José de Cupertino

fraile y santo italiano
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San José de Cupertino, o Copertino, (17 de junio de 1603 - 18 de septiembre de 1663) fue un fraile napolitano, santo de la Iglesia católica, de quien se dice que los fenómenos místicos de orden corporal alcanzaron un carácter notorio, en particular la levitación. Es considerado patrón de los viajeros en avión, los aviadores, los astronautas, las personas con discapacidad intelectual y los estudiantes en exámenes, esto último por las dificultades que debió atravesar en su etapa de estudiante.

San José de Cupertino, O.F.M. Conv.

Levitando junto a la Iglesia de Loreto.
Información personal
Nombre de nacimiento José María Desa
Nacimiento 17 de junio de 1603 Ver y modificar los datos en Wikidata
Copertino, Reino de Nápoles
Fallecimiento 18 de septiembre de 1663 (60 años)
Osimo (Italia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Marcas Ver y modificar los datos en Wikidata
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Fraile y religioso cristiano Ver y modificar los datos en Wikidata
Información religiosa
Beatificación 24 de febrero de 1753 por Benedicto XIV
Canonización 16 de julio de 1767 por Clemente XIII
Festividad 18 de septiembre
Venerado en Iglesia católica
Patronazgo Aviadores, astronautas, pasajeros aéreos, estudiantes a rendir exámenes.
Orden religiosa Orden de Frailes Menores Conventuales

En Madrid se puede encontrar y venerar su imagen en la Iglesia de San Salvador y San Nicolás, a la que acude un gran número de estudiantes en época de exámenes.

Biografía

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Primeros años

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José María Desa nació en Copertino, Lecce, el 17 de junio de 1603. Era el último hijo de Félix y Francisca Panaca. Educado cristianamente por su madre, a pesar de las dificultades económicas, paso rápidamente de los primeros estudios al trabajo, manifestando poco interés por ambos. Pronto despertó en él una atracción genuina por la vida religiosa.[1]

Así, a los 17 años pidió ser admitido como franciscano en la Orden de los frailes menores conventuales pero no lo logró por su escasa formación escolar. Perseverando en el ideal franciscano, intentó en vano entrar a los Hermanos menores reformados, y después, solicitó ser recibido por los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, asumiendo el nombre de Esteban de Cupertino, pero no logró terminar siquiera el año de noviciado, por lo que fue expulsado por ineptitud.[1]

Gracias a la ayuda de Juan Donato Caputo, un hombre conventual, ingresó como terciario y mandadero en el convento de Grotella de los padres franciscanos.[1]​ Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.

Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero en los exámenes no era capaz de responder. Llegaron los exámenes y Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: "Bendito el fruto de tu vientre, Jesús". Al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: «Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, será la que tenga que explicar». Y salió precisamente esa. En el examen definitivo, tras haber examinado el obispo a los primeros diez, quienes respondieron maravillosamente bien todas las preguntas, suspendió el examen diciendo: «¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?» y de esta manera aprobó los exámenes José de Cupertino. Todas estas circunstancias fueron interpretadas como providenciales.

En 1628 fue ordenado sacerdote en Poggiardo; durante 10 años ejerció el sacerdocio en Copertino, atrayendo pronto a multitudes de peregrinos.

Vida religiosa y mística

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Los estudios realizados sobre la vida de José de Cupertino señalaron reiteradamente que manifestó diversos fenómenos místicos de orden corporal.[1]​ Entró en éxtasis místico en numerosas ocasiones. Cuando estaba en tal estado su cuerpo perdía toda sensibilidad, no sentía nada, aunque lo pincharan con agujas, le dieran golpes con palos, o le acercaran a sus dedos velas encendidas.[2][3]​ Lo único que lo hacía volver en sí era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros diciéndoles: «Excúsenme por estos ataques de mareo que me dan».

De los estudios realizados durante el proceso de su canonización surgió que José de Cupertino estaba dotado con el don de la levitación,[4][5][Nota 1]​ siendo el primer santo en número de manifestaciones de dicho fenómeno. Se registraron más de setenta casos de levitación ocurridos solamente en la villa de Copertino o sus alrededores. En una época de su vida, llegaron a ser tan frecuentes estos fenómenos que sus superiores tuvieron que excluirle del cargo de hebdomadario en el coro, pues, contra su voluntad, interrumpía las ceremonias de la comunidad con sus vuelos cuando se encontraba en estado de éxtasis.

Muchos enemigos empezaron a decir que se trataba de meros inventos y lo acusaron de engañador. Fue enviado al superior general de los Franciscanos en Roma y luego frente al papa Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y, hablando con el papa, José de Cupertino entró de nuevo en éxtasis y levitó, siendo visto por el mismo Urbano VIII. El príncipe protestante Juan Federico, duque de Brunswick-Luneburgo, patrón de Leibniz, también vio las levitaciones y quedó tan impresionado por el fenómeno que se convirtió al catolicismo y mandó que su capilla fuera reconsagrada al modo católico y servida por frailes cartujos.[6][7]

Canonización

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Cuerpo de José de Cupertino, en la cripta de la basílica que lleva su nombre, en Osimo.

