Diego de Herrera

hidalgo y conquistador castellano

Diego de Herrera, también conocido como Diego García de Herrera (Burgos, c. 1420-Betancuria, 22 de junio de 1485), fue un hidalgo y conquistador bajomedieval de la Corona de Castilla, señor jurisdiccional de las islas Canarias por su matrimonio con la señora titular Inés Peraza.[1]

Diego de Herrera

Veinticuatro de Sevilla
1453-1474
Sucesor Pedro García de Herrera

Veinticuatro de Sevilla
1478-1478
Predecesor Pedro García de Herrera
Sucesor Diego de Susán

Información personal
Nombre completo Diego García de Herrera
Nombre en español Diego García de Herrera y Ayala Ver y modificar los datos en Wikidata
Otros nombres Diego Garçía de Herrera, Diego de Ferrera
Nacimiento c. 1420
Burgos, Corona de Castilla
Fallecimiento 22 de junio de 1485 (63 años)
Betancuria, Corona de Castilla
Sepultura Iglesia conventual de San Buenaventura, Fuerteventura
Religión Cristianismo católico
Familia
Padres Pedro García de Herrera
María de Ayala
Cónyuge Inés Peraza (matr. 1448-1485)
Hijos Véase el texto
Familiares Sancho de Rojas (tío abuelo paterno), Diego Gómez de Sandoval (tío paterno), Pedro López de Ayala (sobrino), Guillén Peraza de Ayala y Vicente de Peraza (nietos), Hernán Peraza (suegro), Guillén Peraza (cuñado), Diego de Silva (yerno), Beatriz de Bobadilla (nuera)
Información profesional
Ocupación Regidor, conquistador y señor jurisdiccional
Título Señor de Alcaría la Vaca
Señor de las islas Canarias
Término 1452-1453
1452-1485
Orden religiosa Orden de Santiago

Fue un personaje destacado en la primera historia de Canarias, siendo además ascendiente de varios títulos nobiliarios radicados tanto en el archipiélago como en Portugal.

Biografía

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Orígenes y primeros años

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Diego de Herrera nació probablemente en la ciudad castellana de Burgos en la década de 1420,[2][nota 1]​ siendo el sexto hijo varón de trece hermanos. Sus padres fueron Pedro García de Herrera, mariscal de Castilla y señor de Ampudia y Villacidaler, y su esposa María de Ayala, hermana de Pedro López de Ayala, señor de Ayala y Salvatierra. Diego era nieto por línea paterna de Hernán García de Herrera, mariscal de Castilla y señor de Ampudia y Villacidaler, y de Inés de Rojas, hermana del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas.[3][6]​ Sus abuelos maternos fueron Fernán Pérez de Ayala, merino mayor de Guipúzcoa y señor de Ayala y Salvatierra, y María Sarmiento, señora de Salinillas de Buradón y bisnieta del rey Alfonso XI de Castilla.[7]

El historiador fray Juan de Abréu Galindo describe a Diego de Herrera como «caballero preciado por su valor, linaje y prudencia, gran justador», indicando además que era trece de la orden de Santiago.[8]

Pasó a establecerse en la ciudad de Sevilla, donde fue vecino de la collación de Santa Catalina y más tarde de la de San Andrés. En la capital hispalense estuvo al servicio de la casa de los condes de Niebla, con quienes estaba emparentado «en cuarto grado» según Abréu Galindo,[8][nota 2]​ y donde en 1453 llegó a obtener una veinticuatría en el concejo de la ciudad.[10][nota 3]

Hacia 1448 contrajo matrimonio con Inés Peraza, enlace propiciado por Juan Alonso Pérez de Guzmán, tercer conde de Niebla y primer duque de Medina Sidonia, bajo cuya tutela se encontraba la novia.[4][8]​ Diego otorgó a Inés en concepto de arras la cantidad de 500 000 maravedíes,[14]​ mientras ella incorporó al matrimonio importantes propiedades en tierras del Aljarafe sevillano.

