Neptuno (mitología)

dios romano del mar
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Neptuno (en latín, Neptunus; en italiano, Nettuno; en griego, Νεπτούνους) es un dios de la mitología romana, pero proveniente de la mitología griega, hijo de los dioses Saturno y Ops, hermano de Júpiter y Plutón. Gobierna todas las aguas y mares y cabalga las olas sobre caballos blancos. Todos los habitantes de las aguas deben obedecerlo y se le conoce como Poseidón en la mitología griega.

Neptuno se suele representar con un tridente, como en este conjunto escultórico (1802) homónimo, de Nicolau Travé. Barcelona: Lonja de Mar.

Neptuno eligió el mar como morada y en sus profundidades existe un reino de castillos dorados. Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde quiera y encauza su ira provocando los temibles sismos o terremotos.

Representaciones de Neptuno en mosaicos romanos, especialmente los del norte de África, están influidas por las convenciones helenísticas. Neptuno probablemente fue asociado con manantiales de agua dulce antes que el mar. Al igual que Poseidón, fue adorado por los romanos también como un dios de caballos, bajo el nombre de Neptuno Ecuestre, patrón de las carreras de caballos.

Este dios es un rey inseparable de sus caballos. Por esta y más razones, se le simboliza con un caballo. Neptuno no viste con ropajes suntuosos, ya que su aspecto es suficiente para demostrar su poderío.

El dios de los mares es un muy peligroso e inestable elemento, con sus emociones puede provocar desde terribles tormentas y tempestades hasta olas tranquilas y pacíficas, por lo que nunca nadie intenta provocarlo sin un importante motivo.

Acompañantes

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Escultura de Neptuno y sus caballos (s. XVIII) en La Granja (Segovia, España).

Neptuno, aparte de sus caballos y de ser conocido bajo la forma de un caballo, tuvo siempre a su lado a los delfines como cabalgaduras y compañeros.

Era el dios que sostenía el planeta en el que vivimos, porque el océano rodeaba la Tierra y era evidente que él desde los mares, soportaba el peso de la tierra firme. Además, Neptuno había dado forma a las costas, había arrancado trozos de montañas para formar los acantilados o había pasado la mano por el litoral para dejar suaves playas y abrigadas bahías en las que los barcos encontraban refugio. Por eso, aparte de tener a su lado sirenas traidoras, a las nereidas inigualables, a las oceánides hermosas y a los tritones poderosos, Neptuno era señor de las ninfas, ondinas[cita requerida] y náyades de los lagos, de los ríos, de las fuentes, todas ellas eran parte de su corte y a él le debían pleitesía y obediencia por ser parte del mundo acuático.

Relaciones

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Aunque no fue un amante ni tan afamado ni tan divertido como su hermano Júpiter (Zeus en la mitología griega), Neptuno tuvo su línea de amoríos apasionados y pasajeros.

 
Fuente de Neptuno en Gdansk (Polonia).

Su esposa principal fue Anfitrite, una Nereida que le dio como hijos a los tritones, monstruos marinos con rostros humanos barbados y colas como las de los delfines. Los cabellos son algas, tienen agallas tras las orejas y manos que parecen caracoles.

Otras de sus esposas fueron:

Datos misceláneos

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Estatua romana de Neptuno (130–140 d. C., Prado, Madrid)
 
Monumento a Neptuno, parque Sucre, Riobamba (Ecuador)

Originalmente, Neptuno es el dios romano de las nubes y la lluvia, y así se mantiene hasta el año 399 a. C.[cita requerida], cuando se decide la importación del culto a Neptuno desde las colonias griegas de Sicilia y se traslada entonces la divinidad de las aguas aéreas a todas la aguas, pero con predominio de las marinas, de ese cuyas orillas se va edificando el grandioso imperio.

Véase también

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Enlaces externos

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