Covachuela

diminutivo peyorativo de cueva

Covachuela, el diminutivo despectivo de cueva, es la denominación que se da a las habitaciones situadas en la planta del sótano, especialmente las ocupadas por una tienda o un despacho. Su uso, que enseguida se convirtió en peyorativo, se remonta a la España del siglo XVII, donde las oficinas de la Secretaría del Despacho estaban ubicadas en los sótanos del Alcázar de Madrid. Por extensión el término se usó para referirse a cualquier oficina ministerial, aunque no estuviera instalada en un sótano.

Allí trabajaban los covachuelistas, funcionarios «chupatintas» ingeniosamente criticados por la literatura de la época (Quevedo) y en los siglos siguientes (Diego de Torres Villarroel).[1]​ A ellos se refiere, retratando los comienzos del siglo XIX, Benito Pérez Galdós en sus novelas, muy en particular en El equipaje del rey José, primera novela de la segunda serie de los Episodios Nacionales, en la que uno de los principales personajes secundarios, Juan Bragas, luego denominado señor de Pipaón, empieza su carrera de medro y corrupción como humilde covachuelista:

«Juan Bragas [...] había resistido a las primeras escaseces de la vida cortesana, pescando al fin, por lo muy pedigüeño y sumiso, una pluma de ganso en las covachuelas. Juan Bragas era, pues, covachuelista, es decir, palote árido y enteco en el cual debía injertarse después la vigorosa rama del funcionario público.»
Galdós, El equipaje del rey José, cap. II.

Véase también

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Referencias

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  1. «Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la Corte». Archivado desde el original el 8 de diciembre de 2015. Consultado el 5 de diciembre de 2015.