Usuario:Viviana Barrera/Taller
El Elefante en la Habitación: Silencio y Negación en la Vida Cotidiana
editarEl Elefante en la Habitación: Silencio y Negación en la Vida Cotidiana (En ingles: The Elephant in the Room: Silence and Denial in Everyday Life[1]) es un libro escrito por el sociológo israelí Eviatar Zerubavel en el año 2006.
Argumento
editarEl autor busca abordar los fundamentos normativos de la negación como generador de la conspiración del silencio, la cual está presente en todos los niveles de la sociedad, desde las relaciones familiares hasta el escenario político. Zerubavel hace una revisión sobre la evolución de dichas conspiraciones, destacando las presiones sociales que generan que las personas nieguen lo que resulta visible ante sus ojos. Se resalta, que la negación de cada conspirador se complementa con la de los demás, y por ende el silencio resulta ser más intenso cuando hay más personas apoyando la conspiración, o cuando hay diferencias significativas de poder entre ellos. El autor concluye que cuanto más tiempo se evite hablar de los "elefantes", más grandes se convierten en la mente del hombre, desencadenando un espiral aún mayor de negación.
Capítulos del libro
editarEsta conformado por siete capítulos:
- Secretos abiertos
- Las reglas de la negación
- La política de la negación
- La estructura social de la negación
- Rompiendo el silencio
- Algunas cosas, es mejor no decirlas
- El problema con los elefantes
Secretos abiertos
editarEl autor rememora la historia sobre el traje nuevo del emperador, demostrando la tensión fundamental entre el acto privado de notar y el acto público de reconocer. Argumenta que la historia, destaca un fenómeno social intrigante, comúnmente conocido, como una conspiración de silencio, mediante el cual, un grupo de personas acepta tácitamente ignorar exteriormente algo de lo que todos están personalmente conscientes; esencialmente, girando en torno al conocimiento común que prácticamente nunca se discute en público.
Cuando el autor hace referencia a lo no discutible, hace referencia a lo innombrable, es decir a temas o asuntos que generalmente resultan conocidos, pero que no pueden hablarse, definiéndolo como secretos abiertos, inclusive estos, constituyen “verdades incomodas ocultas a simple vista" citando a Paul Krugman[2], pero cada participe de la conspiración, renuncia deliberadamente a expresarlo públicamente. Para comprender mejor como se puede, al mismo tiempo, ser consciente y (al menos públicamente) desconocer, se debe evocar a la noción de negación, según Zeruvabel. Sin embargo él habla de ésta como producto de los esfuerzos individuales y colectivos; es decir, se concentra por hacer una explicación que va más allá de desentrañar la dinámica intrapersonal de impedir que cierta información ingrese en la conciencia de cada persona, y busca examinar la dinámica interpersonal de evitar que ingrese a la conversación pública.
Las conspiraciones de silencio se generan, según Zerubavel, por dos elementos, los cuales también resultan ser la causa por las que se usan los eufemismos: el miedo y la vergüenza. El primero, utilizado en casos como las enfermedades terminales y la muerte, así como el silencio funesto que rodea el espectro de una guerra nuclear. El segundo, en casos como el embarazo en la adolescencia o la infidelidad, inclusive es debido a la vergüenza, que se genera gran parte del silencio de los participantes en el Holocausto.
Pero ese silencio implica más que simplemente ausencia de acción, ya que las cosas de las que se guardan silencio son de hecho activamente evitados. Al igual sucede con la negación, ya que hay que así como las conspiraciones de silencio no giran en torno a asuntos que simplemente se pasan por alto, sino por el contrario, en torno a aquellos asuntos altamente conspicuos que se tratan deliberadamente de evitar. Eso explica el uso cada vez más común de representar metafóricamente el objeto de tales conspiraciones, al igual que el cuerpo desnudo del rey en la historia, el proverbial “elefante en la habitación” es ciertamente visible para cualquiera que quiera simplemente mantener los ojos abiertos. Por lo tanto, si alguien no lo nota, solo puede ser como resultado de una evitación deliberada, ya que de lo contrario sería imposible no notarlo.
