Rubelio Plauto
Rubelio Plauto (en latín, Rubellius Plautus; m. 62) fue un ciudadano romano del siglo I, miembro de la dinastía Julio-Claudia y perteneciente a la gens Rubelia. Se desconoce su praenomen.
Rubelio Plauto | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | c. 33 | |
Fallecimiento | 62 | |
Familia | ||
Padres |
Cayo Rubelio Blando Julia Livia | |
Cónyuge | Antistia Politta | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político | |
Cargos ocupados | Senador romano | |
Familia
editarPlauto fue hijo de Cayo Rubelio Plauto, senador de rango consular, y de Julia, hija de Druso el Menor y Claudia Livila. Descendía de Tiberio, Druso el Mayor, Marco Antonio y Octavia la Menor y era, por tanto, miembro de la dinastía Julio-Claudia. Estuvo casado con Antistia Polita, hija del consular Lucio Antistio Veto.
Entre los años 43 y 45 su madre se convirtió en víctima de las intrigas de la emperatriz Valeria Mesalina; probablemente ello se debía a que Mesalina veía en Plauto un rival para su hijo Británico. El emperador Claudio, esposo de Mesalina, padre de Británico y tío de Julia, no concedió a su sobrina ninguna defensa legal. A consecuencia de ello Julia fue condenada a muerte, a pesar de ser considerada una mujer virtuosa entre los ciudadanos de la capital.
Exilio y condena
editarEn el año 55 Junia Silana, hermana de la primera esposa de Calígula y rival de la emperatriz Agripina, acusó a esta de conspirar contra Nerón para situar a Plauto en el trono con quien proyectaba casarse.[1] El emperador, tras unas pesquisas, decidió exiliar a Silana, ejecutar al acusador y dejar en paz a Plauto.[2] Tras la aparición de un cometa en el año 60, se renovaron los rumores del ascenso de Plauto y la caída de Nerón, por lo que el emperador ordenó el exilio del primero. Plauto marchó obedientemente a Asia acompañado de su familia.[3]
En el año 62 rumores que indicaban que Plauto negociaba con el general Cneo Domicio Corbulón una rebelión, impulsaron el emperador a ordenar su muerte.[4] Su cabeza fue enviada a palacio donde Nerón se rio de lo espantosa que era la larga nariz de Plauto.[5] En el año 66 su viuda y sus hijos, cuyos nombres no han sobrevivido, fueron víctimas de los crecientes recelos imperiales.[6]
Tácito afirma que Plauto era anticuado en sus gustos y austero en sus costumbres.[3] Vivió una vida aislada a causa del temor y fue muy respetado por los nobles de su época que lo consideraban un buen padre y esposo.
Bibliografía
editar- W. Eck, "Rubellius 5)", Der Neue Pauly, vol. 10, Stuttgart, 2001, col. 1144.