Anexo:Controversias sobre la denominación de los elementos

Vanadio

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Vanadinita

El vanadio es el elemento cuyo número atómico es 23, y hace referencia a la diosa escandinava de la fertilidad, Freyja o Vanadis. Lo descubrió en 1801 el minerólogo hispano-mexicano Andrés Manuel del Río en la Ciudad de México, tras analizar una muestra de plomo pardo de Zimapán (hoy conocido como vanadinita) y originar formación de sales de gran variedad de colores, lo denominó pancromio (del griego, donde significa "todos los colores"). Posteriormente, se le cambió el nombre por el de eritronio (del griego "rojizo"), ya que las sales, al calentarse, tornaban a un color rojizo.

El químico francés Hippolyte Victor Collet-Descotils declaró que el elemento nuevo descubierto por del Río era una muestra impura de cromo y éste aceptó la declaración del químico tras conocer que su propio amigo Alexander Von Humboldt también lo respaldaba, a pesar de que, con el paso de los años, se verificó que se trataba de un error y realmente era un elemento químico nuevo.[1]

En 1831, Nils Gabriel Sefström, de Suecia, redescubrió el vanadio en una variedad de óxido mientras trabajaba con mineral de hierro. Fue quien le puso el nombre que actualmente tiene en honor a Vanadis o Freyja, cuyas características son la belleza y la fertilidad, debido a que los compuestos químicos que este elemento produce son de bellos colores.

Posteriormente, Friedrich Wöhler confirmó los trabajos anteriores realizados por Andrés Manuel del Río.[2]

George William Featherstonhaugh, uno de los primeros geólogos norteamericanos, sugirió que a este elemento se le diera el nombre de rionio, en honor a su verdadero descubridor, pero esta sugerencia nunca se tomó en cuenta.[cita requerida]

Niobio y tantalio

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Pirocloro

En 1801 Charles Hatchett descubrió un nuevo elemento químico al que denominó columbio y cuyo símbolo es Cb[3]​ en honor al descubridor (Cristóbal Colón) de su continente, América.

El nuevo elemento de número atómico 41, fue hallado en una muestra mineral de pirocloro.

Sin embargo William Hyde Wollaston en 1802 declaró que el columbio es el mismo elemento que el tantalio, descubierto ese año por Anders Gustaf Ekeberg, así, la comunidad científica no reconoció el nuevo hallazgo de Hatchett.[4]

En 1846 Heinrich Rose descubrió que el mineral tantalita además de contener tantalio contenía un nuevo elemento químico al que denominó niobio, nombre que puso en honor a Níobe hija de Tántalo.

Tras muchos análisis se concluyó que el niobio y el columbio son un mismo elemento químico. Desde 1950 la IUPAC lo denominó oficialmente como niobio, tras un largo proceso de controversias que duró casi un siglo,[5]​ aunque actualmente, en círculos mineralógicos se sigue utilizando el nombre de este metal con su nombre original y no con el nombre oficial IUPAC.[6][7][8][9]

Tungsteno o wolframio

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El elemento químico 74 es denominado de dos maneras diferentes: tungsteno y wolframio (también volframio).

Del mineral wolframita, compuesto químicamente por una proporción iónica de calcio, wolframio y cuatro partes de oxígeno, fue donde se descubrió originariamente este elemento químico, y de ahí su nombre, adoptado por la IUPAC en su 15.ª conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949.[10]

 
Wolframita

No obstante, en 1758 Axel Fredrik Cronstedt lo denominó como tungsteno, que significa en sueco "piedra pesada" en alusión al mineral que lo contiene. Esto hizo que en el mundo anglosajón fuese adoptado el nombre de Tungsten en detrimento de Wolframium a pesar de que el símbolo químico es W. En 1950, la IUPAC aceptó el nombre tungsteno en lugar de wolframio (en deferencia al uso norteamericano)[5][7][8]​ como parte del compromiso de nombrar niobio (elemento 41) en lugar de columbio (en deferencia al uso europeo).[5][8]

El nombre wolframio fue suprimido en favor de tungsteno en la Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005. Los miembros hispanohablantes de la IUPAC, entre otros, han impugnado esta recomendación y abogan por la adopción del nombre de Wolfram en inglés y su correspondiente wolframio o volframio en español, de acuerdo con el símbolo químico que lo representa W.

