Reino de Judá

antiguo reino de Oriente Próximo

El reino de Judá, reino del sur o reino de Judea (en alfabeto paleohebreo: 𐤉𐤄𐤃; en hebreo: מַמְלֶכֶת יְהוּדָה‎, Mamlejet Yahû'dâh) fue un Estado del Levante mediterráneo durante la Edad de Hierro, el cual llegó a su fin cuando el rey Nabucodonosor II lo anexionó como provincia del Imperio neobabilónico. Laquís y Beerseba eran de sus ciudades más importantes, mientras que Jerusalén fue su capital.

Reino de Judá
מַמְלֶכֶת יְהוּדָה
Mamlejet Yahû'dâh
Estado de la antigüedad
siglo IX a. C.-586 a. C.

Reino de Judá (en amarillo) hacia el 830 a. C. comprende la región de Judea.
Coordenadas 31°31′57″N 35°05′59″E / 31.532569, 35.099825
Capital Jerusalén
Entidad Estado de la antigüedad
Idioma oficial Hebreo
Religión Yahvismo (principal)
Politeísmo cananeo Orígenes del judaísmo
Período histórico Edad de Hierro
 • siglo IX a. C. Establecido
 • 586 a. C. Disuelto
Forma de gobierno Monarquía
Precedido por
Sucedido por
Reino de Israel (Monarquía Unida)
Yehud (provincia babilónica)

Según el Tanaj (Antiguo Testamento), este reino fue uno de los dos estados que sucedieron al reino unificado de Israel, después del cisma que tuvo lugar tras la muerte de Salomón. Desde el punto de vista histórico no hay consenso si el relato bíblico, puesto por escrito siglos más tarde, puede ser fuente fiable sobre el origen y desarrollo de este reino.[1][2]

Estudiosos como Israel Finkelstein, Nadav Na'aman, Emanuel Pfoh o Mario Liverani sostienen que la evidencia arqueológica contradice el relato bíblico que lo describe como un extenso reino entre los siglos X y IX a. C.,[3]​ si bien otros estudiosos discrepan con esta interpretación.[4]

En el siglo XXI, una mayoría de los historiadores, aunque no todos, consideran a Judá como una pequeña entidad, de origen tribal, que se limitaba a Jerusalén y sus alrededores cercanos. Tras la caída del reino de Israel al norte, Judá se convirtió en un reino relativamente importante, tributario del Imperio asirio.[5]

El origen, la extensión e incluso la identidad cultural del Reino de Judá siguen siendo temas debatidos entre arqueólogos e historiadores. Su importancia cultural y religiosa, como lugar de origen de la Biblia y del judaísmo, dificultan el logro de una síntesis aceptada.[6][7]

Historia

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En el siglo X a. C., y hasta principios del IX a. C., el territorio de Judá estaba formado por pequeños asentamientos rurales, la mayoría de ellos sin fortificaciones, con una población de unos 20 000 habitantes.[4]​ Varios arqueólogos, sin embargo, han señalado evidencias de temprano desarrollo urbano en diversos sitios.[8][9]

Algunos eruditos han sostenido que Jerusalén, la capital del reino, posiblemente no surgió como un centro administrativo importante hasta finales del siglo VIII a. C.; según esta posición, la evidencia arqueológica sugiere que su población antes de ese siglo era demasiado pequeña para sostener un reino.[10]​ Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos y pruebas de radiocarbono sugieren la existencia de un considerable desarrollo urbano hacia el siglo X a. C.[11][12]

A finales del siglo IX a. C., un rey arameo no identificado (eruditos consideran que fue Hazael de Aram-Damasco) erigió una monumental inscripción en Tel Dan, donde relata que derrotó al rey Joram de Samaria y a un soberano de la Casa de David (identificado con el bíblico Ocozías de Judá).[13][14]

En el siglo VIII a. C., Jerusalén era claramente el centro religioso y administrativo del Reino de Judá.[10]​ La arqueología demuestra un crecimiento dramático de su población a mediados de siglo, la razón fue la caída del reino de Israel a manos del Imperio asirio mientras sus habitantes huían al sur.[15]

Después de la caída del reino del norte, el imperio se dirige a Judá, los asirios tomaron varias poblaciones y sitiaron Jerusalén, las fuentes bíblicas y extra-bíblicas indican que luego de estos eventos Judá se convirtió en súbdito. Jerusalén prosperó como la capital del reino de Judá, en medio de un notable auge de población y de poder. Ello en parte se debiera al posible apoyo asirio, que veía en Judá un valioso vasallo pro-asirio y una importante fuente de aceite de oliva.[16]​ El Prisma de Taylor describe a Judá como uno de los estados tributarios del Imperio asirio.

