Domesticación

proceso donde una población de animales o plantas cambian a nivel genético
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La domesticación es una relación mutualista multigeneracional en la que una especie animal, como los humanos o las hormigas cortadoras de hojas, asume el control y el cuidado de otra especie, como las ovejas o los hongos, para obtener de ellos un suministro constante de recursos, como carne, leche o mano de obra. El proceso es gradual y geográficamente difuso, basado en ensayo y error.

Los perros y las ovejas se encuentran entre los primeros animales en ser domesticados, hace al menos entre quince mil y once mil años respectivamente.[1]
El arroz fue domesticado en China hace unos 13 500 a 8200 años.[2]

El primer animal domesticado por los humanos fue el perro, como comensal, hace al menos 15 000 años. Otros animales, como las cabras, las ovejas y las vacas, fueron domesticados a partir de hace unos 11 000 años. Entre las aves, el pollo fue domesticado por primera vez en Asia Oriental, aparentemente para las peleas de gallos, hace unos 7000 años. El caballo fue domesticado hace unos 5500 años en Asia Central como animal de trabajo. Entre los invertebrados, el gusano de seda y la abeja melífera occidental fueron domesticados hace más de 5000 años para la producción de seda y miel, respectivamente.

La domesticación de plantas comenzó hace unos 13 000 a 11 000 años con cereales como el trigo y la cebada en Oriente Medio; junto con cultivos como la lenteja, los guisantes, los garbanzos y el lino. El arroz se cultivó por primera vez en China hace unos 13 500 a 8200 años. Hace unos 10 000 años, los pueblos indígenas de América comenzaron a cultivar maní, calabazas, maíz, papas, algodón y yuca. En África, se domesticaron cultivos como el sorgo. La agricultura se desarrolló en unos 13 centros de todo el mundo, al domesticarse diferentes cultivos y animales.

La domesticación afectó a los genes de la conducta en los animales, haciéndolos menos agresivos. En las plantas, la domesticación afectó a los genes de la morfología, como el aumento del tamaño de las semillas y la prevención del descascaramiento de las espigas, como en el caso del trigo. Estos cambios hacen que los organismos domesticados sean más fáciles de manipular y reducen su capacidad de sobrevivir en la naturaleza.

Definiciones

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Domesticación (no debe confundirse con el amaestramiento de un animal),[3][4][5]​ del latín domesticus, 'perteneciente a la casa'.[6]​ El término permaneció vagamente definido hasta el siglo XXI, cuando la arqueóloga estadounidense Melinda A. Zeder lo definió como una relación a largo plazo en la que los humanos toman el control y el cuidado de otro organismo para obtener un suministro predecible de un recurso, lo que resulta en beneficios mutuos. Señaló además que no es sinónimo de agricultura, ya que la agricultura depende de los organismos domesticados, pero no es un resultado automático de la domesticación.[7]

 
Diagrama del proceso de domesticación como un proceso donde una especie gestiona activamente a otra para obtener recursos o servicios, según la definición de Michael Purugganan.[8]

Michael D. Purugganan señala que la domesticación ha sido difícil de definir, a pesar del «consenso instintivo» de que significa «las plantas y animales que se encuentran bajo el cuidado de los humanos que nos brindan beneficios y que han evolucionado bajo nuestro control».[8]​ Comenta que insectos como las termitas, los escarabajos de ambrosía y las hormigas cortadoras de hojas han domesticado algunas especies de hongos; y señala además que otros grupos como las malas hierbas y los comensales han sido llamados erróneamente domesticados.[8]​ Partiendo de la definición de Zeder, Purugganan propone una definición «amplia»: «un proceso coevolutivo que surge de un mutualismo, en el que una especie (el domesticador) construye un entorno donde gestiona activamente tanto la supervivencia como la reproducción de otra especie (el domesticado) con el fin de proporcionar a la primera recursos y/o servicios».[8]​ Comenta que esto añade la construcción de nicho a las actividades del domesticador.[8]

