Camilo Peña (militar)

general y naturalista colombiano
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Camilo Peña fue un general y naturalista colombiano, que participó en las campañas de Casamana y en el Jagual, y las órdenes de Bolívar en las campañas del S. Luchó también el la batalla de Ayacucho. Después de la rendición del Callao se dedicó únicamente a sus estudios. Dejó una importante obra: Consideraciones sobre las riquezas metálicas que encierra la cordillera de los Andes. M. en 1870.

Camilo Peña
Información personal
Fallecimiento 24 de agosto de 1870 Ver y modificar los datos en Wikidata
Lima (Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Colombiana
Información profesional
Ocupación Militar y naturalista Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar General Ver y modificar los datos en Wikidata
Conflictos Batalla de Ayacucho Ver y modificar los datos en Wikidata

Bibliografía

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La familia Peña, de Zipaquirá, se distinguió desde los primeros días de la Independencia por su amor a esta noble causa y por sus servicios prestados a la Patria.

Camilo Peña empezó su carrera en el año de 1814, haciendo la campaña de Casanare en ese año a las órdenes del general Joaquín Ricaurte, y comba tiendo con notable bizarría en la acción de Sácama contra la división realista mandada por el jefe español Calzada, después de la cual se halló. También en la de Chile, a las órdenes inmediatas del valeroso coronel Galea. Internado de nuevo en el llano, fue a combatir otra vez en Yagual, a las órdenes del ínclito general José Antonio Páez.

Hizo la campaña de Casanare del año de 15, la de Apure del año de 16, y otra vez la de Casanare en los años de 17, 18 y 19, y en este último año la de Cundinamarca, hallándose en las acciones de Gámeza, Pantano de Várgas y Boyacá.

Libertado el centro de la antigua Colombia del poder español, el ya capitán Camilo Peña siguió hacia el sur, en donde hizo la campaña de 1822, dirigida por el Libertador, y combatió en Bomboná recibiendo una grave herida. De Pasto fue a Quito y de Quito al Perú para hacer la campaña de 1824, habiéndose hallado en las acciones de Junín, Matará y en la batalla de Ayacucho, terminando esa gloriosa campaña con el sitio del Callao, en el cual el coronel Camilo Peña probó una vez más, no solo su valor heroico sino también sus talentos y conocimientos militares, con los cuales, secundando los esfuerzos y las bien dirigidas maniobras del general Salom, logróse, al empezar el año de 1825, la rendición de la plaza y la terminación de la guerra en esa naciente y poderosa República.

Poco después del sitio tuvo el coronel Peña un duelo con el general Salom por una rivalidad entre los dos, proveniente de haberse querido atribuir el segundo todo el mérito del buen suceso del sitio, en cuanto él dependió de las operaciones ejecutadas por mar, dirigidas y ejecutadas por ambos.

El gobierno de Colombia llamó a Peña a responder de su conducta ante la Alta Corte marcial, residente en Bogotá, y lo verificó a mediados de 1826. Seguido el juicio, fue absuelto por ese Supremo Tribunal, en atención a que el duelo no había sido un acto de insubordinacion o falta de disciplina, sino un hecho motivado por una cuestión personal, que Peña no podía esquivar sin deshonor.

El coronel colombiano Camilo Peña había sido ascendido ya a general por el gobierno del Perú, y a su regreso a Lima se retiró del servicio, contra yéndose desde entonces a la educación de su familia; pero afiliado siempre en la causa liberal, y pensando siempre en su Patria, a la cual obsequió en el año de 1852 con una preciosa muestra de minerales, acompañada de una exposición científica a que, como autor, le dio el título de "Consideraciones sobre las riquezas metálicas que encierra la cordillera de los Andes," el cual obsequio envió por conducto de la Legación granadina en el Perú, y se conservaba con el debido esmero en el museo de esta ciudad.

A propósito de esto, se lee en el número 571 del periódico titulado "El Día", correspondiente al 13 de diciembre de 1848, lo siguiente:

"El coronel Camilo Peña después de haber contribuido a la libertad de cinco Repúblicas, recogiendo sus últimos laureles en la campaña del Perú, se retiró del servicio de las armas, y por espacio de veintidós años no ha cesado de cultivar teórica y prácticamente la ciencia minera lógica en las pingües y abundantes minas de aquel país. Admirado de la riqueza de aquella nación, no tardó en conocer que la fuente de su comercio y opulencia provenir de la explotación de sus minas de metales preciosos, y reflexionando que la Nueva Granada estaba llamada a sacar de las suyas iguales ventajas y recursos, le consagró desde entonces, sacrificando su carrera, todos sus trabajos, sin omitir medio ni diligencia de instruirse en los métodos de elaboración practicados en el país, así como en los conocimientos teóricos de la ciencia, asociándose al efecto a los profesores extranjeros que en aquella región la cultivaban. Desde luego convenimos en que con tales elementos no pudo escoger el coronel Peña un teatro más adecuado a sus patrióticas miras".

El general Peña no solo fue un oficial intrépido, un militar aguerrido y benemérito, sino también un jefe inteligente e instruido, dotado de talentos y conocimientos generales, por lo cual hacía honor al ejército colombiano.

Su padre, el señor Manuel de la Peña, nacido como él en la ciudad de Cipaquirá, patriota exaltado desde 1810, tuvo que emigrar en el año 16, poco antes de entrar Morillo a Bogotá con su ejército expedicionario, haciéndolo con los restos de su familia, con sus jóvenes hijas y su esposa, para internarse en los montes por espacio de ocho meses, huyendo de la activa y feroz persecución de los españoles, que de haber caído en sus manos habría sido fusilado por su amor a la Patria como lo fueron en la plaza de Cipaquirá los patriotas Zapata, Consuegra y cuatro compañeros más.

Ignacio, Pedro y Rafael, hermanos de Camilo, hicieron también parte del ejército libertador; el primero desde 1814, muriendo en la ciudad de Maracaibo en 1817, después de tres años de la cruda campaña de Casanare y de grandes servicios a su Patria. Pedro y Rafael, los más jóvenes, empezaron a servir en el año de 21, y ambos hicieron la campaña del sur en aquella época a las órdenes del Libertador, permaneciendo en el servicio hasta el año de 1830.

Rafael, después de cuatro años de retiro, volvió al servicio activo el año de 1840, en que por sus comprometimientos en la revolución de ese año fue borrado de la lista militar como lo fue también Pedro, para ser reinscritos en 1845, en atención a sus anteriores servicios.

El teniente coronel Pedro Peña no volvió a figurar en la política militante; pero Rafael, extraviado en esa vez, se comprometió en la revolución de 1845; y en 1860, ascendido a general y afiliado en la causa de la federación, hizo la campaña del norte con el renombrado general Sántos Gutiérrez, y la última del sur con el campeón de esa causa, general Tomas C. de Mosquera, habiéndose hallado en la ocupación de esta ciudad el 18 de julio de 1861, y en varias otras acciones y encuentros de armas.

El general Camilo Peña, después de una vida de sacrificios y de méritos contraídos en ella al servicio de la causa americana, terminó sus días en la ciudad de Lima y en el seno de su familia, el 24 de agosto de 1870.