Iterbio y lutecio

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La gadolinita, mineral descubierto en 1800 por Johan Gadolin al que puso su nombre, estaba compuesta por tierras raras ricas en elementos lantánidos.

Concretamente, a estas tierras las denominaron tierras raras de érbia por estar cerca de la ciudad sueca de Ytterby, aquí fueron descubiertos los elementos erbio, iterbio, terbio, lutecio, cerio y el propio gadolinio. Las tierras raras de érbia fueron estudiadas por el químico suizo Jean Charles Galissard de Marignac en 1878 extrayendo iterbio de lo que se suponía que era óxido de erbio puro.[11]

 
Gadolinita

Posteriormente en 1907, el químico francés Georges Urbain encontró asociado otro elemento químico, de número atómico 71, al que denominó lutecio en honor a Lutecia, el nombre que recibió la ciudad de París en tiempos de Roma, elemento que aisló a partir de la tierra rara de érbia.

Urbain denominó neoiterbia al elemento 70 y lutecia al elemento 71. Independientemente, Carl Auer von Welsbach también hizo este mismo descubrimiento, denominando a ambos elementos aldebaranio y casiopio respectivamente.

Aldebaranio fue llamado así en honor a la estrella Aldebarán de la constelación del Toro y Casiopio, en honor a la constelación de Casiopea.

En 1909 la Comisión de la Masa Atómica, responsable en la atribución de nombres a los nuevos elementos químicos descubiertos, denominó al elemento 70 como iterbio y al elemento 71 como lutecio.[12]​ Tras reconocer los nombres puestos por Urbain, el neoiterbio fue denominado iterbio y hasta la década de 1950 en círculos científicos alemanes seguían denominando casiopeo al elemento lutecio, hasta que en 1949 fue oficialmente aceptado.[13]

La guerra de los elementos transférmicos

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Los elementos transférmicos (con Z>100) son sintetizados artificialmente y a medida que se descubren, se van situando de izquierda a derecha en las casillas marcadas del séptimo periodo y probablemente, sucederá lo mismo en un periodo ulterior.

Los nombres de los elementos químicos 104 a 118 han sido objeto de una gran controversia que comenzó en los años 1960 y terminó finalmente en 1997.

Por convención, los descubridores de un elemento químico eran quienes elegían el nombre del nuevo elemento. Esto trajo problemas cuando varios grupos reivindicaron simultáneamente el descubrimiento de un nuevo elemento.

Los tres grupos que entraron en conflicto por el nombre de los elementos fueron:

Einstenio, fermio y seaborgio

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Estos elementos químicos, en su denominación, tienen en común que han sido designados en honor de los científicos Albert Einstein, Enrico Fermi y Glenn T. Seaborg mientras aún estaban vivos, contraviniendo una de las normas de la comisión de la IUPAC, que prohibía designar nombres de científicos vivos.

La Guerra Fría hizo que tanto el einstenio como el fermio no entrasen en polémica y los nombres pudieron conservarse, pues cuando se anunció su descubrimiento, ambos ya habían fallecido y entonces no fueron objeto de reclamación.

En cambio, el seaborgio si tuvo mucha polémica, pues los colaboradores de este laureado químico estadounidense reclamaron para el elemento 106 su nombre, reconociendo de esta manera su participación en el descubrimiento de varios elementos actínidos.

Mientras, la IUPAC adoptó temporalmente el nombre de unnilhexio (Unh) conforme a las reglas sistemáticas para denominar a los elementos químicos.

