Bodegón con cacharros (Zurbarán)

pintura de Francisco de Zurbarán

Bodegón con cacharros es un óleo sobre lienzo del pintor barroco español Francisco de Zurbarán. Mide 46 centímetros de alto por 84 cm de ancho. Se suele datar hacia del año 1650, si bien no está fechada ni firmada, y se conserva en el Museo del Prado de Madrid (España).[1]​ Otra versión del cuadro, casi idéntica y catalogada también como autógrafa, se exhibe en el MNAC de Barcelona.

Bodegón con cacharros
Año c.1650
Autor Francisco de Zurbarán
Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo Barroco
Tamaño 46 cm × 84 cm
Localización Museo del Prado, Madrid, EspañaBandera de España España

Se trata de una sencilla pero ejemplar composición con cuatro objetos de la vajilla tradicional y la luz como únicos protagonistas.[nota 1]​ Tres vasijas muy alfareras y otras tres piezas de metal —una copa trabajada y dos bandejas.[2]​ El pintor, seducido por "la pura técnica pictórica, las texturas y el goce estético",[3]​ los ha colocado sobre una repisa, bien alineados y enmarcados por un fondo neutro. Se considera obra ejemplar entre los pocos bodegones conservados del pintor extremeño, apreciándose la conjunción magistral del crudo realismo y la ternura por las pequeñas cosas cotidianas, que dan como resultado un misticismo rústico y de hermosa solidez.

Elementos intrínsecos

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  1. Técnica: Óleo sobre lienzo.
  2. Tema y género: Bodegón compuesto por tres cacharros de cerámica, una copa de metal y dos bandejas, también metálicas.[nota 2]​ De las tres piezas alfareras, dos blancas, del tipo de jarra alcarraza fabricado en los talleres trianeros sevillanos, y un búcaro de barro rojizo, cuyo diseño aún podía rastrearse en el siglo XX en Salvatierra de los Barros.[4]
  3. Forma y estilo: Al margen de su pericia pictórica, Zurbarán sentía una capacidad excepcional para apreciar y reflejar lo cotidiano de la manera más simple.[nota 3]​ Todas las características propias de Zurbarán parecen presentarse aquí:
    1. La composición es muy simple: las cuatro piezas se alinean sobre un plano, individualizadas, autónomas unas de las otras. Se ha buscado el equilibrio de las formas y tonalidades; apenas hay lugar para la perspectiva o la riqueza cromática.
    2. Las texturas permiten al pintor experimentar los diferentes modos de responder cada una de las piezas a la iluminación y a los reflejos.
    3. Colorido pobre, en consonancia con la austeridad general, se reduce a varias tonalidades parduscas, pero vibrantes a causa de la iluminación.
    4. La luz, de estilo tenebrista, intensa, contrastada y dura, hace resaltar vivamente los objetos sobre un fondo oscuro. Luz y color armonizan sin esfuerzo, haciendo protagonista al silencio.
  4. Otros aspectos: Los bodegones españoles del Siglo de Oro contrastan en su austeridad con los opulentos, casi opresivos, bodegones flamencos de la misma época, como los de Claesz o de Heda.

Elementos extrínsecos

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  • La obra: datada hacia 1650, está expuesta en el Museo del Prado (número de catálogo 2803), donada en 1940 por Francesc Cambó.[5]​ Este mismo coleccionista obtuvo un segundo ejemplar de la composición, que se halla en el MNAC de Barcelona. Algunos especialistas han propuesto que en ella colaboró el hijo menor del pintor, Juan de Zurbarán. Pertenece a un período de bonanza para el pintor, anterior a su crisis (iniciada con la muerte de su esposa en 1639) y la aparición en la escena pictórica sevillana de Murillo.

Véase también

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Notas y referencias

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  1. Luna, 1992, p. 61.
  2. Alfonso Pleguezuelo: "Cerámicas para agua en el Barroco español" Consultado en enero de 2015
  3. «Bodegón con cacharros». Galería online. Museo Nacional del Prado. Consultado el de enero de 2015. 
  4. Seseña, 1997, pp. 189 y 312.
  5. L. Cirlot (dir.), Museo del Prado I, Col. «Museos del Mundo», Tomo 6, Espasa, 2007. ISBN 978-84-674-3809-3, pág. 98
  1. El hecho de que los cacharros no proyecten sombras sobre sus vecinos delata que Zurbarán los pintó de uno en uno, haciendo un tratamiento de cada cual como una obra independiente, que sólo en la magia de la composición se presentan como un todo.
  2. El bodegón es un género muy característico del siglo XVII en adelante, también llamado Naturaleza Muerta. A menudo se trataba de «experimentos creativos» y ejercicios de estilo realizados por los pintores para estudiar composiciones, juegos de luces y texturas diversas.
  3. Ese aprecio por los volúmenes elementales y las disposiciones sobrias, discretas, puramente pictóricas y su severa monumentalidad ha hecho que muchos relacionen a Zurbarán con la pintura contemporánea postcubista.

Bibliografía

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  • Luna, Juan J. (1992). Guía del Prado. Ediciones Alfiz. ISBN 84-85818-18-0. 
  • Martín González, Juan José (Segunda edición corregida y aumentada en 1978). Historia del Arte, Tomo II (arte moderno y contemporáneo). Editorial Gredos, Madrid. p. 312. ISBN 84-249-3145-9. 
  • Varios Autores (1998). «La pintura española del siglo XVII: Zurbarán y Velázquez». Gran Historia del Arte de la Editorial Planeta. El Barroco y el Rococó (Volumen VII): 149. ISBN 84-395-7425-8. 
  • Seseña, Natacha (1997). Cacharrería popular. La alfarería de basto en España. Madrid, Alianza Editorial. pp. 326-332. ISBN 84-206-4255-X. 

Enlaces externos

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