Teorema de Arzelà-Ascoli

teorema matemático
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El teorema de Arzelà-Ascoli es una de las herramientas más poderosas del análisis matemático para decidir si un conjunto de funciones continuas reales definidas en un intervalo cerrado y acotado es compacto. En concreto, el teorema toma un conjunto de funciones reales continuas en un intervalo cerrado y acotado y da condiciones necesarias y suficientes para que tengan una subsucesión uniformemente convergente. Así, la adherencia de un conjunto con esas condiciones será compacta. La condición principal que pide el teorema es que el conjunto de funciones sea equicontinuo.

El teorema de Arzelà-Ascoli es la base de muchos otros resultados en matemáticas, incluyendo el teorema de existencia de Peano en la teoría de ecuaciones diferenciales ordinarias, el teorema de Montel en análisis complejo, el teorema de Peter-Weyl en análisis armónico y varios resultados sobre la compacidad de operadores integrales.

Historia

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La noción de equicontinuidad fue introducida a finales del siglo XIX por los matemáticos italianos Cesare Arzelà y Giulio Ascoli, de quienes recibe el nombre el teorema. Una versión débil del teorema fue demostrada por Ascoli (1883–1884), que dio la condición suficiente para la compacidad, y Arzelà (1895), que demostró la condición necesaria y a quien se debe la primera presentación clara del resultado. Fréchet (1906) demostró una generalización del teorema a funciones reales continuas con dominio compacto métrico (Dunford y Schwartz, 1958, p. 382). Formulaciones más modernas del teorema permiten que el dominio sea compacto Hausdorff y que el espacio de llegada sea sólo métrico.

Definiciones previas

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A continuación se definen las propiedades de un conjunto de funciones continuas sobre un intervalo cerrado y acotado que juegan un papel en el enunciado y la demostración del teorema. Para ello, sea   un conjunto de funciones continuas de un intervalo cerrado y acotado   a  .

Decimos que el conjunto   es puntualmente acotado si, fijando cualquier punto del intervalo, las funciones de   toman en ese punto un conjunto acotado de valores:

 .

Es decir, en cada punto hay una cota para los valores que toman las funciones. Esta cota puede depender del punto considerado del intervalo pero, una vez fijado este, no de las funciones. Si la cota no depende tampoco del punto del intervalo, decimos que es una cota uniforme. Es decir,   es uniformemente acotado si

 .

Ahora definimos la condición clave del teorema: la equicontinuidad. Diremos que   es equicontinuo si

 ,

es decir, si en cada punto del intervalo todas las   son continuas con un mismo   (son "igual de continuas" en cada punto). Es decir,   puede depender del punto   del intervalo, pero no de la función   considerada. Si se puede tomar un mismo   en cualquier punto  , diremos que   es uniformemente equicontinuo:

 .

Algunos autores, como Rudin,[1]​ definen equicontinuo de esta última manera, y no de la primera. Aquí usaremos la primera definición, pero podremos usar ambas condiciones indistintamente, ya que en caso de que   sea compacto (cerrado y acotado) ambas definiciones son equivalentes,[1]​ y en el teorema a demostrar siempre se consideran funciones definidas en intervalos de ese tipo.

Enunciado del teorema

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La versión más sencilla del teorema se puede enunciar como sigue:

Sea   un conjunto de funciones reales continuas de un intervalo cerrado y acotado  . Entonces, son equivalentes:

  1.   es uniformemente acotado y equicontinuo.
  2. Cualquier sucesión   de funciones de   tiene una subsucesión   uniformemente convergente.

Para   se puede pedir sólo que   sea puntualmente acotado.

Demostración

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Implicación directa

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Demostramos primero que   usando sólo que   es puntualmente acotado. Primero tomamos una sucesión   de funciones de  . Queremos encontrar una subsucesión uniformemente convergente. La construcción se basa en un argumento diagonal.

Sea   el conjunto de racionales del intervalo. Como   es cerrado y acotado, claramente  , donde la barra denota la adherencia. Además, al ser los racionales un conjunto numerable, existe una numeración   de los elementos de  . Usando la numeración vamos a construir subsucesiones de la sucesión original como sigue:

Para   consideramos la sucesión numérica formada por los valores de las funciones de la sucesión evaluadas en  . Esto es,  . Al ser   puntualmente acotado, esta sucesión es acotada, por lo que, por el teorema de Bolzano-Weierstrass, tiene una parcial convergente que denotaremos por   donde el 1 representa que viene de considerar la subsucesión convergente de la sucesión evaluada en  . Aunque no esté escrito explícitamente en la forma   es importante recordar que las funciones   son un funciones que ya estaban en la sucesión de  . Por tanto, hemos construido una subsucesión de la sucesión original de funciones que ahora converge al evaluarla en  .

