Disposición perversa polimorfa

En psicoanálisis, la sexualidad infantil puede describirse como disposición perversa polimorfa en la medida en que se halla sometida al juego de las pulsiones parciales, íntimamente ligada a la diversidad de las zonas erógenas y en tanto que se desarrolla antes de establecerse las funciones genitales propiamente dichas.[1]​ Según cita Freud en su obra Tres ensayos sobre teoría sexual:

Es instructivo que bajo la influencia de la seducción el niño pueda convertirse en un perverso polimorfo, siendo descaminado a practicar todas las trasgresiones posibles. Esto demuestra que en su disposición trae consigo la aptitud para ello; tales trasgresiones tropiezan con escasas resistencias porque, según sea la edad del niño, no se han erigido todavía o están en formación los diques anímicos contra los excesos sexuales: la vergüenza, el asco y la moral. (...) es imposible no reconocer algo común a todos los seres humanos, algo que tiene sus orígenes en la uniforme disposición a todas las perversiones.[2]

Referencias

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  1. Laplanche, Jean & Pontalis, Jean-Bertrand (1996). Diccionario de Psicoanálisis. Traducción Fernando Gimeno Cervantes. Barcelona: Editorial Paidós. p. 273. ISBN 9788449302565. 
  2. Freud, Sigmund (2012). «Tres ensayos sobre teoría sexual». Obras completas (José Luis Etcheverry, trad.). VII - Tres ensayos de teoría sexual, y otras obras (1901-1905), «Fragmento de análisis de un caso de histeria» (Caso «Dora»). Buenos Aires: Amorrortu Editores. pp. 173-174. ISBN 978-950-518-583-2.