Ciudad Blanca (Honduras)
La Ciudad Blanca", es un nombre popular acuñado a lo que se presume es un sitio arqueológico situado en el Departamento de Gracias a Dios en el oriente de la república de Honduras. La cultura popular lo ha conocido como una leyenda fantástica, luego como un mito de una civilización con esplendor que desapareció misteriosamente. Sin embargo, académicos nacionales como extranjeros por medio de sus aportes arqueológicos, están brindando respuestas desde la investigación académica. Desde 2017, se ha relacionado con un sitio con la numeración formal de 955, el nombre popular "Ciudad del Dios Mono" y el nombre formal "La Ciudad del Jaguar." Sin embargo, no es cierto que el lugar califica como ciudad aún sea un asentamiento precolonial ni que una "Ciudad Blanca" existió menos que correspondió a un lugar conocido.[1]
La Historia precolombina indica cuales eran las civilizaciones que habitaban lo que hoy es la república de Honduras. Si bien es cierto que al territorio conocido lo denominaban los nativos como Hibueras y otros Guaymuras; fue por medio de los conquistadores españoles, que le quedó el nombre Honduras. De los pueblos indígenas prehispánicos conocidos en el istmo centroamericano, los más notables fueron la cultura maya, los lencas, parlantes de lenguas misumalpas como los miskitos y los mayangnas (tawakha), o parlantes de lenguas chibchenses como los pech. La tenencia de la tierra indica cuales fueron sus naciones y territorios fronterizos, su organización de gobierno, lengua y hasta sus vestigios. Los españoles empezaron la conquista de América a partir de 1492, comenzando así las posesiones territoriales y sometimiento de los indígenas.
A partir de la colonización se emprendió también la exploración de aquellos sitios, que los oídos de los españoles escuchaban de parte de indígenas que en el nuevo continente se decía que existía la "Ciudad del Oro" o "la fuente de la vida eterna" mitología o realidad, fue buscada en Nueva Galicia (América del Norte), Nueva España, Nueva Granada y Reino de Tierra Firme, (América del Sur) y hasta en la América Insular, sin rastros algunos de tales sitios de los cuales se crearon leyendas fantásticas sobre los mismos, de acuerdo a cuantos exploradores y buscadores de tesoros perdían la vida en su afán por encontrarlos. Es así, que el Obispo de Trujillo[Nota 1] el español Cristóbal de Pedraza denominado el "Protector de Indios" comenzó su andadura por su jurisdicción territorial, conociendo los nativos y procurando que sus paisanos, no contínuasen en lo rentable que era el hacerlos esclavos. Pedraza envió sendas notas al Rey de España y asimismo a los altos mandos en América y Nueva España. Fue en una nota de esas, que el obispo mencionó haber estado en una ciudad indígena extraña y que sus edificios eran totalmente blancos, situada al oriente de Comayagua, dicho relato llegó a oídos de Hernán Cortés que se embarcó en la travesía de encontrarla por su cuenta. Finalmente, Cortés fracaso en el intento, como otros muchos y es así como nació la Leyenda de la Ciudad Blanca o Ciudad del Dios Mono.
Historia
editarLa Ciudad Blanca, es un asentamiento mítico o legendario que se encuentra en el territorio de Mosquitia. Esta extensa zona de bosque tropical, que incluye la Reserva de la biosfera de Río Plátano, ha sido durante mucho tiempo el tema de diversas investigaciones multidisciplinarias. Los arqueólogos se refieren a "La Ciudad Blanca" como una parte de la zona Istmo - colombiana de las Américas, en que las lenguas indígenas predominantes, incluyen los de las familias Chibchas y Misumalpan. Debido a las muchas variantes de la historia de la región Centroamericana, la mayoría de los arqueólogos dudaban hasta que se encontro en 2012 e una ciudad de la era precolombina se encuentra realmente en esta zona selvática.