El síndrome de domesticación es el conjunto de rasgos fenotípicos que surgieron durante el proceso de domesticación inicial y que distinguen a los cultivos de sus ancestros salvajes.[9][10]​ También puede significar un conjunto de diferencias que ahora se observan en los animales domésticos, que no necesariamente reflejan el proceso de domesticación inicial. Los cambios incluyen mayor docilidad y mansedumbre, coloración del pelaje, reducción del tamaño de los dientes, morfología craneofacial, forma de las orejas y la cola (por ejemplo, orejas caídas), ciclos estrales, niveles de hormona adrenocorticotrópica y neurotransmisores, prolongación del comportamiento juvenil, reducción del tamaño del cerebro y de regiones cerebrales en particular.[11]

Origen

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La domesticación de animales y plantas fue provocada por los cambios climáticos y ambientales que se produjeron después del pico del último máximo glacial y que continúan hasta nuestros días. Estos cambios dificultaron la obtención de alimentos mediante la caza y recolección.[12]​ El primer animal en ser domesticado fue el perro hace al menos 15 000 años.[1]​ El Dryas Reciente, hace 12 900 años, fue un período de intenso frío y aridez que presionó a los humanos para intensificar sus estrategias de búsqueda de alimentos, pero no favoreció la agricultura. A principios del Holoceno, hace 11 700 años, un clima más cálido y el aumento de las poblaciones humanas llevaron a la domesticación de animales y plantas a pequeña escala y a un mayor suministro de alimentos.[13]

Cronología de algunos eventos importantes de domesticación
Evento Centro de origen Propoósito Fecha/tiempo
Forrajeo de granos silvestres Asia Alimento > 23 000[14]
Perro Eurasia Comensal > 15 000[1]
Trigo y cebada Oriente Próximo Alimento 13 000–11 000[14]
Lino Oriente Próximo Tejidos 13 000–11 000[15]
Cabra, oveja, cerdo y vaca Oriente Próximo y Sur de Asia Alimento 11 000–10 000[1]
Arroz China Alimento 9000[16]
Pollo Este de Asia Pelea de gallos 7000[17]
Caballo Asia Central Carga y monta 5500[1]

La aparición del perro doméstico en el registro arqueológico, hace al menos 15 000 años, fue seguida por la domesticación del ganado y de cultivos como el trigo y la cebada; la invención de la agricultura y la transición de los seres humanos de la recolección de alimentos a la agricultura en diferentes lugares y épocas del planeta.[1][18][19][20]​ Por ejemplo, el cultivo experimental a pequeña escala de cereales comenzó hace unos 28 000 años en el yacimiento de Ohalo II en Israel.[21]

En el Creciente Fértil, hace entre 11 000 y 10 000 años, la zooarqueología indica que las cabras, los cerdos, las ovejas y el ganado taurino fueron los primeros animales domesticados. Dos mil años después, el ganado de cebú jorobado fue domesticado en lo que hoy es Baluchistán, en Pakistán. En Asia Oriental, hace 8000 años, los cerdos fueron domesticados a partir de jabalíes genéticamente diferentes de los que se encuentran en el Creciente Fértil.[1]​ La domesticación del gato sucedió en el Creciente Fértil, quizás hace 10 000 años,[22]​ a partir de gatos monteses europeos, posiblemente para controlar a los roedores que dañaban los alimentos almacenados.[23]

 
Centros de origen y difusión de la agricultura en la revolución neolítica, acorde a la conclusión en 2003[24]

Caracterización

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Numerosos autores han definido la domesticación:

  • Price (1984) lo hace diciendo: "La domesticación es un proceso mediante el cual una población animal se adapta al hombre y a una situación de cautividad a través de una serie de modificaciones genéticas que suceden en el curso de generaciones y a través de una serie de procesos de adaptación producidos por el ambiente y repetidos por generaciones".

En esta definición el autor habla de una adaptación evolutiva gradual al ser humano y a condiciones ambientales nuevas (encierro), lo cual indica que el proceso conlleva largos períodos y el paso de numerosas generaciones para que estos cambios se fijen genéticamente y sean modificaciones en el comportamiento, en la morfología, fisiología o embriología del ser vivo.

