Envenenamiento por setas

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Se llama intoxicación por setas (o micetismo)[1]​ a los síntomas resultantes de la ingestión de sustancias tóxicas presentes en ciertas setas u hongos venenosos, las cuales pueden ir desde molestias gastrointestinales leves hasta la muerte. Aquellas toxinas son subproductos generados por los propios hongos.

Intoxicación por setas

El hongo amanita phalloides representa la mayoría de las intoxicaciones fatales por hongos en todo el mundo.
Especialidad medicina de emergencia
micotoxicología
Sinónimos
  • Envenenamiento por setas
  • Micetismo

El envenenamiento por setas es típicamente el resultado de ingerir setas salvajes tóxicas erróneamente identificadas como comestibles debido a su apariencia engañosamente atractiva que invita a su consumo. Debido a que algunas setas salvajes comestibles y algunas setas salvajes ponzoñosas tienen apariencias muy similares, tales errores suelen deberse a una mala identificación basada en características superficiales. Incluso recolectores de setas muy experimentados pueden resultar envenenados en ocasiones por comer especies tóxicas, a pesar de conocer bien los riesgos.

Mito y realidad

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Hay mucho folclore que proporciona pistas engañosas respecto a las características que presentan las setas venenosas,.[2][3]​ tales como:

  • Tienen colores chillones y brillantes. (Falso: algunas especies muy tóxicas son totalmente blancas, como la Amanita virosa).
  • Ausencia de infestación por caracoles o insectos. (Falso: los hongos pueden ser inocuos para los invertebrados y tóxicos para los humanos. Por ejemplo, la Amanita phalloides suele estar perforada por larvas de insectos.)
  • Se vuelven negras al contacto con cubiertos de plata o con una cebolla. (Falso: la mayoría de las setas suelen oscurecerse a medida que se marchitan.)
  • Huelen y saben muy mal. (Falso: algunas setas venenosas son deliciosas, según las víctimas. Es el caso de la Amanita phalloides).
  • Es seguro comerlas si se cocinan lo suficiente. (Falso: la estructura química de algunas toxinas es muy estable, incluso a temperaturas altas).

En realidad, no existen reglas simples que permitan identificar las setas venenosas. La única regla completamente fiable para evitar el emponzoñamiento, por supuesto, es la abstinencia. Una regla común seguida por los recolectores de setas es que en caso de duda, se desecha la seta. En general, la única forma de minimizar los mayores riesgos es contar con experiencia, tener conocimientos taxonómicos y de distribución, y ser prudentes. Pero incluso esto puede ser insuficiente, debido a que las setas están a veces muy contaminadas por agentes externos, como metales pesados o radiación. De hecho algunos micólogos académicos no comen setas salvajes a pesar de su conocimiento profesional, y recolectores muy experimentados resultan en ocasiones envenenados.

Recomendaciones

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Lo ideal es abstenerse de consumir hongos silvestres y solo consumir aquellos que son conocidos, clasificados y cultivados para fines comestibles. Los recolectores de setas salvajes deben seguir algunas normas prácticas (véase recolección de setas).

Lo que no se debe hacer (en especial en cámpings o paseos en bosques húmedos o humedales):

  • No comer setas que no han podido identificar sin lugar a dudas.
  • Por ningún motivo permitir que los niños recojan setas para consumirlas.
  • Nunca mezclar especies comestibles con otras dudosas cuando recolectan, pues pueden romperse y entremezclarse las partes. Una sola seta venenosa puede contaminar una cesta completa.
  • Nunca ingerir hongos recolectados crudos
  • Nunca ingerir hongos pequeños o en mal estado.
  • No recoger hongos que no han completado su desarrollo.
  • No recolectar hongos que tengan anillo como una falda, volva y que todas sus estructuras sean de color blanco, en especial las lamelas. A estos evitar ya que implica peligro de muerte por intoxicación.

Además:

  • Es más seguro cocinar bien las setas antes de consumirlas.
  • El consumo de alcohol debe limitarse cuando se comen nuevas setas salvajes debido a que algunas especies, notablemente ciertos coprinos entintados (Coprinus atramentarius), pueden provocar una reacción adversa (los buenos libros sobre setas documentan esta reacción para las especies involucradas).
  • Cuando se prueba una especie que no ha sido comida antes, debe hacerse en porciones pequeñas (no más de 150 g por persona).

Recolecciones en Europa

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Un micólogo o recolector de setas experimentado sabrá que especies tienen un aspecto fácil de confundir, provocando un envenenamiento. En Europa, especialmente en las zonas boscosas, mucha gente conoce uno o dos tipos de hongos locales que han sido recolectados y consumidos durante generaciones, así como usados en la cocina regional. En Italia y Francia, por ejemplo, algunas variedades de Boletus edulis (porcini en italiano, cèpe en francés) han sido recolectadas y consumidas desde al menos la época romana. Estos hongos son miembros del género Boletus, que puede ser identificado en parte por el hecho de que tienen poros en lugar de láminas, característica presente en pocas setas ponzoñosas similares.