En 1452 Diego de Herrera se convirtió en señor de las islas Canarias y de la pequeña aldea de Alcaría la Vaca al fallecer su suegro Hernán Peraza y haber quedado Inés como única heredera por fallecimiento de su hermano Guillén Peraza.[15][nota 4]

Según el historiador Miguel Ángel Ladero Quesada, la necesidad de dinero efectivo para resolver sus obligaciones en Canarias llevó al matrimonio a vender en 1453 el señorío de Alcaría la Vaca, situado en tierras próximas al río Chanza en la frontera con Portugal, por precio de 24 000 maravedíes,[18][nota 5]​ y a poner en arrendamiento la heredad de Valdeflores, una extensa finca agraria dedicada principalmente al cultivo del olivo ubicada en Aznalcázar.[20][21]

Unificación del señorío de las islas Canarias

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La villa de Teguise o Gran Aldea, en la isla de Lanzarote, fue la capital del señorío de Canarias en la etapa Herrera-Peraza.

El señorío de Canarias lo formaban las islas ya conquistadas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, con los islotes deshabitados del archipiélago Chinijo y Lobos, así como el derecho sobre los quintos y conquista de Gran Canaria, Tenerife y La Palma.[22]​ No obstante, aunque el dominio era pleno en Fuerteventura y El Hierro, La Gomera aún se mantenía prácticamente sin colonizar y se encontraba en parte ocupada por los portugueses, mientras Lanzarote se hallaba «secuestrada» por el rey Juan II de Castilla hasta que un tribunal confirmase la propiedad de la isla. Este secuestro se debió a que los vecinos de Lanzarote habían solicitado el sometimiento directo a la Corona tras haber expulsado de ella a los portugueses del infante Henrique el Navegante, a quien Maciot de Béthencourt había vendido la isla en 1448.[23][24][nota 6]

Finalmente Diego de Herrera y su mujer lograron en 1454 sentencia a su favor contra la enajenación que Maciot había hecho de Lanzarote al infante Henrique, confirmándoseles el derecho de propiedad preferente sobre la isla. El matrimonio envió entonces a su escudero Adrián de Benavente para que tomara posesión de la isla y del señorío, lo que hizo en el verano de 1455.[27]​ Se consolidaba así la integridad del señorío en la familia Herrera-Peraza.[26]

Por entonces también consiguieron que el rey Afonso V de Portugal ordenara a su tío el infante Henrique abandonar la parte de La Gomera que ocupaban sus vasallos.[28]

Diego y su mujer se trasladarán finalmente a las islas hacia finales del año 1455 o ya en 1456, partiendo en tres naves desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda acompañados de «muchos hidalgos nobles, dueñas y doncellas, para que se heredasen en las islas» con intención según el historiador Rafael Sánchez Saus «de recrear, a pequeña escala, el ambiente cortesano que habían conocido y disfrutado en Sevilla junto a los duques de Medina Sidonia».[3][29]​ Gobernarán el señorío principalmente desde las villas de Teguise y Betancuria, cabeceras de las islas de Lanzarote y Fuerteventura respectivamente.[11]

Intentos de conquista de Gran Canaria y nuevos conflictos con Portugal

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Bahía de Gando, donde Diego de Herrera construyó una torre como base de sus operaciones en la isla de Gran Canaria.