Primeras menciones
editarEl conquistador español Hernán Cortés informó haber escuchado una información "fiable" sobre una región con "ciudades y pueblos" de riqueza extrema en lo que hoy es Honduras. Cortés envió exploradores y personalmente hizo la travesía, pero nunca encontró dichas ciudades. En 1927, el aviador Charles Lindbergh dijo haber visto una "ciudad blanca ", mientras volaba sobre el este de Honduras.[2]
La primera mención conocida por un académico de las ruinas y bajo el nombre de Ciudad Blanca (White City) fue de Eduard Consemius, un etnógrafo originario de Luxemburgo: en 1927, en su informe sobre los "Pech de Honduras" a la Sociedad de Americanistas, dijo que las ruinas de una ciudad perdida fueron encontradas, unos veinticinco años antes que él, por alguien que buscaba árboles de caucho y que se perdió en la zona entre el río Paulaya y el Río Plátano. Dijo que se llamaba la "Ciudad Blanca" debido a que sus edificios y una pared a su alrededor eran de piedra blanca.[3]
En 1939, el aventurero Theodore Morde afirmó haber encontrado la "Ciudad del Dios Mono". Sin embargo, nunca proporcionó una ubicación precisa para ello, y fuentes posteriores equiparan su versión con la ubicación de la "Ciudad Blanca". Morde murió antes de regresar a la región para llevar a cabo una exploración más profunda. Más tarde el explorador Tibor Sekelj buscó la Ciudad Blanca en 1952, en una pequeña expedición, sin éxito y que fue financiada por el Ministerio de Cultura de Honduras.
El interés sobre la "Ciudad Blanca" creció en la década de 1990, como numerosos exploradores y arqueólogos buscaron en la zona, la noticia fue una crónica en los medios populares. En 2009, el autor Christopher Stewart trató de seguir los pasos de Morde con la ayuda del arqueólogo Christopher Begley. Su libro sobre la búsqueda, Jungleland, fue publicado en 2013. En mayo de 2012, los comunicados de prensa emitidos por un equipo dirigido por el documentalista Steve Elkins y por el Gobierno de Honduras acerca de la exploración teledetección mediante LIDAR renovarón el interés en la leyenda, y la noticia en los medios de comunicación afirmó que se había encontrado La Ciudad Blanca. La asociación fue criticada rápidamente por la Universidad de California en Berkeley, propiamente por el arqueólogo Rosemary Joyce, que la tildo como "bombo".[4] El descubrimiento de La Ciudad Blanca fue afirmado por los medios de comunicación nuevamente, después de un trabajo de campo adicional en 2015,[5] pero este trabajo también se ha reunido con fuertes críticas.[6][7]
Más de 200 sitios arqueológicos han sido descubiertos y documentados en la Mosquitia, en el siglo pasado (XX) y catalogados tanto por aficionados y profesionales que han buscado en la zona, con las muestras recolectadas se supone que los restos de construcción se encuentran entre el periodo de 800 a 1250 d. C.[8] Sin embargo, sólo unos pocos han sido asignadas de forma sistemática y científicamente para su minuciosa investigación, hasta el momento. La leyenda de la Ciudad Blanca, es un elemento popular del folclore en la república de Honduras, y que ha sido objeto de múltiples películas, programas de televisión, libros, artículos, etc. En el 2010 el gobierno de Honduras inauguró una ruta de ecoturismo para tomar ventaja de su popularidad llamada Ruta "Kao Kamasa" (Ruta más el nombre Pech de la Ciudad Blanca) entre Santa María de Bienes (Escamilpa en el período de la conquista), en el Departamento de Olancho y pasando por los pueblos Pech y la ciudad de Dulce Nombre de Culmí, ya sea a la entrada sur del Río Plátano de la Biosfera o al parque nacional Sierra de Agalta o la propuesta Malacate Montaña "Wildlife Preserve" en el municipio o condado de Culmí, Departamento de Olancho.
