La Cierva de Cerinea o cierva cerinitia (en griego antiguo: Κερυνῖτις ἔλαφος/Kerynîtis élaphos) era una criatura fantástica de la mitología griega. Fue el tercero de Los doce trabajos de Hércules. Su nombre deriva del río Cerinites, que discurre por Acaya.

Heracles y la cierva de Cerinea. Fuente en bronce del siglo I a. C.

Heracles debía capturar a la cierva para llevarla viva a Micenas y entregarla a Euristeo. La Cierva de Cerinea tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro, estaba consagrada por la pléyade Táigete a la diosa Artemisa,[1]​ ya que era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar para engancharlas a su carro y había sido la única que había logrado escapar.

La cierva era muy veloz (tanto que las flechas de Heracles no la alcanzaban), y no le resultaría fácil a Heracles atraparla: la persiguió día y noche sin descanso hasta el país de los Hiperbóreos. Allí la capturó mientras abrevaba, y después la llevó a Euristeo. Heracles tardó un año en capturarla.[1]​ Otra versión, sin embargo, decía que la captura se produjo junto al río Ladón.[2]

Heracles era consciente de que si derramaba una sola gota de sangre de la cierva tendría que dar explicaciones, y sufrir el consiguiente castigo. Aprovechando que la cierva estaba bebiendo, Heracles le atravesó las dos patas por la piel utilizando una flecha que hizo pasar entre el tendón y el hueso, sin llegar a derramar su sangre. Una vez inmovilizada, la apresó y la llevó a Micenas.

Referencias

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  1. a b Parramon i Blasco, Jordi (1997). Diccionari de la mitologia grega i romana (en catalán). Barcelona: Edicions 62, Col·lecció El Cangur/Diccionaris, núm. 209. p. 49. ISBN 84-297-4146-1. 
  2. Apolodoro, Biblioteca mitológica II,5,3.

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