las contribuciones específicas de taxones a los procesos biogeoquímicos[36][37]​. Desarrollar nuevas metodologías SIP, como qSIP, para medir las tasas de crecimiento y asimilación de carbono de poblaciones microbianas individuales en comunidades complejas[38]​.

Enfoques Multiómicos

editar

Integrar datos de metagenómica, metatranscriptómica, metaproteómica y metabolómica para obtener una comprensión más completa de la composición, función y respuesta del microbioma del suelo al cambio climático[39]​. Este enfoque puede ayudar a identificar genes, proteínas y metabolitos clave involucrados en las vías metabólicas del carbono y los nutrientes, lo que permite una mejor predicción de los impactos del cambio climático[1]​.

Conectar la Investigación de Laboratorio con Estudios de Campo

editar

Mesocosmos y Dispositivos Microfabricados

editar
Archivo:Soil Microbiomes Under Climate Change and Implications for Carbon Cycling Naylor, D., Sadler et al 2020.gif
Un desafío central en la predicción de los efectos del cambio climático es integrar las predicciones derivadas de modelos en diferentes escalas de resolución.

Desarrollar mesocosmos y dispositivos microfabricados que imiten el microambiente del suelo y permitan la visualización directa de los procesos microbianos [40][41][42]​. Estas herramientas pueden ayudar a cerrar la brecha entre los estudios de laboratorio y de campo, proporcionando información sobre las interacciones microbianas y los procesos biogeoquímicos en un entorno más realista.

Integración de Datos y Modelos

editar

Integrar datos de experimentos de laboratorio, estudios de campo y modelos para mejorar las predicciones de los impactos del cambio climático en el ciclo del carbono del suelo[43]​. Este enfoque interdisciplinario puede conducir a una mejor comprensión de las complejas interacciones entre los microbios del suelo, las plantas y el medio ambiente.

Explorar Soluciones Innovadoras

editar

Ingeniería del Microbioma del Suelo

editar

Investigar la posibilidad de diseñar comunidades microbianas del suelo para mejorar el secuestro de carbono, el ciclo de nutrientes y la resistencia al estrés[44]​. Esto podría implicar la introducción de microorganismos beneficiosos o la manipulación de las condiciones del suelo para promover el crecimiento de comunidades microbianas deseables.

Biocarbón como Enmienda del Suelo

editar

Estudiar más a fondo el potencial del biocarbón como enmienda del suelo para mejorar el secuestro de carbono y la fertilidad del suelo[45]​. El biocarbón, un material rico en carbono producido por la pirólisis de la biomasa, puede secuestrar carbono en el suelo durante largos períodos y mejorar las propiedades físicas y químicas del suelo.

