Teatro Lara

teatro en Madrid

El teatro Lara es un vetusto teatro a la italiana construido en 1879 en el número 15 de la Corredera Baja de San Pablo del madrileño Barrio de Maravillas,[1]​ en el entorno de lo que desde el último tercio del siglo XX se conoce como zona Malasaña.[2]​ Nació de la iniciativa particular del "plutócrata Cándido Lara",[3]​ y fue inaugurado el 3 de septiembre de 1880. Entre los estrenos más importantes habidos en él, destacan Los intereses creados, de Jacinto Benavente, en 1907, y el ballet de Falla El amor brujo, en 1915.[4]​ Dispone de un aforo de 464 personas y nueve palcos.[5]

Teatro Lara

Fachada del Teatro Lara
Ubicación
País Bandera de España España
Dirección Corredera Baja de San Pablo, 15, 28004, Madrid, España.
Coordenadas 40°25′19″N 3°42′16″O / 40.422013888889, -3.7044472222222
Información general
Tipo Teatro
Arquitecto Carlos Velasco Peinado
Fundación 1880
Inauguración 3 de septiembre de 1880
Reapertura 1994
www.teatrolara.com

Historia

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Cándido Lara, promotor del teatro, retratado por Kaulak.

Aconsejado por el antiguo revendedor de billetes Ramón García,[6]​ buen conocedor del funcionamiento del público madrileño, el empresario Cándido Lara, tan astuto negociante como ignorante en materia teatral, aceptó la sugerencia de aquel de incluir un teatro en el nuevo edificio de vecinos que estaba construyendo en la Corredera.[a]​ Así fue levantado el Lara aprovechando los dos espaciosos patios de que disponía la finca y el solar contiguo a la calle de San Roque número 10.[7]​ El proyecto fue del arquitecto Carlos Velasco que diseñó un local con tres vestíbulos, "pequeño, proporcionado y de agradable aspecto",[8]​ conocido popularmente como la Bombonera de don Cándido.[9]​ Fue inaugurado el 3 de septiembre de 1880 con la obra de Bretón de los Herreros Un novio a pedir de boca.[10]​ Siguiendo la consigna de su opulento dueño y empresario de "contratar los actores más caros", se estrenó el local con la singular compañía formada por actores de la talla de Julián Romea, Balbina Valverde, o el cómico Antonio Riquelme.[9]

El local, inspirado según algunos estudiosos en el «Palais Royal» parisino,[7]​ presentaba fachada clásica con tres cuerpos con zócalo, "orden gigante intermedio" que abarcaba "dos plantas y las galerías de coronación". Dentro, la sala se distribuía en cuatro pisos con "delicada estructura de fundición y barandillas", todo con mucho gusto y bien proporcionado. El diseño incluía un café en la planta baja que no llegó a instalarse al negarse a ello los actores de la compañía reunida para el lanzamiento del local. Los planos muestran también que la entrada a los fosos del escenario se hacía por la finca vecina, con entrada por la calle de San Roque,[7]​ que con las reformas sería sustituida por la escalera de incendios y la zona de carga y descarga. Debido a la normativa municipal vigente en 1872, dispone de claraboyas en la cúpula, telón de acero y dos depósitos de agua, uno en el techo y otro en el suelo, como medidas contra los incendios.[b][11]

Sin especializarse en ningún género, abarcó desde el popular género chico a la comedia burguesa. En él actuaron algunos de los más destacados intérpretes españoles de los siglos XIX y XX, como Lola Membrives, Rosario Pino, Leocadia Alba, Catalina Bárcena, Emilio Thuillier, Jerónima Llorente o Ricardo Zamacois. Entre sus estrenos de mayor éxito estuvieron Los intereses creados (1907) de Benavente,[c]Canción de cuna (1911) de Martínez Sierra, o el ballet de Falla, El amor brujo (1915).[4]

A la muerte de Cándido Lara, en 1915, quedó el negocio en manos de su hija y con la dirección Luis Yáñez. Entre 1910 y 1930, la empresa superó el inconveniente urbanístico que supuso la dilatada construcción de la Gran Vía madrileña y que bloqueó el acceso a la Corredera. Se aprovechó el impás para hacer obras en el edificio, que en 1916 se le confiaron al arquitecto Pedro Mathet que hizo desaparecer el querido café donde hicieron tertulia Vital Aza, Benavente, Echegaray, Martínez Sierra, Julián Romea y los hermanos Álvarez Quintero, pero le diseñó una portada 'al gusto francés'.[10]

Sentenciado e indultado

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A punto estuvo de desaparecer el Teatro Lara poco antes de la guerra civil. Y no fue esta vez por la voracidad de un incendio o por la ambición no menos voraz de los especuladores inmobiliarios. La amenaza vino de su propietaria, Milagros Lara, hija y heredera del adinerado don Cándido que, por desconocido despecho dictó en su testamento que fuera derribado el teatro y construida allí una casa de vecindad, "cuyas rentas acrecentarían los ingresos de determinadas obras pías".[12][d]

