Batalla de Valencia

conflicto social

Se ha denominado batalla de Valencia al conflicto identitario que enfrentó a la sociedad valenciana durante la Transición española, caracterizada por una notable conflictividad y violencia por parte de elementos blaveros y ultraderechistas, y que provocó una fractura política y social en la actual Comunidad Valenciana que aún perdura.[1][2][3][4][5]

Señera «cuatribarrada» reivindicada por los nacionalistas valencianos y las fuerzas políticas de izquierda (llamados por sus adversarios «catalanistas»).
Señera «coronada» con franja azul reivindicada por los regionalistas valencianos y las fuerzas políticas de derecha (llamados por sus adversarios «blaverros»).

Se enfrentaron dos concepciones distintas sobre la identidad valenciana y sus símbolos (nacionalista valenciana, la primera, y regionalista, la segunda). De un lado, los llamados por sus detractores «catalanistas» que propugnaban la denominación oficial catalán/valenciano para la lengua propia (compartida con Cataluña y las Islas Baleares), la Señera de cuatro palos de gules sobre campo de oro (la «cuatribarrada», según sus oponentes, que para sus partidarios era la que tenía mayor legitimidad histórica) y la denominación de País Valenciano para el territorio (término heredado del valencianismo político de la Segunda República Española). De otro, los llamados «blaveros» por sus adversarios que defendían la denominación exclusiva de «lengua valenciana» (al considerar que el valenciano y el catalán eran lenguas diferentes y rechazar las Normas de Castellón acordadas en 1932, defendiendo en su lugar las Normas de El Puig creadas en 1978 por Miquel Adlert), la Señera «coronada» con franja azul (que sus adversarios consideraban que solo era propia de la ciudad de Valencia) y la denominación histórica de Reino de Valencia (rechazando el término País Valenciano como propio del «pancatalanismo»).[6]

Aunque la derecha habló de consenso en la resolución del conflicto,[7]​ en realidad la batalla de Valencia fue ganada por el blaverismo —autoproclamado como el verdadero «valencianismo»—[8]​ y así quedó reflejado en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982. La Señera con franja azul fue reconocida en el artículo 5.1.,[nota 1]​ la lengua era denominada valenciano (sin ninguna referencia al catalán, a diferencia de las Islas Baleares) y, aunque el territorio pasaba a denominarse con el término neutro de Comunidad Valenciana, el término País Valenciano quedaba relegado al preámbulo[nota 2]​ mientras que el de Reino de Valencia aparecía en el artículo 1.1.[nota 3]​ Por su parte, la izquierda y los nacionalistas valencianos —los llamados «catalanistas» por los «blaveros»— no conseguían ninguna de sus tres reivindicaciones (posiblemente su único logro fue conseguir que no apareciera el término «lengua valenciana»).[9]

Antecedentes

editar
 
Señera «cuatribarrada» utilizada por los nacionalistas valencianos y las fuerzas antifranquistas como enseña propia del País Valenciano.

En los años finales de la dictadura franquista los clandestinos partidos de la oposición antifranquista formaron varios organismos unitarios que reivindicaban la amnistía, las libertades democráticas y el Estatuto de Autonomía para Velencia. El primero de estos organismos fue la Taula Democràtica del País Valencià, fundada en 1973, y al año siguiente le siguió la Junta Democrática de España, encabezada por el Partido Comunista de España —su primera junta local fue la de Alcoy y la de Valencia se fundó en mayo de 1975, núcleo de la Junta Democrática del País Valenciano constituida en agosto—. En junio de 1975 nacía el Consell Democràtic del País Valencià, adscrito a la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE, y en el que se integró la Taula Democràtica. En la primavera de 1976, meses después de la muerte del dictador Franco, la Junta y el Consell se unieron para formar la Taula de Forçes Polítiques i Sindicals del País Valencià. El 12 de julio de 1976 convocaba una manifestación en Valencia, que no fue disuelta por la policía, con el lema «Per la llibertat, per l'amnistía, per l'Estatut d'Autonomía, pel Sindicat Obrer». Las señeras que portaban los que participaron en ella eran «cuatribarradas» sin franja azul.[10]

Frente a la movilización de la oposición democrática, los sectores franquistas valencianos reaccionaron formulando su propia alternativa «autonomista» y el 12 de agosto de 1976 el Boletín de las Cortes franquistas publicaba un «ruego» al presidente del Gobierno Adolfo Suárez presentado por todos los procuradores valencianos encabezados por José María Adán García, y entre los que se encontraban, entre otros, Miguel Ramón Izquierdo (alcalde de Valencia nombrado por el general Franco en 1973), Pedro Zaragoza Orts o José Antonio Perelló Morales. El «ruego», en el que se pedía «la autonomía económica, administrativa y cultural de la región valenciana», estaba respaldado por las tres Diputaciones valencianas (todas ellas presididas por políticos designados por el general Franco), diversas entidades (como Lo Rat Penat o el Ateneo Mercantil de Valencia) y varias asociaciones políticas franquistas (la Asociación Nacional para el Estudio de los Problemas Actuales (ANEPA); Frente Nacional Español; y Unión del Pueblo Español (UDPE).[11]

En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas desde 1936, que en el conjunto de las tres provincias de Alicante, Castellón y Valencia fueron ganadas por el PSOE que obtuvo el 36,3 % de los votos y 13 escaños, seguido a corta distancia por la coalición gubernamental UCD (de la que formaban parte el Partido Popular Regional Valenciano y el Partit Demòcrata Liberal del País Valencià) con el 33 % de los votos y 11 escaños. También consiguieron representación el PCE con un 9,1 % y 3 escaños y el Partido Socialista Popular (en coalición con el PSPV), Alianza Popular y un independiente (por Castellón) José Miguel Ortí Bordás, posteriormente integrado en la UCD, con un diputado cada uno. Así pues, a diferencia del conjunto de España donde la fuerza política más votada fue UCD, la victoria fue para la izquierda que consiguió 16 diputados frente a los de 13 del centro y de la derecha.[12]

Poco después de la celebración de las elecciones se constituyó el Plenario de Parlamentarios del País Valenciano, que agrupaba a los diputados y a los senadores elegidos en las tres provincias (41 miembros en total). En él el PSOE contaba con la mayoría absoluta pues sumaba 21 parlamentarios (13 diputados más 8 senadores), mientras que UCD quedaba muy lejos con sus 14 parlamentarios (11 diputados y 3 senadores). La mayoría de izquierdas quedaba reforzada con los 3 parlamentarios del PCE y el del PSP-Unidad Socialista. Sin embargo, no fue hasta un mes después de la gran manifestación «Per l'Estatut» que tuvo lugar en la ciudad de Valencia el 9 de octubre, que el presidente Adolfo Suárez se reunió con los representantes de la Asamblea de Parlamentarios. El Real Decreto estableciendo el preautonómico Consell del País Valenciano no se aprobaría hasta el 18 de marzo del año siguiente.[13]

Origen del conflicto

editar

Según Benito Sanz y Josep Maria Felip, autores de La construcción política de la Comunidad Valenciana (2006), el origen de la batalla de Valencia hay que buscarlo en la derecha franquista que quedó excluida del proyecto reformista que representaba Unión de Centro Democrático, la coalición de partidos que encabezaba el presidente Adolfo Suárez, y que en Valencia lideraba Emilio Attard, que había creado su propio partido (el Partido Popular Regional Valenciano Autonomista) y al que se había sumado el Partit Demòcrata Liberal del País Valencià (PDLPV). Algunos de los excluidos dejarán la política, como José María Adán o Pedro Zaragoza, pero otros, como Alberto Jarabo Payá, pasarán a integrarse en Alianza Popular (que en la campaña de las elecciones de junio de 1977 fue el único partido que recurrió al anticatalanismo en su propaganda), o fundarán uno nuevo, con el anticatalanismo como uno de sus principales referentes ideológicos, como Miguel Ramón Izquierdo e Ignacio Carrau (presidente de la Diputación de Valencia designado por el general Franco en 1975) principales impulsores de Unión Regional Valenciana (URV), fundada en 1978. Según Sanz y Felip, tras el triunfo de la izquierda en Valencia en las elecciones de junio de 1977, Attard y Fernando Abril Martorell, presidente regional de UCD y hombre de confianza de Suárez, elaboraron una nueva estrategia basada en la asunción de los postulados del «blaverismo» y en su conversión en una fuerza de choque para desgastar al PSOE, para lo que dudaron en defenestrar a los liberales del PDLPV Francesc de Paula Burguera y Joaquín Muñoz Peirats.[11]

Evolución de los hechos

editar

Inicios (1977-1978)

editar
 
Señera «coronada» con franja azul ('blau' en valenciano) defendida por el «blaverismo».