Las reglas de la negación
editarLa forma en que alguien enfoca la atención a ciertos temas, a menudo difiere de la forma en que lo hacen muchas otras personas, sin embargo, tal variación tiene poco que ver con los aspectos fisiológicos; a difrencia de los niveles de visión de una tortuga y un aguila, lo que generalmente llama la atención de los turistas y los locales, por ejemplo, no es el resultado de ninguna diferencia en sus respectivas capacidades visuales. Los fundamentos sociales a lo que se presta atención o ignora, resultan ser evidente por la forma en que evolucionan históricamente, así que a medida que cambian las actitudes sociales, también lo hacen los horizontes morales y lo que se considera no discutible también sigue cambiando.
Así, como decidir entre lo que se presta atención de lo que se ignora dista mucho de ser estrictamente natural, tampoco es completamente personal. Notar e ignorar son acciones realizadas por miembros de comunidades sociales particulares con convecciones sociales particulares de atención y comunicación. De hecho, la manera en que el hombre enfoca la atención, a menudo se basa en tradiciones sociales altamente impersonales de prestar atención. No es una coincidencia, según Zeruvabel, que la primera persona, en el traje nuevo del emperador, en darse cuenta de que el rey no tenía ropa fuera un niño, que aún tiene que aprender lo que se supone que se debe notar socialmente. Normalmente se interioriza tales tradiciones de prestar atención como parte de la socialización, así que alguien observando a otros ignorando ciertas cosas, también aprende a ignorarlas. No obstante, ignorar algo es más que simplemente no notarlo; de hecho, es muy a menudo el resultado de cierta presión para ignorarlo activamente, la cual es producto de las normas sociales de atención, diseñadas para separar lo que convencionalmente se considera “digno de mención” de lo que se considera un “simple ruido de fondo”.
Lo que la sociedad espera que se ignore, se suele articular en forma de estrictos tabúes que no se deben mirar, escuchar, hablar. Esencialmente diseñado para mantener el estado de conocimiento en un nivel bajo, pero aquellos que lo desafían o simplemente ignoran las prohibiciones son considerados desviados sociales y como tales, se les debe generar las sanciones sociales. A parte de los tabús, el autor habla de otra forma de imposición para ignorar, a la que denomina la regla del tacto, que no es más que una versión “suave” del tabú, las cuales usualmente toman la forma de pautas sutiles: “Podría considerarse grosero” para una conducta adecuada, en lugar de decir explícitamente “está estrictamente prohibido”[3]
La política de la negación
editarLos dos anteriores capítulos son una revisión de las presiones normativas que ayudan a generar conspiraciones de silencio, pero la presión social para ignorar ciertas cosas sólo es producida en parte por las normas. Por eso, en éste capítulo el autor examina el papel del poder en la organización social; después de todo, las relaciones sociales, usualmente, involucran poder, y el silencio y la negación es a menudo producto de la forma en que se distribuye asimétricamente el poder entre los hombres, que se hacen parte de una estructura social.
El poder establece la cantidad de información a la que se puede acceder, y a su vez, implica un alcance más amplio de atención por parte de otras personas, a medida que se tiene más. Sin embargo aún más crítico que el hecho de que el poder conlleva un mayor alcance de atención, es el hecho de que también implica la capacidad de controlar el alcance de atención de los demás. La forma más común de obtener control sobre el alcance de la atención es mediante el control de la “agenda”, es decir, tener esa capacidad de establecer lo que se incluye (y por lo tanto también implícitamente lo que se excluye de) como centro de discusión. Además, el poder también implica la capacidad de redirigir la atención de los demás “cambiando de tema”, decidiendo por los demás, en qué deben pensar y que cosas deben mantener fuera de su conciencia.