Zeuner (1963), reconoce cinco etapas fundamentales dentro del proceso de domesticación:

  • En la primera etapa, la unión hombre-animal es muy débil y son frecuentes los cruces de las formas mantenidas en cautividad con las formas salvajes originarias. El control que el hombre ejerce sobre el animal es muy reducido.
  • En la segunda etapa, el hombre comienza a controlar la reproducción de los animales y a seleccionarlos para reducir sus dimensiones y aumentar las características de docilidad para poder manejarlos mejor. En esta fase, es importante evitar el cruce con las formas salvajes para mantener y fijar las características deseadas.
  • Seguidamente, el hombre comienza a demostrar un interés creciente hacia la producción de carne y se da cuenta de la utilidad que supone el aumento de las dimensiones de los animales de cría. Inicia esta tercera etapa de trabajo para volver a cruzar las formas domésticas, más pequeñas, con las formas salvajes, más grandes, y pone atención en mantener las características de docilidad previamente seleccionadas.
  • En la cuarta etapa, el interés por los productos de origen animal unido a la creciente capacidad del hombre para controlar a los animales de producción conduce, mediante un largo trabajo de selección, a la creación de razas especializadas con diferentes aptitudes productivas que garanticen un aumento en la producción de carne, lana, leche, etc.
  • En la quinta etapa resulta absolutamente necesario evitar los acoplamientos de la forma salvaje con las razas domésticas especializadas. Por tales motivos, se realiza una actividad de control numérico de la población salvaje que, en tales casos, conlleva nada menos que al exterminio de las formas salvajes y, en el mejor de los casos, a su asimilación dentro de las formas domésticas.

Hart (1985) indica que actualmente nos encontramos frente a la sexta etapa del proceso de domesticación, en el que las características comportamentales y genéticas de los animales de producción se han visto modificadas hasta tal punto que han perdido la capacidad de sobrevivir y de reproducirse sin la intervención del hombre. Sin embargo, si bien es verdad que los animales domésticos han perdido muchas de las características que les posibilitan adaptarse a la vida en la naturaleza, es también cierto que algunas de estas características pueden ser readquiridas, como sucede en el proceso de readaptación a la vida salvaje.

Domesticar y domar

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Domesticar y domar animales son procesos distintos, ya que no abarcan las mismas técnicas. La diferencia es evidente:

En español, domar indica amansar a un animal violento mediante ejercicios y enseñanzas[25]​ de tal forma que, al final, es capaz de comportarse de una forma más pacífica con el entorno que le rodea. Por el contrario, domesticar consiste en someter y reducir[26]​ a un animal salvaje, especialmente valiéndose de la fuerza y las relaciones de dependencia, para que adopte una cierta conducta en consonancia con el propósito de aquel que lo domestica.

El término inglés tame o domado se refiere a individuos mansos, dóciles, producto de un trabajo hecho por el hombre pero cuya reproducción no se somete a selección artificial, con intención de lograr mansedumbre, como en los animales domésticos. Ya Darwin (1859 y 1868) manifestaba que «domesticar es más que domar». Con el término «doméstico» se hace referencia a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres.

La doma, en ambos casos, hace referencia a individuos y no a poblaciones (conjunto de individuos), mientras que la domesticación involucra a poblaciones enteras. Por ejemplo, se puede domar a leones, tigres o panteras, pero no se puede decir que sean especies domésticas. La diferencia entre las dos lenguas es que en inglés los animales domados se reproducen en poblaciones silvestres y resulta dificultoso en condiciones de cautiverio, pero en español la doma también se refiere a ciertas especies domésticas, como los caballos.

Hay numerosos autores que hablan del proceso de domesticación en el caso de las abejas, donde las fases transcurrieron, pero la línea divisoria entre abejas domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de haber seleccionado las colmenas durante miles de años todos los apicultores son conscientes de que cuando su mejor colmena en mansedumbre desea dejar su cómoda casa a cambio de un hueco de árbol lo hace sin mayores problemas y muchas veces sobrevive sin mayores inconvenientes, lo cual podríamos definir como un alto grado de readaptación a la vida silvestre.

El proceso de domesticación se logra mediante selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo. En una investigación realizada en 2014 por Carneiro et al.[27]​ sobre la domesticación de los conejos se demostró que el proceso de domesticación implica cambios genéticos en los procesos iniciales de la domesticación relacionados con el desarrollo neuronal y del cerebro y esto les permitió a los conejos adaptarse a las condiciones de vida proporcionadas por los humanos.