Para finales de siglo, se dejaron de usar en los sellos, símbolos astrales como la luna o el sol, y en su lugar se colocaron solamente los nombres de sus poseedores, lo que se ha interpretado como testimonio de la transición del politeísmo cananeo a la monolatría del yahvismo.[3]​ Aunque los habitantes de Judá no creían que Yahweh era único, sí era el único que Judá debía seguir[17]​ y de las manos de la servidumbre liberaría, haciendo pasaje de la monolatría al monoteísmo.[18]​ Algunos eruditos fechan el inicio del monoteísmo en el siglo VIII a. C. y lo ven principalmente como una respuesta al Imperio asirio.[19][20][21]​ Según la Biblia, estas reformas políticas y religiosas fueron iniciadas por el rey Ezequías[22]​ y más tarde impulsadas por el rey Josías.[23]

En el siglo VII a. C. Judá prosperó como estado vasallo bajo el dominio asirio,[24]​ pero se vieron obligados a retirarse para defender su territorio a causa de la guerra con Babilonia. En el 605 a. C. este fue derrotado y la competencia siguiente entre la dinastía XXVI de Egipto y el Imperio neobabilónico por el control del Mediterráneo oriental la condujo a la destrucción en una serie de campañas entre 597 a. C. y 582 a. C., finalmente Judá se convirtió en provincia de Babilonia bajo el mando de Nabucodonosor II llevando a un porcentaje de la población de Judá al exilio.

Narrativa bíblica

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El Reino de Judá fue creado a partir de los territorios que formaban la parte sur del reino unificado de Israel, dominio que durante los reinados de Saúl, David y Salomón constituyó una sola entidad. Tras la muerte de Salomón, las tribus del norte rechazaron a Roboam (hijo de Salomón), sucesor al trono, y se erigieron en un reino independiente que conservó el nombre de Israel, más tarde conocido como Samaria (por su capital), en ocasiones, Efraín, por su tribu más importante. Las tribus del sur, Judá y Benjamín, junto con la tribu sacerdotal de Leví, permanecieron leales a Roboam y sus sucesores, miembros de la Casa de David. Este reino estaba regido desde Jerusalén y ocupaba el territorio de las tierras altas del sur, conocido genéricamente como Judá o Judea.

Al reino de Judá suele también ser conocido como el reino del sur para distinguirlo así de la otra monarquía establecida en el norte, es decir, el reino de Israel que comprendía Samaria y Galilea, y cuya existencia tuvo lugar en tiempos de la así denominada monarquía hebrea dividida.

El reino de Judá nació como estado independiente algún tiempo después de la muerte del rey Salomón en 928 a. C.[25]

Rey Años de reinado
Roboam 17
Abías 3
Asá 41
Josafat 25
Joram 8
Ocozías 1
Atalía 7
Joás 40
Amasías 29
Ozías 52
Jotam 16
Ajaz 16
Ezequías 29
Manasés 55
Amón 2
Josías 31
Joacaz 3 meses
Joacim 11
Joaquín 3 meses
Sedequías 11