Una vez organizado el gobierno del señorío, Diego de Herrera renovará el impulso de la conquista del archipiélago que durante décadas había permanecido estancado. Así, hacia 1459 prepara una expedición militar a la isla de Gran Canaria, donde desembarca en la costa suroriental y construye la denominada torre de Gando.[30]

No obstante, a finales de ese mismo año las islas serán atacadas por una armada portuguesa bajo el mando del capitán Diogo da Silva, criado del infante Fernando. Los portugueses arrasan primero Lanzarote, obligando a Diego de Herrera y su familia a refugiarse en las montañas de Famara. Posteriormente, atacan Gran Canaria logrando tomar a los castellanos la fortaleza de Gando.[31][32]

Diego de Herrera elevó quejas a la Corte, logrando que el rey Enrique IV escribiera a su cuñado Afonso V de Portugal en el verano de 1460 para reparar la situación.[33]

Mientras el pleito proseguía en las cortes castellana y lusa, Diego de Herrera, en vistas de que no podía expulsar por sí mismo a los portugueses, logra atraerse a los dos reyes aborígenes de la isla. El 12 de agosto de 1461 desembarca en el puerto de Las Isletas y consigue que los guanartemes de Gáldar y Telde le ofrezcan obediencia, levantado acta de toma de posesión de la isla el 16 siguiente, siendo testigo el obispo de Rubicón Diego López de Illescas. Los reyes canarios le prometen vasallaje y toda la orchilla de la isla.[34][35]

Finalmente, el rey Afonso V de Portugal expidió una orden para que Diogo da Silva devolviera la torre.[36]​ No obstante, en documentos coetáneos testigos presenciales indican que la devolución de la torre la hizo Silva a cambio de que Herrera le diese 2 000 doblas, pero que este en su lugar concertó el matrimonio de su hija mayor, María de Ayala, con el capitán portugués.[37]​ Se como fuere, Herrera volvió a ser señor de la torre, dejando a Silva como alcaide de la misma.[38]

Durante este tiempo, Herrera y Silva logran levantar una nueva torre en el poblado de Telde, que funcionará además como centro evangelizador.[39]

La torre de Añazo

En 1464 intentó penetrar en el interior de la isla de Tenerife, pero tras dos derrotas militares optó por negociar con el tagoror o consejo de la isla al completo, y llegaron a un acuerdo que le permitía mantener un asentamiento en la isla, aunque algunos historiadores afirman que hasta la muerte de Diego y la iniciativa de su hijo Sancho no hubo asentamiento estable de españoles en Tenerife.[40]

Sublevaciones en Fuerteventura y Lanzarote

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En 1476 los habitantes de Lanzarote se sublevan contra el poder señorial de los Herrera-Peraza. Los lanzaroteños pedían ser vasallos de la Corona ante los desmanes de los señores, acudiendo a la corte para presentar denuncias y otros documentos. Los señores de Canarias comenzaron entonces a perseguir a los rebeldes, exiliándolos o ejecutándolos, hasta que los reyes envían a Lanzarote a Esteban Pérez de Cabitos,[41]​ juez pesquisidor, para que recopilara informaciones sobre los derechos de los señores a las islas.[42]

Capitulación con los Reyes Católicos

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En 1477 otorgó capitulaciones con los Reyes Católicos, por las que en nombre de su mujer cedió a la Corona los derechos que tenía sobre Gran Canaria, Tenerife y La Palma, reservándose las cuatro islas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, y los islotes de Alegranza, La Graciosa, Santa Clara y Lobos, con otros roques o islotes. Los monarcas le compensaron con «cinco cuentos de maravedís en contado por los gastos, y el título de conde de la Gomera con el Hierro, y él y su mujer doña Inés Peraza renunciaron todo el derecho y acción que tenían a las otras islas».[17]

Fundación de Santa Cruz de la Mar Pequeña

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Hacia 1463 Diego de Herrera y el comendador mayor de la orden de Santiago Gonzalo de Saavedra recibieron del rey Enrique IV como merced el señorío sobre las tierras de la costa occidental africana entre los cabos de Aguer y Bojador, con el objetivo de explotarlas económicamente a través de las pesquerías y las razias. No obstante, el II duque de Medina Sidonia Enrique de Guzmán protestó pues ese mismo territorio le había sido concedido en 1449 a su padre por el rey Juan II. Finalmente, Diego y Gonzalo llegaron a un acuerdo con el duque, por el que los primeros renunciaban a sus derechos a cambio de 1 500 000 maravedíes.[43]

