Flor comestible

flores consideradas como alimento humano

Las flores comestibles son aquellas flores aptas para el consumo humano, como el azahar, la flor de calabaza o el hibisco. Esto también incluye las inflorescencias comestibles, como la alcachofa, el brócoli o la flor del banano. Tienen diversas consideraciones culinarias: como aromatizantes, decorativas, o como ingrediente principal del plato, y se pueden usar frescas, secas, liofilizadas, confitadas, fritas...

Ensalada de flores capuchinas (ナスタチウムサラダ nasutachiumusarada), originaria de Japón.

Debido a que son un producto muy perecedero, su uso en cocina no está muy extendido. No obstante, se pueden encontrar de manera aislada preparaciones culinarias tradicionales con flores en diversas gastronomías de Asia, Oriente Medio y Latinoamérica. Algunos platos tradicionales en el mundo que incluyen flores o inflorescencias son los dulces coreanos hwajeon y hwachae, la ensalada vietnamita nộm hoa chuối, el dolma turco kabak çiçeği dolması, la fritura italiana sciurilli, la sopa de miso de crisantemo japonesa, el guiso de gualumbos mexicano o los pitos salvadoreños.

En cocina, además de aportar nuevos sabores a los platos, las flores son un ingrediente creativo y decorativo,[1]​ en muchos casos también aromático[2]​. Dependiendo de cuales se usen, se ocupan solo los pétalos (como la rosa[3]​ o la Tulbaghia[4]​) o solo los estambres (como el azafrán), la flor entera con o sin pistilo o cáliz. A veces incluso el pedúnculo. Se agregan a ensaladas o guisos, se fríen, se envasan en conservas y se incluyen en adobos, almíbar, jaleas, mantequillas, cremas y bebidas como el vino, o se infusionan para diversos tés.[5][6][7]

Es posible almacenar las flores en el congelador para su uso posterior, o bien mediante técnicas tales como el secado o la conserva en aceite. Se puede preparar aceites y vinagres aromatizados con flores mediante inmersión de los pétalos en estos líquidos.

Bebidas de flores

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Té de flor de loto.

Las flores se utilizan frecuentemente para la preparación de diversas bebidas. Se pueden usar frescas para elaborar, por ejemplo, licores de hierbas, o bien secas, como es el caso de las flores de manzanilla, que se venden secas para preparar infusiones. De la misma forma, en Latinoamérica y Oriente Medio se usan flores de Jamaica para preparar el agua de Jamaica, que se toma tanto fría como caliente. Varias flores se infusionan y se beben por sus propiedades medicinales asociadas, como la flor de saúco, que es antiinflamatoria, o la flor de loto, que es antioxidante.

En la alta coctelería, las flores son frecuentemente utilizadas como decoración para cóctel (garnish).

Repostería de flores

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Mermelada de pétalos de rosa.

En repostería, las flores tienen un uso principalmente decorativo. En particular, los pétalos de caléndula, crisantemos, geranios, lilas, margarita, pensamiento, rosa o violetas se agregan como topping en la cobertura de distintos pasteles y otros postres, especialmente en la alta cocina. Algunas agregan nuevos matices de sabor, como las capuchinas que aportan pungencia.[8]​ También se pueden preparar flores dulces cristalizándolas con clara de huevo y azúcar o flores confitadas.

Flores comestibles

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Queso de cabra francés envuelto en flores.
 
Ensalada de flor de banano (nộm hoa chuối), originaria de Vietnam.
 
Flores de calabaza fritas (호박꽃전 hobak-kkot-jeon), típicas de Corea y otros lugares.

Flores, inflorescencias y capullos consideradas como alimento:

Seguridad alimentaria

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Vida de anaquel

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Las flores son un producto altamente perecedero y frágil, por ello su venta se restringe a mercados y supermercados especializados. Algunas flores tienen una mayor prevalencia en estos lugares debido a que son más resistentes o bien porque son tradicionales de un sitio. Las flores de calabaza, por ejemplo, son típicas en la gastronomía mexicana entre muchas otras y tienen una vida de anaquel de aproximadamente un día, es decir, debe consumirse en las 24h siguientes a su compra.[9]

Toxicidad

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Ciertas flores se deben consumir con moderación, como por ejemplo, las del manzano (Malus spp.), que contienen un tipo de precursor del cianuro, o el pensamiento salvaje (Viola tricolor), que contienen saponinas. La flor de la borraja (Borago officinalis) y la azucena (Hemerocallis spp.) son diuréticos y la asperilla (Galium odoratum) puede tener efectos anticoagulantes. Las flores de tilo (Tilia spp.) son seguras en pequeñas cantidades, pero el consumo excesivo puede causar daño cardíaco. El clavelón (Tagetes spp.) puede ser dañino en grandes cantidades, y solo algunas especies tienen buen sabor.[6]

