Danza africana

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La expresión danza africana hace referencia principalmente a la danza en la porción de África al sur del Sahara, y a numerosos tipos de danzas africanas producto de las numerosas diferencias culturales en los estilos musicales y de movimiento. Estas danzas están muy relacionadas con las tradiciones musicales al sur de Sahara y el sentido del ritmo bantú. La danza africana utiliza el concepto de poliritmo y la articulación total del cuerpo.[1]​ Las danzas permiten interpretar patrones sociales y valores y ayudan a las personas a trabajar, madurar, rezar y criticar a miembros de la comunidad a la vez que contribuyen en la celebración de festivales y funerales, competencias, recitado de la historia, proverbios y poesía; y a acercarse a los dioses.[2]​ En general las danzas africanas promueven la participación, tomando parte los espectadores en la misma expresión artística. Con la excepción de algunas danzas espirituales religiosas o de iniciación, tradicionalmente no existen barreras entre los bailarines y el público. Incluso las danzas rituales a menudo poseen segmentos en los que el público participa.[3]

Bailarina en una fiesta en Canjambari, Guinea-Bissau, 1974

Características

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No existe una definición única de la danza africana: África, un continente muy vasto, es étnicamente y culturalmente uno de los más diversos del planeta. Aunque existen temas similares en las danzas propias de los numerosos países y regiones, cada una posee su historia, lenguaje, letra, orígenes, y propósito, aspectos que no pueden ser traducidos a otra danza de la misma cultura y mucho menos a otra danza de otra región del continente.

Sociedad

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Danza africana en Dakawa, Morogoro, Tanzania.

La danza tradicional en África es un elemento colectivo, que expresa la vida de la comunidad más que la de los individuos o parejas. Los primeros cronistas ya hacían notar la ausencia de bailes de parejas en proximidad: dicho tipo de expresiones era considerado inmoral por numerosas sociedades africanas tradicionales.[4]​ En todas las danzas que se practican al sur del Sahara parece no existir evidencia de patrones de danza de una pareja hombre-mujer previos a la era colonial cuando dicha práctica era considerada como una expresión poco digna.[5]​ Por ejemplo para el pueblo Yoruba, el tocarse durante el baile no es un elemento común excepto en circunstancias muy especiales.[6]​ La única danza con parejas de la tradición africana parecerían ser la Danza de la Botella del Pueblo Mankon en el noroeste de Camerún o la danza Assiko del pueblo Douala en la que danzan parejas que expresan la seducción de uno sobre el otro.

Por ejemplo los bailarines y percusionistas yoruba enfatizan el talento individual, expresando deseos de la comunidad, valores y una creatividad colectiva. A menudo las danzas están segregadas por género, reforzando los roles de los géneros en los niños y a menudo se refuerzan otras estructuras comunitarias tales como el parentesco, edad y estatus.[7]​ Muchas danzas son realizadas solo por hombres o mujeres, expresando sentimientos muy fuertes sobre lo que significa ser hombre o mujer y algunos tabúes estrictos sobre la interacción entre ellos. Las danzas celebran el pasaje de la niñez a la adultez o devoción espiritual.[8]​ Las jóvenes de los Lunda de Zambia practican durante meses en aislamiento para el ritual que marca su paso a la edad adulta. Los varones demuestran su energía mediante danzas muy violentas que permiten apreciar su salud y estado físico.[7]

Los bailarines y los percusionistas se toman muy en serio el aprender con minuciosidad las danzas en todos sus detalles. Los niños deben aprender las danzas tal como se les enseñan y sin incorporar modificaciones. La improvisación o nuevas variaciones solo son posibles una vez que se domina la danza, y habiendo recibido el reconocimiento de los espectadores y los ancianos de la tribu.[9]​ El "entrenamiento musical" en las sociedades africanas comienza al nacer con canciones de cuna, y continua cuando los pequeños son llevados en andas en las espaldas de sus padres tanto al trabajo como a festivales y otros eventos sociales. Tanto en las regiones occidentales como del centro de África los juegos de la niñez incluyen juegos que permiten desarrollar una comprensión por diversos ritmos.[10]​ Bodwich, un viajero europeo de principios del 1800, menciona que los músicos mantenían el ritmo en forma estricta, «y que los niños mueven sus cabezas o extremidades, mientras se encuentran en la espalda de sus madres, exactamente al ritmo de la música que se está ejecutando».[11]​ El batido de tres golpes o de dos golpes es escuchado en los rituales cotidianos y ayuda a desarrollar «una actitud bidimensional del ritmo».

