Batalla del monte Longdon

batalla de la guerra de las Malvinas
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La Batalla de Monte Longdon se produjo durante la Guerra de las Malvinas entre las fuerzas británicas y argentinas. Se desarrolló desde la noche del 11 hasta la madrugada del día 12 de junio de 1982 y se saldó con la victoria de las tropas británicas. Es considerada la batalla más importante del conflicto por dos razones: por cruenta, de combates cuerpo a cuerpo con bayoneta —poco usual en la guerra moderna—, y por su punto estratégico debido a que se trataba de una posición clave en torno a la guarnición argentina asentada en Puerto Argentino.

Batalla de Monte Longdon
Guerra de las Malvinas
Parte de Batalla por Puerto Argentino
Fecha 11-12 de junio de 1982
Lugar Monte Longdon, Islas Malvinas
Coordenadas 51°40′12″S 57°58′51″O / -51.67, -57.980833333333
Resultado Victoria británica
Beligerantes
Bandera de Argentina Argentina Bandera del Reino Unido Reino Unido
Comandantes
Bandera de Argentina Carlos Eduardo Carrizo Salvadores Bandera del Reino Unido Hew Pike
Unidades militares
Regimiento de Infantería 7
Compañía de Ingenieros Mecanizada 10
Batallón Comando y Apoyo Logístico[1]
3.º Batallón Paracaidista
29.º Regimiento Comando de Artillería Real
HMS Avenger
Fuerzas en combate
278 efectivos[2] 457 />6 cañones L118 «Light Gun»
1 Clase Amazon
Bajas
31 muertos y 120 heridos[3] 23 muertos y ~70 heridos[4][5][6][7]

Antecedentes

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El 3.º Batallón Paracaidista llevó a cabo una desesperada marcha a través de las colinas al norte del Monte Simón para tomar la pieza clave del terreno alto que dominaba Estancia House, apodado Granja Estancia. Las condiciones meteorológicas fueron atroces, para los paracaidistas que debieron marchar hacia el objetivo a través de empinadas colinas resbaladizas. Nick Rose un soldado raso del 6.º Pelotón al mando del teniente Jonathan Shaw,[a]​ describió la dificultad del avance debido a las irregularidades del terreno y las condiciones del clima.[8]

El capitán Matthew Selfridge del 3 PARA estableció una base de patrulla cerca del Río Murrell para fines de mayo, a dos kilómetros al oeste del Monte Longdon. Desde allí envió sus patrullas especializadas de la Compañía D para explorar las posiciones argentinas en Longdon. La Compañía D hizo patrulla en la noche del 4 al 5 de junio. Los integrantes de esta patrulla fueron el cabo Jerry Phillips y los soldados Richard Absolon y Bill Hayward, todos tiradores especiales.[9]​ La patrulla de Phillips, dado la tarea de penetrar el 1.er Pelotón (Sección de Tiradores) del subteniente Juan Baldini con el fin de obtener un prisionero, informaron al regresar haber eliminado con fuego de tirador especial a un oficial argentino —Baldini— y los sirvientes de uno de sus morteros con un cohete antitanque. También informan que los defensores argentinos reaccionaron demasiado tarde pero con mucho fuego de ametralladora, además de artillería y morteros. Pero en verdad no hubo pérdidas entre los argentinos en Longdon esa noche. El cabo Phillips no obstante, mantiene haber matado o gravemente herido personalmente a un oficial argentino en las posiciones de Baldini y penetrado las defensas argentinas y eliminado a dos conscriptos encargados de un mortero con un cohete antitanque disparado a corta distancia.[9]

En el lado argentino, los jefes pronto se dieron cuenta de que los soldados del Pelotón de Reconocimiento (Sección de Exploración) del subteniente Francisco Ramón Galíndez Matienzo perteneciente al Regimiento 7 apostados en la posición circundante de Wireless Ridge (Cresta del Telégrafo) como parte de la reserva, no estaban en condiciones de llevar a cabo su propio patrullaje. Así que, las unidades de comandos argentinos, normalmente utilizados para reconocimientos profundas tuvieron que asumir este rol. Ellos fueron capaces de hacerlo con mucho éxito y en las primeras horas del 7 de junio, una patrulla de la Compañía de Comandos 601 reforzada con cuatro Comandos de la Gendarmería Nacional (Subalferez Miguel Ángel Puente, Sargento Ayudante Natalio Jesús Figueredo y los Cabos Agustín Jara y Luis Alberto Kovalsky)[10]​ del Escuadrón de Fuerzas Especiales 601 de la Gendarmería Nacional (EFE601GN), investigando los informes del mayor Jaimet de actividad enemiga alrededor del Murrell Bridge[11]​ fueron vistos acercándose hacia el puente. Después de varias noches, los cabos Peter Hadden y Mark Brown y sus patrullas habían llegado en la zona para reemplazar a los hombres del sargento Ian Addle que las patrullas del sargento John Pettinger y los cabos Jerry Phillips, Peter Higgs y Mark Hunter habían estado utilizando como una base de patrullas.[12]