Referencias

editar
  1. a b c d e f g h Jansson, Janet K.; Hofmockel, Kirsten S. (4 de octubre de 2019). «Soil microbiomes and climate change». Nature Reviews Microbiology 18 (1): 35-46. ISSN 1740-1526. doi:10.1038/s41579-019-0265-7. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  2. Kuzyakov, Yakov; Blagodatskaya, Evgenia (2015-04). «Microbial hotspots and hot moments in soil: Concept & review». Soil Biology and Biochemistry 83: 184-199. ISSN 0038-0717. doi:10.1016/j.soilbio.2015.01.025. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  3. a b Fluegeman, Richard H. (17 de enero de 2013). «Fundamentals of geobiology, edited by Andrew H.Knoll, Donald E.Canfield and Kurt O.Konhauser. Wiley-Blackwell, Chichester, 2011. No. of pages: xii+443. Price: US$79.95. ISBN 978-1-4051-8752-7 (paperback).». Geological Journal 49 (2): 218-219. ISSN 0072-1050. doi:10.1002/gj.2488. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  4. a b c d Naylor, Dan; Sadler, Natalie; Bhattacharjee, Arunima; Graham, Emily B.; Anderton, Christopher R.; McClure, Ryan; Lipton, Mary; Hofmockel, Kirsten S. et al. (17 de octubre de 2020). «Soil Microbiomes Under Climate Change and Implications for Carbon Cycling». Annual Review of Environment and Resources 45 (1): 29-59. ISSN 1543-5938. doi:10.1146/annurev-environ-012320-082720. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  5. Correa, Kris; Avalos, Grinia; Cubas, Felix; De la Cruz, Gustavo; Díaz, A. (2023-03). «Orientaciones para el análisis del clima y determinación de los peligros asociados al cambio climático. Nota Técnica N° 001-2019/SENAMHI/DMA (marzo 2023)». Repositorio Institucional - SENAMHI. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  6. Schrag, Daniel P.; Berner, Robert A.; Hoffman, Paul F.; Halverson, Galen P. (2002-06). «On the initiation of a snowball Earth». Geochemistry, Geophysics, Geosystems (en inglés) 3 (6): 1-21. ISSN 1525-2027. doi:10.1029/2001GC000219. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  7. Li, Z.X.; Bogdanova, S.V.; Collins, A.S.; Davidson, A.; De Waele, B.; Ernst, R.E.; Fitzsimons, I.C.W.; Fuck, R.A. et al. (2008-01). «Assembly, configuration, and break-up history of Rodinia: A synthesis». Precambrian Research (en inglés) 160 (1-2): 179-210. doi:10.1016/j.precamres.2007.04.021. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  8. Detection and Attribution of Climate Change: from Global to Regional. Cambridge University Press. 24 de marzo de 2014. pp. 867-952. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  9. a b Knutson, T.; Kossin, J.P.; Mears, C.; Perlwitz, J.; Wehner, M.F. (2017). Ch. 3: Detection and Attribution of Climate Change. Climate Science Special Report: Fourth National Climate Assessment, Volume I. U.S. Global Change Research Program. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  10. Jansson, Janet K.; Hofmockel, Kirsten S. (4 de octubre de 2019). «Soil microbiomes and climate change». Nature Reviews Microbiology 18 (1): 35-46. ISSN 1740-1526. doi:10.1038/s41579-019-0265-7. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  11. Sulman, Benjamin N.; Phillips, Richard P.; Oishi, A. Christopher; Shevliakova, Elena; Pacala, Stephen W. (10 de noviembre de 2014). «Microbe-driven turnover offsets mineral-mediated storage of soil carbon under elevated CO2». Nature Climate Change 4 (12): 1099-1102. ISSN 1758-678X. doi:10.1038/nclimate2436. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  12. Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) (29 de junio de 2023). Climate Change 2021 – The Physical Science Basis. Cambridge University Press. ISBN 978-1-009-15789-6. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  13. Sheik, Cody S; Beasley, William Howard; Elshahed, Mostafa S; Zhou, Xuhui; Luo, Yiqi; Krumholz, Lee R (31 de marzo de 2011). «Effect of warming and drought on grassland microbial communities». The ISME Journal 5 (10): 1692-1700. ISSN 1751-7362. doi:10.1038/ismej.2011.32. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  14. Pold, Grace; Melillo, Jerry M.; DeAngelis, Kristen M. (20 de mayo de 2015). «Two decades of warming increases diversity of a potentially lignolytic bacterial community». Frontiers in Microbiology 6. ISSN 1664-302X. doi:10.3389/fmicb.2015.00480. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  15. Goll, Daniel S.; Moosdorf, Nils; Hartmann, Jens; Brovkin, Victor (22 de mayo de 2014). «Climate‐driven changes in chemical weathering and associated phosphorus release since 1850: Implications for the land carbon balance». Geophysical Research Letters 41 (10): 3553-3558. ISSN 0094-8276. doi:10.1002/2014gl059471. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  16. Beaulieu, E.; Goddéris, Y.; Donnadieu, Y.; Labat, D.; Roelandt, C. (26 de febrero de 2012). «High sensitivity of the continental-weathering carbon dioxide sink to future climate change». Nature Climate Change 2 (5): 346-349. ISSN 1758-678X. doi:10.1038/nclimate1419. