Asesinatos de Tylenol de Chicago

Los asesinatos del Tylenol en Chicago
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Los crímenes del Tylenol comenzaron el 29 de septiembre de 1982 en el área metropolitana de Chicago. La prensa se refirió a estos crímenes como los crímenes Tylenol ya que todas las víctimas murieron luego de tomar cápsulas de paracetamol de la marca Tylenol, adulteradas por el asesino con cianuro de potasio.[1]​ Hubo un total de siete víctimas a las que podrían añadirse al menos dos más, asesinadas por alguien que intentó imitar al envenenador original (esto se conoce como efecto copycat).

Chicago Tylenol Murders
Lugar Chicago
Blanco Indefinido
Fecha Septiembre/Octubre de 1982
Tipo de ataque Envenenamiento.
Arma Cianuro
Muertos 12
Perpetrador Desconocido

El principal sospechoso durante la investigación fue el neoyorkino James William Lewis. La policía dio con Lewis luego de que enviara una carta a Johnson & Johnson en la que admitía ser el responsable y pedía 1 millón de dólares a cambio de no adulterar más cápsulas. A pesar de que Lewis fue finalmente arrestado y condenado por extorsión, no pudo encontrarse evidencia que lo vinculara a ninguno de los asesinatos.

Como respuesta a los crímenes Tylenol, se cambiaron los envoltorios de los medicamentos y se crearon leyes federales que prohíben y condenan la alteración de los mismos. La respuesta que Johnson & Johnson tuvo ante los crímenes Tylenol ha sido calificada generalmente en forma positiva.[2]

Incidentes

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El primer incidente ocurrió el 29 de septiembre de 1982 en la localidad de Elk Grove, Illinois. Mary Kellerman de doce años de edad tomó una cápsula Tylenol para calmar lo que parecía ser una gripe. Horas después de haberla tomado, Kellerman se descompensó en el baño de su casa y murió. Ese mismo día, en la localidad de Arlington Heights, a unas dos horas de distancia de Elk Grove, Adam Janus, de veintisiete años de edad, murió en el hospital luego de haber ingerido dos cápsulas Tylenol. Al día siguiente, su hermano Stanley y su cuñada Theresa llegaron a casa de Adam para acompañar y apoyar a la familia. Luego de experimentar un fuerte dolor de cabeza, Stanley y Theresa tomaron una cápsula Tylenol del mismo frasco que Adam. Stanley murió ese mismo día y Theresa dos días después. Durante los días siguientes, Mary McFarland de treinta y un años, Paula Prince, de treinta y cinco años, y Mary Reiner, de veintisiete años, murieron de forma similar luego de haber ingerido cápsulas Tylenol. Las tres mujeres eran también de localidades cercanas a las de las víctimas anteriores.[3][4][5]​ Una vez que se pudo encontrar un denominador común entre todas las víctimas, los investigadores examinaron las cápsulas que cada víctima había comprado. Las pruebas revelaron que todas las cápsulas contenían cianuro. Inmediatamente, se alertó a toda la población del área metropolitana de Chicago que evitara comprar cualquier producto de la marca Tylenol.

La policía descartó que el asesino trabajase en la planta de producción Tylenol ya que las muertes habían ocurrido solamente en el área metropolitana de Chicago. Si las cápsulas hubiesen sido adulteradas en la planta, habría habido casos en otros estados. Todo esto llevó a la policía a pensar que el asesino probablemente había comprado los frascos en distintos lugares para luego adulterarlos en su casa. Una vez agregado el cianuro en las cápsulas, el asesino regresó a cada una de las tiendas y volvió a colocar los frascos en los escaparates. Esto era algo relativamente fácil de hacer ya que las cápsulas Tylenol eran y continúan siendo un medicamento de venta sin receta. Además de los frascos encontrados en las casas de las víctimas, días después se encontraron otros frascos adulterados en otras tiendas de Chicago.

Para tratar de tranquilizar a la población, Johnson & Johnson detuvo la producción y publicidad de Tylenol. El 5 de octubre de 1982, la compañía emitió un decreto para que se retirasen todos los productos Tylenol de las tiendas de todo el país. También se aconsejó a la población que evitara consumir cualquier medicamento que tuviese paracetamol. Johnson & Johnson también ofreció al público cambiar las cápsulas que hubiesen comprado por comprimidos.