En un corto espacio de tiempo una centinela informó de las figuras enemigas cerca del puente. Los paras abrieron fuego y un confuso combate se desarrolló en la oscuridad, con intenso fuego de fusiles SLR británicos y FAL argentinas, ametralladoras GPMG británicas y MAG argentinas, misiles antitanques LAW británicas y granadas de fusil PDF argentinas intercambiándose. La patrulla de comandos al mando del capitán Rubén Teófilo Figueroa demostraron ser bastante agresivos y antes del amanecer habían obligado a los 30 paras retirarse, teniendo que dejar atrás gran parte de su equipo en manos argentinas.[13]​ Sólo un suboficial argentino —sargento Rubén Poggi— resultó herido durante la contraemboscada argentina.[14]​ A partir de entonces las patrullas británicas tuvieron que ser montadas más cerca de su propia línea en Granja Estancia.[15]

Como la historia oficial del Regimiento de Paracaidistas británico ha reconocido:

Ellos se vieron obligados a evacuar sus posiciones rápidamente, dejando atrás sus mochilas y la radio, pero lograron retirarse sin sufrir ninguna baja. La ubicación se examinó en la tarde del 8 de junio por otra patrulla, pero no había ni rastro de las mochilas o de radio, lo que significaba que la red de comunicaciones por radio del batallón podía haber sido comprometida.[12]

Según el cabo Mark Hunt de la Compañía D:

Vimos un montón de gente en el valle que venía hacia nosotros y los enfrentamos. Tenían un apoyo masivo de fuego con ametralladoras calibre 12,7 y 7,62 mm y nos reventaron, llovía balas y nos vimos obligados a retirarnos.[16]

El 8 de junio un misil Blowpipe, lanzado por el cabo Hugo MacDougall del grupo antiaéreo de la Compañía B «Piribebuy» del Regimiento 6, alcanzó el Harrier del piloto vicecomodoro Peter Squire que había partido del portaaviones Hermes para bombardear Monte Longdon. Squire logró eyectarse y su cazabombardero hizo un aterrizaje forzoso en San Carlos dañándose sin reparación posible. Luego fue canibalizado.[17][18]

Sin embargo, el coronel Pike y sus jefes de compañía, en la víspera de la batalla todavía tenían a los defensores argentinos en primera línea en baja estima, debido a los informes falsos de la patrulla del cabo Phillips, y no esperaban que darían mucha resistencia.

Por esta razón, el coronel británico esperaba sorprender a los defensores argentinos, avanzando lo más cercano posible bajo la cubierta de la oscuridad antes de pasar al asalto. El teniente coronel Pike esperaba causar mucho pânico entre los conscriptos argentinos y sus suboficiales y oficiales, y por esta razón no utilizó la artillería británica al comienzo de la batalla.[19]​ Los tres objetivos principales —Fly Half, Full Back y Wing Forward— fueron nombrados como las posiciones empleadas en el juego de rugby. La Compañía B atacaría a través de Fly Half (apertura) antes de proceder hacia Full Back (espalda), mientras que la Compañía A, seguido por la Compañía C, tomarían Wireless Ridge.