La readaptación a la vida silvestre (asilvestramiento) de una especie doméstica es el proceso contrario: en él la especie doméstica va perdiendo a mayor o menor velocidad los caracteres seleccionados artificialmente al verse sometida al proceso de selección natural que, sin duda, favorece aquellos caracteres más adecuados para que la especie viva en forma libre sin los cuidados del ser humano. Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa para la abeja en el momento de encontrarse con un predador que ataca su colmena. Readaptarse a la vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el tiempo dependerá, en gran medida, de las modificaciones genéticas experimentadas en el proceso de domesticación. Cuanto mayores fuesen los cambios alcanzados en el proceso de domesticación, mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad de generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre. Y es posible que muchas especies que el hombre ha domesticado difícilmente lograrán volver a la vida silvestre.

Domesticación en abejas

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En caso de la abeja melífera tenemos que ser conscientes que no hubo grandes cambios genéticos, fisiológicos o morfológicos que el hombre seleccionara. Por encima de todo la selección es mansedumbre, porque el resto son variables que la selección natural también tiende a resaltar, como es el comportamiento de limpieza, tan destacado en enfermedades y parásitos como es el caso de varroa, encontrado en abejas rusas que tienen un comportamiento natural de quitárselas. Logrando luego por selección artificial de cruzamiento de estas abejas resistencia a varroa en otras razas.

También hay que diferenciar el grado de adaptación al ambiente de diferentes razas de Apis mellifera, porque a pesar de haber transcurrido muchos siglos de importación de colmenas a Brasil de abejas de raza europeas, éstas nunca llegaron a vivir en estado silvestre o rústico; como lo hicieron los híbridos de abejas africanizadas de abejas africanas Apis mellifera scutellata con abeja criolla Apis mellifera del continente Americano; que inmediatamente invadieron la región tropical y subtropical del continente tanto al norte como al sur, probablemente por estar mejor adaptadas a estos tipos de climas. Por ello podríamos hablar de razas domésticas y no de especie doméstica, pero nos encontramos que las que definiríamos domésticas en nuestro continente (abeja europea) no se comportan de la misma manera en Europa donde sí se tornan silvestres.

Otro factor que juega en gran medida en el proceso de readaptación a la vida silvestre en el caso de la abeja es la gran cantidad de generaciones que transcurren en un período determinado, si lo comparamos con un mamífero de ciclo de vida larga.[28]

Historia de la domesticación

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La domesticación no se llevó a cabo al mismo tiempo en todo el mundo. Se estima que hacia 9000 a. C. se inició la Revolución neolítica, en la cual el ser humano empezó a sedentarizarse, como consecuencia de la práctica de la domesticación y posteriormente de la agricultura. Esto acaeció en el Cercano Oriente. Posiblemente, el primer animal doméstico fue el perro hace aproximadamente 15 000 años. Sin embargo, la domesticación es un proceso que ha ocurrido numerosas veces en diferentes culturas.

La diferenciación de las plantas silvestres de las domesticadas pudo ser el resultado de la interacción constante y a largo plazo entre los humanos y los ancestros de los cultígenos. Sumado a ello, las sociedades indígenas poseían un profundo conocimiento sobre los animales y las plantas de su entorno. El cuidado de especies silvestres útiles (por ejemplo el desmalezado eliminando la competencia), la labranza de suelos, el cultivo de plantas y árboles no domesticados, la retención selectiva, la cría de animales no domésticos, implicaban cierta intervención en su ciclo de vida. Este proceso involucró cambios genéticos, de manera tal que algunas especies llegaron a ser dependientes de los humanos para su reproducción. Los cambios genéticos en los vegetales aumentaron su rendimiento a partir de un incremento del tamaño y el número de semillas.[29]

Granada (fruto)EspárragoPlátanoMashuaAguacateCurubaGranadillaPepinoPiñaChirimoyaQuinoaYucaApioRábanoMelocotónUvaCaña de azúcarManíCacaoSojaCebollaHigoTéPalmeraCítricoSandíaOlivoAjíBayaLentejaMijoPapasFrejolTabacoArrozTomateAlgodónMaízCebadaTrigoCentenoElephas maximusPavo domésticoRenoGansoVicugna pacosDromedarioCamelus bactrianusYakBombyx moriAnas platyrhynchos domesticusLama glamaGatoGallinaApis melliferaBubalus bubalisBurroCobayaVacaCerdoOvejaCaballoCabra

Cuando los animales son domesticados, se producen cambios a nivel morfológico, fisiológico, reproductivos y de comportamiento. Con los avances de las herramientas y de la ingeniería genética se podría investigar los cambios que sufren los animales en su comportamiento durante las fases de adaptación lo que les permitiera adaptarse y sobrevivir a las condiciones brindadas por el ser humano.