En 1994, un comité de la IUPAC recomendó nombrar al elemento 106 como rutherfordium al adaptarse a la regla de que ningún elemento químico puede ser nombrado en honor a persona viva alguna.[14]​ Esta regla fue firmemente objetada por la Sociedad Americana de Química, pues ya hubo precedentes con el einstenio y el fermio. Entonces, el nombre rutherfordio fue asignado al unnilquadio, de número atómico 104.

En 1997, conforme al compromiso de resolver la polémica que existía en torno a los nombres de los elementos 104 a 108, el nombre de seaborgium fue reconocido internacionalmente para el elemento 106.[15]

Elemento 104: unnilcuadio → rutherfordio

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Escudo de armas del primer barón Lord Rutherford de Nelson, el gran físico Ernest Rutherford, homenajeado con el nombre del elemento 104

En 1964 los rusos descubrieron un nuevo elemento químico, cuyo número atómico es 104.

Lo llamaron kurchatovio en honor a Kurchátov uno de los principales investigadores nucleares soviéticos en Dubna, debido a que fue el padre de la bomba atómica soviética. Este nombre fue ampliamente rechazado por la mayor parte de la comunidad científica internacional.

Posteriormente propusieron el nombre de dubnio en honor a la ciudad donde se encuentra ubicado el Instituto Central de Investigaciones Nucleares.

En 1994, la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada propuso que el unnilquadio fuese denominado definitivamente rutherfordio, dictaminando a favor de la proposición de los investigadores estadounidenses.

Elemento 105: unnilpentio → dubnio

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Cuando fue descubierto el unnilpentio por Georgi Fliórov entre 1967 y 1970, fue propuesto el nombre de nielsbohrio.

En 1970 Albert Ghiorso lo descubrió por parte estadounidense y propuso el nombre de hahnio en honor a Otto Hahn el científico de origen alemán, descubridor de la fisión nuclear y posterior científico de nacionalidad estadounidense, pero fue rechazada ampliamente por su pasado (estuvo a punto de conseguir la bomba atómica para ser usada por los nazis).

De esta forma, la candidatura del hahnio al ser rechazada no se podrá considerar para futuros elementos químicos a descubrir, según las reglas de nomenclatura.

En 1994, la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada consideró no fallar ni a favor de unos ni de otros, nombrando al unnilpentio como jolioto en honor a Joliot Curie, descubridor de la radiactividad artificial, nombre que no entusiasmó demasiado.

Posteriormente, en 1997, la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada propuso que el unnilpentio fuese denominado definitivamente dubnio, dictaminando a favor de la proposición de los investigadores soviéticos sobre el unnilquadio, pero teniendo en cuenta la candidatura de nielsbohrio para futuros descubrimientos.

Elemento 106: unnilhexio → seaborgio

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El derecho del grupo estadounidense a proponer un nombre al elemento 106 no había sido puesto en duda y por tanto debía ser este grupo quien eligiera el nombre del elemento.

Aunque la IUPAC consideró que el crédito del descubrimiento del elemento 106 debía compartirse entre Berkeley y Dubna, este último grupo no había propuesto ningún nombre.

Además muchos libros estadounidenses habían usado ya los nombres rutherfordio y hahnio para los elementos 104 y 105 respectivamente.

No obstante, aunque el nombre de rutherfordio fue respetado, el hahnio fue rechazado definitivamente al ser sustituido por dubnio.

La Sociedad Americana de Química (ACS, de American Chemical Society) se quejó de que estos nombres ahora designaran elementos distintos.

Para entonces, con Seaborg ya fallecido, era el momento de proponer el nombre de seaborgio para este elemento y así fue aceptado por la comunidad científica internacional.

Elemento 107: unnilseptio → bohrio

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Fue sintetizado e identificado sin ambigüedad en 1981 por un equipo de Darmstadt, (Alemania) dirigido por P. Armbruster y G. Müzenberg.

Por otro lado, ya en 1976 el grupo de Dubna bajo la dirección de Yuri Organessian ya habían usado la reacción para producir este elemento.