Pero la moral seguía manteniéndose bastante razonable en el Regimiento 7. El soldado conscripto Elbio Eduardo Araujo, con una lata de dulce de batata vacía, tocaba la Colina de la vida (de León Gieco) contagiando con su canto a todos sus compañeros del 3.º Pelotón de fusileros. Miguel Ángel Arrascaeta fue herido por el fuego de ablandamiento británico en la primera semana de junio y evacuado, pero creyendo que sus amigos en su 1.º Pelotón todavía lo necesitaban el conscripto hospitalizado regresó a Longdon donde perdió la vida combatiendo en la batalla. El soldado conscripto Fabián Emir Passaro de la Compañía B combatió en Monte Longdon como parte del pelotón adelantado de Baldini y recuerda la vida en esos momentos:

Los días eran bastante aburridos. El jefe de la compañía (capitán Eduardo López-Astore), que estaba más abajo, creo que con la tercera sección, era el que se comunicaba por radio con los otros lugares, con Puerto Argentino, por ejemplo. A veces venían y nos leían una información de cómo iba la guerra, un comunicado. Y el resto del día lo ocupábamos en alguna que otra tarea; a veces teníamos guardias, o reforzábamos un poco más las posiciones. Otras veces recibíamos instrucción; nos enseñaban a disparar sobre helicópteros con "fuego reunido", es decir con todos los fusiles a la vez ... La mayor parte de nosotros nos habíamos ajustado a lo que nos habían puesto, nos habíamos acostumbrados a la guerra. Pero algunos chicos (identificados como Carlos Alberto Carbone, Luis Leccese, Felix Benjamin Barreto y Antonio Francisco Belmonte en el libro Dos Lados De Infierno, Editorial Planeta, 1994) todavía estaban muy deprimidos y, en muchos casos, se estaban empeorando. Por supuesto, estábamos muy hartos de llevar la misma ropa puesta por tantos días, yendo sin una ducha, teniendo tanto frío, comiendo mal. Fueron demasiadas cosas juntas, aparte de nuestro temor natural de la guerra, el bombardeo y todo eso. Pero pienso que algunos de nosotros nos adaptábamos mejor que otros. Habían chicos que estaban muy preocupados; y traté de levantarles un poco el ánimo. 'No se preocupen,' les dije. 'Nada sucederá, estamos a salvo aquí. ¿'No ven ustedes que nunca podrán conseguir llegar aquí arriba? Somos unos mil; si ellos tratan de subir, nosotros los veremos y los sacaremos la mugre a balazos.[20]

En una de sus últimas cartas el soldado Araujo escribió a su familia:

Islas Malvinas (¡Argentinas!): Quédense todos tranquilos que el soldado Araujo monta guardia por la Argentina (la de todos), próspera y soberana y que es fiel a su juramento.[21]

Cuando la los hombres de la Compañía B —bajo órdenes del mayor Mike Argue— del 3 PARA fijaron bayonetas para asaltar las posiciones del 1.erPelotón en Monte Longdon, se encontraron avanzando dentro un inmenso campo minado. Los zapadores británicos más tarde contarían unas 1500 minas antipersonales sembradas en las laderas adelantadas de Longdon, pero solo explotaron dos, diría el cabo Peter Cuxson,[22]porque el resto estaba congelado por el hielo. De lo contrario la batalla final por Puerto Argentino habría sido una historia totalmente diferente, concluye el suboficial británico.

Fuerzas en combate

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Fuerzas argentinas

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El monte Longdon (nombre en código argentino: «Subsector Plata 2»),[23][b]​ localizado al oeste de Puerto Stanley, estaba guarecido por la Compañía B del Regimiento de Infantería 7, la 1.ª Sección de la Compañía de Ingenieros 10 y la Sección Antiaérea de la Compañía de Comando del Batallón de Infantería de Marina N.º 5.[24][25]​ El jefe de la plaza era el mayor Carlos Eduardo Carrizo Salvadores, que era el 2.º jefe del Regimiento 7. Lo secundaba el jefe de la Compañía B, capitán Carlos López Astore.[24]​ La fuerza argentina estaba posicionada en la cima del monte con cuatro puntos dispuestos para atacar a los 360° con énfasis al oeste. La Compañía B ocupaba tres de los puntos, con la 1.ª Sección (subteniente Juan Baldini), 2.ª Sección (sargento primero Raúl González) y la 3.ª Sección (teniente primero Enrique Nierotti) con frente al oeste, norte y sur, respectivamente. Contaba con un total de seis ametralladoras de calibre 12,7 mm, dos cañones de 105 mm. La 1.ª Sección de la Compañía 10 (teniente Hugo Quiroga) afrontaba al sur. En el centro estaba el Grupo de Morteros Pesados (sargento primero Pedro López) con dos piezas.[24][26]