La Ciudad Blanca se dice que se encuentra en La Mosquitia, según se informa en o cerca de la Reserva de la biosfera de Río Plátano, una región catalogada como Patrimonio de la Humanidad protegida ubicada en los departamentos de Gracias a Dios, Colón y Olancho, lugar que los arqueólogos llaman el Área Istmo-colombo. La Mosquitia, con un territorio de 32.000 millas cuadradas con tramos de bosque denso y que abarca la frontera entre Honduras y Nicaragua. La ecología de esta región es principalmente un hábitat selva tropical, aunque algunas partes son la sabana.[9] La Mosquitia está ocupado por varias diferentes pueblos indígenas, incluyendo los Pech, Miskitos, zambos mosquitos y Tawakha, así como las poblaciones mestizas y las de Europa y el Este y de ascendencia del sur de Asia. Todos estos grupos hablan su propio idioma, pero los informes de la época colonial también mencionan "Mexicano" (presumiblemente náhuatl) y/o variantes de Lenguas lencas (Colo, Ulúa, Lenca) en la zona este Taguzgalpa de Trujillo.[10]
El Pech (en su momento sucesivo, Paya) "rastreando su ascendencia a Chilmeca en las cabeceras del río Plátano, cerca de la legendaria y perdida Ciudad Blanca"[11]. En el pasado, otro grupo de indios conocidos por los miskitos, como el Rah, eran muy belicosos y hasta caníbales, vivían en la zona.[12] La Reserva de la Biosfera del Río Plátano se declaró en 1980 como la zona protegida natural más grande que incluye toda el área decretada en 1961 por el Congreso de Honduras, ante la sugerencia del fabricante de Honduras de 1954 Mapa general del Dr. Jesús Aguilar Paz como el Área protegida de Ciudad Blanca. La disputa fronteriza entre Honduras y Nicaragua, solamente se decidió en 1960 en el Tribunal Internacional de La Haya. Aguilar Paz había incluido en su mapa de la República de Honduras, un lugar llamado "Ciudad Blanca" con un signo de interrogación.[13] El nombre Pech indio de la ruina es Kao Kamasa (Casa Blanca en inglés, la Casa Blanca, en español)[14] y el Dr. Aguilar Paz, que también era un geógrafo hondureño señaló también incluyó Casa Blanca como un nombre de lugar cerca de su sitio de Ciudad Blanca.[15]
Los díceres populares sobre la "Ciudad Blanca" afirman que era una ciudad de gran riqueza, asociado con la ciudad o Provincia de Taguzgalpa al este de Trujillo y que los españoles en repetidas ocasiones trataron de conquistar, pero no pudieron por diversos motivos.[16] Los pueblos indígenas, como la Pech, tawahkas y miskitos hablan de una ciudad, a la que no se puede acceder, o si la gente normal entra no podrían tomar nada fuera de él, y si ellos dicen donde está ubicado, serán castigados. En algunas versiones, se asegura ser el escondite de las deidades que se retiraron de los invasores españoles.[17] Algunas aseguran que "La Ciudad Blanca" incluye en alusiones a una leyenda similar a El Dorado, un lugar imaginario en América del Sur.[18][19][20][21][9] situado en Honduras, la era colonial española tenía una mina de oro ubicada entre los ríos Sico Paulaya y en un área llamada el Dorado, en la época colonial.[22]
El origen exacto de la legendaría Ciudad Blanca no está claro. El conquistador español Hernán Cortés cita a menudo como la primera referencia a la cronología histórica de la conquista de Centroamérica, pero que en realidad nunca mencionó una "ciudad blanca" y sus referencias geográficas son vagas. Begley sugiere que algunos elementos de la leyenda, probablemente se originaron con preexistentes historias Pech y Tawahka, y que éstas, se confunden con fábulas españolas de la época de la conquista española.[9][23]