En algunas regiones de Europa las setas no se consumen, pero en otras, como Finlandia, Escandinavia y Rusia, que han sufrido tradicionalmente de escasez de víveres en los inviernos, existe un amplio conocimiento local sobre las setas comestibles y estas constituyen una parte destacable de su cocina. Sin embargo, muchos entusiastas de las setas se limitan a recoger sólo las fácilmente reconocibles, como las cantarelas y boletus, evitando los agáricos. La falsa colmenilla (Gyromitra esculenta) se llama a menudo el «fugu de la cocina finesa» y no sin razón: es mortalmente venenosa cruda, pero deliciosa cuando se prepara adecuadamente.

Como se ha mencionado, sin embargo, los especímenes que tengan aspectos parecidos a setas comestibles locales pueden ser variedades mortales en otras zonas, por lo que no deben recolectarse sin un buen conocimiento del biota local. Por ejemplo, la deliciosa cantarela (Cantharellus) se consume ampliamente en Escandinavia, donde no hay riesgo de confundirla con especies venenosas. Sin embargo, se sabe que en Norteamérica este hongo de tierra ha sido confundido con la seta de olivo (Omphalotus illudens), que puede parecer que crece en el suelo donde hay madera en putrefacción enterrada. También hay informes recientes de confusión entre la seta de los cementerios (Volvariella speciosa), una especie comestible popular en Asia, y la cicuta verde (Amanita phalloides), una especie ponzoñosa mortal en Norteamérica y Europa.

Otro problema frecuente surge del hecho que las amanitas malolientes (Amanita virosa) en formación se parecen mucho al conocido champiñón, muy consumido. Esta similitud entre ambas especies es la causa de varias muertes al año sólo en Escandinavia.

Casos en América

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Existen casos fatales documentados en Chile debido a la presencia en la zona sur del país de una gran variedad de la especie Amanita tales como: La Amanita phalloides (mortalmente tóxica), Amanita gemmata, Amanita muscaria, Amanita phanterina; y otras especies como: Galerina spp., Lepiota spp, Clytocibe spp., Inocybe spp., Psilocybe spp.[4]​ En Chile se producen 10 casos al año de los cuales 4 son fatales.[5]

Toxicidad

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Las toxinas de las setas son mortíferas a baja concentración, en algunos casos es tan potente como el veneno de una mamba negra. Por ejemplo, la toxina alfa-amanitina es extremadamente tóxica: basta con 5 mg de esta toxina para producir la muerte de un adulto. Un píleo (“sombrero del hongo”) promedio contiene 30 a 90 mg de esta sustancia. El efecto tóxico, y en ocasiones mortal, de las setas, se debe a determinadas sustancias que poseen y que, al ser ingeridas, desencadenan una serie de procesos, algunos irreversibles, en determinados órganos.

Uno de los órganos más afectados es el riñón. Tras la ingestión de estas toxinas, su funcionalidad se ve afectada, transitoria o permanentemente, y se hace imprescindible el uso de programas alternativos de filtrado de la sangre (hemodiálisis). De este modo, la insuficiencia renal es una de las características principales de la toxina denominada orellanina, presente, por ejemplo, en el Cortinarius orellanus.

Las amatoxinas y falotoxinas de las Amanitas alteran el funcionamiento gastrointestinal, provocando gastroenteritis, deshidratación, convulsiones y delirios.

La giromitrina provoca fiebre, y trastornos digestivos y nerviosos que pueden conducir al coma.

Los efectos patológicos de la hemolisina se caracterizan por la destrucción de los glóbulos rojos de la sangre. Es lo que ocurre cuando la Amanita rubescens se cocina poco y no se llega a destruir la toxina por acción del calor.

Existen otras toxinas que provocan confusión, visiones irreales, euforia y agitación. La psilocybina, psilocina y bufotenina están presentes en determinadas setas alucinógenas como los géneros Psilocybe y Amanita. La muscaridina, presente en la Amanita muscaria, provoca efectos en el sistema nervioso.

La coprina, asociada a la ingesta de alcohol, produce reacciones gastrointestinales, angustia y taquicardia, entre otros síntomas.

Síntomas y patología

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Amanita phalloides, una especie extremadamente tóxica para el consumo humano.

Los síntomas graves no siempre aparecen justo después de comer las setas venenosas. A menudo no lo hacen hasta que la toxina ataca los riñones, de minutos a horas después. En casos raros, los síntomas que llevan a la muerte pueden no aparecer hasta varios días después de la ingesta.

Sintomatología:

Existen casos de envenenamiento de tal gravedad que produce hepatitis fulminante requiriendo trasplante del órgano afectado para salvar la vida del afectado.[6]​ Los síntomas de la hepato-toxicidad por consumos de hongos (en especial Amanita)[7]​ son:

  • Primera etapa (6 a 24 h): Predominan síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, deshidratación, hipotensión y alteraciones hidroelectrolíticas.
  • Segunda etapa (24 a 48 h): Los síntomas iniciales mejoran pero son engañosos, aunque las alteraciones hepáticas y renales pueden seguir progresando.
  • Tercera etapa (3 a 5 días): Ictericia, encefalopatía e insuficiencia hepática agravada por destrucción de las células hepáticas. La tasa de mortalidad asociada con su ingestión es de 20 a 30 %.