Las flores tóxicas se confunden fácilmente con variedades comestibles, e incluso pueden compartir nombre común. Varias plantas no tóxicas pueden causar alergias graves en algunas personas. Las flores de plantas ornamentales o de jardín no están destinadas a la alimentación.[7]

Algunas plantas no comestibles por ser tóxicas son:[10]

Pesticidas

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Algunas flores sí son comestibles pero en el proceso de cultivo se le añaden pesticidas y otros agentes químicos que las hacen perjudiciales para el consumo humano.[8]

Véase también

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Bibliografía

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Referencias

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  1. «Edible Flowers». Waterfields. Archivado desde el original el 2 de abril de 2015. Consultado el 4 de marzo de 2015. 
  2. Rivas-García, Lorenzo; Navarro-Hortal, María D.; Romero-Márquez, José M.; Forbes-Hernández, Tamara Y.; Varela-López, Alfonso; Llopis, Juan; Sánchez-González, Cristina; Quiles, José L. (1 de noviembre de 2021). «Edible flowers as a health promoter: An evidence-based review». Trends in Food Science & Technology. Plant-Based Bioactive Compounds: Healthy Promoters And Protective Agents (en inglés) 117: 46-59. ISSN 0924-2244. doi:10.1016/j.tifs.2020.12.007. Consultado el 17 de abril de 2023. 
  3. Rivas-García, Lorenzo; Quiles, José L.; Roma-Rodrigues, Catarina; Raposo, Luis R.; Navarro-Hortal, María D.; Romero-Márquez, Jose M.; Esteban-Muñoz, Adelaida; Varela-López, Alfonso et al. (1 de marzo de 2021). «Rosa x hybrida extracts with dual actions: Antiproliferative effects against tumour cells and inhibitor of Alzheimer disease». Food and Chemical Toxicology (en inglés) 149: 112018. ISSN 0278-6915. doi:10.1016/j.fct.2021.112018. Consultado el 17 de abril de 2023. 
  4. Rivas-García, Lorenzo; Romero-Márquez, Jose M.; Navarro-Hortal, M. D.; Esteban-Muñoz, Adelaida; Giampieri, Francesca; Sumalla-Cano, Sandra; Battino, Maurizio; Quiles, José L. et al. (1 de julio de 2022). «Unravelling potential biomedical applications of the edible flower Tulbaghia violacea». Food Chemistry (en inglés) 381: 132096. ISSN 0308-8146. doi:10.1016/j.foodchem.2022.132096. Consultado el 17 de abril de 2023. 
  5. «Copia archivada». Archivado desde el original el 8 de julio de 2013. Consultado el 22 de julio de 2013. 
  6. a b Lauderdale, C. and E. Evans. Edible Flowers. Archivado el 22 de octubre de 2013 en Wayback Machine. Horticulture Information Leaflet 8513. North Carolina State University. 1999.
  7. a b Newman, S. E. and A. S. O'Connor. Edible Flowers. Archivado el 24 de septiembre de 2015 en Wayback Machine. Colorado State University Extension. 2013.
  8. a b «Nature's candy: How to make flower confections». Teleflora Blog (en inglés estadounidense). 29 de agosto de 2013. Consultado el 7 de noviembre de 2020. 
  9. «La flor de calabaza en la cocina mexicana». Cantina Roo. 17 de marzo de 2020. Archivado desde el original el 22 de octubre de 2020. Consultado el 19 de octubre de 2020. 
  10. Bustos Cabezuelo, 2022, p. 250.

Lectura complementaria

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  • Adolfo Pérez Agusti. Cocina con flores. CreateSpace Independent Publishing Platform, 2013. ISBN 1490995331 ISBN 978-1490995335
  • Barash, Cathy Wilkinson. Edible Flowers from Garden to Palate. Golden: Fulcrum Publishing, 1993.
  • Brown, Kathy. Flowerpower. New York: Anness Publishing Limited, 2000.
  • Mead, Chris and Emelie Tolley. A potpourri of Pansies. New York: Clarkson Potter Publishers, 1993.
  • Strowbridge, Cynthia and Francesca Tillona. A Feast of Flowers. New York: Funk & Wagnalls, 1969.

Enlaces externos

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