Desde los años finales de la dictadura franquista venían actuando en Valencia diversos grupos de extrema derecha franquistas (englobados bajo el término «búnker», por su oposición a introducir cualquier cambio en el régimen), y también neofascistas y neonazis, que no dudaban en emplear la violencia contra cualquier persona, grupo o entidad que defendiera el sistema y los valores democráticos y la recuperación y normalización del valenciano. Uno de sus objetivos predilectos fue la Llibreria Tres i Quatre, que entre 1970 y 1976 sufrió más de una decena de acciones violentas de diferente intensidad, desde pintadas, llamadas amenazantes y pedradas, al lanzamiento de cócteles molotov y plásticos incendiarios. El ataque más grave fue un atentado con bomba la madrugada del 5 de noviembre de 1976 (los trozos de vidrio y metal se expandieron en un radio de doscientos metros).[14]​ Estos grupos neofranquistas y neofascistas continuarían actuando durante la batalla de Valencia, siendo difícil distinguirlos de los específicamente «blaveros», entre los que destacó el Grup d'Acció Valencianista (GAV), «una de sus principales fuerzas de choque».[15]

En la tarde del 9 de octubre de 1977 varios cientos de miles de personas recorrieron las calles de Valencia en demanda de un «Estatuto de Autonomía» convocados por el Plenario de Parlamentarios del País Valenciano. Sería la última vez en que convivirían en una misma manifestación las señeras sin franja y con franja azul[16]​ y por ello es a partir de ese momento cuando se suele situar el inicio de la batalla de Valencia (así lo recordará años después, por ejemplo, el «blavero» José María Chiquillo). Sin embargo, ese día no fue tan idílico como pareció ya que por la mañana durante la celebración de la «procesión cívica», que el alcalde de Valencia Miguel Ramón Izquierdo y el presidente de la Diputación Provincial Ignacio Carrau (que seguían en sus cargos tras ser nombrados por el general Franco en 1973 y 1975, respectivamente) mantuvieron, los parlamentarios que asistieron al acto fueron insultados con gritos de «¡catalanistas!» y «¡renegados!», especialmente los considerados más nacionalistas: el centrista Francesc de Paula Burguera y el comunista Emèrit Bono.[17]​ Y el 16 de octubre moría en Alicante Miquel Grau, joven militante del Moviment Comunista del País Valencià, como consecuencia del traumatismo craneal causado diez días antes por un ladrillo lanzado desde el 11.º piso por un militante de extrema derecha mientras pegaba unos carteles de propaganda.[18]

El 22 de octubre tuvo lugar la primera actuación pública del GAV, que había sido fundado pocos meses antes a raíz de una cena organizada por Lo Rat Penat de desagravio al catedrático medievalista aragonés de la Universidad de Valencia Antonio Ubieto Arteta celebrada en los Jardines de Viveros de Valencia el 18 de junio de 1977, solo tres días después de la celebración de las elecciones generales que dieron el triunfo a la izquierda en Valencia.[nota 4]​ Ese 22 de octubre militantes del GAV repartieron en El Puig un documento en contra de la celebración del XVIII Aplec del Puig programado para el día siguiente, domingo 23 (y en el que se iba a aprobar una declaración en favor de la oficialidad del catalán). En el documento del GAV, probablemente redactado por Miquel Adlert, también se defendía el bilingüismo valenciano y castellano.[20]​ En febrero apareció el periódico Som, su órgano de prensa.

La primera acción callejera del GAV tuvo lugar a finales de mayo de 1978 —el mes anterior se había constituido el preautonómico Consell del País Valencià presidido por el socialista Josep Lluís Albiñana—.[21][22][23]​ El 21 de mayo varios miembros del GAV se encerraron en el Palau de la Generalitat —que entonces era la sede de la Diputación Provincial de Valencia, cuyo presidente seguía siendo Ignacio Carrau— en señal de protesta porque el día anterior en un programa de TVE dirigido por Manuel Martín Ferrand sobre la cultura y la historia de los valencianos se había dicho que Ausiàs March escribía en catalán. Valencia Semanal publicó que durante la noche habían pasado el tiempo leyendo el catecismo. Carrau hizo un llamamiento para que los valencianos apoyaran a los encerrados, que fue secundado por el diario Las Provincias y centenares de personas se concentraron ante la sede del Consell, a las que se unieron el propio Carrau y el catedrático de derecho Juan Ferrando Badía. La protesta acabó violentamente cuando los congregados se dirigieron al domicilio del filólogo Manuel Sanchis Guarner con la intención de agredirlo. Subieron a su piso e intentaron forzar la puerta, tiraron petardos y lo amenazaron e insultaron. Se marcharon dejando unas pintadas en la fachada del edificio que decían: «Guarner, Judes i traïdor» (al lado de una estrella de David) o «S. Guarner, feixiste català». Y al día siguiente un grupo de miembros del GAV, de Fuerza Nueva y de la Unió Regional Valenciana —el primer partido político «blavero», fundado por Carrau y por Miguel Ramón Izquierdo— fueron a buscarlo a la Universidad donde iba a impartir una conferencia con motivo de un homenaje a Vicente Blasco Ibáñez. Disuadidos por los asistentes, al acabar el acto intentaron agredirlo en la calle.[24]

Pocos días después, el 5 de junio, tenía lugar en la Plaza de Toros de Valencia el primer gran acto de masas del «blaverismo». La convocatoria se hizo por medio de panfletos (en los que se decía Abajo el Consell rojo) y de anuncios aparecidos en el diario Las Provincias y los organizadores, encabezados por el carlista Círculo Aparisi Guijarro, tenían dudas sobre la respuesta que iba a tener la convocatoria pero la plaza se llenó hasta los topes —la prensa de la época estimó que se habían reunido unas 20 000 personas—. Presidieron el acto Eduardo Chuliá (del Círculo Aparisi Guijarro), Ignacio Carrau y Miguel Ramón Izquierdo (los franquistas todavía presidente de la Diputación y alcalde de Valencia, respectivamente), el exconcejal franquista Pacual Lainosa (presidente de la Junta Central Fallera), el conseller de Turismo, el aliancista Alberto Jarabo Payá, y el conseller de Industria y Comercio, el ucedista Leonardo Ramón. Estuvieron presentes también los escritores Miquel Adlert y Xavier Casp y los catedráticos Julián San Valero y Juan Ferrando Badía. Uno de los oradores fue el alicantino Vicente Ramos, que ese mismo año publicó Pancatalanismo entre valencianos en el que denunciaba «la invasión catalanizante, terrible y sinuosa». Una de sus frases más aplaudidas fue: «Si nuestro templo es España, en el altar mayor está Valencia».[25]

El 23 de julio el Manuel Broseta, abogado y catedrático de Derecho Mercantil, nombrado por Albiñana presidente de la comisión de transferencias Gobierno-Consell, daba un giro radical a su trayectoria política y se sumaba al movimiento anticatalanista en Valencia —hasta entonces había calificado a las campañas «blaveras» de «cobardes y denigrantes de parte de los que las orquestan y organizan». Ese día publicaba en Las Provincias un artículo titulado «La paella dels Països Catalans» y a partir de ese momento el diario, del que Broseta era abogado, se convirtió, bajo las directrices de su subdirectora María Consuelo Reyna, en palabras del historiador y senador socialista Alfons Cucó, «en el máximo impulsor de un populismo regionaloide y xenófobo».[26]

Escalada de la violencia «blavera» y recrudecimiento de la «guerra de símbolos» (1978-1979)

editar

En el otoño de 1978 se produjo una escalada de la violencia «blavera» y ultraderechista. El 8 de octubre estallaba una bomba en los servicios de la Plaza de Toros durante la celebración de un aplec nacionalista valenciano. Al mes siguiente estallaba otro artefacto en un cine de Alcoy donde se proyectaba la película La portentosa vida del pare Vicent, una parodia de los milagros de Sant Vicent Ferrer, interpretado por el actor catalán Albert Boadella. El 18 de noviembre explotaba una bomba en la puerta de la casa de Joan Fuster en Sueca que causó graves desperfectos.[27]

 
Manuel Sanchis Guarner (primero por la derecha) en 1971. El 4 de diciembre de 1978 fue objeto de un atentado fallido con bomba en su propio domicilio. El entonces presidente del GAV Pasqual Martín Villalba insinuó que la había puesto él mismo y Sanchis Guarner le interpuso una querella por injurias y calumnias de la que finalmente quedó absuelto por una sentencia del Tribunal Supremo hecha pública el 28 de noviembre de 1980. Pocos días después Sachis Guarner moría de un infarto. El día de su entierro aparecieron pintadas en el cementerio de Valencia que decían: «Guarner per fi has caigut» ('Guarner por fin has caído').

