La mina La Salvadora fue históricamente una de las minas más importantes en la producción de estaño a nivel mundial, ubicada en Bolivia. Administrativamente se encuentra en el municipio de Llallagua cerca al límite con el municipio vecino de Uncía, de la provincia de Bustillo en el departamento de Potosí. Parte del cerro Llallagua,[1]​ esta mina ha jugado un papel crucial en la economía de Bolivia, particularmente durante la era del estaño en el siglo XX. La producción de estaño de La Salvadora contribuyó significativamente al estatus de Bolivia como uno de los mayores productores de este metal en el mundo.

Mina La Salvadora

Entrada a la mina La Salvadora.
Localización geográfica
Coordenadas 18°26′15″S 66°35′40″O / -18.437388888889, -66.594527777778
Localización administrativa
País Bolivia Bolivia
Departamento Potosí
Provincia Bustillo
Municipio Llallagua
Características
Tipo Pozo
Anteriores propietarios Patiño – Oporto. Mina La Salvadora
Patiño Mines & Enterprises Consolidated Inc.
Mapa de localización
Mina La Salvadora ubicada en Bolivia
Mina La Salvadora
Mina La Salvadora
Ubicación en Bolivia

Historia

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Simón Iturri Patiño, trabajando en Oruro en la firma comercial Hermann Fricke y Compañía, conoció al minero Sergio Oporto, quien vendía minerales allí.[2]​ En 1895, ambos formaron una sociedad para explotar la mina de Oporto, creando "Patiño – Oporto. Mina La Salvadora", con un aporte inicial de Patiño de 5.000 bolivianos.[2]​ Mientras Oporto gestionaba las operaciones en la mina, Patiño se encargaba de la comercialización de los minerales en Oruro, además de enviar insumos y gestionar la operatividad de la mina.[2]​ La falta de resultados positivos llevó a acumular deudas y Oporto consideró vender su parte. Patiño compró su participación y, dos años después de formar la sociedad, él y su esposa Albina se convirtieron en los únicos propietarios de la mina, asumiendo todas las deudas con la firma Fricke.[2]​ Fue así que Simón I. Patiño adquirió la mina La Salvadora 16 de agosto de 1897,[3]​ invirtiendo todos sus ahorros en el desarrollo del yacimiento con la ayuda de varios peones.[4]

Al aproximarse el siglo XX, un acontecimiento transformó su destino: tras una detonación de dinamita, se descubrió un yacimiento de alta ley. Este evento, conocido como el milagro de Llallagua, reveló que los fragmentos de casiterita (conocidos como el metal del diablo) dispersos en la zona eran de tan alta calidad que no requerían trituración manual ni procesamiento adicional antes de su transporte.[4]​ En los años siguientes, Simón I. Patiño amplió su portafolio de inversiones adquiriendo otras minas, lo que resultó en un notable incremento de su fortuna.[4]​ Fue así que a principios del siglo XX en Bolivia, tres principales empresas mineras destacaban en el sector: la empresa de Coronel Pastor Sainz, seguida por la Empresa Minera Uncía del irlandés John B. Minchin, y por último La Salvadora, propiedad de Simón I. Patiño.[5]​ La mina La Salvadora fue abierta entre los años 1904 y 1905.[6]​ Tras la suscripción del Tratado de Paz, Amistad y Comercio de 1904 entre Bolivia y Chile, la Compañía Estañífera de Llallagua, con capitales chilenos, ingresó al país y adquirió la empresa de Pastor Sainz.[5]​ Para optimizar el transporte del mineral en La Salvadora, Patiño sustituyó el uso de mulas y llamas por el Ferrocarril Machacamarca-Uncía, construido en 1911, facilitando así el traslado del mineral directamente desde la bocamina hasta los puertos chilenos.[4]​ Posteriormente, en mayo de 1923,[7]​obreros, artesanos, empleados y mineros de la mina La Salvadora fundaron la Federación Obrera Central de Uncía (FOCU) con el objetivo de mejorar las condiciones de trabajo y su salario.[8]​ Con la compra de acciones de la Compañía Estañífera de Llallagua en la bolsa de Santiago en julio de 1924, Patiño se convirtió en el único propietario de las minas de Uncía y Llallagua.[5]

Durante las primeras décadas del siglo XX, La Salvadora emergió como un centro vital de actividad minera. En la década de 1920, Bolivia experimentó un auge en la demanda de estaño, lo que llevó a un período de expansión significativa para minas como La Salvadora. Este período fue crucial para establecer a Bolivia como un líder global en la producción de estaño. En el período de mayor auge del estaño, La Salvadora no solo fue relevante por su capacidad de producción sino también por su impacto en la vida de las comunidades locales. La relación entre la mina y los mineros fue de interdependencia, donde la mina proporcionaba medios de vida mientras definía la identidad cultural y social de la región. Este vínculo muestra cómo La Salvadora trascendió su rol económico, influenciando profundamente la cultura y la sociedad local.