Alrededor de 1520, Cortés recibió lo que él considera como "informes fidedignos de provincias muy extensas y ricas, y que los jefes son poderosos gobernantes".[24] Por ejemplo, Cortés hizo preguntas acerca de un lugar llamado Hueitlapatlán (literalmente "Vieja Tierra" de "Tierra Roja" en Nahua),[25] también conocida como Xucutaco (escrito Axucutaco en una copia de las cartas de Cortés) durante seis años.[26][24] En 1526, escribió al Emperador español Carlos V, donde detalla lo que había aprendido. "Tan maravilloso son los informes acerca de esta provincia en particular", escribió, "que incluso permitiendo en gran medida por la exageración, que superará México en las riquezas, e igual que en el tamaño de sus ciudades y pueblos, la densidad de su población, y la cultura de sus habitantes."[24] De acuerdo con Cortés, este lugar estaba situado "entre cincuenta y sesenta leguas" (alrededor de 130 a 155 millas/210 hasta 250 km) de Trujillo.[24] A pesar de que a menudo se supone que Cortés y otros conquistadores buscaron ella, no hay constancia de tales intentos y nunca fue localizado la aludida ciudad.[17][27] Los españoles asentados en Trujillo infectaron fuertemente a los indios de la zona de Ciudad Blanca a través de epidemias contra las cuales no tenían defensas, como la peste bubónica (peste) y la viruela (viruela),[28] a través de la captura de 150.000 indios que se envían desde Trujillo a ser esclavos en las islas del Caribe de Santo Domingo y Cuba, donde por 1545 todos menos 11 habían muerto y más tarde envió el último de sus 300 encomienda indios para proteger la fortaleza de Santo Tomás Guatemala en 1645,[29][30] y cuando a los indios fueron utilizaron y obligados al trabajo por un corto tiempo en la década de 1530 en la extracción del oro en el Río Paulaya y Río Plátano y en el sitio de Xeo (ahora Feo), Colón, antes de que los indios Rah y miskitos y piratas europeos los obligaron a retirarse a Trujillo y 1645-1797 hasta el final a Sonaguera, Colón.[31][32][33]
Especulaciones del siglo XIX
editarLa publicación realizada por Lord Kingsborough en su nueve volúmenes de Antigüedades de México a partir de 1830 despertó gran interés en las culturas de la época precolombina tanto de México y Centroamérica, lo que contribuye a un legado de la especulación romántica sobre "ciudades perdidas" en América Latina que persiste hasta nuestros días.[34][35][36] En 1839, solo un año después de que Honduras se convirtiera en un Estado independiente y soberano, el abogado, explorador y escritor de viajes John Lloyd Stephens visitó los restos de Copán, un sitio maya en Honduras, así como las hay en decenas de ruinas localizadas en América Central y México. Cuando describió sus descubrimientos en el best-seller de dos volúmenes, "Incidentes de Viajes y Turismo en América Central, Chiapas y Yucatán, con ilustraciones de su compañero Frederick Catherwood, la imaginación del público lector se encendió. Sin embargo, los primeros estudiosos tendían a ignorar se llevó a cabo las culturas de la región desafiante Mosquitia con muy poca exploración en esa época. Aun así, los rumores de ciudades perdidas persistieron.[18]
En los Estados Unidos, la especulación sobre tribus perdidas y otras conexiones entre la Biblia y el continente americano, especialmente en lo que se relata en el Libro de Mormón, y la popularidad del género mundo perdido de la literatura fantástica, encendió la imaginación del público. Muchas personas presumen bajo el Destino Manifiesto que las ruinas de México y Centroamérica serían finalmente propiedad de los Estados Unidos.[34] El rey miskito y el general Thomas Lawrie firmaron un tratado de paz, amistad y de asistencia mutua con el gobierno de Honduras en 1845, poniendo fin a más de tres siglos de guerra entre el Reino de los indios miskitos, que incluía el área de Ciudad Blanca y los hondureños.[37][38] Al año siguiente, la hermana del rey miskito, Ana Frederica como regente, firmó un tratado de paz con el gobierno de Nicaragua. En 1860 el gobierno de Honduras y Gran Bretaña firmaron un tratado de convertir la Mosquitia hondureña al gobierno hondureño "donde la frontera podría ser con Nicaragua"[39] y Gran Bretaña también firmó un tratado similar con los nicaragüenses. Sin embargo, el control de Honduras siguió siendo mínima en la zona, y la decisión real de que el área de Ciudad Blanca en realidad aún pertenecía al gobierno de Honduras no se hizo hasta 1960, después de una breve guerra fronteriza principiada en 1958 y no fue hasta 1959 donde sucedería la conocida como "Guerra de Mocorón".