El 4 de diciembre un joven entregaba en su domicilio a la mujer de Manuel Sanchis Guarner una caja de turrones que ocultaba medio kilo de pólvora prensada con metralla. Afortunadamente el paquete despertó las sospechas de Sanchis Guarner que inmediatamente se puso en contacto con el gobernador civil, aunque este no envió ningún artificiero, por lo que solo la suerte evitó una desgracia. Pero cuatro días más tarde de este intento de asesinato, Pasqual Martín Villalba, entonces presidente del GAV, acusaba a Sanchis Guarner y a Fuster en un artículo publicado en Las Provincias de «hacerse las víctimas y reivindicar sus nombres caídos en desgracia». Sanchis Guarner decidió interponer una querella por injurias y calumnias contra Martín Villalba, quien no acudió al acto de conciliación (la vista del juicio se celebraría el 9 de junio de 1980 y Marín Villalba solo fue condenado a una pena de tres meses de arresto y finalmente el 28 de noviembre el Tribunal Supremo lo absolvió; dos semanas después Manuel Sanchis Guarner moría de un ataque al corazón y su entierro fue toda una manifestación de duelo civil, pero que no arredró a los «blaveros»: en las paredes del cementerio de Valencia aparecieron dos pintadas que decían: «Guarner per fi has caigut» ('Guarner por fin has caído') y «El Regne de València no et perdonarà» ('El Reino de Valencia no te perdonará'). La policía no llevó a cabo ninguna detención y todos estos crímenes quedaron impunes.[28]

El 6 de diciembre de 1978 se celebró en toda España el referéndum para la ratificación de la Constitución española que quedó aprobada por una amplísima mayoría. La Constitución de 1978 establecía dos vías para el acceso a la autonomía, una «lenta» regulada en el artículo 143 (la autonomía plena solo se alcanzaría pasados cinco años), y otra «rápida», la del artículo 151. Inmediatamente, el 9 de enero de 1979, el Consell del País Valenciano acordaba en Morella iniciar el proceso de consecución de un Estatuto de Autonomía para el País Valenciano por la vía del artículo 151, que exigía que la iniciativa fuera aprobada por las Diputaciones de cada provincia y por al menos tres cuartas partes de los municipios de cada una de ellas. Sin embargo, hubo que esperar a la celebración de las elecciones generales convocadas por el presidente del Gobierno Adolfo Suárez para el 1 de marzo y de las elecciones municipales previstas para el 3 de abril.[29]

Entretanto la violencia «blavera» se dirigió contra las misas en «catalán» que se venían celebrando en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia. Grupos de alborotadores interrumpieron las misas de los domingos 21 y 28 de enero, siendo insultados los celebrantes «de una manera grosera y brutal», según denunció la asociación La Paraula Cristiana impulsada por el sacerdote Pere Riutort i Mestre y promotora de la edición del Llibre del Poble de Déu. Los jesuitas, que regentaban la iglesia, decidieron suspender las misas tras recibir continuas amenazas (en las que se les insultaba llamándolos «bandidos, criminales, traidores, canallas, renegados, vendidos al oro catalán») y no recibir ningún respaldo por parte del arzobispo de Valencia Miguel Roca Cabanellas. Lo mismo hizo la iglesia de Santa Catalina, tras vivir una situación similar. En el comunicado La Paraula Cristiana señalaba que a los autoproclamados «valencianistas» en ningún momento se les había ocurrido protestar por las 800 misas que se hacían en castellano en la ciudad frente a las 10 que se hacían en la lengua propia. «Sentimos que una vez más ha vencido la violencia, la incultura y el terror contra la ciencia y el sentido más elemental de los Derechos Humanos. Un auténtico delito contra la libertad de expresión y los postulados mínimos del cristianismo», concluía (en valenciano) el comunicado.[30]​ En una interpelación parlamentaria presentada el 13 de junio el senador socialista por Valencia Alfons Cucó se refirió a estos hechos calificándolos como «una de las formas de extorsión más sucias que conozco: la irrupción por parte de grupos de fanáticos en el interior de iglesias en el momento de la celebración de la Misa, interrumpiendo groseramente dicho culto porque, sencillamente, el texto vernáculo en que se oficiaba —pese a haber sido aprobado por los obispos del País Valenciano y la Santa Sede—, el texto en que se oficiaba, digo, parecía no ser de su agrado». En esa misma interpelación también había denunciado las «agresiones en asociaciones de vecinos y locales de clubs culturales» y los «innumerables atentados a vehículos que ostentaban pegatinas o enseñas con las cuatro barras».[31]

En las elecciones generales del 1 de marzo se repitió el resultado de las anteriores de 1977 (de nuevo la izquierda sobrepasó a la derecha: PSPV-PSOE y PCE sumaron 16 diputados frente a los 13 de UCD) y en las municipales la izquierda triunfó en las tres capitales y casi todas las poblaciones de más de 20 000 habitantes, pero la UCD se impuso en gran parte de los pequeños municipios, lo que se tradujo en que las Diputaciones de Castellón y de Alicante cayeran de su lado (no así la de Valencia que pasó a ser presidida por el socialista Manuel Girona). Este resultado modificó la correlación de fuerzas en el seno del Consell del País Valenciano ya que ahora era UCD la que ostentaba la mayoría (con diez de los dieciocho miembros) y no la izquierda (según el Decreto de 17 de marzo de 1978 por el que se creaba el Consell preautonómico,[21]​ cuando se celebraran las elecciones municipales su composición variaría: los doce miembros elegidos por los parlamentarios quedaría reducidos a seis y los tres nombrados por las Diputaciones pasarían a nueve, tres por cada una de ellas; lo que no se modificaba era la forma de elección del presidente del Consell que seguiría siendo una competencia exclusiva de los miembros elegidos por los parlamentarios).[32]

 
Bandera oficial del Consejo del País Valenciano aprobada el 25 de abril de 1979.