El instrumento musical más utilizado en África es la voz humana.[12]​ Tradicionalmente pueblos nómadas como los masái no utilizan tambores, si bien en villas a todo lo largo y ancho del continente el sonido y el ritmo de los tambores expresan el ánimo de las personas. En una comunidad africana, juntarse respondiendo al batir de los tambores es una oportunidad para desarrollar un sentimiento de pertenencia y solidaridad, un tiempo para conectarse entre sí y ser parte del ritmo colectivo de la vida en el que los jóvenes y viejos, ricos y pobres, hombres y mujeres están todos invitados a contribuir a la sociedad.[13]

Los hombros, el pecho, la pelvis, los brazos y las piernas se pueden mover con los diferentes ritmos musicales. Los bailarines en Nigeria muchas veces combinan dos ritmos en sus movimientos, y en bailarines avezados es posible observar una conjunción de hasta tres ritmos. Solo en contadas ocasiones es posible ver a bailarines que entrelacen cuatro ritmos simultáneamente.[14]​ A veces agregan componentes rítmicos independientes de los que posee la música. Aun cuando a veces no se desplaza al cuerpo, es posible observar bailarines que realizan movimientos complejos.[15]​ Los bailarines son capaces de pasar de un ritmo a otro sin perder la gracia de sus movimientos.[16]

El batir de los tambores provee un texto lingüístico subyacente que guía el baile pero la mayoría del significado es aportado por los gestos y metalenguaje de los bailarines. La espontaneidad del baila crea una extemporalidad, pero no enfatiza ni promueve los egos individuales de los bailarines sino que sirve para preservar la comunidad y tender un puente que ayude a la interacción entre la audiencia y los bailarines.[17]

Danza Propósito País / Tribu de Origen
Adowa Ghana / Ashanti
Agbaja Ghana / Ewe
Agwara Cortejo Uganda / Alur
Akogo Cortejo Uganda / Iteso
Amaggunju Uganda / Buganda
Ambas-i-bay Celebración Camerún
Bakisiimba Celebración Uganda / Buganda
Bikutsi Celebración Camerún
Bwola Celebración Uganda / Acholi
Coupé-Décalé Celebración Costa de Marfil
Ding Ding Uganda / Acholi
Ekitaguriro Uganda / Banyankole
Ekizino Cortejo Uganda / Bakiga
Entog Gaze Uganda / etnia Lugbara
Entogoro Gaze Uganda / Banyoro, Batooro
Gombey Cosecha Senegal
Kete Ghana/ Ashanti
Kakilambe Ritual de fertilidad Guinea o Mali/etnia Baga
Kwassa kwassa Celebración Congo (RDC)
Lamban Celebración Guinea, Senegal, Mali
Larakaraka Cortejo Uganda / Acholi
Makossa Celebración Camerún
Mapouka Ceremonial Costa de Marfil
Mwaga Cortejo Uganda / Bagisu
Ndombolo (Soukous) Cortejo Congo (RDC)
Owaro Uganda / Samia-Bugwe
Runyege Celebración / Cortejo Uganda / Banyoro, Batooro
Sabar Celebración Senegal/ etnia Wolof
Sunu Casamiento Guinea, Mali / Mandinka
Tamenaibuga Amistad Uganda / Basoga
Zouglou Celebración Costa de Marfil

Bibliografía

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Referencias

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  1. Kariamu Welsh-Asante, African Dance, Chelsea House Publishers, 2004, p. 28. ISBN 0-7910-76415
  2. Jacqui Malone, Steppin' on the Blues, University of Illinois Press, 1996, p. 9. ISBN 0-252-022114
  3. Welsh-Asante (2004), African Dance, p. 35.
  4. Jacqui Malone (1996), Steppin' on the Blues, p. 16.
  5. Julie Malnig (ed.), Ballroom, Boogie, Shimmy Sham, Shake. A Social and Popular Dance Reader, p. 132. ISBN 978-0-252-03363-6; ISBN 978-0-252-07565-0
  6. Omofolabo S. Ajayi, Yoruba Dance - The Semiotics of Movement and Body Attitude in a Nigerian Culture, Africa World Press, 1998, p. 34. ISBN 0-86543-563-4 ISBN 0-86543-563-4
  7. a b Henry Louis Gates, Anthony Appiah (eds), Africana: The Encyclopedia of the African and African American Experience, Basic Civitas Books, 1999, p. 556. ISBN 0465000711
  8. Welsh-Asante (2004), African Dance, pp. 19, 21.
  9. Kariamu Welsh-Asante, Zimbabwe Dance, Africa World Press, Inc. 2000, p. 60. ISBN 0-86543-492-1
  10. Jacqui Malone (1996), Steppin' on the Blues, p. 21.
  11. Eileen Southern, The Music of Black Americans: A History, W. W. Norton & Company, 1997, p. 22. ISBN 0-393-02156-4
  12. Jacqui Malone (1996), Steppin' on the Blues, p. 17.
  13. Sebastian Bakare, The Drumbeat of Life, Geneva, Switzerland: WCC Publications, 1997.
  14. Jacqui Malone (1996), Steppin' on the Blues, p. 16.
  15. [1] Archivado el 8 de diciembre de 2007 en Wayback Machine.
  16. Welsh-Asante (2004), African Dance, p. 34.
  17. [2] Archivado el 7 de septiembre de 2008 en Wayback Machine.

Enlaces externos

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