Exploraciones en el siglo XX
editarDurante la Primera Guerra Mundial, el arqueólogo Sylvanus Morley bajo órdenes de la Oficina de Inteligencia Naval, llevaría a cabo un estudio arqueológico y de reconocimiento de los ríos de la costa de la Mosquitia.[40] Mientras algunos creían de primera mención sobre la "Ciudad Blanca" otros como la versión hecha por el piloto Charles Lindbergh, quien se dice que ha informado de las ruinas que vio mientras volaba sobre Honduras en 1927. Sin embargo, el autor Jason Colavito señala: "Por lo que yo sé de 1927 la reclamación de Lindbergh es donde muchos creen que el nombre de Ciudad Blanca viene, pero incluso esto no es cierto ya que esta leyenda vio libro impreso en la década de 1950, unas tres décadas después de los hechos".[41] Lindbergh describe "una increíble metrópolis antigua."[42] Sin embargo, según Colavito, "La frase muy citada" un increíble metrópolis antiguas, "atribuido en el reciente libro Jungleland a Lindbergh, en realidad es la paráfrasis de otro autor de 1958 la reclamación de un tercer autor.[41] La primera mención de un académico de las ruinas bajo el nombre de Ciudad Blanca (White City) fue por un etnógrafo de Luxemburgo Eduard Conzemius en 1927 en su informe sobre los indios Paya de Honduras a la Sociedad de Americanistas donde dijo se habían encontrado las ruinas importantes cerca de 25 años antes, entre el río Paulaya y el río Plátano por alguien que busca caucho y perdido en la zona. Fue llamada la Ciudad Blanca debido a sus edificios y una pared a su alrededor eran de piedra blanca.[43]
En 1933, el arqueólogo Willim Duncan Strong un explorador de la Institución Smithsonian, realizó investigaciones en Honduras concentrándose en las Islas de la Bahía y parte del noreste del continente.[44] En su informe de 1935 sobre la expedición, informó que la famosa "Ciudad Blanca" o de la cultura Paya, residen en la región superior del Río Plátano, de acuerdo con "la tradición local oral".[45] según Strong, el historiador del arte Herbert Spinden, quien visitó la zona en 1925, "no describe ninguna ruina, pero menciona la aparición de cuencos de piedra con cabezas de animales y aves, y grandes metales y losas similares a los de Mercedes en Costa Rica".[45] También en 1933, el presidente hondureño Tiburcio Carías Andino patrocinó la primera expedición para el Museo Nacional de Honduras que el gobierno planeaba abrir,[46] para ello, debía explorar la Mosquitia y quiso recabar un estudio etnológico de los indígenas de los pueblos y de su modo de vida. El gobierno contacto con el fundador del Museo Indio Americano, George Gustav Heye para realizar el estudio. El explorador R. Stuart Murray estuvo a cargo para dirigir la expedición trayendo consigo unos cuantos artefactos. El rumor de que la zona tenía unos restos "grandes invadidas por jungla densa y que se encontraba presuntamente una ciudad perdida... Qué los indios llaman como la Ciudad del Dios de Mono",[47] en su informe mencionó "tenemos miedo de ir cerca él, miedo para ellos crea que cualquiera quién se lo acerca, dentro de un mes de exploración, o podría ser mordido por una culebra venenosa que le produjera la muerte". Un viaje de regreso para completar el estudio y buscar la ciudad estuvo preparándose en 1934, pero no encontró la disque ciudad.[48]
Doris Zemurray Stone, hija del presidente de la United Fruit Company señor Samuel Zemurray quien poseyó el Truxillo Ferrocarril qué transportaba cargas desde los ríos Sico y Paulaya en el borde del Ciudad Blanca, publicó su libro "La Arqueología de La Costa Del norte" en 1941, ofreciendo encuentros y relatos de sitios arqueológicos como una cueva en Catacamas, Olancho y restos de cerámica, que dejase a su paso por Río Tinto o Negro "el agua como una ofrenda al espíritu de agua (sirena en español)" y la convergencia con el río Paulaya en el área cercana a la mítica Ciudad Blanca. Stone mostró la cerámica con el singular patrón de puntos que muestra las olas y la espuma de mar similares al patrón encontrado en la cerámica Cholula del Periodo Clásico. "Ce Acalt Topiltzin Quetzalcoatl" refiriéndose a las grabaciones de textos de era colonial, sobre el sitio de "Tierra Negra y Roja" que podría referir al río Tinto en cuanto a la cerámica Negra y Roja, a pesar de que los Pech del área eran también famosos por pintar con rojo (achiote) y negro (Hollín azulaceo producto del humo debido a la quema de madera en fogones). [49][50][51] Después de 1940, los anuncios de haber encontrado la "La Ciudad Blanca" aparecieron con frecuencia en los periódicos de Honduras y de Estados Unidos.[52] Sin embargo, no se menciona el nombre de Ciudad Blanca hasta en el año 1941 en la obra "Archaeology of the North Coast of Honduras", una síntesis importante realizada en la región por la arqueóloga Doris Stone.[53]
Investigaciones Arqueológicas de Académicos Hondureños y Colaboradores Extranjeros previo al mapeo LIDAR.
En 1987, Jorge Salaverri clasificó la Reserva de la Biosfera del Río Plátano en tres áreas principales. La región norte, habitada por comunidades miskitas, garífunas y pech, se destaca por preservar numerosos valores culturales. La región central, considerada el corazón de la reserva, está completamente deshabitada, con un terreno irregular que alcanza altitudes de hasta 1,300 metros. Esta área alberga una selva tropical y una amplia diversidad de fauna hondureña. También incluye los rápidos del Río Plátano, misteriosas cuevas y antiguas ciudades ocultas. Por su parte, la región sur muestra signos de alteración debido a la colonización, caracterizada por bosques degradados de hoja ancha, extensas praderas, matorrales y áreas agrícolas. Esta región también contiene sitios arqueológicos importantes y de gran tamaño.