Era una formación muy bien entrenada del Ejército Argentino,[27]​ en comparación con muchos otros ejércitos latinoamericanos.[28]​ A fines de 1981, la X Brigada llevó a cabo operaciones de combate simuladas en conjunto con la Fuerza Aérea Argentina en presencia del comandante en jefe del Ejército Argentino teniente general Roberto Eduardo Viola.[27][29]​ La X Brigada del general Jofre tendría 66 hombres muertos y 370 heridos en las Malvinas.[30]

El Regimiento de Infantería 7, reforzado por dos secciones de Infantería de Marina, se atrincheró en Monte Longdon, Wireless Ridge y Cortley Ridge hacia el este. El teniente de navío Sergio Dachary había vuelto a Monte Longdon, en la semana anterior a la batalla, y estuvo al mando de las ametralladoras pesadas de los infantes de marina en Monte Longdon.

En su mayoría conscriptos con un año de formación, poseían fusiles FN FAL totalmente automáticos que entregan más potencia de fuego que el SLR británico, granadas de fusil PDF y antitanques PAF, ametralladoras MAG de 7,62 mm, un radar de vigilancia terrestre Rasit; unos cincuenta del Regimiento 7 lucharían con más decisión que el resto y compartirían sus técnicas de comandos con sus compañeros, que aprendieron después de haber pasado por un curso de comandos organizado por el mayor Oscar Ramón Jaimet,[31]​ entrenado como comando y ahora oficial de Operaciones del Regimiento de Infantería 6. Durante 1981, el general Jofre organizó un Pelotón Helitransportado para cada unos de los Regimientos 3, 6 y 7 de la Brigada X bajo la supervisión del mayor Jaimet.[32][33]

Fuerzas británicas

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Las Fuerzas Armadas británicas enviaron al 3.er Batallón del Regimiento Paracaidista (teniente coronel Hew Pike) al ataque contra el monte Longdon. Como reserva en la retaguardia se aprestó una parte del 2.º Batallón. El apoyo de artillería fue provisto por seis cañones de la 79.ª Batería del 29.º Regimiento, además de la fragata HMS Avenger (F185).[34]

Desarrollo

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Ataque británico

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Al anochecer del 11 de junio, la artillería británica bombardeó el monte Longdon. Los tendidos telefónicos se cortaron y los argentinos quedaron comunicados entre sí solo por radio. Los defensores se vieron obligados a apagar su radar para evitar su destrucción.[35]

El 3 PARA marchó a sus líneas de partida, y después de una breve pausa, comenzaron a hacer su marcha de cuatro horas hacia Longdon. Al comenzar a aproximarse la Compañía B hacia Longdon, el cabo Brian Milne pisó una mina, lo que alertó al pelotón de conscriptos de Baldini. Más de 20 soldados argentinos salieron de sus carpas de campaña para combatir, pero la mayor parte del pelotón recién comenzaba a despertar y salir de sus bolsas de dormir cuando el Pelotón No. 4 del teniente Ian Bickerdike llegó a estar entre ellos, ametrallando y bayoneteando a los argentinos.[36]

El cabo Stewart McLaughlin estuvo presente toda la acción, eliminando una ametralladora MAG de 7,62 mm argentina. El cabo reunió a su sección y avanzaron hacia la cima con las bayonetas caladas entre una lluvia de fuego de ametralladoras argentinas.

El Pelotón No. 6 del teniente Jonathan Shaw, en el flanco derecho de la Compañía B, capturó la cumbre de Half Fly sin alguna lucha. Sin embargo, no habían detectado media docena de soldados argentinos del pelotón de Neirotti, después de haber tirado varias granadas en varias carpas y búnkeres abandonados, y estos conscriptos lanzaron el primer contraataque argentino de la noche contra el pelotón desprevenido, lo que resulta en 4 o 5 paracaidistas muertos antes de que el área fuera controlada por los británicos. Durante tres horas, el combate cuerpo a cuerpo, hizo estragos en el sector del 1.er Pelotón, hasta que los paras finalmente sobrepasaron a los defensores.

En todo la posición del 1.º Pelotón, pequeños grupos de soldados estaban luchando por sus vidas. Los paras Ben Gough y Dominic Gray lograron arrastrarse sin ser detectado hasta un búnker argentino y se agacharon cerca a ella mientras que los marinos adentro disparaban. Al unísono los dos paras quitaron el seguro de las granadas y las hicieron entrar a través de la rendija de disparo del búnker. En el instante en que la granada explotó los dos saltaron adentro y empezaron a bayonetear a los sobrevivientes. El soldado Gray mató a uno al cortar con su bayoneta a través de la cuenca de un ojo. Los soldados Gough y Grey fueron mencionado en los despachos militares.