El 25 de abril (fecha de la victoria de las tropas borbónicas en la batalla de Almansa de 1714 que trajo consigo la pérdida de los fueros e instituciones propias del reino de Valencia) el Consell del País Valenciano (todavía con su composición antigua) adoptó como bandera la señera sin franja azul, con el escudo del Consell (el histórico de Pere el Cerimoniós) en el centro para diferenciarla de la bandera de Cataluña. UCD se ausentó de la reunión en desacuerdo con lo que se iba aprobar y después alegó que la decisión era ilegal ya que se había adoptado sin haber alcanzado el quorum necesario de ocho miembros establecido en el artículo 15 del reglamento del Consell (ya que solo estuvieron presentes siete: los seis del PSOE y el del PCE).[22][33]

La decisión del Consell de adoptar la «cuatribarrada» (aunque se hubiera incluido el escudo en el centro) provocó una brutal ofensiva del «blaverismo» respaldada plenamente por UCD (que en su lista de la ciudad de Valencia para las elecciones municipales había incluido a Rafael Orellana, uno de los fundadores del GAV) y alentada desde las páginas del diario Las Provincias.[34]​ El presidente Albiñana fue agredido en el aeropuerto de Manises cuando volvía de París donde había encabezado diversos actos valencianistas, mientras que la bandera del Consell era arrancada de la fachada del Palau de la Generalitat, y las banderas que ondeaban en la Fira del Llibre eran quemadas por miembros del GAV. Poco antes la policía desactivaba dos artefactos explosivos en los domicilios de Albiñana y del recién elegido alcalde de Valencia, el socialista Fernando Martínez Castellano, quien en cumplimiento del decreto del Consell había izado la bandera en el balcón del Ayuntamiento junto a la española y la de la ciudad con franja azul (la nueva corporación democrática también había decidido cambiar el nombre de la plaza del Caudillo por el de «Plaça del País Valencià»).[29]

El 28 de agosto, según relató el senador socialista Alfons Cucó en una interpelación parlamentaria, «en la localidad de Campo de Mirra, en Alicante, un grupo de personas... que portaban banderas con la franja azul de la ciudad de Valencia y algunas españolas, irrumpieron en la representación teatral que evocaba el tratado de Almizra —a la que asistía el presidente del Consell— con gritos de "España una, y no cincuenta y una", y "Reino, Reino, y no país" al tiempo que entonaban el Cara al Sol, siendo acallados por el numeroso público asistente».[35]

Los incidentes más graves tuvieron lugar en septiembre y octubre. El 3 de septiembre un grupo violento impidió la celebración en Quart de Poblet de un pleno extraordinario del Consell (con su nueva composición en la que desde junio UCD ostentaba la mayoría de las consejerías, mientras que el socialista Albiñana continuaba de presidente), obligando a las autoridades a refugiarse dentro del edificio del Ayuntamiento sobre el cual se lanzó una lluvia de piedras. Se rompieron los vidrios de la ventanas y resultaron heridas y contusionadas varias personas, entre ellas el presidente de la Diputación de Valencia Manuel Girona. Finalmente, Albiñana y Girona se vieron obligados a abandonar la población protegidos por sus escoltas. La policía nacional no intervino.[36]

Mayor impacto tuvo lo sucedido el martes 9 de octubre en Valencia —tres días antes había tenido lugar en la ciudad una gran manifestación contra la «cuatribarrada» aprobada por el Consell y al final de la misma el presidente del GAV, Pascual Martín Villalba, había invitado a los participantes a sumarse a la manifestación del 9 de octubre e hizo responsables «a los nuevos tiranos de la sangre que pueda correr el próximo martes»—.[37]​ La tradicional bajada de la «Real Señera» (con franja azul) por el balcón del Ayuntamiento estaba programada para las doce, pero desde dos horas antes se habían ido congregado numerosos grupos de individuos con banderas «coronadas» que no pararon de proferir gritos e insultos contra los miembros de la corporación. También lanzaron objetos contra la ventanales de la fachada. En ese ambiente el concejal por UCD Rafael Orellano, uno de los fundadores del GAV, exigió que fuera retirada la bandera del Consell del balcón, pero el alcalde Ricard Pérez Casado (que hacía pocos días que estaba en el cargo tras haber sustituido a Martínez Ferrando, que había dimitido) se negó. Entonces se lanzó hacia el balcón un proyectil encendido que en pocos segundos quemó la «cuatribarrada» y también las otras dos banderas —la nacional y la de la ciudad—, entre los gritos de júbilo de los congregados, que arreciaron cuando Orellano apareció en el balcón mostrando un trozo de la señera (con franja azul) que se había salvado.[38]​ Muchos años después, en una entrevista concedida al diario El Mundo en 2010, Orellano todavía se ufanaba de la «hazaña» que justificaba diciendo que «los catalanes con la ayuda de los socialistas querían romper España». En la entrevista también relataba cómo había ideado la forma de prenderle fuego a la «cuatribarrada».[39]

Los insultos, los empujones y los golpes a los concejales de izquierda y al alcalde, a quien alguien intentó agredir con una navaja, y al presidente de la Diputación, continuaron durante la «procesión cívica» que finalmente se realizó tras reponerse la bandera de España en el balcón del Ayuntamiento, lo que fue recibido con júbilo por los exaltados al grito de «Vixca una Valencia Española». Llegados a los pies de la estatua ecuestre de Jaime I impidieron con gritos, abucheos e insultos que el concejal socialista Vicent Garcés diera lectura a un manifiesto, que arreciaron cuando fue el alcalde quien intentó hablar, lanzándole también piedras y huevos, y recibiendo un fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente. La policía no realizó ninguna detención. Muchos años después, en 2002, la conocida «blavera» María Dolores García Broch, futura concejal de Valencia por Unión Valenciana, se atribuyó a sí misma y al GAV el «éxito» de aquellos hechos. Los justificaba diciendo que lo que pretendieron fue impedir que «nuestra denostada Real Senyera», «símbolo sagrado», «padeciera la humillación de pasar bajo de la marfega [término insultante con el que los «blaveros» se referían a la «cuatribarrada»]». También explicó entonces como se preparó en la sede del GAV el proyectil incendiario.[40]

El 12 de diciembre el senador socialista por Valencia Alfons Cucó presentó en el Senado una interpelación parlamentaria dirigida al ministro del Interior Antonio Ibáñez Freire denunciando los actos violentos contra las autoridades e instituciones democráticas y la impunidad con que actuaban los grupos que los perpetraban —una primera interpelación la había presentado el 13 de junio y en ella ya había señalado que «no parece que la protección policial a las nuevas instituciones democráticas haya sido especialmente eficiente» y había calificado como actos de «terrorismo» los atentados contra Joan Fuster y Manuel Sanchis Guarner—. Tras relatar lo acontecido en Quart de Poblet el 3 de septiembre y en Valencia el 9 de octubre y pedir la dimisión del gobernador civil de Valencia, Alfons Cucó concluyó así su intervención:[41]

Pienso que esta estrategia de la tensión se ha cultivado... desde la época franquista, porque no está lejos de nosotros... cómo autoridades franquistas como el antiguo alcalde Ramón Izquierdo, como el antiguo presidente de la Diputación [Ignacio Carrau], han impulsado esto sistemáticamente, y hay grupos que están recogiendo adrede un caldo de cultivo creado por el franquismo para romper la autonomía del País Valenciano. No es una guerra de banderas, y estará muy equivocado quien piense que es una guerra de banderas. Se trata sencillamente de que hay grupos que no quieren la autonomía, que intentan por esta estrategia de la tensión alterar la voluntad popular en el País Valenciano, voluntad que es claramente de izquierdas y es fundamentalmente, socialista, ya que el Partido Socialista fue el más votado en las elecciones del País Valenciano.

Mes y medio antes, el 29 de octubre, el presidente del Consell Albiñana había presentado en el Congreso de los Diputados y en el Ministerio de Administración Territorial la documentación en la que se recogían los requisitos establecidos para acceder a la autonomía por la vía «rápida» del artículo 151 (el acuerdo de las tres Diputaciones y de más de las tres cuartas partes de los ayuntamientos de cada una de las tres provincias). Y al mismo tiempo el Plenario de Parlamentarios había nombrado una comisión encargada de redactar el proyecto de Estatuto.[42]

Monsonís al frente del Consell y cesión de los socialistas (1979-1982)

editar
 
Fernando Abril Martorell, entonces vicepresidente segundo del Gobierno, conversando en el Congreso de los Diputados con el presidente Adolfo Suárez en 1979. Desde septiembre de ese año era el presidente regional de UCD en Valencia, con Manuel Broseta, como secretario general.