En 1985, una breve expedición británica llamada Operación Raleigh realizó un reconocimiento arqueológico en el corazón de los bosques húmedos de La Mosquitia, dentro de la Reserva del Río Plátano. A pesar de su corta duración, la expedición logró identificar sitios arqueológicos, incluyendo asentamientos con más de 200 estructuras aún en pie, algunas de las cuales alcanzan hasta 15 metros de altura y 100 metros de longitud.
Posteriormente, en 1987, arqueólogos del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) exploraron Las Crucitas, en el Río Aner, cerca de su confluencia con el Río Wampú, en la zona más al sur de la reserva. Este lugar está alejado del área previamente estudiada por los británicos. Durante esta visita, se crearon los primeros mapas detallados de los complejos arquitectónicos monumentales, comunes en el oriente de Honduras.
Los asentamientos a lo largo del Río Aner probablemente formaban parte de la misma red cultural que las comunidades ubicadas a lo largo del Río Plátano y el Río Paulaya. Esto sugiere que, en los 60 kilómetros que separan el Río Aner del área estudiada por la expedición británica, podrían descubrirse ruinas precolombinas similares. Según el IHAH, las características formales de estos asentamientos, las numerosas tallas de piedra, el nivel de organización arquitectónica y la significativa inversión de trabajo requerida para construir estos centros monumentales indican la existencia de una estructura política centralizada con una amplia influencia territorial y fuertes vínculos con las poblaciones mesoamericanas altamente desarrolladas del noroeste. Además, se cree que estos antiguos habitantes participaron en una red de comercio interregional con lazos comerciales que se extendían al menos hasta el Valle del Motagua en Guatemala[54]
¿Territorio Ancestral Pesh?
El análisis de las evidencias recopiladas ha llevado a proponer la existencia de un territorio ancestral que, debido a la continuidad histórica del pueblo Pesh en esa área hasta la actualidad, ha sido denominado como el "territorio continental Pesh".[55]
Estas áreas constituían las provincias de Papayeca (actualmente el departamento de Atlántida), Guaimura (actualmente el departamento de Islas de la Bahía) y Peicacura, actualmente los departamentos de Yoro y Olancho. [56]
En el siglo XVI, las fuentes indican que en la región nororiental de Honduras existían señoríos indígenas de origen Pesh, sobre los cuales se sumó una influencia reciente de pueblos nahuas provenientes de México, como los mexicas. El cacique o líder principal de una provincia gobernaba desde un centro político, conocido como la "cabecera", ejerciendo autoridad sobre un territorio que incluía varios centros subordinados, denominados pueblos sujetos.[57]
Las sociedades prehispánicas del centro-oriente y nororiente de Honduras producían artefactos de piedra en una escala masiva, los cuales destacan por a) su ubicuidad; b) su tamaño, aunque existen de todos los tamaños; c) la maestría en el tallado; d) la iconografía característica de los grabados, que alcanza un nivel casi estandarizado; e) la preferencia por formas específicas, como los metates trípodes y las vasijas cilíndricas.[57]
En la porción centroamericana del área colombiano-centroamericana, los grupos lingüísticos genealógicos presentes a la llegada de los españoles eran la familia Jicaque, la familia Chocó y el microfilo Lenmichí, que incluye la familia Lenca, la familia Misumalpa y el linaje Chibcha. En términos lingüísticos, las regiones centro-norte y nororiental de Honduras se enmarcan dentro de la subárea oriental del área lingüística colombiano-centroamericana, en la llamada Área Cultural Intermedia. [58]
En este espacio compartido con las lenguas Misumalpas se encuentra la única lengua verdaderamente Chibcha que se ha conservado en territorio hondureño. Sin embargo, el Pesh, al igual que las demás lenguas Chibchas, tiene una gran antigüedad en la región, y se estima que su separación del área nuclear Chibcha (Costa Rica, Panamá y el occidente de Colombia) ocurrió hace aproximadamente 6,700 años. [59]
Artefactos de Piedra Pulida, Valle de la Fortaleza y Ciudad Jaguar
Los artefactos de piedra pulida, representados en metates y vasijas de piedra en el antiguo territorio continental Pesh, sugieren la existencia de una comunidad que practicaba la cantería y el tallado de materias primas duras bajo un sistema de mentores y aprendices. [57]
En el oriente de Honduras se identifican dos tipos principales de metates. El primero es el tipo artesa o “lomo de tortuga,” elaborado con piedras de río mínimamente modificadas, además de pequeños morteros de acabado simple, generalmente de 5 cm de altura y entre 4 y 4.8 cm de diámetro, aunque se ha encontrado un ejemplar de 15 cm de altura en el río Plátano. El segundo es el metate trípode con lomo hundido, cuya superficie interior es ligeramente curvada y el plato tiene un espesor uniforme. Algunos de estos metates incluyen decoraciones como cabezas talladas de animales (reptiles, aves o felinos) y patrones geométricos en los laterales.[57]
Ciudad Jaguar (sitio 955).