Véase también

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Referencias

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  1. Katz, 2015, p. 27.
  2. Véase: Mazar, Amihai. «Archaeology and the Biblical Narrative: The Case of the United Monarchy». Perspectivas arqueológicas y bíblicas: para enfoques conservadores que definen a la Monarquía Unida como un estado que se extendía “desde Dan hasta Beer Sheba ”, incluyendo los “reinos” conquistados de Ammón, Moab y  Edom, además de los tributarios de Geshur, Damasco y Hamath véase Ahlström (1993), 455-542; Meyers (1998); Lemaire (1999); Masters (2001); Stager (2003); Rainey (2006), 159-168; Kitchen (1997); Millard (1997; 2008). Sobre la postura que defiende la inexistencia de una Monarquía Unida puede consultarse Davies (1992), 67–68. Algunos autores sugirieron que el Reino Unido de David y Salomón fue una "jefatura" que comprendía una pequeña región alrededor de Jerusalén, cf. Knauf (1997), 81–85; Niemann (1997), 252-299 y Finkelstein (1999). Un enfoque “intermedio” que postula una Monarquía Unida de mayor alcance territorial, aunque más pequeña que la descripta en la Biblia, puede leerse en  Miller (1997; Halpern (2001), 229-262 o Liverani (2005), 92–101. Este último sugirió recientemente un estado que comprendiera los territorios de Judá y Efraín durante la época de David, el cual posteriormente incluyó áreas del norte de Samaria, Galilea y Transjordania.
  3. a b Finkelstein, Israel; Silberman, Neil Asher (2001). The Bible Unearthed: Archaeology's New Vision of Ancient Israel and the Origin of Its Sacred Texts. Simon and Schuster. ISBN 978-0-684-86912-4. 
  4. a b Mazar, Amihai. «Archaeology and the Biblical Narrative: The Case of the United Monarchy». One God – One Cult – One Nation. Archaeological and Biblical Perspectives, Edited by Reinhard G. Kratz and Hermann Spieckermann in Collaboration with Björn Corzilius and Tanja Pilger, (Beihefte zur Zeitschrift für die Alttestamentliche Wissenschaft 405) (Berlin/ New York): 29-58. Consultado el 12 de octubre de 2018. 
  5. Thomas, Zachary (2016). "Debating the United Monarchy: Let's See How Far We've Come". En: Biblical Theology Bulletin: Journal of Bible and Culture. 46 (2): 59–69.
  6. «Maximalists and Minimalists». Livius.org. 
  7. Barstad, Hans M. (2008). History and the Hebrew Bible. Mohr Siebeck. ISBN 9783161498091.
  8. Faust, Avraham; Garfinkel, Yosef; Mumcuoglu, Madeleine (2021). «The Study of the 10th Century BCE in the Early 21st Century CE: An Overview». Jerusalem Journal of Archaeology 1: 1-14. ISSN 2788-8819. doi:10.52486/01.00001.1. 
  9. Garfinkel, Yosef (2023). «Early City Planning in the Kingdom of Judah: Khirbet Qeiyafa, Beth Shemesh 4, Tell en-Naṣbeh, Khirbet ed-Dawwara, and Lachish V». Jerusalem Journal of Archaeology 4: 87-107. ISSN 2788-8819. doi:10.52486/01.00004.4. 
  10. a b Moore y Kelle, 2011, p. 302.
  11. Sergi, 2023, p. 197.
  12. Regev, Johanna; Gadot, Yuval; Uziel, Joe; Chalaf, Ortal; Shalev, Yiftah; Roth, Helena; Shalom, Nitsan; Szanton, Nahshon et al. (29 de abril de 2024). «Radiocarbon chronology of Iron Age Jerusalem reveals calibration offsets and architectural developments». Proceedings of the National Academy of Sciences (en inglés) 121 (19). ISSN 0027-8424. PMID 38683984. doi:10.1073/pnas.2321024121. Consultado el 3 de mayo de 2024. 
  13. «Biblical Archaeology 4: The Moabite Stone (A.k.a. Mesha Stele)». 15 de julio de 2011. 
  14. «The Tel Dan Inscription: The First Historical Evidence of King David from the Bible». 11 de junio de 2021. 
  15. Finkelstein, Israel (2013). The forgotten kingdom. Atlanta: Society of Biblical Literature. pp. 154-155. ISBN 978-1-58983-911-3. 
  16. Finkelstein, Israel; Gadot, Yuval; Langgut, Dafna (12 de julio de 2021). «The Unique Specialised Economy of Judah under Assyrian Rule and its Impact on the Material Culture of the Kingdom». Palestine Exploration Quarterly 154 (4): 261-279. ISSN 0031-0328. doi:10.1080/00310328.2021.1949531. 
  17. McKenzie, 1990, p. 1287.
  18. Betz, 2000, p. 917.
  19. Levine, 2005, p. 411-27.
  20. Keel, 2007, p. 1276.
  21. Albertz, 1994, p. 61.
  22. 2 Reyes 18
  23. 2 Crónicas 34
  24. H.H. Ben-Sasson, Haim Hillel, ed. (1976). A History of the Jewish People. Harvard University Press. p. 142. ISBN 978-0674397316. Consultado el 12 de octubre de 2018. «Sargon's heir, Sennacherib (705–681), could not deal with Hezekiah's revolt until he gained control of Babylon in 702.» 
  25. Aunque la fecha exacta de su creación es desconocida y existen diferentes hipótesis al respecto (Lehman, 1992; Grabbe, 2008), en un estudio llevado a cabo dentro del Programa Científico Israelí y dedicado a la historia del pueblo judío se afirma que el reino de Judá emergió luego de la muerte de Salomón (The Jewish People, Jerusalén: Keter, 1973, sección 7); reafirmado por Sarah Kochab, Israel, Barcelona: Folio, 2005, p. 26.

Bibliografía

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Enlaces externos

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