A pesar de ello, Diego de Herrera volverá a aparecer en una real cédula de 1468 como señor «de la Mar Menor de Bervería».[44]

En 1478 Diego de Herrera construye la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, en la costa occidental de África frente a Lanzarote, siendo la primera vez que se posesionaba la Corona de Castilla de un territorio de este continente.[45]

Fallecimiento

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Ruinas de la iglesia conventual de San Buenaventura de Betancuria, en Fuerteventura, donde fue enterrado Diego de Herrera a su muerte en 1485.

Diego de Herrera falleció en la isla de Fuerteventura el 22 de junio de 1485 de «una grande enfermedad» según Abréu Galindo, siendo enterrado en el convento franciscano de san Buenaventura de la villa de Betancuria.[46]

Gonzalo Argote de Molina, quien se había casado con Constanza de Herrera, tataranieta de Diego, hizo colocar una lápida conmemorativa sobre el sepulcro que incluía el siguiente epitafio:[46]

Aquí yace el generoso caballero Diego de Herrera, señor y conquistador de estas siete islas, y reino de gran Canaria y del mar Menor de Berbería; trece de la órden de Santiago, del consejo del rey D. Enrique 4º y de los señores reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel; veinte y cuatro de la ciudad de Sevilla; y fundador de este convento; hijo de los generosos señores Pedro García de Ferrera, Mariscal de Castilla, señor de la villa de Ampudia, y de la casa de Ayala, y su valle, Merino mayor de Guypuzcoa, del consejo del Rey, y de doña María de Ayala y Sarmiento, su muger. Rindió, é hizo vasallos suyos nueve reyes de Tenerife y dos de gran Canaria, pasó con sus armas á Berbería, y cautivó muchos moros; hizo en África el castillo de mar-pequeña, el cual sustentó y defendió contra el ejército de Jarife. Tuvo guerras á un mismo tiempo con tres naciones, portugueses, gentiles y moros, y de todas fué vencedor sin ayuda de ningún Rey. Casó con doña Inés Peraza de las Casas, señora de estas islas. Murió en veinte y dos de Junio de 1485.

Matrimonio y descendencia

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Como queda dicho, Diego contrajo matrimonio hacia 1448 en Sevilla con Inés Peraza, hija de Hernán Peraza el Viejo e Inés de las Casas, y heredera por tanto del señorío de Canarias. El matrimonio tuvo cinco hijos:[47][48][49]

