Meganeura (griego «grandes nervios (o venas)», en referencia a la red de venas o nervaduras de sus alas) es un género extinto de insectos protodonatos de la familia Meganeuridae. Entre sus especies se encuentra Meganeura monyi, un insecto emparentado con las libélulas actuales, que vivió en el período Carbonífero (hace 300 Ma). Con una envergadura de alas de más de 70 cm, constituye la especie más grande conocida de insectos que haya existido sobre la Tierra. La especie del Pérmico Meganeuropsis permiana es también de gran tamaño. Eran insectos depredadores que se alimentaban de otros insectos e incluso de pequeños anfibios.

Meganeura
Rango temporal: Carbonífero Superior

Meganeura
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Insecta
Superorden: Odonata
Orden: Protodonata
Familia: Meganeuridae
Género: Meganeura
Especies
Fósil de Meganeura.
Modelo de Meganeura en el Museo de Historia Natural de Berlín.

Sus fósiles se descubrieron en los estratos de la edad Estefaniense de Commentry, en Francia, en 1880; en 1885, el paleontólogo francés Charles Brongniart describió el fósil y le dio nombre. Otro buen espécimen fósil se encontró en Bolsover, Derbyshire, en 1979. El holotipo se aloja en el Museo de Historia Natural de Paris.

M. americana, descubierta en Oklahoma en 1940, es una especie representada por la mayor ala de insecto jamás encontrada; se conserva en el Museo de Historia Natural de Harvard.[1]

El tamaño de los insectos carboníferos

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Existe cierta controversia acerca de cómo los insectos del período Carbonífero pudieron alcanzar proporciones tan descomunales. La forma en que el oxígeno se difunde por el cuerpo del insecto a través de su sistema respiratorio traqueal fija un límite superior al tamaño corporal, el cual parecen haber sobrepasado los insectos prehistóricos. Se propuso originalmente (Harlé y Harlé, 1911) que Meganeura era capaz de volar ya que la atmósfera en aquella época contenía una proporción de oxígeno mayor que la actual del 21%. Esta hipótesis fue descartada por otros científicos, pero ha encontrado aprobación más recientemente tras posteriores estudios sobre la relación entre el gigantismo y la disponibilidad de oxígeno.[2]​ Si esta teoría es correcta, estos insectos gigantes habrían sido vulnerables a la disminución de los niveles de oxígeno y ciertamente no podrían sobrevivir en la atmósfera actual.

Sin embargo, investigaciones más recientes indican que los insectos realmente respiran, con «rápidos ciclos de compresión y expansión traqueal».[3]​ Si esto es cierto, entonces no hay necesidad de postular la presencia de una atmósfera con una alta presión parcial de oxígeno.

Otra explicación es la ausencia de depredadores. Se sabe que las aves aumentaron en variedad y cantidad coincidiendo con la reducción del tamaño de los grandes insectos voladores.[4][5]

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Otros usos

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Meganeura es una revista científica sobre insectos fósiles.[7]

Referencias

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  1. Dragonfly: the largest complete insect wing ever found, Harvard Magazine, noviembre a diciembre de 2007:112.
  2. Gauthier Chapelle y Lloyd S. Peck (mayo de 1999). «Gigantismo polar dictado por la disponibilidad de oxígeno». vol 399 (en inglés). Nature. pp. páginas 114 y 115. doi:10.1038/20099. Consultado el 3 de agosto de 2008. «El suministro de oxígeno también puede haber llevado al gigantismo de los insectos del período Carbonífero, ya que el oxígeno atmosférico era del 30-35% (ref. 7). La desaparición de estos insectos cuando el contenido de oxígeno descendió indica que las especies grandes podían ser susceptibles a tal cambio. Los anfípodos gigantes pueden por lo tanto estar entre las primeras especies en desaparecer si la temperatura global aumenta o los niveles globales de oxígeno descienden. La proximidad al límite MPS crítico debe verse como una especialización que hace a las especies gigantes más propensas a extinguirse a lo largo del tiempo geológico 
  3. Westneat MW, Betz O, Blob RW, Fezzaa K, Cooper WJ, Lee WK. (enero de 2003). «Respiración traqueal de los insectos visualizada mediante imágenes de rayos X con un sincrotrón». Volumen 299 (en inglés) (Science) (5606): 558-560. PMID 12543973. doi:10.1126/science.1078008. Consultado el 3 de agosto de 2008. «Los insectos son conocidos por intercambiar gases respiratorios en su sistema de tubos traqueales usando difusión o bien cambios en la presión interna que son producidos por el movimiento corporal o la circulación hemolinfática. Sin embargo, la incapacidad de ver dentro de los insectos vivos ha limitado nuestra comprensión de sus mecanismos respiratorios. Usamos un rayo de sincrotrón para obtener vídeos de rayos X de insectos vivos respirando. Los escarabajos, los grillos y las hormigas muestran rápidos ciclos de compresión y expansión traqueal en la cabeza y el tórax. Los movimientos corporales y la circulación de la hemolinfa no pueden explicar estos ciclos; por lo tanto, nuestras observaciones demuestran un mecanismo respiratorio en los insectos antes desconocido análogo a la inflación y deflación de los pulmones en los vertebrados 
  4. Nel A.N., Fleck G., Garrouste R. and Gand, G. (2008): The Odonatoptera of the Late Permian Lodève Basin (Insecta). Journal of Iberian Geology 34(1): 115-122 PDF (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  5. Bechly G. (2004): Evolution and systematics. pp. 7-16 in: Hutchins M., Evans A.V., Garrison R.W. and Schlager N. (eds): Grzimek's Animal Life Encyclopedia. 2nd Edition. Volume 3, Insects. 472 pp. Gale Group, Farmington Hills, MI PDF Archivado el 23 de septiembre de 2015 en Wayback Machine.
  6. Tim Haines, Paul Chambers. The Complete Guide to Prehistoric Life. Firefly Books, 2006
  7. Xavier Martínez-Delclòs (Barcelona) y Günter Bechly (Stuttgart) (15 de junio de 2000). «Meganeura. Palaeoentomological Webpage» (en inglés). Ed. Jarzembowski (Maidstone Museum, UK). Archivado desde el original el 15 de septiembre de 2008. Consultado el 3 de agosto de 2008. 

Enlaces externos

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