Tanagra (mitología)
En la mitología griega Tanagra (en griego Ταναγρα) era una ninfa que dio su nombre a la polis de Tanagra, ubicada en Beocia.[1][2] Sobre la genealogía de la muchacha hay dos variantes. Unos dicen que era una de las hijas de Eolo, pero no mencionan el nombre de su madre.[1] Otros imaginaron a Tanagra como una ninfa náyade, hija del dios fluvial Asopo —sin especificar la consorte[3][1] o bien con la ninfa Metope, hija a su vez de Ladón—. Se dice que los dioses principales raptaron a las hijas de Asopo.[4] La poetisa Corina refiere que a causa de Tanagra los dioses Hermes y Ares se enfrentaron en una competición de pugilato para conseguir el afecto de la náyade.[3]
Pausanias escribió que los tanagreos creían que su fundador fue Pemandro —hijo de Queresileo, nieto de Yasio y biznieto de Eleuter—. El propio Eleuter era hijo de Apolo y nieto de Poseidón. También dicen que el propio Pemandro tomó por mujer a Tanagra, hija de Eolo. Como Tanagra tuvo una larga vida, los habitantes la llamaron Grea (cuyo significado es «anciana»)[1] y ese fue el nombre de la ciudad que mencionó Homero: «Tespea, Grea y la espaciosa Micaleso»[5] cuyos habitantes participaron en la guerra de Troya. Se dice que luego la ciudad recuperó su antiguo nombre de Tanagra.[1] Pemandro y Tanagra engendraron a Leucipo y Efipo.[6]
También se llamó por ella "tanagras" a unas pequeñas estatuillas de terracota que servían de exvotos, pintadas a finales del período clásico y en tiempos helenísticos.