  1. Pedro García de Herrera (c. 1449-1532), I señor de El Hierro, fue desheredado posteriormente por sus padres, casado en primeras nupcias con Antonio de Ribera y en segundas con María Lasso de la Vega. Con sucesión de este segundo enlace:
    1. Inés de Herrera, casada con Cristóbal de Montemayor, sobrino de la primera mujer de su padre. Con sucesión;
    2. Juan Peraza de Ayala, casado con Catalina Dumpiérrez. Con sucesión.
  2. Hernán Peraza el Joven (c. 1450-1488), I señor de La Gomera y II de El Hierro, casado con Beatriz de Bobadilla, con sucesión:
    1. Inés Peraza de Herrera (1483-1535), casada con el segundo adelantado mayor de las islas Canarias Pedro Fernández de Lugo, con sucesión;
    2. Guillén Peraza de Ayala (1484-1565), primer conde de La Gomera y III señor de El Hierro. Casado con su prima hermana María de Castilla. Con sucesión.
  3. Sancho de Herrera (c. 1452-1534), señor en parte de Lanzarote y Fuerteventura. Casado con Violante de Cervantes pero con sucesión solo de Catalina Dafia o Guadarfía, bisnieta de Luis de Guadarfía, último rey aborigen de Lanzarote:
    1. Constanza Sarmiento la Moza (¿?-1549), señora en parte de Lanzarote y Fuerteventura. Casó con Pedro Fernández de Saavedra el Mozo, hijo de su primo hermano Fernán Arias de Saavedra. Con sucesión.
  4. María de Ayala (¿?-¿?), señora en parte de Lanzarote y Fuerteventura, casada con el caballero portugués Diego de Silva, I conde de Portalegre. Con sucesión:
    1. João da Silva de Meneses (c. 1481-1551), II conde de Portalegre, casado con María de Meneses. Con sucesión;
    2. Miguel da Silva (¿?-1556), obispo de Viseu y cardenal;
    3. Inês de Ayala, casada con Pedro de Castro, III conde de Monsanto;
    4. Joana da Silva (¿?-1554), casada con António de Noronha, I conde de Linhares;
    5. Francisca da Silva, casada con João Gonçalves da Camara, capitán general de Madeira;
    6. Isabel da Silva, monja en el monasterio de Beja;
    7. Guiomar da Silva, igualmente monja en Beja;
    8. Filipa da Silva, monja en Santarém.
  5. Constanza Sarmiento (¿?-c. 1505),[50]​ señora en parte de Lanzarote y Fuerteventura, casada con Pedro Fernández de Saavedra, veinticuatro de Sevilla. Con sucesión:
    1. Fernán Arias de Saavedra (¿1479?-1545), señor de Fuerteventura, casado con María de Sosa, de la que se divorció. Con sucesión de relaciones extramatrimoniales;
    2. Sancho de Herrera el Mozo, provincial de la Santa Hermandad de Andalucía y veinticuatro de Sevilla. Contrajo matrimonio con Ana Mallart. Con sucesión;
    3. Fray Vicente Peraza (1489-1553), nacido como Guillén, dominico que llegó a ser obispo de Panamá;
    4. Inés Peraza (¿?-c. 1510), que falleció soltera;
    5. Juana de Mendoza, casada con Juan de Pineda, escribano mayor del cabildo de Sevilla;
    6. Sor María de Ayala, monja en Sevilla.

Genealogía

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Véase también

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  1. Según Juan de Abréu Galindo, Diego de Herrera tenía veintisiete años en 1443 cuando se casa con Inés Peraza, si bien esta última fecha es errónea pues el matrimonio tuvo lugar hacia 1448.[3][4]​ Sin embargo, el propio Abréu indica más adelante que al morir Diego en 1485 era «de edad de más de setenta años».[5]
  2. El parentesco entre Diego de Herrera y Juan Alonso Pérez de Guzmán, tercer conde de Niebla y primer duque de Medina Sidonia, provenía de ser hermanos el tatarabuelo de Diego, Fadrique Alfonso de Castilla, y el bisabuelo del duque, Enrique II de Castilla.[9]
  3. Para el investigador Cebrián Latasa, la veinticuatría la consiguió Diego el 11 de abril de 1472.[11]​ En diciembre de 1474 renuncia al oficio en favor de su hijo primogénito Pedro García de Herrera, pero solicitará su restitución en noviembre de 1477 tras la huida de la justicia de su hijo después de haber asesinado a su mujer. Finalmente la recibió en abril de 1478, cediéndola de inmediato a Diego de Susán, famoso judeoconverso padre de Susona.[12][13]
  4. Según algunos autores de los siglos XVI y XVII, Diego e Inés se hacían llamar reyes de las islas Canarias, y que a dicho título les hicieron renunciar los Reyes Católicos en 1477.[16][17]
  5. El lugar de Alcaría la Vaca había sido a su vez comprado en 1427 por Hernán Peraza el Viejo y su mujer Inés de las Casas a los hermanos Fernán y Gonzalo Fernández del Algaba, vecinos de Utrera, por precio de 32 000 maravedíes. Fernán del Algaba fue padre de Pedro del Algaba, futuro gobernador de Gran Canaria.[19]
  6. En 1432 Guillén de las Casas, señor de las islas al haber heredado parte de su padre y comprado el resto al II conde de Niebla Enrique de Guzmán, cedió a Maciot de Bethencourt, sobrino del conquistador Jean IV de Béthencourt, la isla de Lanzarote.[25]​ Posteriormente este la arrendó al infante portugués en 1448, lo que iba en contra de las cláusulas de la cesión de Guillén, quien se reservaba el derecho de tanteo y prohibía la enajenación a personas que no fueran vasallas de la Corona de Castilla. Los vecinos de Lanzarote terminan por expulsar a los portugueses en 1450, negándose luego a admitir a Hernán Peraza como señor, por lo que el rey ordena el secuestro.[23][24][26]