Baldini fue muerto tratando destrabar una ametralladora. El cabo Darío Rolando Ríos fue encontrado muerto junto al subteniente. El cuchillo y las botas de Baldini fueron tomados por los paras británicos para uso personal.[37]​ Una foto de un oficial argentino muerto en Longdon más tarde aparecería en la edición de tapa dura del libro Operation Corporate (Viking Press, 1985) del historiador británico Martin Middlebrook, y la ilustración de un artista de la foto del oficial argentino caído entre las rocas aparece en la portada del libro De La Plata a Malvinas (Editorial Dunken, 2012) de Raúl Eugenio Daneri, capitán ayudante del jefe del Regimiento 7 en Malvinas. También mueren en los combates iniciales en Longdon, el sargento boina verde Jorge Alberto Ron (uno de los 14 comandos argentinos muertos en Malvinas[38]​) del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 y el observador adelantado de la artillería argentina operando una ametralladora, el teniente Alberto Rolando Ramos, cuyo último mensaje fue que su posición estaba rodeada. El subteniente Baldini sería póstumamente condecorado con la Medalla al Valor en Combate y ascendido al grado de teniente.[39]

El comandante de la Brigada de Comandos 3, brigadier Julian Thompson, más tarde explicaría en un documental del History Channel que los cuadros argentinos (oficiales y suboficiales) en general combatían y caían muertos o heridos junto a sus conscriptos en las batallas terrestres:

Los argentinos en verdad combatieron en todos los objetivos, especialmente los jefes, los oficiales subalternos y suboficiales antiguos, quienes operarían las ametralladoras hasta el último momento y serían muertos operando las ametralladoras.[40]
Falklands Combat Medics (History Channel, 2012)

Refuerzos argentinos

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Justo cuando parecía que los paracaidistas sobrepasarían el 2.º Pelotón del sargento primero Raúl Roberto González en el vertiente sur de la montaña y el 3.º Pelotón del teniente Enrique Eneas Neirotti en el vertiente norte, refuerzos del 1.er Pelotón del teniente Hugo Quiroga de la 10.ª Compañía de Ingenieros en Fullback llegaron para ayudar a Neirotti y González. A través de los combates iniciales en este sector, la mayoría de las posiciones argentinas en la silla de la montaña se mantuvieron firmes, gracias a los recientemente llegados refuerzos usando visores nocturnos montados en la cabeza, que resultaron ser bastante letal para los paracaidistas.

El soldado Nick Rose en 6 Pelotón reanuda su historia.

Pete Gray se levantó y fue a tirar un granada 42 y le disparó un francotirador en el antebrazo derecho. Nos pareció que la granada había explotado. Les golpeamos su brazo hacia abajo en el suelo para detener la hemorragia, creyendo que había perdido la mitad de su antebrazo derecho y la mano, pero todavía estaba allí y su brazo doblado en el antebrazo en lugar del codo – una cosa horrible de ver. Hay fuego viniendo hacia nosotros por todas partes, un montón de cosas que están cayendo por el lugar y luego 'bang' mi amigo 'Fester' [Tony Greenwood], es alcanzado justo encima de su ojo izquierdo, solo a un metro de distancia de mí. Eso fue una cosa terrible. "Fester" era un tipo tan encantador. Luego le toco a 'Baz' Barratt. "Baz" se había vuelto a tratar de conseguir vendajes de curaciones para Pete Grey y estaba volviendo cuando 'bang' fue alcanzado en la espalda. Fue entonces cuando nos estancamos como un pelotón.[41]

El teniente primero Neirotti abandonó su posición para tener un mejor alcance de fuego y fue herido en una pierna. No obstante, sigue combatiendo:

Parecía una autopista de noche con autos con las luces bajas encendidas... Recuerdo todavía al cabo primero Martínez, herido, que me grita que la artillería enemiga le mató al soldado Araujo y a su compañero. Veo a otro soldado caminar a los gritos, con sangre en los oídos y la boca, alcanzado por una onda expansiva. Veo todavía a un soldado argentino, desarmado, adelantarse para rescatar a dos heridos nuestros... Usted podía verles las caras a los ingleses y ellos a nosotros... Mire, yo partí en dos a un inglés [posiblemente el cabo James Murdoch] con mi ametralladora pesada. Cayó a pocos metros de donde estábamos nosotros. Y el fuego era tan intenso que no podíamos socorrerlo, ni a él ni a los nuestros. Lo escuché agonizar durante no sé cuantas horas, y todavía oigo sus gritos. Ese recuerdo me persiguió y me persigue todavía, aunque con menor intensidad porque aprendí a llevarlo conmigo.[42]