Ahora tomamos las funciones de la sucesión que acabamos de construir y las evaluamos en  :  . Como antes, esta sucesión tiene una parcial convergente que ahora denotaremos por  . Esta nueva sucesión de funciones,  , converge al ser evaluada en   por ser subsucesión de   y al ser evaluada en   por construcción. Y podemos continuar así sucesivamente: ahora tomamos esta nueva sucesión y la evaluamos en  , obtenemos una subsucesión de la original   que converge al ser evaluada en   y  , esta nueva sucesión la evaluamos en  , etcétera.

Querríamos poder afirmar que hemos construido una subsucesión de la original que converge al ser evaluada en cualquier racional de  . Aquí es donde entra en juego el argumento diagonal. Escribimos las sucesiones que hemos construido:

 

 

 

 

Tomamos la sucesión de las funciones que aparecen en la diagonal:  . Esta sucesión converge en todos los racionales del intervalo: tomemos un cierto  . Para  ,   son una subsucesión de  , y esta converge al ser evaluada en   por construcción. Por tanto,   también.

Ahora, afirmamos que   converge uniformemente. Para ello, veamos que es uniformemente de Cauchy. Es decir, queremos ver que, fijado  , para   suficientemente grandes se tiene que  .

Por equicontinuidad, para ese  , existe   tal que   se tiene que   (aquí estamos usando de hecho la equicontinuidad uniforme, pero podemos porque   es compacto). Como   es denso en  , tenemos que   y, por compacidad de  , existe un número finito de   cuyas bolas ya recubren  :  . Además,   son sucesiones convergentes, luego de Cauchy:  . Tomemos  .

Ahora, dado   arbitrario, si  , tenemos que existe un   tal que   porque  , así que

 

Así,   es uniformemente de Cauchy, por lo que es uniformemente convergente, como queríamos.

Implicación inversa

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Veamos el recíproco. Supongamos que toda sucesión de   tiene una parcial convergente y veamos que   es uniformemente acotado y equicontinuo.

Veamos primero que es equicontinuo. Si no lo fuera,   tal que   pero  . Fijamos este   y, para   para cada  , podemos construir sucesiones   de puntos y   de funciones de   tales que para todo   se tiene que   pero  . Por hipótesis   tiene una subsucesión   uniformemente convergente a una cierta función   (por ser el límite uniforme de funciones continuas continuo). Ahora tenemos que

 ,

donde cada uno de los sumandos se puede hacer menor que   para   suficientemente grande por convergencia uniforme de   hacia   y continuidad de  . Pero esto último es una contradicción ( ), por lo que   debe ser equicontinuo.

Veamos ahora que es puntualmente acotado. Si   no fuera puntualmente acotado, existiría un   tal que   (todas las posibles cotas (naturales) fallan). Esta sucesión no tiene ninguna parcial uniformemente convergente pues, si tuviera una, sería uniformemente acotada (uniformemente convergente implica uniformemente acotada), pero esto es una contradicción, pues es subsucesión de  , que no lo es.

Veamos que al ser   compacto, el hecho de ser puntualmente acotado y equicontinuo ya implica ser uniformemente acotado. En efecto, para  , por ejemplo, existe   tal que  . Ahora,   y, por ser   compacto, existen   tales que  .

Como cada conjunto   es acotado (  es puntualmente acotado), tenemos que     para ciertas cotas  . Tomamos   y afirmamos que   es una cota uniforme. En efecto, dado  , existe   tal que  , lo que, por equicontinuidad, implica que  . Por tanto,  , y esto vale para toda   y para todo punto  , como queríamos.  

Generalizaciones

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A espacios topológicos

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El teorema se puede generalizar a funciones continuas entre dos espacios topológicos generales. En este caso, lo que dice el teorema es lo siguiente:[2]

Sea   un espacio topológico compacto,   un espacio métrico completo. Un conjunto   (el espacio de las funciones continuas de   en  ) será relativamente compacto en la topología de la métrica del infinito si y solamente si:

  1.   es equicontinuo
  2. Para todo  , el conjunto   es relativamente compacto en  .

Debe tenerse en cuenta que si  , la condición 2 es equivalente a pedir que para cada  , el conjunto   sea acotado. En este mismo caso, se cumple que si además   es un espacio topólogico conexo, basta verificar que existe un   tal que la condición 2 se cumple, y automáticamente se tendrá para todos.

Referencias

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  1. a b Brandsma, Henno (2003). «Compactness in function spaces: Arzelà-Ascoli type theorems». Topology Atlas. Consultado el 12-07-2024. 
  2. THEODORE GAMELIN (2003). Complex Analysis. Springer Science & Business Media. pp. 307 de 478. ISBN 9780387950693. Consultado el 14 de octubre de 2023.