Investigación

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Sospechosos

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Durante los primeros días de investigación, un hombre llamado James William Lewis envió una carta a Johnson & Johnson en la que decía ser el responsable de los asesinatos. Lewis prometió no envenenar más cápsulas si recibía 1 millón de dólares.[3]​ La policía fue capaz de identificar a Lewis por las huellas digitales presentes en el sobre que usó. Sin embargo, cuando se descubrió que Lewis residía en Nueva York, se lo descartó como el posible asesino. Lewis fue finalmente condenado por extorsión. Recibió una condena de 20 años, pero gracias a la libertad condicional solo estuvo 13 años en prisión. El Canal de Boston conocido como WCVB dio a conocer ciertos documentos legales en los que los investigadores del Departamento de Justicia concluyen que Lewis es en realidad responsable de los envenenamientos a pesar de que no se tuviese suficiente evidencia para procesarlo. En enero del 2010 tanto Lewis como su mujer entregaron muestras de ADN y huellas digitales a las autoridades. Lewis declaró "si el FBI juega limpio, no tengo nada de que preocuparme". Al día de hoy, Lewis continúa negando su participación en los envenenamientos.[6][7]

Otro sospechoso fue Roger Arnold, quien era residente de Chicago. Arnold fue investigado y posteriormente descartado como sospechoso. De acuerdo a la dicho por Arnold, habría sido el dueño de un bar, Marty Sinclair, quien lo habría acusado falsamente ante la policía. Arnold sufrió una crisis nerviosa como consecuencia de la exposición mediática y en el verano de 1983 disparó y asesinó a John Stanisha, un hombre que no estaba relacionado con los crímenes pero a quien, desafortunadamente, Arnold confundió con Sinclair.

Otra sospechosa fue Laurie Dann, una mujer que también era oriunda de Chicago. Dann sufría de trastornos mentales y llamó la atención de los investigadores luego de una serie de asesinatos que cometió en mayo de 1988. Sin embargo, nunca se encontró ninguna prueba en su contra ni tampoco nada que la conectara con las víctimas.[8]

Investigaciones actuales

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En 1982, el Departamento de policía de Chicago publicó una foto tomada a partir de un video de vigilancia en donde se puede ver a Paula Prince (una de las víctimas) comprando Tylenol en una tienda ubicada en el 1601 de North Wells St. En la foto se puede ver a Prince en la caja y, un poco más lejos, a un hombre con barba que parece mirarla fijamente.

A principios de 1983, el FBI en conjunto con el diario Chicago Tribune publicó un artículo sobre la primera víctima, Mary Kellerman. En el artículo se hacía referencia al lugar donde Kellerman fue enterrada. John E. Douglas, un famoso agente del FBI, dijo que existía una buena probabilidad de que el asesino visitase la tumba de Kellerman si se enteraba de la ubicación. Desafortunadamente, el asesino nunca apareció.

A principios de enero de 2009, las autoridades de Illinois volvieron a abrir la investigación. Agentes federales revisaron la casa de Lewis (el primer y más sólido sospechoso) en Cambridge, Massachusetts, y recolectaron varios objetos.[9]​ En Chicago, un portavoz de FBI se negó a dar declaraciones. Sin embargo, aclaró que el FBI probablemente tendría algo para revelar en los días siguientes.[10]​ Miembros de la policía y del FBI han recibido pistas sobre el caso, en especial en el aniversario de este. En una declaración escrita, el FBI explicó que:[11]

El hecho de que hayamos reabierto el caso fue, en parte, por el aniversario número 25 de este caso y la publicidad que éste trajo aparejado. Además, si se tienen en cuenta los numerosos avances en tecnología forense se entiende que era natural que en algún momento se revisara toda la evidencia del caso.