El 16 de diciembre de 1979 el Consell, controlado desde junio por UCD (cuyo presidente regional era desde septiembre Fernando Abril Martorell, con Manuel Broseta, como secretario regional), presentó una moción de censura contra el presidente José Luis Albiñana. Los socialistas anunciaron entonces que se retiraban del Consell y el 22 de diciembre dimitía Albiñana, al sentirse desautorizado por su partido (con cuya ejecutiva, encabezada por Joan Lerma, mantenía unas relaciones cada vez más tensas).[42]​ «Por fin el PSOE ha comprendido nuestra posición cardinal de que mientras Albiñana presidiera el Consejo era imposible negociar la vía a la verdadera autonomía», señaló Manuel Broseta.[43]​ Por su parte Albiñana declaró tras su dimisión que «la autonomía valenciana se encuentra estrangulada por una derecha reaccionaria, incapaz de romper con sus antecedentes», como lo probaría «la falta de colaboración de UCD en la vía del artículo 151».[44]

La presidencia «en funciones» del Consell la asumió el 4 de enero de 1980 el ucedista Enrique Monsonís, sin haber convocado el Plenario de Parlamentarios tal como establecía el Decreto del 17 de marzo de 1978.[nota 5]​ Pocos días después el secretario general del PSPV-PSOE Joan Lerma se mostraba dispuesto a aceptar la señera con franja azul, que defendían los «blaveros», y el día 14 Monsonís ordenaba que la señera del Consell fuera arriada del Palacio de la Generalitat. A partir de entonces, como ha señalado Francesc Viadel, «el anticatalanismo vivió dos años de placidez»,[46]​ aunque esto no significó que aflojara la presión, ni que desapareciera la violencia «blavera».[47]​ Otra de las primeras decisiones de Monsonís fue no aplicar el Decreto de Bilingüismo aprobado el 28 de agosto de 1979 por el que se introducía la enseñanza del valenciano en las escuelas. De hecho desde la consejería de Educación se prohibió a un colegio de Barx (comarca de La Safor) que se usara el valenciano fuera de la clase específica e incluso durante la hora del recreo.[48]

Al día siguiente de que Monsonís ordenara arriar la bandera del Consell de su sede, la ejecutiva nacional de UCD anunciaba que sólo apoyaría la vía del 143 y al mismo tiempo el gobierno ucedista de Adolfo Suárez acordaba no convocar el referéndum preceptivo para culminar el proceso de acceso a la autonomía por la vía de 151 (a diferencia de Andalucía, cuyo referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico se celebraría el 28 de febrero de 1980), y ello a pesar de que en octubre del año anterior se había presentado la documentación que acreditaba que las tres diputaciones y más de dos tercios de los ayuntamientos de las tres provincias habían aprobado la iniciativa autonómica por esa vía. El argumento que utilizó el gobierno fue que no se habían cumplido todos los requisitos de la Ley Orgánica sobre regulación de las distintas modalidades de referéndum (aunque esta había sido promulgada el 18 de enero de 1980, después, por tanto, de la presentación de la documentación), según la cual los acuerdos de los ayuntamientos debían establecer explícitamente que la vía que apoyaban era la del 151 (en algunos de ellos el acuerdo decía que se estaba a favor de «la autonomía plena en el menor tiempo posible»). Según Vicent Flor, «a UCD le interesaba el camino del 143, no solo porque se ajustaba mejor al españolismo unitarista sino también porque el PSPV-PSOE contaba con mayoría en el Plenario, órgano elaborador del proyecto de Estatuto en la vía del 151, mientras que el artículo 146 encomienda la redacción estatutaria de los del 143, a "una asamblea compuesta por los miembros de la Diputación... y por los Diputados y Senadores elegidos en ellas". En esta asamblea mixta UCD sí que contaba con la mayoría».[49]

La respuesta a la negativa del gobierno a convocar el referéndum fue inmediata. El 1 de febrero los partidos firmantes del Compromiso Autonómico del 8 de octubre de 1978, del que UCD se había desmarcado, convocaron una manifestación en Valencia en defensa de la autonomía plena que reunió a unas 25 000 personas (en la misma también participó URV, por lo que convivieron las señera con azul y sin azul). Dos días más tarde eran los partidos nacionalistas valencianos y la izquierda extraparlamentaria (PNPV, MCPV, PSAN, entre otros) los que reunieron a otras 25 000 personas con la misma finalidad.[49]

 
Señera acordada en el «Estatuto de Benicàssim» de 1981.

Pero tras el golpe de Estado fracasado del 23 de febrero de 1981, que tuvo uno de sus dos escenarios principales en la ciudad de Valencia, el PSPV-PSOE cambió de postura y en marzo aceptó la oferta de UCD de elaborar un Estatuto de Autonomía de consenso, siguiendo la vía del 143 (no la del 151 como hasta entonces había defendido). Así que el 10 de abril se convocó el Plenario de Parlamentarios del País Valenciano, que por unanimidad acordó la formación de una comisión redactora del Estatuto.[50]​ La Comisión, integrada por dos ucedistas (Luis Berenguer y José Ramón Pin Arboledas), dos socialistas (Joan Lerma y Felip Guardiola) y un comunista (Antonio Palomares) se puso a trabajar inmediatamente y solo tres semanas después, el 30 de abril, presentó un primer anteproyecto (conocido como el «Estatuto de Benicàssim», por el lugar donde se redactó), aunque iba acompañado de un anexo con las propuestas alternativas de UCD («Reino de Valencia», como denominación del territorio, frente a País Valenciano; señera «coronada» con franja azul, frente a la señera con el escudo del Consell sobre la franja azul).[51]

El Plenario de Parlamentarios se reunió en Alicante el 16 de mayo para debatir el proyecto de «Estatuto de Benicàssim» y solo una semana después, el 23 de mayo de 1981, el «blaverismo» salía a la calle en Valencia, apoyado por UCD y por Alianza Popular (AP), para reivindicar la la señera «coronada» con franja azul y la denominación de Reino para el territorio. Desde la revista «blavera» Murta se animaba a UCD y a AP a no ceder frente a los «catalanistas».[47]​ Tras una nueva reunión fallida del Plenario de Parlamentarios celebrada en Valencia el 12 de junio, se llegó a un acuerdo en Peñíscola una semana después, aunque de nuevo incorporando las enmiendas y las redacciones alternativas como documentación anexa. Paralelamente Monsonís hizo una oferta a los socialistas para que se reincorporaran al Consell que éstos aceptaron y el nuevo gobierno quedó constituido el 14 de septiembre.[nota 6]​ Sin embargo, este nuevo gobierno de concentración estuvo a punto de romperse en varias ocasiones, debido al enfrentamiento por el Estatuto y a la diametralmente opuesta política lingüística aplicada por la consejera de Educación, la conocida secesionista Amparo Cabanes Pecourt, y por el consejero de Cultura, el socialista Ciprià Ciscar, defensor de la «unitat de la llengua».[52][53]

 
Fachada de la casa de Joan Fuster en Sueca. Fue objeto de dos atentados con bombas. El más grave tuvo lugar el 11 de septiembre de 1981, salvando la vida de milagro (como los dos profesores de la Universidad de Valencia que le acompañaban en aquel momento: Jaume Pérez Montaner y Vicent Salvador). La casa sufrió importantes daños y especialmente la biblioteca. No hubo ninguna detención.

En la madrugada del 11 de septiembre, tres días antes de la constitución del nuevo Consell, habían estallado dos bombas de fabricación casera colocadas en las ventanas abiertas a pie de calle del domicilio de Joan Fuster en Sueca. Fuster y los profesores de la Universidad de Valencia, Vicent Salvador y Jaume Pérez Montaner, que se encontraban reunidos con él para preparar el siguiente número de la revista L'Espill, salvaron la vida de milagro. Los daños en la vivienda, sobre todo en la biblioteca, fueron muy importantes. No hubo ninguna detención.[47]​ El 3 de octubre Fuster era homenajeado en un multitudinario acto celebrado en la plaza de Toros de Valencia y organizado por Acció Cultural del País Valencià —una entidad impulsada por el editor Eliseu Climent— y al que se adhirieron diversas personalidades del mundo de la cultura, nacionales e internacionales —entre estas últimas el premio Nobel Heinrich Böll—. Al día siguiente el Diario de Valencia. Periódico independiente del País Valenciano publicaba un artículo de Fuster en el que este decía (en valenciano):[54]

En el País Valenciano hemos podido observar como una determinada línea de violencias, todavía esporádicas ha sido propiciada e incluso estimulada por "alguien". Tenían el terreno preparado por mística o por la historia que cultiva el franquismo, y ha encontrado complicidades inconfesables, silencios significativos, consejos indirectos, complacencias obvias... Intentan suprimir por la fuerza bruta lo que pertenece al área de la razón, del debate sereno.

