Este fósil dio pie a la descripción de una nueva especie del género Australopithecus, A. sediba. El cráneo, MH1, fue encontrado simultáneamente a los restos de esqueleto postcraneal, MH2, ambos con una antigüedad de más de 1,7 millones de años.
El ocre rojo fue uno de los pigmentos utilizados en la cueva de Altamira. Estos fragmentos los recogió Harlé en 1881 en la visita que realizó junto al descubridor Marcelino Sanz de Sautuola, y actualmente se conservan en el Museo de Toulouse.