La palatabilidad es la recompensa hedónica (en este caso, el placer del gusto) proporcionada por alimentos o bebidas que son agradables al paladar y que a menudo varía en relación a la satisfacción homeostática de las necesidades nutricionales y/o hídricas. [1]​ La palatabilidad de un plato o bebida, a diferencia de su sabor o gusto, varía según el estado del individuo: es menor después del consumo y mayor cuando las necesidades de alimentos no están satisfechas. Su aparición crea una sensación de hambre que es independiente de las necesidades homeostáticas. [2]

Publicidad del aceite de ricinousado como medicamento, empresa Scott & Bowne, siglo XIX

Mecanismo del cerebro

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La palatabilidad de una sustancia la determinan procesos relacionados con los receptores opioides en el núcleo accumbens y el pálido ventral . [3]​ Los procesos opioides involucran receptores opioides mu y se encuentran en la parte de la capa rostromedial del núcleo accumbens [4]​ en sus neuronas espinosas medianas . [5]​ Esta zona ha sido llamada el "sitio de consumo de opioides". [6]

La recompensa del consumo asociada con la palatabilidad es disociable del deseo o incentivo que motiva la búsqueda de un producto específico.[3]​ El valor del deseo o incentivo se realiza mediante procesos relacionados con los receptores opioides en la amígdala basolateral.[3]​ A diferencia de la palatabilidad del gusto por los alimentos, el deseo de saliencia motivacional no se regula a la baja por las consecuencias fisiológicas del consumo de alimentos y puede ser en gran medida independiente de los procesos homeostáticos que influyen en la ingesta de alimentos. [7]

Aunque la falta de saliencia motivacional la puede comunicar la palatabilidad, es independiente y no necesariamente se reduce a ella.[3]​ Se ha sugerido la existencia de un tercer sistema que vincula los procesos opioides en las dos partes del cerebro: "Lógicamente, esto plantea la posibilidad de que un tercer sistema, con el que están asociados la capa accumbens, el pálido ventral y la amígdala basolateral, distribuya las señales afectivas provocadas por productos específicos a través de distintos sistemas funcionales para controlar la búsqueda de recompensas... En la actualidad no tenemos ninguna evidencia directa de un sistema de este tipo, pero la evidencia indirecta sugiere que puede residir dentro de los circuitos motivacionalmente ricos que vinculan las estructuras viscerogénicas hipotalámicas y del tronco encefálico, como el núcleo parabraquial.[3]

También se cuenta con sugerencias que indican que el hambre hedónica o hambre emocional puede ser impulsada tanto por el "querer" como por el "gusto"[2]​ y que también puede existir un subtipo de neurona de palatabilidad en la amígdala basolateral. [8]

Saciedad y palatabilidad

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El apetito está controlado por un circuito directo y uno indirecto. Tanto en el bucle directo como en el indirecto hay dos mecanismos de retroalimentación. En primer lugar, una retroalimentación positiva que implica su estimulación por señales de palatabilidad de los alimentos, y en segundo lugar, una retroalimentación negativa debido a las señales de saciedad posteriores a la ingestión.[9]​ En el circuito indirecto, estas señales se aprenden por asociación, como el tamaño del plato de comida y funcionan mediante la modulación de la potencia de las señales del circuito directo. [10]​ La influencia de estos procesos puede darse sin conciencia subjetiva.[11]

Es probable que el cese del deseo de comer después de una comida saciante se deba a diferentes procesos y señales.[12]​ Los alimentos más palatables reducen los efectos de dichas señales sobre la saciedad, hecho que conlleva una mayor ingesta de alimentos, que se aprovecha en los alimentos hiperpalatables.[13][14]​ Por el contrario, el sabor desagradable de ciertos alimentos puede servir como elemento disuasorio para no consumirlos en el futuro. Por ejemplo, la mariposa damero contiene compuestos iridoides que son desagradables para los depredadores aviares, lo que reduce el riesgo de depredación.[15]

