Clemente Redko;[1]​ (ruso: Климент Редько; francés —vivió y expuso siete años en Francia—: Clément Redko[2][3]​ 15 (27) de octubre de 1897 - 18 de febrero de 1956)[4]​ fue un pintor - científico ruso-ucraniano, artista de vanguardia (constructivista, proyeccionista, suprematista ), y artista gráfico quien pintó en España, Francia y en la Unión Soviética.

Entre sus obras más importantes se encuentran ; Paisaje español y Nina (1927); Música (1919); Fábrica, y Velocidad (1923); Maternidad (1924); Vía férrea (1924); Océano Glacial Ártico (1925); Campo de Centeno (1926); El vencedor, Rue Croulebarbe, y Legumbres (1929).[1]

Biografía

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Clemente Redko nació la villa de Gakalupi, Imperio ruso (hoy en Polonia).[5]

Entre 1910 y 1914 estudió en la Escuela de Pintura de Iconos del Monasterio de las Cuevas de Kiev.

De 1914 a 1918 estudió en San Petersburgo. Viajó a Arjangel, Nueva Zembla y la Siberia polar.[nota 1]

En 1918-19 estudió en la Academia de Arte de Kiev (KKHI).

En 1919-20, Redko estudió en el taller de Aleksandra Ekster junto con los estudiantes Solomon Nikritin y Nina Genke-Meller. Durante ese época participó en la decoración de las calles de Kiev y Odesa para las festividades de la Revolución, en estilo abstracto junto con Ekster y Genke-Meller.

Entre 1920 y 1922 estudió pintura en los Talleres Técnicos y Artísticos Superiores de Moscú(Vjutemás) en la clase de Vasili Kandinski.

En 1922 participó en una exposición del Museo de Cultura Pictórica (MSCHK) de Moscú, junto con Kazimir Malevich, Nikritin y Alexander Tyshler. En el mismo año Redlko escribió su Manifiesto del Electroorganismo. Según la historiadora del arte Ada Ackerman, el electroorganismo de Clemente Redko sigue mal conocido o subestimado.[3]

De 1923 a 1924 Redko, junto con Nikritin, desarrolló sus teorías del electroorganismo y el luminismo. Redko inició una tendencia científica en el arte que denominó Electroorganismo como reacción al Constructivismo.

En 1926 realizó una exposición individual en Moscú.

Viajó a España, donde pintó su Paisaje español y se estableció en París[nota 2]​ de 1928 a 1935. Entre 1928 y 1930 realizó exposiciones individuales en París. Anatole de Monzie escribió el prefacio de la exposición de Clemente Redko de 1928.[2]

En 1933 realizó una exposición personal en Moscú. En 1941 trabajó en el diseño de carteles para la agencia de noticias TASS .

Redko murió en Moscú, sin ningún reconocimiento del régimen socialista.

Crítica

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Anatoli Lunacharski opinó que «la característica de Redko, es que, habiendo empezado con una pintura abstracta del género constructivo, ha pasado, mediante un trabajo perseverante y seguido, por una serie de formas de arte distintas, teniendo al mismo tiempo ante sí únicamente su determinada finalidad: lograr un realismo lleno de vida, pero haciendo la interpretación, por su estilo, orgánica y precisa de un modo particular.»[1]​ Por su parte, Andrés Salmón le comparó con Sandro Boticelli: «Un verdadero artista no es ni prisionero de su propio genio, y Redko desconfiaba como nadie de las trampas del laboratorio. Era hombre, y su modernismo no rehusaba la Naturaleza. La abordó en pleno abandono, y debió solamente a sus investigaciones anteriores el reproducir plásticamente, como sólo los poetas lo habían logrado antes que él, las vibraciones, las pulsaciones del campo en primavera... El estilo le arrastra en la composición idílica Campo de centeno (1926), que sin la austera organización de las verticales arquitectónicas, sólo habría sido una estampa sentimental..., y, naturalmente, hace pensar en la firme y tierna organización de un Botticelli.»[1]

Según la Colección del Museo Ruso San Petersburgo Málaga, Clemente Redko estuvo entre los rusos que mantuvieron un entusiasmo por lo visto, notablemente en sus pintura París y los parisinos.[6][7]

  1. "Estudió en San Petersburgo, y después de viajar de Arjangel a Nueva Zembla y Siberia polar"[1]
  2. "se trasladó a España y luego a Francia, estableciéndose en París"[1]

Referencias

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  1. a b c d e f «REDKO (Clemente)». Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana (Bilbao - Madrid - Barcelona: Espasa-Calpe). VII (Apéndice): 1396-1397. 1933. 
  2. a b Rose-Marie Stolberg (2021). «Art et politique dans l’entre-deux-guerres». Sociétés & Représentations (en francés) 51 (1). ISSN 1262-2966. doi:10.3917/sr.051.0243. «En mars 1928, Anatole de Monzie, président de la commission des Affaires russes, devenu ministre des Finances, rédige la préface de l’exposition de l’artiste russe Clément Redko». 
  3. a b Ada Ackerman (2009). «Vers de nouveaux rivages: l'avant-garde russe dans la collection Costakis du Musée national d'art contemporain de Thessalonique by Yves Kobry and Maria Tsantsanoglou». Revue des études slaves (en francés) 80 (3): 396. ISSN 0080-2557. Consultado el 31 de diciembre de 2024. «méconnues ou sous-estimées, telles que l'organicisme de Matjušin et de ses disciples, les Ender, ou l' électro-organisme de Clément Redko». 
  4. Costakis, Georgi (1989). The Russian and Soviet avant-garde: works from the collection of George Costakis. Montreal Museum of Fine Arts. p. 168. ISBN 2891921089. 
  5. Nana Shervashidze (2015). «Clement Redko». En Nadaraia, Nino, ed. Museum of Fine Arts Shalva Amiranasvili (en inglés) (Tbilisi): 174. «Clement Redko. 1897. Village Gakalupi, Poland - 1956. Moscow, Russia». 
  6. «REALISMO SOCIALISTA Y EL VIAJE INSPIRADOR EN EL MUSEO RUSO DE MÁLAGA». ars MAGAZINE. 10 de febrero de 2018. Consultado el 31 de diciembre de 2024. «En la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX los artistas rusos se sintieron en Rusia más libres, incluso recordando lo visto en viajes por otras latitudes europeas (Italia, Francia, Alemania o Suiza, entre otros), norte de África (Marruecos), algún país asiático (China) o Estados Unidos. Y así vemos Violetas de Niza (1902), una obra de Joseph Krachkovsky; París y los parisinos, (1920) de Clement Redko». 
  7. «LA MIRADA VIAJERA. ARTISTAS RUSOS ALREDEDOR DEL MUNDO». Colección del Museo Ruso San Petersburgo Málaga. 2018. Consultado el 31 de diciembre de 2024. «en las obras de muchos de ellos se mantiene el entusiasmo por lo que se vio, ya sea sólo violetas entre hojas verdes en un carro, como sucede con Joseph Krachkovsky (“Violetas de Niza”, 1902), París y los parisinos en Clement Redko (1920)».