Oídio, llamado popularmente blanquilla o cenicilla es el nombre de una enfermedad criptogámica de las plantas. Está producida por varios géneros de hongos ectoparásitos de la familia de las erisifáceas, que atacan principalmente hojas y tallos jóvenes. Uno de los más conocidos es el de la vid, provocado por las especies Erysiphe necator y Uncinula necator. Otro muy extendido es el que ataca a rosales, begonias o robles, producido por varias especies del género Podosphaera, como P. pannosa.

Detalle de hoja enferma.
Hoja de una planta recientemente infectada por la enfermedad.

Su principal signo es la aparición de una capa de aspecto harinoso o algodonoso y un color blanco o grisáceo, formada por el micelio y los conidios, que son los órganos de reproducción asexual. En un ataque fuerte las hojas se ponen amarillas y posteriormente se secan.

Su aparición se debe a una combinación de factores, entre los que intervienen el tiempo atmosférico, el ambiente, y en el caso de cultivos, también influye el abonado: abonos excesivamente cargados de nitrógeno, condiciones de poca luz, exceso de humedad. La pobreza genética también es una causa a tener en cuenta.

El control de esta enfermedad pasa por corregir sus causas y se arregla fácilmente con aplicaciones de polvos minerales a base de azufres o con preparados vegetales como el purín o decocción de Cola de Caballo (Equisetum hyemale) o purín de Salvia (salvia officinalis).

Afecta a muchas plantas de jardín, como rosas, claveles, crisantemos, begonias y en el huerto se ceba sobre cucurbitáceas (melones, pepinos etc.), fresas y tomateras. En frutales los más afectados son los manzanos, melocotoneros, ciruelos y albaricoques. Variedades débiles de menta también se pueden ver afectadas.

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