Véase también

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Referencias

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  1. Friedman, Mark I.; Stricker, Edward M. (1976). «The physiological psychology of hunger: A physiological perspective». Psychological Review (en inglés) 83 (6): 409-431. ISSN 1939-1471. PMID 1005583. doi:10.1037/0033-295X.83.6.409. 
  2. a b Lowe, Michael R.; Butryn, Meghan L. (24 de julio de 2007). «Hedonic hunger: A new dimension of appetite?». Physiology & Behavior 91 (4): 432-439. ISSN 0031-9384. PMID 17531274. doi:10.1016/j.physbeh.2007.04.006. 
  3. a b c d e Wassum, K. M.; Ostlund, S. B.; Maidment, N. T.; Balleine, B. W. (28 de julio de 2009). «Distinct opioid circuits determine the palatability and the desirability of rewarding events». Proceedings of the National Academy of Sciences (en inglés) 106 (30): 12512-12517. Bibcode:2009PNAS..10612512W. ISSN 0027-8424. PMC 2718390. PMID 19597155. doi:10.1073/pnas.0905874106. 
  4. Peciña, Susana; Berridge, Kent C. (14 de diciembre de 2005). «Hedonic Hot Spot in Nucleus Accumbens Shell: Where Do μ-Opioids Cause Increased Hedonic Impact of Sweetness?». The Journal of Neuroscience (en inglés) 25 (50): 11777-11786. ISSN 0270-6474. PMC 6726018. PMID 16354936. doi:10.1523/JNEUROSCI.2329-05.2005. 
  5. Kelley, A. E.; Bakshi, V. P.; Haber, S. N.; Steininger, T. L.; Will, M. J.; Zhang, M. (1 de julio de 2002). «Opioid modulation of taste hedonics within the ventral striatum». Physiology & Behavior 76 (3): 365-377. ISSN 0031-9384. PMID 12117573. doi:10.1016/s0031-9384(02)00751-5. 
  6. Peciña, Susana; Berridge, Kent C. (28 de abril de 2000). «Opioid site in nucleus accumbens shell mediates eating and hedonic 'liking' for food: Map based on microinjection Fos plumes». Brain Research 863 (1–2): 71-86. ISSN 0006-8993. PMID 10773195. doi:10.1016/s0006-8993(00)02102-8. 
  7. Finlayson, Graham; King, Neil; Blundell, John (1 de enero de 2008). «The role of implicit wanting in relation to explicit liking and wanting for food: implications for appetite control». Appetite 50 (1): 120-127. ISSN 0195-6663. PMID 17655972. doi:10.1016/j.appet.2007.06.007. 
  8. Fontanini, Alfredo; Grossman, Stephen E.; Figueroa, Joshua A.; Katz, Donald B. (25 de febrero de 2009). «Distinct subtypes of basolateral amygdala taste neurons reflect palatability and reward». The Journal of Neuroscience 29 (8): 2486-2495. ISSN 1529-2401. PMC 2668607. PMID 19244523. doi:10.1523/JNEUROSCI.3898-08.2009. 
  9. Smith, Gerard P. (1 de octubre de 2000). «The controls of eating: a shift from nutritional homeostasis to behavioral neuroscience». Nutrition 16 (10): 814-820. ISSN 0899-9007. PMID 11054585. doi:10.1016/s0899-9007(00)00457-3. 
  10. Smith, Gerard P. (1 de enero de 1996). «The direct and indirect controls of meal size». Neuroscience and Biobehavioral Reviews 20 (1): 41-46. ISSN 0149-7634. PMID 8622828. doi:10.1016/0149-7634(95)00038-g. 
  11. Berridge, Kent C. (1 de enero de 1996). «Food reward: Brain substrates of wanting and liking». Neuroscience and Biobehavioral Reviews 20 (1): 1-25. ISSN 0149-7634. PMID 8622814. doi:10.1016/0149-7634(95)00033-b. 
  12. Dalton, M.; Finlayson, G. (1 de enero de 2013), «Hedonics, satiation and satiety», en Blundell, John E.; Bellisle, France, eds., Satiation, Satiety and the Control of Food Intake, Woodhead Publishing Series in Food Science, Technology and Nutrition (Woodhead Publishing): 221-237, ISBN 978-0-85709-543-5, doi:10.1533/9780857098719.4.221 .
  13. Yeomans, M. R.; Lee, M. D.; Gray, R. W.; French, S. J. (1 de agosto de 2001). «Effects of test-meal palatability on compensatory eating following disguised fat and carbohydrate preloads». International Journal of Obesity and Related Metabolic Disorders 25 (8): 1215-1224. PMID 11477507. doi:10.1038/sj.ijo.0801653. 
  14. Robinson, Tristan M.; Gray, Richard W.; Yeomans, Martin R.; French, Stephen J. (15 de febrero de 2005). «Test-meal palatability alters the effects of intragastric fat but not carbohydrate preloads on intake and rated appetite in healthy volunteers». Physiology & Behavior 84 (2): 193-203. ISSN 0031-9384. PMID 15708771. doi:10.1016/j.physbeh.2004.11.004. 
  15. Bowers, M. Deane (1981). «Unpalatability as a Defense Strategy of Western Checkerspot Butterflies (Euphydryas scudder, Nymphalidae)». Evolution 35 (2): 367-375. ISSN 0014-3820. PMID 28563381. doi:10.2307/2407845.