Agriotipo

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En ganadería, un agriotipo es el animal salvaje del que procede un animal doméstico. El agriotipo siempre pertenece a una sola especie, pero puede tratarse de varias subespecies diferentes de esta, ya sea porque el animal fue domesticado de forma independiente en dos o más lugares a la vez o porque los criadores quisieron aprovechar las cualidades de varias razas salvajes diferentes. Los animales domésticos pueden cruzarse con sus agriotipos y tener descendencia fértil, siempre y cuando la anatomía no haya variado lo suficiente como para impedir el acoplamiento (como sucedería entre un chihuahua y un lobo salvaje).

Domesticación de plantas

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La agricultura surgió de manera independiente en varios lugares de la tierra, y la prueba más antigua de actividad agrícola data de hace diez mil años en lo que ahora es Irak (Heiser 1990). La domesticación de plantas y animales ocurrió inicialmente en la "media luna de las tierras fértiles" de la Mesopotamia asiática, la región andina de Sudamérica, en algunas partes de Asia, y en México, y de ahí se dispersó al resto del planeta.

Algunas regiones asimilaron estas prácticas mucho más rápido que otras (Diamond 1999). La domesticación de plantas y animales útiles para la alimentación, la medicina y el trabajo transformó radicalmente las sociedades humanas. Los métodos convencionales de mejoramiento de plantas y animales, a través de la fertilización cruzada y la selección, han permitido desarrollar variedades con grupos de características particulares. Así, desde tiempos inmemorables los seres humanos han modificado el entorno que los rodea y como parte de estas actividades, han seleccionado características valiosas de diferentes plantas, animales y microorganismos. A través del proceso de cruzas controladas y selección gradual, nuestros ancestros escogieron un grupo pequeño de la enorme cantidad de plantas silvestres y lo transformaron en los cultivos que ahora conocemos. Durante este largo proceso ocurrieron muchos cambios fenotípicos en las plantas, por ejemplo: hábito de crecimiento determinado, pérdida de la dispersión de la semilla, maduración sincrónica, madurez temprana, resistencia selectiva a plagas y enfermedades, reducción de la cantidad de toxinas, mayor productividad incluyendo semillas o frutos más grandes e incluso pérdida de las semillas en el caso del plátano. Estos cambios tienen como consecuencia una reducción en la supervivencia de los cultivos en el medio silvestre. Por lo tanto, los cultivos son ahora dependientes de los cuidados de los humanos para su propagación y supervivencia.

Domesticación del perro

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Diversos estudios avalan que el perro fue el primer animal en ser domesticado. En relación con esto, un estudio de genómica comparada llevado a cabo en 2022 propuso dos posibles hipótesis sobre este fenómeno. La primera de ellas contempla dos procesos de domesticación independientes, siendo uno de ellos relativo a los progenitores orientales y el otro a los occidentales, que luego se fusionarían. Sin embargo, la otra hipótesis postula que solamente ocurrió una domesticación y que esta habría sido sobre un progenitor oriental que, posteriormente, se mezclaría con lobos occidentales cuando los perros llegaron al suroeste de Eurasia. En cualquier caso, esta mezcla debe haber ocurrido en un periodo posterior a hace 7 200 años, ya que esta es la edad del perro del Oriente Próximo más antiguo disponible.[30]

Véase también

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Referencias

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  1. a b c d e f g MacHugh, David E.; Larson, Greger; Orlando, Ludovic (2017). «Taming the Past: Ancient DNA and the Study of Animal Domestication». Annual Review of Animal Biosciences 5: 329-351. PMID 27813680. S2CID 21991146. doi:10.1146/annurev-animal-022516-022747. 
  2. Normile, Dennis (1997). «Yangtze seen as earliest rice site». Science 275 (5298): 309-310. S2CID 140691699. doi:10.1126/science.275.5298.309. 
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Bibliografía

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Enlaces externos

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