La estructura social de la negación
editarLa negación es un fenómeno social que involucra más que solo individuos, en realidad el autor dice que el hombre se encontra lidiando con la “negación conjunta”, es decir, para estudiar la conspiración del silencio hay que entender que siempre participa todo un sistema social. Solo cuando el proverbial "elefante en la habitación" es evitando conjuntamente por todos a su alrededor, se está tratando con una conspiración del silencio. La cual, presupone la discreción por parte del no productor de la información, así como la falla de atención por parte de los no consumidores; y son precisamente los esfuerzos de colaboración de ambas partes, lo que le convierte en una conspiración.
La protección igualitaria que se brinda a quienes no muestran el mal y a quienes no ven el mal, es el resultado de la naturaleza simétrica de las relaciones entre las fuerzas sociales opuestas que subyacen a las conspiraciones de silencio. Al no ver y no mostrar en colaboración, se construye una doble pared de silencio, casi paradójicamente el silencio es a menudo cubierto por el sonido de la "conspiración del ruido”, es decir hablar de otro tema “andar por las ramas”, por lo que no solo es evitar el elefante, sino hacerlo sin reconocer que realmente lo está evitando.
Cuanto mayor sea el número de participantes en la conspiración, más “pesado” y más “resonara” el silencio. La discrepancia entre la aparente incapacidad de los demás para notarlo y la propia experiencia sensorial crea una sensación de ambigüedad que, en última instancia, sucumbirá a la presión social y optará por la negación y dicha presión se agrava aún más a medida que aumenta el número de espectadores silenciosos. Pasar de dos a tres personas, por no decir más, en las conspiraciones de silencio implica un cambio significativo de un tipo estrictamente interpersonal de presión social al tipo colectivo que se llama presión de grupo.
Rompiendo el silencio
editarA medida que el silencio se hace más pesado existe la posibilidad de que se rompa si una persona no está dispuesta a negarlo, y puede llevar a que todo el grupo lo reconozca públicamente. Romper una conspiración de silencio implica reconocer la presencia del elefante en la habitación y debe ser en público para que tenga efecto. Es decir, implica hacer que la presencia del elefante forme parte del discurso político y para ello se requiere de un grupo o movimiento y no de un individuo, pues como es de esperar, para contrarrestar la presión del grupo, también se usa el peso de una mayoría para romperlo.
Ahora, la capacidad para ignorar aquellos interruptores de silencio depende en gran medida de la cantidad de poder que tengan, cuanto menos poder tienen, más fácil es para otros ignorarlos públicamente. Al igual que los informantes, los que rompen el silencio también son ridiculizados, humillados y a menudo, rechazados, y dichas represalias en contra de ellos, no sólo están diseñadas para intimidar a cualquier otra persona que contemple la posibilidad de romper la conspiración del silencio, lo que de hecho impide que muchos rompientes potenciales de silencio lo hagan, sino cualquiera que les preste atención. Después de todo, solo cuando todos mantengan su boca, así como sus ojos y oídos bien cerrados, el proverbial elefante se quedará en la habitación.
Algunas cosas es mejor no decirlas
editarAunque los denunciantes o interruptores de secretos, le muestra a otros lo que no era visible, estos últimos les terminan resintiendo; parte de la razón, por la que se genera dicho resentimiento, es que el desafiar las configuraciones convencionales de figura-fondo que la mayoría de los hombres da por sentado, genera una perturbación de la tranquilidad cognitiva, es decir intentan obligar a reconocer las cosas que específicamente ignoran los demás para evitar sentirse heridos o avergonzados.
Al hacer que la presencia del elefante sea tan obvia también dificulta que los conspiradores sigan fingiendo que no lo notan. Después de todo es mucho más fácil fingir ignorancia de algo cuando nadie pone el foco público en él. Sin embargo, señala que algunas cosas es mejor dejarlas sin decir, debido a que existen casos en que el silencio aporta en la prevención de conflictos, es decir ayuda minimizar la fricción y hace que la interacción social sea más fluida.