El artículo de investigación “Identifying Ancient Settlement Patterns through LiDAR in the Mosquitia Region of Honduras” estableció en sus hallazgos que la región de estudio, denominada Valle de la Fortaleza, es una pequeña cuenca de 26 km² cerca de la biosfera del Río Plátano. Los investigadores argumentan que esta región fue ocupada por una red de 19 asentamientos organizados en una jerarquía de tres niveles, incluyendo uno que se caracteriza como una ciudad, la cual llamaron Ciudad del Jaguar (sitio 955). El Valle de la Fortaleza constituye una de las cuencas que forman las cabeceras del Río Pao y está rodeado por un gran anillo de montañas, lo que lo hace naturalmente fortificado.
Los investigadores también sostienen que todos los asentamientos identificados tienen uno o más montículos rectilíneos, compuestos de tierra, con un promedio de 30 x 12 m y 3 m de altura, junto con numerosos montículos circulares más pequeños de varios tamaños y formas, similares a otros en el noreste de Honduras [45,47,66,98–100].
Afirman que la Ciudad del Jaguar, también conocida como sitio 955, se caracteriza mejor como una ciudad debido a lo que refleja el LIDAR. Entre estas características están los altares, la escala general de las plazas, la presencia de una pirámide de tierra en el centro del sitio, las características únicas de los complejos de plazas, la diferenciación social reflejada en el tamaño y la ubicación de las bases de las edificaciones, especialmente las diferencias entre aquellas sobre montículos con plataformas en los bordes de las plazas y las ubicadas en las terrazas circundantes. [60]
Impacto cultural
editarLa leyenda de la Ciudad Blanca es ampliamente conocido en Honduras.[9] En junio de 2012, el diario hondureño El Heraldo contó con una serie de varios capítulos en la leyenda de la Ciudad Blanca y restos arqueológicos en la Reserva de la Biosfera del Río Plátano.[61]
En 2012, el cineasta hondureño Juan Carlos Fanconni dirigió El Xendra, una película largometraje de ciencia ficción filmado en Honduras. En la película, cuatro científicos experimentan una serie de eventos paranormales que les llevan a un lugar llamado Ciudad Blanca. El elenco incluyó a Juan Pablo Olyslager Muñoz ( Carlos ), Boris Barraza ( Doc ), Rocío Carranza ( Marcela ) y Fabián Sales ( Diego ).[62] La comercialización de la película en referencia al 2012 phenomenon un espacio situado entre el mes de enero de 2013, después de la supuesta fecha 21 de diciembre de 2012 o "Apocalipsis Maya".[63][64]
Jungleland
editarEn su libro de no ficción de 2013, titulado Jungleland, el periodista Christopher Stewart relata su exploración del hábitat o selva de Gracias a Dios en busca de la Ciudad Blanca. Begley ayudó a dirigir el viaje, que llevó a Stewart a un sitio arqueológico documentado previamente con la arquitectura monumental.[65] La historia llega a su clímax cuando Stewart y Begley llegan a las grandes ruinas, que pueden o no haber sido lo que Morde encontró. Se termina con una nota filosófica. El sitio no puede ser posiblemente la "Ciudad Blanca", Begley explica, "porque la ciudad blanca siempre debe perderse" por definición.[9]
Leyenda del Dios Mono o Legend of the Monkey God
editarEl 4 de octubre de 2015, el National Geographic (canal de televisión) estrenó Leyenda del Dios Mono, un documental sobre la búsqueda de director Steve Elkins para encontrar la Ciudad Blanca. Cuenta con entrevistas a Elkins y al autor Douglas Preston, que le acompañó a la expedición de 2015 en Honduras, así como con Stewart y al arqueólogo norteamericano John Hoopes, quien expresa su escepticismo sobre las interpretaciones.[66] El 31 de octubre de 2021, el Science Channel estreño Lost City of the Monkey God,[67] un documental producido por Bill Benenson y dirigido por Elkins. Cuenta con entrevistas a Elkins, Preston, Hoopes, el arqueólogo Christopher Fisher y la arqueóloga Rosemary Joyce.[68]
Cronología de exploraciones realizadas
editar- 1526 – Hernán Cortés escribe sobre Hueitapalan, una provincia "Los excesivas riquezas en México"
- 1544 – El obispo Cristóbal de Pedraza visita una ciudad deshabitada "Sin Comer plata ni Oro", informando el sitio del hallazgo.