En octubre comenzó el debate en el Congreso de los Diputados del proyecto de Estatuto, pero UCD no se atuvo al pacto alcanzado con el «Estatuto de Benicàssim», ratificado en Peñíscola, y reabrió el contencioso identitario imponiendo sus tesis sobre la bandera y sobre la denominación (bandera «coronada» con franja azul y «Reino de Valencia»). Finalmente los socialistas cedieron y renunciaron a la denominación de País Valenciano y aceptaron la bandera ««coronada» con franja azul. A la único que estuvo dispuesta UCD fue a cambiar la denominación del territorio, que pasó a llamarse «Comunidad Valenciana». El Estatuto de Autonomía quedó definitivamente aprobado el 1 de julio de 1982, con el voto en contra de los comunistas y la abstención de algunas minorías. Fue acompañado por una Ley complementaria que ampliaba sus competencias para equipararlas con las de la vía del artículo 151.[55]

La aprobación del Estatuto de Autonomía fue recibida con indiferencia por la sociedad valenciana debido, según Vicent Flor, al «hecho de no tener legitimación democrática directa, la autonomía de segunda división y la victoria simbólica blavera».[56]​ Este mismo sociólogo e historiador ha destacado que, a diferencia del protagonismo que tuvieron los ciudadanos de las «nacionalidades llamadas históricas» en el logro del autogobierno, los valencianos no tuvieron ninguno porque al final el Estatuto «ni fue aprobado por sus representantes ni corroborado en referéndum por ellos. Así, el 143 restó legitimidad al Estatuto e hizo, entre otros motivos, que se cerrase en falso el enfrentamiento identitario, que se ha prolongado más de tres décadas».[57]

 
El presidente del gobierno Felipe González (derecha) recibe en el Palacio de la Moncloa a Joan Lerma, presidente de la Generalitat Valenciana (izquierda), en 1984.

En aplicación de la Disposición Transitoria Tercera del Estatuto se constituyó una Asamblea formada por «los parlamentarios elegidos en las elecciones generales de 1979, más otros tantos miembros designaos por los partidos políticos por los que fueron presentados en la misma proporción» que asumió las funciones de las Cortes Valencianas «de forma transitoria, hasta las primeras elecciones de las mismas». Esta Asamblea eligió como nuevo presidente del Consell al socialista Joan Lerma, aunque Enrique Monsonís se resistió a dejar el cargo (llegó a plantear una consulta al Consejo de Estado) y el nombramiento de Lerma no fue publicado en el BOE hasta tres meses después, el 24 de noviembre de 1982. El mes anterior el PSOE había ganado por mayoría absoluta las elecciones generales.[58]

El 8 de mayo de 1983 se celebraron las primeras elecciones a las Cortes Valencianas, en las que el PSPV-PSOE obtuvo la mayoría absoluta con 51 diputados, frente a los 32 escaños que consiguió la Coalición Popular, formada por Alianza Popular, Partido Demócrata Popular y Partido Liberal, y en la que también se integró Unión Valenciana (que de esta forma el «blaverismo» entraba en las instituciones). El PSPV-PSOE mantendría toda la simbología establecida en el Estatuto y en política lingüística aplicaría las Normas de Castellón.

Cronología de la violencia «blavera» y ultraderechista (1976-1981)

editar

En la llamada posteriormente "batalla de Valencia" jugó un papel esencial la violencia ejercida por los diversos grupos anticalanistas valencianos (Blaverismo) y la ultraderecha ligada al franquismo, como Fuerza Nueva, contra los políticos, los intelectuales, las entidades y las instituciones que defendían un proyecto democrático y nacionalista para el País Valenciano —nombre con el que identificaban ese proyecto—. Los principales actos de violencia perpetrados por esos grupos fueron los siguientes:[59][60]

  • Abril: El sacerdote mallorquín Pere Riutort, presidente de la Comisión Interdiocesana de Liturgia de la Provincia Eclesiástica Valentina (organismo responsable de la edición en lengua vernácula de los textos religiosos) y que se oponía a los partidarios del secesionismo lingüístico (había dirigido la edición del Llibre del Poble de Déu en 1975, recopilación de textos litúrgicos adaptada a las variantes valencianas, acusado de "catalanizado"), es agredido físicamente por instigación de Ramón Pascual Lainosa, presidente de la Junta Central Fallera.
  • Julio: Estalla una bomba en el estadio del Levante U. D. la noche antes del Encuentro de los Pueblos (Trobada dels Pobles).
  • 5 de agosto: Estalla una bomba en la librería La Araña de Valencia.
  • 16 de octubre: El joven militante del Moviment Comunista del País Valencià, Miquel Grau, muere en Alicante mientras pegaba carteles a causa del impacto de un ladrillo lanzado por un militante de Fuerza Nueva.
  • 12 de noviembre: El decano de la Facultad de Filosofía y Letras, una profesora y un bedel son agredidos en la Universidad de Valencia.
  • 9 de octubre: Insultos a los parlamentarios en la «procesión cívica», y ataque a la Casa de Cataluña.
  • Diciembre: Estalla una bomba en la imprenta donde se confeccionaban las revistas de izquierdas y autonomistas Valencia Semanal, Cal dir (PCPV) y El Poble Valencià (PSPV).[61]
  • Enero: Una mesa redonda organizada por la revista progresista católica Saó sobre el tema Iglesia y Autonomía que se celebraba en el Ateneo Mercantil de Valencia tiene que ser suspendida cuando unas cincuenta personas identificadas como blaveros irrumpen violentamente en el acto.
  • 13 de marzo: Irrupción de activistas anticatalanistas en el Palacio de Benicarló, donde se reúne la Asamblea de Parlamentarios, que preparaban la formación del Consell del País Valencià.
  • 10 de abril: Grupos de ultraderecha y anticalanistas causan diversos incidentes y agresiones durante el acto de constitución del Consell del País Valencià.
  • Finales de abril: La Fira del Llibre de Valencia es atacada por miembros de Fuerza Nueva y del GAV.
  • Mayo: Ignacio Carrau, presidente franquista de la Diputación de Valencia, encabeza una manifestación en "desagravio" a Jaime I, convocada por URV, GAV, AP y Fuerza Nueva. Acaba con ataques a la sede regional de TVE en Valencia y a la casa de Manuel Sanchís Guarner —en el patio de su domicilio escriben en el suelo: «S. Guarner Judes i traïdor» ('S. Guarner Judas y traidor')— por la emisión de un programa sobre la identidad valenciana. Sanchis Guarner sufre un intento de agresión en la Universidad, de la que es profesor.
  • Julio: Durante la celebración de la Escola d'Estiu en el barrio de Campanar de Valencia un grupo de Fuerza Nueva y del GAV agrede a los profesores allí reunidos y cinco personas resultan heridas.
  • Agosto: Un falso paquete bomba aparece en la sede la revista progresista Valencia Semanal. En la fachada del edificio una pintada firmada por BPC (Ballester del Centenar de la Ploma) dice: «Cuidado, puerta 6, ¡catalanistes!».
  • 'Septiembre: Manifestaciones violentas de forofos ultras en partidos de fútbol del Valencia C. F.
  • Octubre: El presidente del Consell Josep Lluís Albiñana tiene que interrumpir el discurso institucional con motivo del 9 de octubre a causa de los insultos y el boicot de grupos anticatalanistas y ultraderechistas. Una bomba estalla en los lavabos de la Plaza de Toros durante la celebración de Aplec del País Valencià. La librería nacionalista Tres i Quatre es atacada con cócteles Molotov. Un millar de personas se dirigen del Ayuntamiento al Palacio de la Generalitat e intentan asaltarlo exigiendo a los políticos que se refugiaron allí que se retirara la bandera "catalanista" —la señera «cuatribarrada» con el escudo del Consell en el centro— que ondeaba en el edificio (26 de octubre). También profieren insultos contra Abliñana. El profesor Jaume Pérez Muntaner es amenazado con repetidas llamadas telefónicas y con pintadas en su domicilio —una decía: «J. P. Montaner, traïdor, venut a l'or català» ('J.P. Montaner, traidor, vendido al oro catalán')— por haber afirmado en un programa de televisión del centro regional de TVE "Aitana" que Ausias March fue "un poeta valenciano que escribía en catalán".
  • 17 de octubre: Un paquete bomba estalla en la casa de Joan Fuster en Sueca, causando diversos destrozos. En un artículo Joan Fuster escribió:[60]
No ignoro que entre mis compatriotas soy un personaje conflictivo. ¿Tanto? Quiero decir: ¿para merecer ese trato? Al fin y al cabo, lo único que he hecho en esta vida ha sido leer y escribir, que son operaciones notoriamente apacibles y que tienen la ventaja de ser enfrentadas al mismo nivel: el de la persuasión.
  • Noviembre: Estalla una bomba en un cine de Alcoy donde se proyectaba la película satírica La portentosa vida del pare Vicent del director valenciano Carles Mira y con el actor catalán Albert Boadella como protagonista encarnando a San Vicente Ferrer.
  • 5 de diciembre (un día antes del referéndum de la Constitución de 1978): Un joven entrega un paquete bomba camuflado como regalo de Navidad en el domicilio de Manuel Sanchís Guarner compuesto por medio kilo de pólvora prensada y metralla. Afortunadamente Sanchis Guarner vio unos cables cuando empezó a abrirlo y llamó a la policía.
  • Diciembre: Decenas de ultras boicotean un ciclo de conferencias en la Universidad de Valencia sobre Vicente Blasco Ibáñez y acorralan a los ponentes, los profesores Sanchis Guarner, Alfons Cucó y Jaume Pérez Montaner.
  • Abril: Bombas contra los domicilios de José Luis Albiñana y Fernando Martínez Castellano, alcalde electo de Valencia, también del PSPV-PSOE. Insultos a Albiñana en el aeropuerto, asaltos a las Consejerías de Cultura y Trabajo, señeras retiradas por incontrolados. Quema de libros «catalanistas» en la Plaza de Manises frente a la Diputación Provincial.
  • 3 de septiembre: José Luis Albiñana y Manuel Girona, presidente de la Diputación Provincial de Valencia, agredidos en Cuart de Poblet cuando asistían al pleno para pedir autonomía según el artículo 151 de la Constitución española de 1978 (vía rápida).
  • 28 de septiembre: Alfons Cucó, senador por el PSPV-PSOE, interpela al gobierno sobre el clima de violencia en Valencia, reclamando la destitución del gobernador civil.[62]
  • 9 de octubre: El alcalde de Valencia, Ricard Pérez Casado, el presidente de la Diputación Provincial, Manuel Girona, socialistas; autoridades académicas y miembros de la corporación municipal son agredidos por grupos anticatalanistas durante la «procesión cívica» entre el ayuntamiento y la estatua del rey Jaime I para acompañar a la bandera de la ciudad.[63]​ «A mí me sacaron una navaja y una pistola —recuerda Pérez Casado—. De eso hay fotografías, y algunos de los que participaron en los altercados son hoy militantes del PP y tienen cargos públicos —añade—. Aquello fue bestial, una auténtica violencia civil contra instituciones absolutamente democráticas». «Pero lo que no perdonaré jamás —asegura el exalcalde de Valencia— es que le dijeran a mi hijo, con sólo cuatro años de edad: “a tu padre lo vamos a matar”».[60]
  • Mediados de octubre. Ataques a las sedes del PCPV y del Sindicato Libre de la Marina Mercante.
  • Enero: La señera de la Diputación es quemada dos veces.
  • Junio: Juicio contra Pascual Martín Villalba, quien acusó a Sanchis Guarner de ponerse él mismo la bomba.
  • 10 de julio: amenazan a Manuel Girona a la puerta de la Diputación de Valencia.
  • Otoño: Agresión a Josep Guía y su familia.
  • Noviembre: Es ametrallado el bar El Sifón, en la calle del Mar de Valencia
  • Mayo: Explosión de un artefacto ante la sede del PCPV en Alicante.
  • 11 de septiembre: Nueva bomba en la casa de Joan Fuster, mucho más potente que la de 1978.
  • Diciembre: Por el recorrido del entierro de Sanchis Guarner unos desconocidos habían hecho una pintada que decía: «Sanchis Guarner, per fi has caigut» ('Sanchis Guarner por fin has caído').