José de Cupertino fue beatificado el 24 de febrero de 1753, siendo papa Benedicto XIV. El 16 de julio de 1767 fue canonizado por el papa Clemente XIII. Su festividad se celebra el 18 de septiembre. Fue nombrado patrono de los cosmonautas por el don de la levitación, y de los estudiantes por las dificultades que debió atravesar en sus estudios.

En la cinematografía

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José de Copertino es el personaje central del filme de Edward Dmytryk El hombre que no quería ser santo (The Reluctant Saint, 1962), con guion escrito por John Fante y Joseph Petracca, e interpretado por Maximilian Schell.[8]​ También aparece como personaje en la trama de la película italiana C'era una volta con Sophia Loren y Omar Shariff. Leslie French es el actor que representa al fraile.[9]

  1. En el catolicismo se considera la levitación como un fenómeno no ordinario que consiste en que un cuerpo se levante sobre la tierra, manteniéndose en el aire sin apoyo natural. En la mística cristiana, recibe el nombre de éxtasis ascensional, y de marcha extática cuando el cuerpo parece desplazarse sin tocar el suelo. En los estudios realizados por los bolandistas se señalan testimonios de algunos casos de levitación en la historia del cristianismo: Francisco de Asís, Catalina de Siena, Felipe Neri, Pedro de Alcántara, Francisco Javier, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Esteban I de Hungría. Con todo, el caso de José de Cupertino es, sin dudas, el primero de todos por el carácter conspicuo de esta manifestación. Ver: Royo Marín, Antonio (1968). Teología de la perfección cristiana. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. 

Referencias

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  1. a b c d Pagano, S. (2000). «José de Cupertino». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G., eds. Diccionario de los Santos, volumen II. Madrid: San Pablo. pp. 1234-1235. ISBN 84-285-2259-6. 
  2. Royo Marín (1968). Teología de la perfección cristiana, p. 734: «La frecuencia (de éxtasis místico) en algunos fue grandísima. Para santa Magdalena de Pazzi, san Miguel de los Santos y san José de Cupertino, la vida no fue sino una serie continua de éxtasis. Pero en general se produce raras veces, y solo en almas muy adelantadas en la vida espiritual.»
  3. Giovetti, Paula (1995). Fenómenos paranormales. Bogotá: San Pablo. p. 116. ISBN 958-607-582-6. Consultado el 19 de septiembre de 2013. «[...] son famosísimas sus levitaciones, que siguen siendo las más espectaculares y mejor documentadas que se conozcan. Cuando iba en éxtasis, [...] parecía perder totalmente peso y realizaba en la iglesia «vuelos» a los que asistía todo el pueblo; en este estado demostraba, además, completa anestesia e insensibilidad al dolor, hasta el punto de no sentir siquiera las quemaduras». 
  4. Royo Marín (1968). Teología de la perfección cristiana, p. 949: «José de Cupertino es, sin disputa, el primero de todos en esta manifestación [...] En su proceso de canonización se registran más de setenta casos de levitación ocurridos sólo en la villa de Cupertino o sus alrededores; el número total fue mucho mayor.»
  5. Garrigou-Lagrange, Réginald (2003). Las tres edades de la vida interior. Madrid: Rialp. p. 1199. ISBN 84-8239-048-1. Consultado el 19 de septiembre de 2013. 
  6. Royo Marín (1968). Teología de la perfección cristiana, p. 949: «Fueron perfectamente vistos y comprobados por multitud de personas, entre ellas por el papa Urbano VIII y el príncipe protestante Juan Federico de Brunswick, quien quedó tan impresionado por el fenómeno que se convirtió al catolicismo.»
  7. Eire, Carlos M. N. (2009). «The Good, the Bad, and the Airborne: Levitation and the History of the Impossible in Early Modern Europe». En Plummer, Marjorie Elizabeth; Barnes, Robin, ed. Ideas and Cultural Margins in Early Modern Germany: Essays in Honor of H.C. Erik Midelfort. Surrey, Inglaterra: Ashgate Publishing Limited. pp. 318-319; 322. ISBN 978-0-7546-6568-7. «[...] apparently , this Lutheran had never doubted his faith, but now he felt compelled to renounce it [...] John Frederick of Saxe-Luneberg, the Lutheran prince converted by Joseph of Cupertino's levitations [...]». 
  8. IMDb, ed. (1990-2016). «The Reluctant Saint (1962)». Consultado el 11 de abril de 2016. 
  9. IMDb (ed.). «Y vivieron felices... (1967)- C'era una volta (original title)». Consultado el 19 de octubre de 2015. 

Bibliografía

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  • Pagano, S. (2000). «José de Cupertino». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G., eds. Diccionario de los Santos, volumen II. Madrid: San Pablo. pp. 1234-1235. ISBN 84-285-2259-6. 
  • Royo Marín, Antonio (1968). Teología de la perfección cristiana. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. 

Enlaces externos

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