En el universo imaginario de J. R. R. Tolkien y en la obra Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media, se llamó la Cabalgata de Eorl a la hazaña realizada por el rey de los éothéod, Eorl el Joven, para acudir en ayuda de Gondor cuando los balchoths atacaron Calenardhon en el año 2510 de la Tercera Edad del Sol.

Cirion, Senescal Regente de Gondor, enterado de la amenaza de los Balchoth y contando con pocas fuerzas para enfrentarse a ese numeroso pueblo de Hombres del Este, decidió enviar mensajeros para pedir ayuda a sus antiguos aliados, los éothéod. De los seis mensajeros despachados, sólo llegó a Framburgo un jinete de Gondor por cuyas venas corría sangre de los Hombres del Norte. Se trataba de Borondir, quien luego de quince días de cabalgata llegó hasta Eorl el 17 de marzo de 2510 T. E.

Cuando el jinete hubo llegado, casi exhausto, le entregó a Eorl el sello de los senescales y el mensaje, que había aprendido de memoria. Este, que contaba con 25 años pero que era un hombre valiente y sabio, caviló por poco tiempo y dijo: «Iré. Si la Mundburg cae, ¿hacia dónde huiremos en la Oscuridad? —Entonces estrechó la mano de Borondir como signo de su promesa».

Consultó luego con su Consejo de Ancianos y en menos de diez días reunió la éoherë. Tomó además recaudos para dejar bien protegida su patria. No se le escapaba que, si bien aún había peligros en la región, debía enviar todas sus fuerzas disponibles a batallar o romper la promesa, porque la guerra prometía ser muy dura. Así partió el 27 de marzo de 2510 T. E. con unos siete mil jinetes totalmente equipados y más de doscientos arqueros montados.

La éoherë tomó rumbo al sur, cabalgando por la orilla oriental del río Anduin. Eorl no recibió amenazas en el trayecto por los Valles del Anduin, pues todos los habitantes de la región huían ante su paso y ante la magnificencia y el poderío del ejército. Le sorprendió que al pasar por la zona sur del Bosque Negro, cercano a la Entrante Oriental, que estaba ocupada por los balchoth, no encontrase resistencia. Porque no sabía que el enemigo había cruzado los codos del Anduin, con grandes barcazas y balsas de madera, y destruido las guarniciones gondorianas, invadiendo Calenardhon.

En el último tramo, cuando el ejército se acercó a Dol Guldur, Eorl se desvió hacia el oeste por temor a la maldad que emanaba ese lugar, pero sin perder de vista al Anduin. En las cercanías de Lothlórien, una neblina blanca cruzó el río y cubrió a sus tropas. Era producida por Galadriel, a través de su Anillo de Poder, Narya. Muchos de sus hombres sintieron miedo porque recordaron las antiguas leyendas populares que hablaban del Dwimordene, el «Bosque que brillaba con luz dorada». Pero Eorl notó que los caballos, en especial Felaróf, se sentían animados y contentos, y que la niebla alejaba la sombra del Nigromante, estableciendo a ambos flacos de las tropas «unos blancos muros de secreto». Confiado por estas señales, Eorl avanzó resueltamente y el ejército le siguió como si fuera un viento fuerte pero silencioso. El silencio era extraño, no se oían los ruidos de los cascos, pero los hombres se sentían frescos y aliviados.

Durante tres días cabalgaron en la niebla, pero de pronto esta cesó y los éothéod se dieron cuenta de que el Anduin estaba muy cerca y habían pasado casi el meandro occidental. Habían llegado, tras nueve días de cabalgata, el 6 de abril de 2510 T. E. Cirion, que estaba acosado por los enemigos en los Campos de Celebrant, esperó la derrota y su muerte, pero «más allá de toda esperanza, llegó ayuda, y los cuernos de los rohirrim se escucharon por primera vez en Gondor».

Referencias

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