Usuario:IIM 78/Poder, Jerarquía y Burocracia en nuestra comunidad

Poder, Jerarquía y Burocracia en nuestra comunidad

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Consideremos que somos una comunidad muy sensible a la idea de adoptar formas organizacionales que contengan distintos niveles de poder, jerarquía, disposición de elementos verticales, y burocracia. Lo cierto es que cualquier organización -y nuestra comunidad lo es- no puede ni siquiera ser concebida sin estos principios estructurales. Es cierto que en una comunidad de conocimiento libre como la nuestra siempre hay que cuidar mucho de que la verticalidad no se desmadre, y que la burocracia sea mínima. ¿Qué tenemos en lo que respecta a la distribución del poder?

Poder, jerarquía y burocracia en los grupos de usuario actuales

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Usuarios sin nivel jerárquico

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  • Por una parte, hay que admitir que el poder más importante que se puede tener en nuestra enciclopedia es el de editar, crear y modificar artículos. Todos venimos por ello -ojalá sea así-. Y hasta los anónimos pueden hacerlo. Respecto del reparto de este poder, nuestra comunidad es absolutamente horizontal, y el poder individual de un usuario se limita gracias al poder individual de todos los restantes usuarios que pueden modificar las ediciones basadas en sus contribuciones y /o revertirlo. Si utiliza este poder de manera irresponsable, un bibliotecario puede quitárselo de manera temporal o definitiva bloqueándolo. Respecto de este poder, su superior es un bibliotecario
  • El segundo poder, semejante al primero por reparto general, es el de darnos nuestras propias normas, mediante la posibilidad de debatir, proponer y votar políticas. Ya aquí hay privilegios, y verticalidad, porque si bien todos pueden proponer y debatir, solo los usuarios autoconfirmados con cierta cantidad de ediciones pueden votar. Nadie arma un escándalo por ello porque a ese nivel llega todo el mundo de manera natural y sencilla: editando, usando su poder inicial, y el más importante para los fines del proyecto. Claro que a esto se llega también con un requisito de índole burocrática: registrarse. Si, es una burocracia mínima, pero lo es. En la medida en que este poder depende del poder de editar, su superior también es el bibliotecario que lo puede bloquear por distintas infracciones a las normas que nos ayudan a convivir.
  • En la actualidad existe una funcionalidad que solo algunos usuarios tienen, pero que no representa poder alguno: el reversor, como los otros usuarios, tiene la funcionalidad de revertir, pero más rápido. Si aquí se percibe una diferencia de nivel, es solo algo artificioso y quizás se deba a que hay una mínimo trámite burocrático a realizar para obtener el flag. Pero como las revocaciones del permiso son escasas y el poder obtenido es nulo respecto de otros usuarios, no es objeto de polémica.
  • Entre el flag de reversor, por una parte, y los de autoverificado y de verificador, por otra, hay diferencias mínimas, como que aquí sí hay una posibilidad de hacer cosas distintas respecto de un usuario común, y como se necesitan habilidades específicas -que deben ser evaluadas por quienes se dedican a tareas para las cuales es útil la herramienta- ocurre que con más frecuencia es revocada la solicitud. En estos permisos (junto con el de reversor) se nota mucho más la jerarquía superior del bibliotecario, que no solo puede quitarlos, sino que es el único que puede darlos.

No hace falta escarbar mucho para darse cuenta que entre los usuarios comunes y los que tienen flags de reversor, autoverificado y verificador, existe una mínima diferencia de nivel pero una nula diferencia de jerarquía. Al usuario común no le pueden quitar su poder específico estos roles.

El bibliotecario

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Con el bibliotecario se llega, en nuestra organización, a un verdadero gran salto de nivel. Tiene un conjunto de facultades que otros usuarios no tienen: por mencionar las más significativas, puede borrar y restaurar artículos, bloquear y desbloquear usuarios y otorgar y quitar permisos. Este es su poder real, en la que se basa su distinto nivel del resto, sin mezclar las percepciones subjetivas sobre su figura.

En la actualidad, y solo ateniéndonos a lo que las políticas permiten y lo que se deduce de su buen uso, el bibliotecario es el único rol jerárquico en nuestra comunidad. Ya sea porque quita poderes a otros niveles de usuario o porque los quita y los otorga.

El bibliotecario, en la medida en que obtiene con el cargo el flag de burócrata, puede otorgar -no quitar- el flag de bibliotecario, y esto lo hace atado a la decisión de la comunidad, por lo que representaría una dependencia respecto de la misma y no aumentaría su jerarquía, pero si constituye una diferencia de nivel en cuanto al poder.

Si consideramos todo esto y admitimos que el checkuser, el supresor y el steward cumplen funciones que van más allá de la jurisdicción propia de las normas de la comunidad, a pesar de que no pueden responder sino en base a las decisiones de la misma, ser bibliotecario sí es gran cosa: la jerarquía máxima del proyecto en cuanto a la verticalidad organizativa, y el nivel máximo posible de poder, porque reúne atribuciones ejecutivas y judiciales, si vale la analogía. Por eso sólo puede ser elegido o removido por una votación en la que todos los usuario se puedan expresar. En este aspecto, la comunidad se organiza de una manera semejante a la democrática -excepto por la reunión de dos tipos de poderes que en la democracia se intenta que estén separados-.