Véase también

editar
  1. «La tradicional señera de la Comunidad Valenciana está compuesta por cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, coronadas sobre franja azul junto al asta»
  2. «Aprobada la Constitución española, es, en su marco, donde la tradición valenciana proveniente del histórico Reino de Valencia se encuentra con la concepción moderna del País Valenciano, dando origen a la autonomía valenciana, como integradora de ambas corrientes de opinión que enmarcan lo valenciano en un concepto cultural propio en el estricto marco geográfico que comprende»
  3. «El pueblo valenciano, históricamente organizado como Reino de Valencia, se constituye en Comunidad Autónoma...»
  4. Ubieto había publicado un libro sobre los Orígenes del Reino de Valencia en el que sostenía la tesis de que cuando se produjo la conquista de Valencia por Jaime I en 1238 entre los conquistados habían mozárabes que no se había arabizado y que por tanto seguirían hablando romance (de ese romance derivaría el valenciano, y no del catalán, traído por los repobladores venidos del norte). La tesis de Ubieto fue muy criticada por la mayoría de sus colegas medievalistas por carecer de fundamento histórico, y este denunció ser objeto de una persecución, además de acusar al catalanismo de tergiversas la historia. Anunció a continuación que se volvía a la Universidad de Zaragoza. Una discípula de Ubieto, Amparo Cabanes, sería la consellera de Educación durante el último gobierno preautonómico valenciano.[19]
  5. El propio Monsonís se hizo cargo de las consejerías de Economía y Hacienda, de Interior y de de Trabajo, mientras que los también ucedistas José Peris Soler ocupaba las consejerías de Educación y Cultura y Sanidad y Seguridad Social; Leonardo Ramón Sales, las de Industria y Comercio y de Agricultura; y Antonio Espinosa Chapinal (sustituido a partir de junio de 1980 por José Luis Sorribes Mur), las de Obras Públicas y Urbanismo, de Turismo, de Transportes y de Bienestar Social.[45]
  6. Las consejerías de Hacienda, Educación, Agricultura y Obras Públicas y Urbanismo, serían para UCD; y las de Interior, Economía, Industria y Comercio, Cultura, Trabajo y Sanidad y Seguridad Social, para el PSPV-PSOE; el PCPV continuó al frente de Transportes y Turismo.