Uno de los momentos más significativos en la historia de La Salvadora ocurrió en la década de 1950, cuando la Revolución Nacional de 1952 en Bolivia llevó a la nacionalización de las minas, incluida La Salvadora. Este cambio transformó la industria minera boliviana y alteró las operaciones en La Salvadora, poniendo la mina bajo control estatal y modificando sus estructuras de operación y administración.

Posteriormente, luego del Decreto Supremo N° 21060, en 1985, La Salvadora fue abandonada por los trabajadores, que migraron a otras partes del país en busca de mejores condiciones de vida.[6]

Geología

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El stock de La Salvadora es una formación geológica que consiste en un cuerpo aislado de aproximadamente 1 km de diámetro, ubicado justo al sur de la meseta de Morococala.[9]​ Este cuerpo geológico intruye las rocas sedimentarias del período Silúrico-Devónico y es probablemente el conducto de un volcán cuya estructura superficial ha sido totalmente erosionada.[9]

La composición del stock de La Salvadora incluye un pórfido intensamente alterado, caracterizado por la presencia de parches irregulares y diques de brecha hidrotermal.[9]​ En ciertas áreas, se ha preservado pórfido de cuarzo-latonita relativamente inalterado en el contacto con el stock. Los principales productos de alteración en esta área son sericita, turmalina, cuarzo y minerales arcillosos, acompañados de sulfuros diseminados y casiterita.[9]​ Además, el stock de La Salvadora es atravesado por un sistema de vetas ricas en estaño, que en algunos casos se extienden hacia las rocas sedimentarias circundantes. Este fenómeno ha convertido a La Salvadora en uno de los depósitos de estaño más productivos a nivel mundial, según describió el estadounidense Frederick Turneaure en 1935. Esta riqueza mineral ha contribuido significativamente al estudio y explotación de estaño en la región.[9]

Véase también

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Referencias

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  1. Hernández, Beatriz Muriel (2017). «Historia de los patrones comerciales de Bolivia (1900-2015)» (PDF). Un siglo de economía en Bolivia, 1900-2015. La Paz - Bolivia: Plural editores. p. 143. ISBN 978-99954-1-852-6. Consultado el 16 de mayo de 2024. 
  2. a b c d Espinosa García, Oscar (15 de marzo de 2023). «Simón I. Patiño». El Diario. Consultado el 15 de mayo de 2024. 
  3. Pozo Cortez, Carola (26 de julio de 2018). «El barón del estaño, Simón I. Patiño». Viajando por el Mundo. Consultado el 15 de mayo de 2024. 
  4. a b c d Montoya, Víctor. «En las montañas de Llallagua». Fundación Juan Muñiz Zapico. Consultado el 15 de mayo de 2024. 
  5. a b c Oporto Ordóñez, Luis (Diciembre de 2017). «Llallagua: la ciudad del estaño» (PDF). Fuentes 11 (53): 94-100. Consultado el 15 de mayo de 2024. 
  6. a b «La Salvadora, una mina que lucha por mantenerse viva». Opinión Bolivia. 28 de septiembre de 2016. Consultado el 15 de mayo de 2024. 
  7. Demélas, Marie-Danielle (2003). «El nuevo orden de los años 1920». La invención política: Bolivia, Ecuador, Perú en el siglo XIX. Institut français d’études andines. p. 462. ISBN 9782821845565. Consultado el 16 de mayo de 2024. 
  8. Quillaguamán S., Maricruz (3 de mayo de 2010). «Patiño y la Primera Legislación Laboral». La Patria. Consultado el 16 de mayo de 2024. 
  9. a b c d e Grant, J. N.; Halls, C.; Avila Salinas, W.; Snelling, N. J. (1 de julio de 1979). «K-Ar ages of igneous rocks and mineralization in part of the Bolivian tin belt». Economic Geology 74 (4): 838-851. doi:10.2113/gsecongeo.74.4.838. Consultado el 16 de mayo de 2024.