Siendo en aquellos días Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes republicano el institucionista Fernando de los Ríos y habiendo recibido "numerosas súplicas" para que evitase el derribo del Lara, resolvió "modificar la cláusula testamentaria, aplicando los alquileres del teatro a la "obra pía",[13]​ que así resultó más beneficiada, pues se ahorraron los gastos de derribo y reconstrucción".[12][e]

Aún pudo seguir el Lara deleitando a su público, cada vez menos exquisito, durante casi medio siglo más, hasta que fue cerrado en 1985. Tras su remodelación a cargo del constructor Luis Ramírez, su nueva dueña Carmen Troitiño, reabrió sus puertas el 14 de marzo de 1994, reestrenando una versión de la obra de Alfonso Paso Enseñar a un sinvergüenza.[4]

Algunas obras estrenadas

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  1. Lara ofreció asimismo a Ramón García asociarse con él para la dirección y explotación del proyectado teatro, siendo mérito también del experto revendedor convencer a los dos divos teatrales del momento, Balbina Valverde y Julián Romea, para que abandonasen el Teatro de la Comedia y, bien recompensados por el bolsillo de Cándido Lara, montasen compañía en su nuevo local teatral. (Información que se desprende de lo narrado en el mencionado estudio sobre El neorromanticismo español y su época: epistolario de José Echegaray a María Guerrero).
  2. Entre las curiosidades legendarias de este viejo teatro se cuentan por ejemplo la existencia bajo el escenario de un pasadizo tapiado que, al parecer, lo comunicaba con el vecino convento de San Plácido de la calle del Pez. Otra de ellas se refiere al palco lateral junto a la escena que antiguamente comunicaba con los camerinos de los actores; se ha supuesto que fue creado para que el rey Alfonso XIII pudiera visitar a la actriz Balbina Valverde, que fue su primera dama (del teatro, se entiende) durante 27 años (hasta pocos años antes de su muerte). Otro episodio curioso fue la venta de sus 316 viejas butacas en 2010 (por 350€ cada una), cuando se hizo necesario renovar el patio de butacas. A los compradores se les concedió el privilegio de poner una plaquita con su nombre en las butacas nuevas, muy semejantes a las originales para conservar la integridad estética de la "bombonera".
  3. Tras cuyo estreno, don Jacinto fue llevado a hombros hasta su casa, siguiendo una tradición de aquellos años (en los que los artistas consagrados recibían el mismo trato que los grandes toreros tras rematar una gran tarde de toros.
  4. Así lo relata Augusto Martínez Olmedilla, versión que en la página web del teatro se actualiza con estos datos: "A la muerte de Cándido Lara heredó su hija Milagros, y en su testamento dispuso la creación de la Fundacion Lara para el sostenimiento de la escuela pública “Nuestra señora de La Paloma”. Para dotarla económicamente estableció que se derribara el teatro y sobre su solar se construyeran viviendas; con la renta que se obtuviera de ellas sufragarían los gastos de la escuela. Yañez, por aquel entonces gerente del teatro, y el barrio entero lucharon por salvar el Lara."
  5. Cotejando de nuevo el relato de Martínez Olmedilla con la web del teatro, quedan más claros los recursos que utilizó Fernando de los Ríos para salvar el teatro en 1931, y que no fueron otros que aplicar el Real Decreto del 28 de septiembre de 1912 publicado en La Gaceta (BOE) para la constitución de fundaciones benéficas, su funcionamiento, financiación y bienes patrimoniales, cuyo artículo 11 dice textualmente: “Las fundaciones pueden constituirse con toda clase de bienes y derechos, y están capacitadas para adquirirlos y poseerlos, pero no podrán retener más inmuebles que los necesarios a los fines de la institución. Los demás deberán convertirles en inscripciones intransferibles de la Deuda del Estado a nombre de la fundación.”

Referencias

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  1. Gómez García, 1998, p. 819.
  2. Casado, Diego (31 de mayo de 2010). «Corredera Baja de San Pablo». Somos Malasaña. Consultado el 21 de junio de 2015. 
  3. Martínez Olmedilla, 1947, p. 275.
  4. a b c Gómez García, 1998, p. 820.
  5. Bravo, 2014, p. 82.
  6. Echegaray, José (1987). CSIC, ed. El neorromanticismo español y su época: epistolario de José Echegaray a María Guerrero. Consultado el 22 de junio de 2015. 
  7. a b c Suárez Perales, 2003, p. 85.
  8. de Répide, 2011, p. 187.
  9. a b Cabezas, 1968, p. 143.
  10. a b Suárez Perales, 2003, p. 86.
  11. . «Sitio del Lara». Web del Teatro Lara de Madrid. Archivado desde el original el 22 de junio de 2015. Consultado el 22 de junio de 2015. 
  12. a b Martínez Olmedilla, 1947, p. 283.
  13. . «Colegio La Salle-La Paloma. Fundación Lara». Archivado desde el original el 22 de junio de 2015. Consultado el 22 de junio de 2015. 

Bibliografía

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Enlaces externos

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