Si se trata pronto a los enfermos, la muerte suele poder ser evitada. Sin embargo, con algunas toxinas la muerte puede sobrevenir en unos pocos días, si la especie ingerida era una muy venenosa.

Especies venenosas

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Tres de las setas más letales pertenecen al género Amanita: Amanita phalloides (también llamada cicuta u oronja verde), Amanita virosa y Amanita verna (o cicuta blanca). Otras dos son del género Cortinarius. Cortinarius rubellus y Cortinarius orellanus (o cortinario de la montaña). Estas especies causan el mayor número de fallecimientos. Las principales toxinas son la alfa-amanitina en el género Amanita y la orellanina en el género Cortinarius.

Las siguientes especies pueden provocar grandes malestares pero son letales con menor frecuencia:

 
Amanita muscaria.

Casos notables de envenenamiento

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  • Siddhartha Gautama (conocido como Buda), según algunas fuentes, pudo morir envenenado por setas alrededor de ~479 a. C.,[8]​ aunque esta afirmación no ha sido aceptada universalmente.[9]
  • Se dice que el emperador romano Claudio murió envenenado con la seta de la muerte. Sin embargo, esta historia apareció unos dos siglos después de los hechos, e incluso es discutible que Claudio fuera asesinado.[10]
  • El autor de best-sellers Nicholas Evans (autor de por ejemplo El hombre que susurraba a los caballos) fue envenenado (pero sobrevivió) tras comer Cortinarius rubellus.[11][12]
  • Los padres del físico Daniel Gabriel Fahrenheit, creador de la escala de temperatura Fahrenheit, murieron en Danzig el 14 de agosto de 1701 por ingerir accidentalmente setas venenosas.[13]
  • El compositor Johann Schobert murió en París en 1767, junto con su mujer, todos sus hijos menos uno, su criada y cuatro conocidos, tras insistir en que ciertas setas venenosas que habían recogido eran comestibles, en contra de la advertencia expresa de los cocineros de dos restaurantes distintos a los que había llevado las setas.[14]
  • En julio de 2023, cuatro personas en Korumburra, Australia, enfermaron violentamente después de consumir un Solomillo Wellington que se sospechaba que contenía Amanita phalloides. Tres de los cuatro comensales murieron posteriormente, y uno sobrevivió, recibiendo más tarde un trasplante de hígado.[15]
  • En agosto de 2023, el profesor Vitaly Melnikov, de 77 años, que había dirigido el Departamento de Sistemas de Cohetes y Naves Espaciales de Moscú en RSC Energia (principal fabricante ruso de naves espaciales), enfermó gravemente de forma repentina y posteriormente murió tras comer setas no comestibles.[16]

Referencias

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  1. «micetismo». Real Academia Nacional de Medicina de España. 
  2. «California Poison Action Line: Mushrooms» (en inglés). Archivado desde el original el 10 de febrero de 2008. Consultado el 18 de febrero de 2008. 
  3. Ian Robert Hall (2003). Edible and Poisonous Mushrooms of the World. Timber Press. p. 103. ISBN 0-88192-586-1. 
  4. Hongos tóxicos de Chile
  5. «Caso fatal por ingesta de hongos». Archivado desde el original el 5 de marzo de 2016. Consultado el 4 de junio de 2015. 
  6. «Grave infestación por consumos de hongos en Chile». Archivado desde el original el 1 de mayo de 2015. Consultado el 4 de junio de 2015. 
  7. Hepatotoxicidad por consumo de hongos
  8. Stamets, Paul (2000). Growing gourmet and medicinal mushrooms. Random House, Inc. pp. 1. ISBN 978-1-58008-175-7. 
  9. Wasson, Gordon (1986). Persephone's Quest: Entheogens and the Origins of Religion. privately published. p. 131. ISBN 0-300-05266-9. 
  10. Marmion, V.J.; Wiedemann, T.E.J. (May 2002). «The death of Claudius». J R Soc Med 95 (5): 260-1. PMC 1279685. PMID 11983773. doi:10.1177/014107680209500515. 
  11. «Delicious or deadly? You pick». Scotsman.com. 2 de septiembre de 2008. 
  12. Evans, N; Hamilton, A; Bello-Villalba, M. J; Bingham, C (2012). «Irreversible renal damage from accidental mushroom poisoning». BMJ (en inglés) 345: e5262. PMID 22885396. doi:10.1136/bmj.e5262. 
  13. The Slightly Different Temperature Scale. Wetterdienst.de (in German). Retrieved 1 June 2023
  14. Schaechter, Moselio (1998). In the Company of Mushrooms: A Biologist's Tale (en inglés). Harvard University Press. pp. 15, 18. ISBN 9780674445550. 
  15. «Australia mushroom deaths: Memorial for couple draws hundreds». BBC. 31 de agosto de 2023. Consultado el 15 de septiembre de 2023. 
  16. Quinn, Chay (31 de agosto de 2023). «Top Russian rocket scientist dies from 'mushroom poisoning' in latest suspicious demise in Putin's state». LBC. Consultado el 15 de septiembre de 2023.