El 19 de mayo de 2011, el FBI recolectó muestras de ADN del famoso asesino Ted Kaczynski (apodado como "Unabomber"). A pesar de que Kaczynski negó haber estado involucrado en los crímenes, el FBI consideró que era un sospechoso viable ya que los primeros cuatro crímenes cometidos por Kaczynski fueron en el área de Chicago entre 1978 y 1980.[12]​ Además, sus padres tenían una casa en un suburbio de Chicago (Lombard, Illionis) donde Ted solía quedarse de vez en cuando.[3][13]

Consecuencias

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Imitadores (copycats)

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Una vez que este caso alcanzó notoriedad, hubo muchos ataques similares en todo Estados Unidos. Los imitadores usaban Tylenol u otros medicamentos de venta libre.[14][15]

En 1986 tres personas murieron luego de haber ingerido cápsulas de gelatina adulteradas.[16]​ En el estado de Washington, Susan Snow y Bruce Nickell murieron tras haber ingerido cápsulas de la marca Excedrin adulteradas con cianuro. Más tarde se pudo determinar que la esposa de Nickell, Stella, había sido quien había adulterado las cápsulas.[17]

El mismo año, la aspirina Encaprin de Procter & Gamble fue retirada de las farmacias de Chicago y Detroit luego de una llamada anónima en la que se denunció la presencia de cianuro en las cápsulas. Esto afectó directamente el número de ventas y eventualmente llevó a que se retire la marca de aspirina del mercado.[18]

En 1986, un estudiante de la Universidad de Texas, Kenneth Faries, fue encontrado muerto en su apartamento. Se pudo determinar que Faries había ingerido cápsulas de la marca Anacin envenenadas con cianuro. A pesar de que un primer momento se catalogó su muerte como un homicidio, más tarde pudo determinarse que había sido un suicidio. Faries era un estudiante de química y habría obtenido el veneno en un laboratorio en el que trabajaba. [1]

Respuesta de Johnson & Johnson

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Se ha destacado la forma en la que Johnson & Johnson manejó la crisis causada por los asesinatos. Un artículo del The Washington Post destacó que Johnson & Johnson demostró cómo una empresa internacional debe manejar una crisis de tal envergadura. En el artículo también se declaró que "la respuesta de Johnson muestra la diferencia con el Accidente de Three Mile Island, donde la respuesta de la compañía terminó por causar más daño que el incidente original". Se destacó también la honestidad de Johnson & Johnson para con la población.[19]​ La compañía trabajó en conjunto con el Departamento de policía de Chicago, el FBI y la Administración de Medicamentos y Alimentos. A pesar de que en los días y semanas posteriores a los asesinatos las acciones de la compañía cayeron un 27%, en menos de año lograron recuperarse, algo que se atribuye a la rápida y efectiva respuesta de Johnson & Johnson. En los meses siguientes a los crímenes, las cápsulas Tylenol volvieron al mercado, esta vez en un envoltorio reforzado. Esto permitió que Tylenol volviese a ser el medicamento de venta libre más vendido en los Estados Unidos.[20]

En 2011, el farmacéutico y una vez empleado de Johnson & Johnson, Scott Bartz, publicó un libro llamado The Tylenol Mafia. De acuerdo con Bartz, la adulteración no habría ocurrido en las farmacias y tiendas como la policía mantuvo durante toda la investigación. Bartz cree que el asesino probablemente actuó durante el proceso de embalaje o durante el proceso de distribución.[21]​ Bartz también da motivos por los que Johnson & Johnson habrían ocultado la verdad.

Cambios en la industria farmacéutica

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Los crímenes Tylenol llevaron a diferentes industrias, especialmente a la farmacéutica, a introducir envoltorios seguros, como el cerrado al vacío o hermético, y a mejorar los controles de calidad .[3]​ Además, se crearon nuevas leyes que prohíben la adulteración de medicamentos y otros productos.[22]​ Actualmente, la adulteración de cualquier medicamento es considerada un delito federal.

Quizás más importante, los crímenes Tylenol llevaron a la industria farmacéutica a reemplazar las cápsulas por comprimidos.

Referencias culturales

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La serie Law & Order basó uno de sus capítulos en este caso. En la temporada 1, episodio 7, Goren y Eames investigan una serie de envenenamientos en un hospital. La canción Instruments of Random Murder, del grupo de metal técnico estadounidense Watchtower, está inspirada en estos hechos.