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  17. Xiong, Jinbo; He, Zhili; Shi, Shengjing; Kent, Angela; Deng, Ye; Wu, Liyou; Van Nostrand, Joy D.; Zhou, Jizhong (20 de marzo de 2015). «Elevated CO2 shifts the functional structure and metabolic potentials of soil microbial communities in a C4 agroecosystem». Scientific Reports 5 (1). ISSN 2045-2322. doi:10.1038/srep09316. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  18. Yang, Sihang; Zheng, Qiaoshu; Yuan, Mengting; Shi, Zhou; Chiariello, Nona R.; Docherty, Kathryn M.; Dong, Shikui; Field, Christopher B. et al. (2019-02). «Long-term elevated CO2 shifts composition of soil microbial communities in a Californian annual grassland, reducing growth and N utilization potentials». Science of The Total Environment 652: 1474-1481. ISSN 0048-9697. doi:10.1016/j.scitotenv.2018.10.353. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  19. Kirschbaum, Miko U.F. (2000). Biogeochemistry 48 (1): 21-51. ISSN 0168-2563. doi:10.1023/a:1006238902976 http://dx.doi.org/10.1023/a:1006238902976 |url= sin título (ayuda). Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  20. Intergovernmental Panel on Climate Change (26 de enero de 2015). Climate Change 2014: Mitigation of Climate Change. Cambridge University Press. ISBN 978-1-107-05821-7. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  21. Roy Chowdhury, Taniya; Lee, Joon-Yong; Bottos, Eric M.; Brislawn, Colin J.; White, Richard Allen; Bramer, Lisa M.; Brown, Joseph; Zucker, Jeremy D. et al. (27 de agosto de 2019). «Metaphenomic Responses of a Native Prairie Soil Microbiome to Moisture Perturbations». mSystems 4 (4). ISSN 2379-5077. doi:10.1128/msystems.00061-19. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  22. Knelman, Joseph; Schmidt, Steve; Garayburu-Caruso, Vanessa; Kumar, Swatantar; Graham, Emily (12 de junio de 2019). «Multiple, Compounding Disturbances in a Forest Ecosystem: Fire Increases Susceptibility of Soil Edaphic Properties, Bacterial Community Structure, and Function to Change with Extreme Precipitation Event». Soil Systems 3 (2): 40. ISSN 2571-8789. doi:10.3390/soilsystems3020040. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  23. Hart, Stephen C.; DeLuca, Thomas H.; Newman, Gregory S.; MacKenzie, M. Derek; Boyle, Sarah I. (2005-12). «Post-fire vegetative dynamics as drivers of microbial community structure and function in forest soils». Forest Ecology and Management 220 (1-3): 166-184. ISSN 0378-1127. doi:10.1016/j.foreco.2005.08.012. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  24. von Rein, Isabell; Gessler, Arthur; Premke, Katrin; Keitel, Claudia; Ulrich, Andreas; Kayler, Zachary E. (19 de abril de 2016). «Forest understory plant and soil microbial response to an experimentally induced drought and heat‐pulse event: the importance of maintaining the continuum». Global Change Biology 22 (8): 2861-2874. ISSN 1354-1013. doi:10.1111/gcb.13270. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  25. Jansson, Janet K; Hofmockel, Kirsten S (2019-06). «Corrigendum to “The soil microbiome — from metagenomics to metaphenomics” [Curr Opin Micrbiol 43 (June 2018) 162-168]». Current Opinion in Microbiology 49: 104. ISSN 1369-5274. doi:10.1016/j.mib.2019.04.004. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  26. Langmuir, Charles H.; Broecker, Wally (31 de diciembre de 2012). How to Build a Habitable Planet. Princeton University Press. ISBN 978-1-4008-4197-4. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  27. Bradford, Mark A.; Davies, Christian A.; Frey, Serita D.; Maddox, Thomas R.; Melillo, Jerry M.; Mohan, Jacqueline E.; Reynolds, James F.; Treseder, Kathleen K. et al. (5 de noviembre de 2008). «Thermal adaptation of soil microbial respiration to elevated temperature». Ecology Letters 11 (12): 1316-1327. ISSN 1461-023X. doi:10.1111/j.1461-0248.2008.01251.x. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  28. a b Lewis, Kristin L.M.; Avery, Christopher W.; Reidmiller, David R. (2018). Appendix 2 : Information in the Fourth National Climate Assessment. Impacts, Risks, and Adaptation in the United States: The Fourth National Climate Assessment, Volume II. U.S. Global Change Research Program. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  29. Stevanović, Miodrag; Popp, Alexander; Lotze-Campen, Hermann; Dietrich, Jan Philipp; Müller, Christoph; Bonsch, Markus; Schmitz, Christoph; Bodirsky, Benjamin Leon et al. (5 de agosto de 2016). «The impact of high-end climate change on agricultural welfare». Science Advances 2 (8). ISSN 2375-2548. doi:10.1126/sciadv.1501452. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  30. Beerling, David J.; Butterfield, Nicholas J. (30 de marzo de 2012). «Plants and Animals as Geobiological Agents». Fundamentals of Geobiology: 188-204. doi:10.1002/9781118280874.ch11. