Bruñido (cerámica)

técnica decorativa en alfarería
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Bruñido es una técnica decorativa que en alfarería consiste en frotar la superficie arcillosa de una pieza cerámica hasta conseguir una apariencia pulida y brillante, y cierta suavidad táctil.[2][3]​ Usado desde el Bronce Final como técnica de acabado, puede encontrarse en muy diferentes culturas de la Antigüedad.

Cerámica tartesia del periodo denominado de ‘retícula bruñida’,[1]​ anterior a la colonización fenicia, en el Museo Arqueológico Nacional de España.

Herramientas o bruñidores

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Las herramientas para frotar la superficie de una pieza cerámica son muy variadas: el dedo del alfarero, un palo de madera, piedras, semillas, objetos de plástico, huesos... y se pueden alternar o intercambiar a lo largo del proceso de bruñido hasta lograr el efecto deseado. También pueden usarse como bruñidores recursos como «media caña, badanas o pellejas, una bola de cristal o metal... pero siempre sin angulaciones ni resaltes».[4]

Técnica

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El bruñido puede iniciarse cuando la pieza está húmeda, en estado de dureza de cuero, o cuando ya está seca. Algunos artesanos consideran que el efecto del pulido se logra más en la segunda opción por varias razones:[5]

  • Cuando la pieza está recién hecha puede ser deformada por la presión ejercida o la simple manipulación.
  • Cuando la pieza está totalmente seca es propensa a quebrarse con la presión de las herramientas, en especial si sus paredes son finas.
  • El estado ideal para el bruñido de la pieza es el llamado «momento de dureza de cuero», cuando el barro o arcilla no están tan blandos como para ser deformados pero no son tan frágiles como para quebrarse en su proceso.

Detalles y recomendaciones

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Diferentes especialistas cerámicos proponen los siguientes trucos, observaciones o recomendaciones:[5]

  • El bruñido puede disminuir su brillo tras una quema en horno eléctrico .
  • La presión ejercida con la herramienta, debe hacerse con mucha sensibilidad, observando siempre la parte donde se bruñe, la forma general de la pieza, cómo se sostiene o apoya la pieza con el propio cuerpo del ceramista o con la ayuda de una espuma o superficie blanda.
  • Es recomendable bruñir en una sola dirección.
  • El microscopio ha descubierto que las partículas arcillosas son de forma hexagonal y planas, la herramienta de pulido ordena las partículas que están en muchas direcciones en la parte de la superficie de la pieza.
  • Conviene evitar mezclar el proceso del bruñido y el encerado o pulido con cera.
  • El bruñido manual artesano no puede aspirar a conseguir el acabado de los procesos o tratamientos industriales, pero da a la pieza mayor personalidad.

Referencias

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  1. «La alfarería de Tartessos». artehistoria. Lorenzo Abad y Manuel Bendala. Archivado desde el original el 25 de septiembre de 2013. Consultado el 6 de mayo de 2018. 
  2. Fatás y Borrás, 1993, p. 57.
  3. Caro Bellido, 2008, p. 56.
  4. a b Fernández Chiti, 1980, p. ¿?.

Bibliografía

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  • Caro Bellido, Antonio (2008). Diccionario de términos cerámicos y de alfarería. Cádiz: Agrija Ediciones. ISBN 84-96191-07-9. 
  • Fatás Cabeza, Guillermo; Borrás, Gonzalo (1993). Diccionario de Términos de Arte. Madrid: Anaya. ISBN 84-7838-388-3. 
  • Fernández Chiti, Jorge (1980). Curso práctico de cerámica, artística y artesanal. Tomo 1. Buenos Aires: Ediciones Condorhuasi. 
  • Carmen Padilla Montoya, Equipo Staff, Paloma Cabrera Bonet, Ruth Maicas Ramos (2002). Diccionario de materiales cerámicos. Madrid: Subdirección General de Museos. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Secretaría General Técnica. Centro de Publicaciones. ISBN 84-36936-388.