Los rusos tenían propuesto anteriormente el nombre de nielsbohrio, pero los alemanes propusieron simplificar ese nombre en Bohrio en honor al mismo científico danés Niels Bohr que ambos equipos propusieron.

Elemento 108: unniloctio → hasio

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El Hasio fue sintetizado por primera vez en 1984 por el grupo de investigación alemán Gesellschaft für Schwerionenforschung localizado en Darmstadt. El nombre hassio propuesto por el grupo se debe al estado alemán de Hesse en el que se encuentra el GSI.

En 1994 la IUPAC recomendó el nombre hahnio para el elemento 108, pero finalmente se adoptó internacionalmente el nombre hassio en 1997, debido al fuerte rechazo que se produjo en la comunidad científica internacional. En el caso de la denominación en español, fue suprimida la secuencia gráfica —ss— por ser ajena al sistema ortográfico del español.

Elemento 109: unnilennio → meitnerio

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Otto Hahn y Lise Meitner en el laboratorio

Cuando a Otto Hahn lo galardonaron con el Premio Nobel de Física en 1949, no consideraron la importante figura de la investigadora sueco-austriaca Lise Meitner y su papel en el descubrimiento de la fisión nuclear, cuando estuvo durante treinta años investigando junto a Hahn y ello fue debido por una cuestión de género.

Rechazado el nombre de hahnio en los elementos anteriores, finalmente cayó completamente su candidatura.

Los alemanes descubrieron el elemento 109 y propusieron el nombre de Meitnerio en honor a esta científica.

Elemento 116: ununhexio → livermorio

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Su nombre viene dado en honor al Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (Lawrence Livermore National Laboratory), en Livermore, California.

Aparece en diversas publicaciones y en internet el nombre de Nectariel, Nectarten o Nectarium con el símbolo Nc, pero no hay ninguna mención oficial a este respecto.

Por otro lado, los científicos rusos propusieron el nombre de Moscovio, pero la IUPAC declinó en favor de los estadounidenses.

Sumario

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Número atómico
del elemento
Nombre
sistemático
Propuesto por descubridor EE. UU. URSS / Rusia RFA / Alemania Suecia IUPAC Nombre final
23 Pancromio o Eritronio Rionio Vanadio Vanadio Vanadio
41 Columbio Columbio Niobio Niobio Niobio
70 Neoiterbia Aldebaranio Iterbio Iterbio
71 Lutecio Casiopio Lutecio Lutecio
104 Unnilquadio Kurchatovio Rutherfordio Kurchatovio Dubnio Rutherfordio
105 Unnilpentio Hahnio/Nielsbohrio Hahnio Nielsbohrio Joliotio Dubnio
106 Unnilhexio Seaborgio Seaborgio Rutherfordio Seaborgio
107 Unnilseptio Bohrio Nielsbohrio Bohrio Bohrio Bohrio
108 Unniloctio Hassio Hahnio Hassio Hassio Hassio
109 Unnilennio Meitnerio Hahnio Meitnerio Meitnerio Meitnerio
116 Ununhexio Livermorio Livermorio Moscovio Livermorio Livermorio