Otras lecturas

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Referencias

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  1. Douglas, John E.; Olshaker, Mark (1999). The Anatomy of Motive – The FBI's Legendary Mindhunter Explores the Key to Understanding and Catching Violent Criminals. New York City: Scribner. pp. 103–104. ISBN 978-0-684-84598-2. 
  2. «5 Crisis Management Truths from the Tylenol Murders». MissionMode.com. 4 de octubre de 2012. Archivado desde el original el 16 de agosto de 2016. Consultado el 19 de julio de 2016. 
  3. a b c d «Case 118: The Chicago Tylenol Murders». Casefile: True Crime Podcast (en inglés estadounidense). 21 de julio de 2019. Archivado desde el original el 12 de octubre de 2019. Consultado el 24 de julio de 2019. 
  4. Douglas, 106.
  5. Bell, Rachael. «The Tylenol Terrorist». Crime Library. truTV. Archivado desde el original el 5 de julio de 2008. 
  6. Lavoie, Denise (11 de enero de 2010). «Friend: Tylenol Suspect Submits DNA, Fingerprints». Associated Press (via ABC News). Archivado desde el original el 5 de diciembre de 2014. Consultado el 29 de noviembre de 2014. 
  7. «Feds Convinced Lewis Was Tylenol Killer». WCVB-TV. 12 de febrero de 2009. Archivado desde el original el 30 de octubre de 2011. Consultado el 12 de mayo de 2009. 
  8. «Tragedy in Winnetka: The Answers Are Few». 25 de mayo de 1988. Consultado el 30 de diciembre de 2009. 
  9. Saltzman, Jonathan (5 de febrero de 2009), «Fatal Tampering Case Is Renewed», The Boston Globe, archivado desde el original el 4 de marzo de 2016, consultado el 10 de febrero de 2009 .
  10. «FBI Searches Home of Man Linked to Tylenol Deaths». Associated Press. 4 de febrero de 2009. Archivado desde el original el 19 de agosto de 2014. Consultado el 7 de marzo de 2010. 
  11. Fifis, Fran (5 de febrero de 2009). «Law Enforcement To Review Tylenol Murders». CNN. Archivado desde el original el 15 de abril de 2009. Consultado el 7 de marzo de 2010. 
  12. Woolner, Ann (19 de mayo de 2011). «FBI Wants Una9bomber's DNA for 1982 Tylenol Poisoning Probe». Bloomberg News. Archivado desde el original el 22 de mayo de 2011. Consultado el 19 de mayo de 2011. 
  13. «FBI wants to test Unabomber DNA in Tylenol killings». Archivado desde el original el 24 de junio de 2011. Consultado el 9 de junio de 2011. 
  14. Markel, Howard (29 de septiembre de 2014). «How the Tylenol murders of 1982 changed the way we consume medication». PBS NewsHour. Archivado desde el original el 6 de diciembre de 2017. Consultado el 6 de diciembre de 2017. 
  15. Fletcher, Dan (9 de febrero de 2009). «A Brief History of the Tylenol Poisonings». Archivado desde el original el 20 de enero de 2018. Consultado el 25 de enero de 2018. 
  16. Food and Drug Administration, United States Department of Health and Human Services (4 de noviembre de 1998). «Tamper-Evident Packaging Requirements for Over-the-Counter Human Drug Products (Final Rule)». Federal Register 63 (213): 59463-59471. Archivado desde el original el 1 de febrero de 2017. Consultado el 25 de enero de 2018. 
  17. Tibbits, George. «Woman Guilty of Killing 2 in Poisoned Excedrin Case». Seattle, Washington. Archivado desde el original el 7 de marzo de 2016. Consultado el 10 de mayo de 2012. 
  18. «Retired Drugs: Failed Blockbusters, Homicidal Tampering, Fatal Oversights». 1 de octubre de 2008. 
  19. Jerry Knight (11 de octubre de 1982). «Tylenol's Maker Shows How to Respond to Crisis». The Washington Post. p. WB1. Archivado desde el original el 22 de agosto de 2016. Consultado el 6 de julio de 2016. 
  20. N. R. Kleinfield. «Tylenol's Rapid Comeback». The New York Times. Archivado desde el original el 16 de octubre de 2016. Consultado el 6 de febrero de 2017. 
  21. Bartz, Scott (2011). The Tylenol Mafia. New Light Publishing. ISBN 978-1466206069. 
  22. «§ 1365. Tampering with consumer products». TITLE 18—CRIMES AND CRIMINAL PROCEDURE. United States Government Printing Office. pp. 343-345. Archivado desde el original el 9 de enero de 2015. Consultado el 4 de diciembre de 2011. 

Enlaces externos

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