Referencias

editar
  1. «Dopados de odio: la batalla ultra y neonazi se libra en Valencia», El Mundo, 15 de octubre de 2017
  2. «El caldo de cultivo de la extrema derecha valenciana: la guerra identitaria del PP», eldiario.es, 20 de octubre de 2017
  3. «Ciudadanos ataca a Compromís: “asume el pancatalanismo separatista”», eldiario.es, 30 de mayo de 2015
  4. «Acto vandálico contra la placa de homenaje a Miquel Grau en Luceros», Información, 5 de enero de 2017
  5. Viadel, 2009, p. 28; 39. «La confrontación civil conocida como Batalla de Valencia, cronológicamente situada en los años de la transición, se estableció en términos de especial virulencia alrededor de dos bloque simbólicos representativos y antogónicos referidos a la identidad valenciana. [...] Muchos años después [en 2009] podemos asegurar que el consenso alrededor de los signos de identidad continúa siendo precario. Las cuestiones relacionadas con la polémica lingüistica son las que suscitan más interés y las que provocan también más enfrentamientos».
  6. Viadel, 2009, pp. 28-37. «Naturalmente, detrás de cada una de estas dos tríadas se escondían —y se esconden— maneras diferentes de lo que se entiende por ser valenciano y de cuál tenía que ser la proyección histórica, social y política de los valencianos como pueblo».
  7. Viadel, 2009, p. 153. «Para el PP y sus aliados en general el proceso fue modélico... Supuso el establecimiento acordado de un universo simbólico e identitario inmutable...».
  8. Viadel, 2009, p. 153. «La derecha impuso a la fuerza su interesada interpretación del pasado reciente y de los hechos. Al mismo tiempo oculta en el silencio sus orígenes antiautonomistas, su papel de instigadores de la antidemocrática agitación anticatalanista. Inmisericordes y autoritarios olvidan deliberadamente también las renuncias a menudo generosas de una izquierda a la que frecuentemente criminaliza por sus puntos de vista sobre el país».
  9. Viadel, 2009, p. 39; 152. «Con la vista en el pasado Cucó se lamentó agriamente por el proceso de transición valenciana, por la inexperiencia también de la izquierda, en especial de los socialistas. "Con escasa madurez iceológica —escribió en Del Roig al blau ['Del Rojo al azul']—, con poca autonomía respecto a los aparatos centrales de sus partidos, sometidas al bombardeo constante del populismo blavero vehiculado por una agit-prop constante y violenta, las direcciones de los partidos de izquierda fueron plegándose a las exigencias y a los engaños de un "centrismo" valenciano al que prácticamente nada separaba ya de la derecha posfranquista de Fraga Iribarne».
  10. Flor, 2011, pp. 83-85.
  11. a b «La clave de la 'batalla de Valencia'». El País. 19 de febrero de 2007. 
  12. Viadel, 2009, p. 82-83.
  13. Flor, 2011, pp. 87-88.
  14. Cortés, Santiago (1 de enero de 2011). «El llibre, un perillós enemic: atemptats contra la llibreria Tres i Quatre (1970-2007)». L'Espill. Revista fundada per Joan Fuster. (Universidad de Valencia) (n. 38): 155-166. Consultado el 16 de abril de 2016. 
  15. Viadel, 2009, p. 87.
  16. Flor, 2011, p. 88.
  17. Viadel, 2009, pp. 83-85.
  18. Viadel, 2009, p. 86.
  19. Viadel, 2009, pp. 87-88.
  20. Viadel, 2009, p. 87-89.
  21. a b Real Decreto-Ley 10/1978, de 17 de marzo, por el que se aprueba el régimen preautonómico del País Valenciano
  22. a b Decreto de 3 de junio de 1978 por el que se publica el Reglamento de Régimen Interior del Consell del País Valenciano
  23. Flor, 2011, p. 89. «El decreto no reconocía ningún tipo de Generalitat provisional (como había solicitado la oposición) ni aportaba competencias efectivas. Además, el gobierno español se reservaba la posibilidad de suspender actos y acuerdos del Consell e, incluso, de disolverlo "por razones de seguridad del Estado". De hecho, [el gobernador civil de Valencia] Pérez Olea se acogió al artículo 10 para interferir constantemente en la actuación del Consell. A modo de ejemplo, anuló en julio de 1978 la decisión de conceder el título de honorable al municipio de Picanya por haber puesto en una placa el nombre de País Valencià».
  24. Viadel, 2009, p. 89-91.
  25. Viadel, 2009, pp. 93-95.
  26. Viadel, 2009, p. 97.
  27. Viadel, 2009, pp. 99-102.
  28. Viadel, 2009, pp. 99-104. «El blaverismo contó también, eso seguro, con los recursos provenientes de las cloacas del Estado así como con el silencio y la inacción de los que tenían la obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos y defender las libertades públicas. Lo cierto fue que nunca hubo —ni ha habido— detenidos en relación con los hechos más graves. El gobernador civil de esta primera época de violencia, el ucedista Pérez Olea, apenas movió un dedo para aclarar los incidentes más importantes y, además, manifestó de manera reiterada, una actitud hostil hacia [el presidente del Consell] Albiñana».
  29. a b Viadel, 2009, p. 105.
  30. Viadel, 2009, pp. 134-135.
  31. Viadel, 2009, pp. 141-142.
  32. La victoria de la izquierda no alcanza a las diputaciones, El País, 5 de abril de 1979.
  33. «El Consejo del País Valenciano adopta la bandera cuatribarrada», El País, 26 de abril de 1979.
  34. Viadel, 2009, pp. 105-106.
  35. Viadel, 2009, p. 143.
  36. Viadel, 2009, p. 106.
  37. Manifestación contra la bandera del Consell, El País, 7 de octubre de 1979]
  38. Viadel, 2009, p. 107-109.
  39. «Yo di todos los medios e ideé la mecha» que quemó las banderas Archivado el 1 de julio de 2016 en Wayback Machine.. Entrevista a Rafael Orellana por el diario El Mundo el 9 de octubre de 2010
  40. Viadel, 2009, pp. 109-113. «Estos hechos demuestran como en pocos años el anticatalanismo había crecido en efectivos y en actividad al cobijo del malestar de determinados sectores por el advenimiento de la democracia. En 1977 el blaverismo apenas era capaz de convocar un puñado de individuos para boicotear los bailes de sardanas que tenían lugar las mañanas de domingo en el Parterre organizadas por la Casa de Cataluña de la ciudad. Ahora, en cambio, representaba una auténtica amenaza en la calle, y por si fuera poco, instrumentalizado y confundido con partidos que, como UCD o AP, aspiraban a gobernar a los valencianos desde las nuevas instituciones».
  41. Viadel, 2009, pp. 140-144.
  42. a b Flor, 2011, pp. 94-95.
  43. «José Luis Albiñana, principal perdedor en la crisis del Consejo», El País, 20 de diciembre de 1979.
  44. «Dimite Albiñana tras la retirada del PSOE del Consell», El País, 23 de noviembre de 1979.
  45. Viadel, 2009, p. 146.
  46. Viadel, 2009, p. 1491ps=«La realidad es que los blaveros tenían la calle y que la izquierda se mostraba dividida y poco dispuesta a defender hasta las últimas consecuencias sus planteamientos».
  47. a b c Viadel, 2009, pp. 149-151.
  48. Flor, 2011, p. 96.
  49. a b Flor, 2011, p. 95.
  50. Flor, 2011, p. 96. «El golpe militar, pues, tuvo un efecto fundamental en los acuerdos autonómicos. La "reconducción" facilitó el acuerdo alrededor del 143. Después de Tejero, la autonomía valenciana será definitivamente de segunda división, lo que reconocerán incluso destacados socialistas [como Ricard Pérez Casado]».
  51. Flor, 2011, p. 96-97.
  52. Flor, 2011, p. 98. «Mientras que la primera [la consejería de Cultura] aceptaba las tesis universitarias y subvencionaba actividades den defensa de la normalización y la unidad lingüísticas, la segunda [la consejería de Educación] daba apoyo a planteamientos secesionistas y planteaba iniciativas nada favorables a la valencianización de la enseñanza».
  53. Viadel, 2009, p. 149-150.
  54. Viadel, 2009, pp. 151-152.
  55. Flor, 2011, pp. 98-99.
  56. Flor, 2011, p. 99.
  57. Flor, 2011, p. 100. «La transición, pues, implicó una rebaja de las perspectivas iniciales de autogobierno... Como causas fundamentales hubo una interna, la intervención de la estrategia anticatalanista, y una externa, el golpe de Estado de 1981, que hizo reemerger la tradición unitarista y uniformista. Además, buena parte del paquete simbólico blavero se convertirá en oficial y, por tanto, acabará por su rutinario, lo que contribuirá decisivamente a la legitimación de este».
  58. Flor, 2011, pp. 99-100.
  59. Manel Martí La transició al País Valencià dossier publicado en L'Avenç, núm 124, mayo de 1997
  60. a b c Esperança Costa (14 de abril de 2013). «En la diana de los ultras». El País. «Los atentados a Fuster y Sanchis Guarner fueron los más relevantes en el goteo constante de intimidaciones y agresiones contra libreros y editores, maestros, cines, bares, gentes del espectáculo, escritores, periodistas, sindicatos, algunos sectores de la Iglesia… todos aquellos que propugnaban el diálogo social y la normalización del valenciano». 
  61. Viadel, 2009, p. 86-87.
  62. http://www.senado.es/legis1/publicaciones/pdf/senado/ds/PS0034.PDF
  63. Violencia "ultra" en la conmemoracion de la "Diada" valenciana", El País, 10 de octubre de 1979.

Bibliografía

editar

Enlaces externos

editar