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  31. Lamichhane, Jay Ram; Barzman, Marco; Booij, Kees; Boonekamp, Piet; Desneux, Nicolas; Huber, Laurent; Kudsk, Per; Langrell, Stephen R. H. et al. (30 de diciembre de 2014). «Robust cropping systems to tackle pests under climate change. A review». Agronomy for Sustainable Development 35 (2): 443-459. ISSN 1774-0746. doi:10.1007/s13593-014-0275-9. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  32. a b Averill, Colin; Turner, Benjamin L.; Finzi, Adrien C. (2014-01). «Mycorrhiza-mediated competition between plants and decomposers drives soil carbon storage». Nature 505 (7484): 543-545. ISSN 0028-0836. doi:10.1038/nature12901. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  33. a b Lal, R. (11 de junio de 2004). «Soil Carbon Sequestration Impacts on Global Climate Change and Food Security». Science 304 (5677): 1623-1627. ISSN 0036-8075. doi:10.1126/science.1097396. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  34. Lal, R.; Delgado, J. A.; Groffman, P. M.; Millar, N.; Dell, C.; Rotz, A. (1 de julio de 2011). «Management to mitigate and adapt to climate change». Journal of Soil and Water Conservation 66 (4): 276-285. ISSN 0022-4561. doi:10.2489/jswc.66.4.276. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  35. Anderson, Allison (2012-09). «Climate Change Education for Mitigation and Adaptation». Journal of Education for Sustainable Development 6 (2): 191-206. ISSN 0973-4082. doi:10.1177/0973408212475199. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  36. Hungate, Bruce A.; Mau, Rebecca L.; Schwartz, Egbert; Caporaso, J. Gregory; Dijkstra, Paul; van Gestel, Natasja; Koch, Benjamin J.; Liu, Cindy M. et al. (2015-11). «Quantitative Microbial Ecology through Stable Isotope Probing». Applied and Environmental Microbiology 81 (21): 7570-7581. ISSN 0099-2240. doi:10.1128/aem.02280-15. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  37. Papp, Katerina; Hungate, Bruce A.; Schwartz, Egbert (25 de noviembre de 2019). «Glucose triggers strong taxon‐specific responses in microbial growth and activity: insights from <scp>DNA</scp> and <scp>RNA qSIP</scp>». Ecology 101 (1). ISSN 0012-9658. doi:10.1002/ecy.2887. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  38. Papp, Katerina; Mau, Rebecca L; Hayer, Michaela; Koch, Benjamin J; Hungate, Bruce A; Schwartz, Egbert (24 de julio de 2018). «Quantitative stable isotope probing with H2  18O reveals that most bacterial taxa in soil synthesize new ribosomal RNA». The ISME Journal 12 (12): 3043-3045. ISSN 1751-7362. doi:10.1038/s41396-018-0233-7. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  39. Hultman, Jenni; Waldrop, Mark P.; Mackelprang, Rachel; David, Maude M.; McFarland, Jack; Blazewicz, Steven J.; Harden, Jennifer; Turetsky, Merritt R. et al. (4 de marzo de 2015). «Multi-omics of permafrost, active layer and thermokarst bog soil microbiomes». Nature 521 (7551): 208-212. ISSN 0028-0836. doi:10.1038/nature14238. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  40. Guo, Yi-Syuan; Furrer, Jessica M.; Kadilak, Andrea L.; Hinestroza, Hector F.; Gage, Daniel J.; Cho, Yong Ku; Shor, Leslie M. (19 de septiembre de 2018). «Bacterial Extracellular Polymeric Substances Amplify Water Content Variability at the Pore Scale». Frontiers in Environmental Science 6. ISSN 2296-665X. doi:10.3389/fenvs.2018.00093. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  41. Huang, Xizhi; Li, Yiwei; Liu, Bifeng; Guggenberger, Georg; Shibistova, Olga; Zhu, Zhenke; Ge, Tida; Tan, Wenfeng et al. (2017-10). «SoilChip-XPS integrated technique to study formation of soil biogeochemical interfaces». Soil Biology and Biochemistry 113: 71-79. ISSN 0038-0717. doi:10.1016/j.soilbio.2017.05.021. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  42. Soufan, Raghad; Delaunay, Yolaine; Gonod, Laure Vieublé; Shor, Leslie M.; Garnier, Patricia; Otten, Wilfred; Baveye, Philippe C. (3 de julio de 2018). «Pore-Scale Monitoring of the Effect of Microarchitecture on Fungal Growth in a Two-Dimensional Soil-Like Micromodel». Frontiers in Environmental Science 6. ISSN 2296-665X. doi:10.3389/fenvs.2018.00068. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  43. Hobbie, Erik A.; Chen, Janet; Hanson, Paul J.; Iversen, Colleen M.; McFarlane, Karis J.; Thorp, Nathan R.; Hofmockel, Kirsten S. (17 de mayo de 2017). «Long-term carbon and nitrogen dynamics at SPRUCE revealed through stable isotopes in peat profiles». Biogeosciences 14 (9): 2481-2494. ISSN 1726-4189. doi:10.5194/bg-14-2481-2017. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  44. Science Breakthroughs to Advance Food and Agricultural Research by 2030. 21 de marzo de 2019. doi:10.17226/25059. Consultado el 4 de noviembre de 2024. 
  45. Jansson, Christer; Wullschleger, Stan D.; Kalluri, Udaya C.; Tuskan, Gerald A. (2010-10). «Phytosequestration: Carbon Biosequestration by Plants and the Prospects of Genetic Engineering». BioScience 60 (9): 685-696. ISSN 1525-3244. doi:10.1525/bio.2010.60.9.6. Consultado el 4 de noviembre de 2024.