Véase también

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Referencias

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  1. Cintas, Pedro (2004). «The Road to Chemical Names and Eponyms: Discovery, Priority, and Credit». Angewandte Chemie International Edition 43 (44): 5888–5894. PMID 15376297. doi:10.1002/anie.200330074. 
  2. Sefström, Nils Gabriel (1831). «Ueber das Vanadin, ein neues Metall, gefunden im Stangeneisen von Eckersholm, einer Eisenhütte, die ihr Erz von Taberg in Småland bezieht». Annalen der Physik und Chemie (Anales de la Física y la Química) 97 (1): 43–49. Bibcode:1831AnP....97...43S. doi:10.1002/andp.18310970103. 
  3. Hatchett, Charles (1802). «Eigenschaften und chemisches Verhalten des von Charlesw Hatchett entdeckten neuen Metalls, Columbium». Annalen der Physik (Anales de la Física) (en alemán) 11 (5): 120-122. Bibcode:1802AnP....11..120H. doi:10.1002/andp.18020110507. 
  4. Wollaston, William Hyde (1809). «On the Identity of Columbium and Tantalum». Philosophical Transactions of the Royal Society of London 99 (0): 246-252. JSTOR 107264. doi:10.1098/rstl.1809.0017. 
  5. a b c Rayner-Canham, Geoff; Zheng, Zheng (2008). «Naming elements after scientists: an account of a controversy». Foundations of Chemistry (en inglés) (Dordrecht: Kluwer Academic) 10 (1): 13-18. ISSN 1386-4238. OCLC 682195848. S2CID 96082444. doi:10.1007/s10698-007-9042-1. 
  6. Clarke, F. W. (1914). «Columbium Versus Niobium». Science (en inglés) 39 (995): 139-140. Bibcode:1914Sci....39..139C. JSTOR 1640945. PMID 17780662. doi:10.1126/science.39.995.139. Archivado desde el original el 2 de junio de 2022. Consultado el 5 de septiembre de 2020. 
  7. a b Patel, Zh.; Khul'ka K. (2001). «Niobium for Steelmaking». Metallurgist (en inglés) (Dordrecht: Kluwer Academic) 45 (11–12): 477-480. ISSN 0026-0894. OCLC 196570670. S2CID 137569464. doi:10.1023/A:1014897029026. 
  8. a b c Norman N., Greenwood (2003). «Vanadium to dubnium: from confusion through clarity to complexity». Catalysis Today (en inglés) (Ámsterdam: Elsevier Science) 78 (1–4): 5-11. ISSN 0920-5861. OCLC 204672357. doi:10.1016/S0920-5861(02)00318-8. 
  9. «ASTM A572 / A572M-18, Standard Specification for High-Strength Low-Alloy Columbium-Vanadium Structural Steel» (en inglés). ASTM International, West Conshohocken. 2018. Archivado desde el original el 12 de febrero de 2020. Consultado el 12 de febrero de 2020. 
  10. Wolframio, sí; tungsteno, no, por Pascual Román Polo
  11. Emsley, John (2003). Nature's Building Blocks: An A–Z Guide to the Elements. Oxford University Press. p. 493. ISBN 978-0-19-850340-8. OCLC 51316128. 
  12. M. G., Urbain (1908). «Un nouvel élément, le lutécium, résultant du dédoublement de l'ytterbium de Marignac». Comptes rendus 145: 759-762. 
  13. Thyssen, Pieter; Binnemans, Koen; Shinohara, Hisanori; Saito, Yahachi; Gulay, Lubomir D.; Daszkiewicz, Marek; Yan, Chun-Hua; Yan, Zheng-Guan et al. (2011). Gschneider, Karl A., Jr.; Bünzli, Jean-Claude; Pecharsky, Vitalij K., eds. Handbook on the Physics and Chemistry of Rare Earths. Amsterdam, The Netherlands: Elsevier. p. 63. ISBN 978-0-444-53590-0. Consultado el 11 de febrero de 2012. 
  14. «Names and symbols of transfermium elements (IUPAC Recommendations 1994)». Pure and Applied Chemistry 66 (12): 2419. 1994. doi:10.1351/pac199466122419. 
  15. «Names and symbols of transfermium elements (IUPAC Recommendations 1997)». Pure and Applied Chemistry 69 (12): 2471. 1997. doi:10.1351/pac199769122471. 

Bibliografía

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  • Theodore Gray.Los elementos: Una exploración visual de los átomos que se conocen en el universo. Editorial Vox. ISBN 978-84-7153-973-1. Barcelona 2011
  • Hugh Aldersey-Williams.La tabla periódica. Editorial Ariel. ISBN 978-84-344-0597-4. Barcelona, enero de 2013.