El terrible incendio que ha devastado la catedral de Notre Dame en París fue completamente extinguido a las diez de la mañana de este martes tras más de 15 horas de trabajo, una noche larga e infernal en la que las llamas devoraron la aguja central del templo, todo su techo y parte de su bóveda. Consiguió salvarse, finalmente, su estructura, los tres rosetones, el órgano y algunas otras obras de arte como la corona de espinas de Jesús. Las autoridades francesas mantienen, de momento, que el origen del fuego fue accidental, mientras los investigadores interrogan ya a los testigos para arrojar luz sobre los hechos. «Nada por ahora va en la línea de un acto voluntario», destacó en declaraciones a la prensa el fiscal de París, Rémi Heitz, responsable de las pesquisas. «Durante toda la noche, los trabajos se centraron en controlar las llamas residuales y en intentar preservar los dos campanarios para asegurar de que las torres no se derrumbasen», dijo al diario Le Figaros el portavoz de los bomberos Gaabriel Plus. Añadió, además, que los efectivos estuvieron luchando durante horas contra las llamas en un incendio que se extendió rápidamente en los primeros momentos por «una zona de mil metros cuadrados de extensión». Dos agentes de la Policía y un bombero resultaron heridos leves en el transcurso de las labores de extinción, informó la brigada parisina tras confirmar que la estructura de la catedral se había salvado y que las principales obras de arte habían sido protegidas «gracias a la acción combinada de diferentes servicios del Estado». El presidente francés, Emmanuel Macron, avanzó temprano este martes su intención de «reconstruir Notre Dame todos juntos» en una declaración en la que, además de anunciar una colecta oficial en Francia y el extranjero, alabó la labor de los profesionales: gracias a ellos, dijo, «se ha evitado lo peor», pero «la batalla todavía no ha terminado». «Las próximas horas van a ser difíciles, pero gracias a su coraje (de los bomberos) la fachada y las dos torres principales no se llegaron al apagado aún las cenizas del incendio en Notre Dame y una lluvia de promesas de financiación, taanto de instituciones como de las mayores fortunas del país, ya trataba de paliar la conmoción. Las propuestas llegaron sin pausa: la familia de Bernard Arnault, la mayor fortuna de Francia y propietaria del grupo del lujo LVMH, anunció a través de un comunicado que realizaría «una donación de 200 millones de euros al fondo dedicado a la reconstrucción de esta obra arquitectónica, que forma parte de la Historia de Francia»; François-Henri Pinault, otro de los grandes bolsillos de Francia, se había comprometido horas antes a aportar cien millones a través de su sociedad de inversiones Artemis; la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, se comprometió a que la institución que dirige contribuya con unos 50 millones de euros para los trabajos; y la presidenta de la región parisina, Valérie Pécresse, garantizó asimismo una donación de diez millones de euros.er», advirtió.Cinco años para restaurar la catedralRecuperar el templo será un proceso arduo. Hay opiniones para todos los gustos. Frédéric Létoffé, uno de los dos presidentes del Grupo de Empresas de Restauración de Monumentos Históricos (GMH), colectivo en el que está incluida la empresa que gestionaba la renovación de la aguja, estimó este martes por la tarde que se extenderá entre diez y 15 años y supondrá cientos de trimillones de euros. Con esta previsión, el experto consideraba «poco realistas» las palabras del Jack Lang, exministro de Cultura, quien había valorado previamente que sería posible reconstruir Notre Dame en unos tres años. Sin embargo, poco después, Macron arrojó un nuevo cálculo: el presidente francés aseguró en una breve intervención ante los medios que la catedral podría estar lista en cinco años.