Esta jerarquía es tan real que las posibilidades del bibliotecario de otorgar algunos permisos o de quitarlos, los realiza de oficio y sin intervención de la decisión de la comunidad, siendo intérprete autosuficiente de las políticas.

El poder del bibliotecario de borrar o restaurar páginas no funda una diferencia jerárquica, porque no constituye la posibilidad de otorgar o quitar poderes a otros usuarios. Solo funda una diferencia de nivel al constituir un poder que otros usuarios no poseen. También aquí obra de oficio, porque aún en las consultas de borrado mediante argumentación tiene la decisión ejecutiva final.

 
Tentativa de explicación gráfica de la actual organización jerárquica y distribución de poderes en nuestra comunidad.

Conclusiones a partir del análisis

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  1. El bibliotecario no está valorado solo por una falsa percepción del rol que cumple, sino que realmente tiene una jerarquía y una diferencia de nivel respecto de todo otro grupo de usuarios.
  2. A semejante poder y jerarquía corresponde un sistema muy exigente de acceso y remoción que garantice la idoneidad del candidato para ejercer todos sus poderes.
  1. Si se vé cómo funcionan empíricamente, las actuales CABs y RECABs no garantizan la idoneidad del candidato, solo le dan a la comunidad cierto grado de control que, en alguna medida, es aparente.


Propuesta de crear un nuevo grupo de administradores que solo puedan borrar-restaurar páginas

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Consecuencias en la Jerarquía

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  1. Una objeción a la propuesta es la de que, al fundar una jerarquía intermedia, la figura del bibliotecario quedaría más alejada jerárquicamente de la del usuario común. Pero esto es falso, puesto que respecto del poder de editar, característico del usuario común, éste estaría a la misma distancia jerárquica actual respecto del biblio.
  2. No obstante lo dicho, es posible, y bastante probable, que la jerarquía intermedia sea motivo de una distancia percibida de poder mayor entre el usuario común y el bibliotecario.

Consecuencias en la distribución de poderes

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  1. Al poder ser nombrados de una manera expeditiva, se volcaría al nuevo grupo de usuarios una cantidad apreciable de usuarios que, en el actual sistema, nunca habrían tenido poderes especiales de edición porque no hubieran llegado tan fácilmente a ser bibliotecarios. Esto conlleva una mayor horizontalidad en la distribución de un poder determinado (borrar restaurar), y por ende del poder en general.
  2. Consecuencia de lo anterior sería disminuir la sensación de distancia insalvable del usuario común respecto de los usuarios en funciones administrativas de contenido lo que implica indirectamente una descarga de la distancia percibida respecto del bibliotecario, que también cumple esas funciones y tiene esos poderes.

Consecuencias en la burocracia

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  1. Aumentaría la burocracia absoluta, pues se debería crear un conjunto de normas y procedimientos para el nuevo grupo de usuarios, y modificar algunas normas colaterales para actualizarlas a la nueva disposición de elementos.
  2. También aumentaría la burocracia en lo referido a bloquear vándalos detectados a partir de la actividad de proteger páginas, asumida por usuarios con el nuevo rol, porque los admins-editores deberían reportarlos a los bibliotecarios. Esto solo es una verdad relativa que surge de comparar un número fijo de administradores con poderes completos, con el mismo número, pero divididos en los dos grupos de usuarios. Pero, como no existe tal número fijo, y lo más probable es que hayan más manos en la tarea, esa burocracia tendría más que suficientes horas/hombre para ejecutarla.
  3. Disminuiría la burocracia relativa a la obtención de cargos administrativos.

Otras consecuencias

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  1. Al haber más manos a la obra en el mantenimiento del contenido, y -si el sistema de elección de nuevos usuarios en el grupo es la adecuada-, mejor preparados, se haría mejor el trabajo.
  2. Disminuiría la conflictividad en la aplicación de las políticas editoriales con poderes especiales, aminorando frentes de choque que hoy protagonizan únicamente los biblios.
  3. Los bibliotecarios, aún siendo escasos, podrían dedicarse con mayor esmero y sin prisas a las funciones moderadoras de la comunidad. A la larga y por lógica, solo llegarían al cargo elegidos por la comunidad los que hayan demostrado aptitud de moderadores, y los que no la poseen pero tengan habilidades técnicas relativas al mantenimiento de contenido se derivarían al grupo recientemente creado. La especialización de la función moderadora del biblio conllevaría a disminuir mucho más el frente de conflicto en decisiones relativas a la convivencia de la comunidad, quizás el frente más peliagudo.

Conclusiones

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El resultado general de la aplicación de la propuesta con modificaciones podría traer grandes ventajas organizativas, con escasas contraindicaciones. La figura del bibliotecario está muy valuada porque es real y efectivamente poderosa. Y aunque la sensación de distancia entre usuarios de a pie y roles administrativos podría disminuir por la aplicación de la propuesta, o quizás aumentar, las ventajas que conlleva son independientes de todo esto.