- 1933 – El Arqueólogo William Duncan Strong explora la Mosquitia para El Smithsonian[69]
- 1940 – El explorador Theodore Morde asegura haber descubierto "La Ciudad Perdida del Dios Mono"[70]
- 1952 - Se realiza una expedición al lugar por parte del explorador Tibor Sekelj asimismo fu e financiado por el Ministerio de Cultura de Honduras.
- 1976 – David Zink y el arqueólogo Edwin M. Shook realizan un film de una expedición en las selvas de La Mosquitia.
- 1985 - Se realiza la Operación Raleigh[71]
- 1990 – El Geógrafo Peter Herlihy, cartografía la rivera de Biosfera del Río Plátano[72]
- 1993 – Los exploradores Jim Ewing y Ted Maschal (a.k.a. Ted Danger)[73]
- 1990 – El Arqueólogo Christopher Begley visita la región de La Mosquitia[74]
- 1998 – Francis Yakam-Simen, Edmond Nezry, James Ewing, y Ted Maschal aseguran encontrar la Ciudad Blanca, usando un Synthetic aperture radar (SAR)[75][76]
Es a partir de 2010 que se hace efectivo el interés por explorar dichos restos desconocidos en el sitio de "Ciudad Blanca" o Kaha Kamasa en lengua misquito.
En febrero de 2015, los científicios de la prestigiosa Sociedad y Revista National Geographic se hacen cargo del eventual hallazgo de una civilización perdida dentro de la zona selvática de la Mosquitía hondureña, dichos resultados fueron publicados en su revista de divulgación científica.[77]
El experto Christopher Fisher,[Nota 2] manifiesta en su discurso que la población que existió en el sitio pudo haberse establecido en esa zona entre los años 1000 y 1500 después de Cristo.[78]
El 13 de enero de 2016, son transportados 52 piezas del sitio arqueológico de "Ciudad Blanca" por avión hasta el aeródromo El Aguacate en Olancho, con el fin de ser estudiados minuciosamente por expertos.[79]
El sitio arqueológico de Ciudad Blanca, se divide en T1, T2 y T3 para estudiarse mejor sus restos en una zona posiblemente más grande que el sitio Maya de Copán[80]
Notas
editar- ↑ Trujillo, fue la primera capital conocida de lo que hoy es Honduras, es por ello que fue sede del Obispado hondureño, hasta su traslado a la ciudad de Comayagua por Jerónimo de Corella
- ↑ Christopher Fisher, arqueólogo experto en civilizaciones mesoamericanas, parte del equipo de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos de América.
Véase también
editarReferencias
editar- ↑ Begley, Christopher (2016). «The Lost White City of the Honduras: Discovered Again (and Again)». En Card, Jeb J.; Anderson, David S., eds. Lost City, Found Pyramid: Understanding Alternative Archaeologies and Pseudoscientific Practices (Tuscaloosa, Alabama: University of Alabama Press): 35-45.
- ↑ Colavito, Jason "On the Development of the Ciudad Blanca Myth" [1]
- ↑ Conzemius, Eduard (1927) "Los Indios Payas de Honduras, Estudio geografico, historico, etnografico y linguistico" in Journal de la Societé des Americanistes. Tome 19,p. 302
- ↑ Joyce, Rosemary "Good science, big hype, bad archaeology" [2]
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- ↑ Joyce, Rosemary There’s a Real Archaeological Surprise in Honduras…" [3]
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