Referencias

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  1. Cebrián Latasa, 2003, pp. 265-270.
  2. Cebrián Latasa, 2003, pp. 266.
  3. a b c Abréu Galindo, 1848, pp. 65.
  4. a b Cebrián Latasa, 2003, pp. 269.
  5. Abréu Galindo, 1848, pp. 155.
  6. Abad Castro y Martín Ansón, 2016, p. 5-6; 64.
  7. Abad Castro y Martín Ansón, 2016, p. 35.
  8. a b c Abréu Galindo, 1848, pp. 64.
  9. Sánchez Saus, 2009, pp. 213.
  10. Ladero Quesada, 1977, pp. 146.
  11. a b Cebrián Latasa, 2003, pp. 267.
  12. Cebrián Latasa, 2003, pp. 267; 269.
  13. Ladero Quesada, 1977, pp. 163-164.
  14. Serra Ràfols y Rosa Olivera, 1953, pp. 182-183.
  15. Cebrián Latasa, 2003, pp. 267; 379.
  16. Morales Padrón, 1978, pp. 115.
  17. a b López de Gómara, 1979, pp. 317.
  18. Ladero Quesada, 1977, pp. 146-147.
  19. Ladero Quesada, 1977, pp. 143.
  20. Rubio Merino, 1982, pp. 253.
  21. Ladero Quesada, 1977, pp. 143; 147-148.
  22. Chil y Naranjo, 1880, pp. 543.
  23. a b Rumeu de Armas, 1978, pp. 65-66.
  24. a b Serra Ràfols, 1941, pp. 26-30.
  25. Peraza de Ayala, 1957, pp. 71.
  26. a b Rumeu de Armas, 1988, pp. 374.
  27. Chil y Naranjo, 1880, pp. 590-591.
  28. Álvarez Delgado, 1960, pp. 485.
  29. Sánchez Saus, 2009, pp. 214.
  30. Rumeu de Armas, 1975, pp. 71.
  31. Rumeu de Armas, 1988, pp. 384.
  32. Torres Campos, 1901, pp. 190.
  33. Rumeu de Armas, 1988, pp. 385.
  34. Abréu Galindo, 1848, pp. 67.
  35. Rumeu de Armas, 1978, pp. 38-39.
  36. Rumeu de Armas, 1978, pp. 48.
  37. Torres Campos, 1901, pp. 193.
  38. Rumeu de Armas, 1988, pp. 386-387.
  39. Rumeu de Armas, 1975, pp. 28; 84.
  40. Espinosa, 1952.
  41. López Alonso, Antonio M.: «La pesquisa de Cabitos», en Proyecto Tarha.
  42. Rumeu de Armas, 1975.
  43. Ladero Quesada, 1977, pp. 149-150.
  44. Rumeu de Armas, 1975, pp. 82.
  45. Rumeu de Armas, 1955, pp. 407-413.
  46. a b Abréu Galindo, 1848, pp. 155-156.
  47. Abréu Galindo, 1848, pp. 156.
  48. Cebrián Latasa, 2003, pp. 270.
  49. Peraza de Ayala, 1933, pp. 229.
  50. Fuentes Rebollo, 2002, pp. 245.

Bibliografía

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