Por eso los que rompen el silencio son vistos como personas sin tacto y el grupo los señala de traidores. Inclusive, no solo se daña la imagen del grupo, también puede destruir la estructura social. Zeruvabel hace mención a la expresión “don't rock the boat”[4], la cual implica que se puede interrumpir el actual status político del grupo generando inestabilidad social, sin embargo no resulta conveniente, después de todo, un reino necesita un rey, incluso si está desnudo y romper el silencio es romper un contrato social, por lo que los grupos tratan a quienes violan sus normas de atención y discurso tal como lo hacen con otros desviados sociales que desafían su autoridad y hacen caso omiso de sus reglas. Por lo anterior, a menudo se considera que las conspiraciones de silencio son mucho menos amenazadoras que los esfuerzos por acabar con ellas.
El problema con los elefantes
editarEn gran medida es una cuestión de pensar a largo plazo en contra de los efectos a corto plazo, de hecho mucho de lo que parece beneficiarnos de inmediato a menudo viene a perseguirnos en un futuro, por eso el autor destaca los principales problemas que pueden generar dichas conspiraciones de silencio:
- Distorsiona el sentido de la realidad: la experiencia personal no corroborada es particularmente inquietante para los niños que aun dependen de otros para que tengan sentido de lo que experimentan.
- El hecho de que nadie reconozca elefantes también tiende a hacer que parezca más aterrador, en algunos casos el silencio es fuente de miedo y para vencerlo quizás sea necesario discutir lo indiscutible.
- Iimplican cierta disonancia entre lo que uno experimenta interiormente y lo que expresa exteriormente “doble pensamiento”, y mantener dos opiniones sabemos que es una contradicción, lo que presupone cinismo, así que esa negación de sentimientos es psicológicamente agotadora.
- Mientras que la comunicación abierta nos acerca al otro, el silencio nos hace sentir más distantes de los demás.
- Genera tensión social
- A menudo socavan esos mismos esfuerzos por preservar la solidaridad de grupo.
- Genera relaciones disfuncionales, por no poder ser abierto.
- El silencio abre la puerta al abuso y se le da consentimiento a los delincuentes.
Zerubavel, inclusive, nos da varios ejemplos de algunos líderes que consideran un acto moral por excelencia, romper ese silencio, entre ellos a Martin Luther King cuando dijo “El día que veamos la verdad y dejamos de hablar, es el día en que comenzamos a morir”[5], dejando en evidencia que evitar ver el elefante no es la solución, ya que al permitir tal negación colectiva, la conspiración de silencio impide enfrentar y en consecuencia, resolver los problemas de la humanidad. Una vez se tenga el valor para reconocerlos, casi mágicamente comienzan a encogerse y solo entonces, cuando ya no se está de acuerdo para ignorarlo, se podrá finalmente sacar el proverbial elefante de la habitación.
- ↑ Zerubavel, Eviatar (2006). The Elephant in the Room: Silence and Denial in Everyday Life (en inglés). Oxford University Press. ISBN 9780195187175.
- ↑ Zerubavel, Eviatar (2006). «Open Secrets». The Elephant in the Room: Silencie and Denial in the Everyday Life (en inglés). Oxford University Press. p. 3. ISBN 9780195187175.
- ↑ Zeruvabel, Eviatar (2006). «The Rules of Denial». The Elephant in the Room: Silence and Denial in Everyday Life (en inglés). Oxford University Press. p. 29. ISBN 9780195187175.
- ↑ Zerubavel, Eviatar (2006). «Some Things Are Better Left Unsaid». The Elephant in the Room: Silence and Denial in Everyday Life (en inglés). Oxford University Press. p. 77. ISBN 9780195187175.
- ↑ Zerubavel, Eviatar (2006). «The Trouble with Elephants». The Elephant in the Room: Silence and Denial in Everyday Life (en inglés). Oxford, Universitiy Press. p. 86. ISBN 9780195187175.