El Sargento Rolando Mario Spizuoco también es herido, pero se arriesga a sí mismo en varias ocasiones para rescatar a los conscriptos heridos del pelotón de Baldini, rescatando a muchos.

La batalla iba mal para el mayor Argue Mike. La resistencia argentina era fuerte y bien organizada. En el centro de la montaña estaban los reclutas de Marina Jorge Maciel y Claudio Scaglione en un búnker con una ametralladora pesada y los conscriptos marinos Luis Fernández, Sergio Giuseppetti y otros con rifles equipados con visores nocturnos.[43]

El teniente Ian Bickerdike y su radiooperador, y el sargento Ian McKay y un número de otros paras en el Pelotón 4 estaban tratando de realizar un reconocimiento sobre las posiciones de los infantes de marina argentinos; al hacerlo, el comandante del pelotón y radioperador resultaron heridos. El sargento McKay se da cuenta de que había que hacer algo, decidió atacar la posición de ametralladora pesada que estaba causando tantos problemas y tanta miseria.

El asalto fue recibido por una lluvia de fuego de la ametralladora MAG del sargento Benito Sabino Avaca de la 2.ª Sección de Tiradores.[44]​ El cabo Ian Bailey fue herido de gravedad, un para muerto y otro herido. A pesar de estas pérdidas el sargento McKay, con total desprecio por su propia vida, por lo que ganaría póstumamente la Victoria Cruz, siguió corriendo hacia la posición enemiga solo. Peter Harclerode quien se le otorgó el libre acceso a el diario de guerra del 3 PARA, y posteriormente escribió PARA! (Arms & Armour Press, 1993), señaló que McKay y su grupo neutralizaron a varios fusileros de marina en la posición, pero no pudieron neutralizar la ametralladora pesada.

El mismo cabo McLaughlin logró arrastrarse hasta encontrarse dentro de distancia de poder lanzar granadas hacia la ametralladora pesada de los marinos, pero a pesar de varios esfuerzos con granadas de fragmentación y cohetes LAW de 66 mm, fue incapaz de silenciarla.[45]

El mayor Carrizo Salvadores en Full Back se había mantenido en contacto con los jefes argentinos en Puerto Argentino:

La situación es crítica. Ordeno al teniente Hugo Quiroga un contraataque. Otra lucha cuerpo a cuerpo. Hay bajas de ambos lados. Se logra estabilizar el frente de ataque inglés, pero el fuego de la artillería enemiga continúa. Los proyectiles estallan por todas partes, a metros donde teníamos el comando. Los ingleses nos están envolviendo. Pido refuerzos y llega tropa al mando del teniente Raúl Castañeda. Realiza un contraataque por el sector noroeste. Son las tres de la madrugada. Castañeda tiene éxito. Hace retroceder a los ingleses.[46]

Contraataque argentino

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Ahora era el turno de los argentinos para atacar. El mayor Carrizo Salvadores maniobró la sección reforzado del teniente Raúl Fernando Castañeda contra los Pelotones 4 y 5 del 3 PARA mientras que bajo la dirección de un suboficial, parte del pelotón de Castañeda avanzó en dirección al puesto de socorro británico. Los conscriptos de los cabos Jorge Daniel Arribas, Julio Nardielo Mamani y Manuel Adan Medina de Castañeda demostraron ser bastande determinados, insultando a los paras en inglés (habiendo aprendido varias malas palabras viendo películas de acción de Hollywood en los cines de Buenos Aires), lo que convenció a varios paracaidistas británicos que estaban luchando contra mercenarios estadounidenses en Longdon.[47]​ El sargento británico Brian Faulkner, al ver que más de veinte heridos paras en el puesto de socorro británico estaban a punto de caer en manos de una de las fracciones de tiradores de Castañeda, desplegó a todos los que estaban lo suficientemente aptos para defender el puesto de socorro regimental británico:

Elegí cuatro tipos y me subí en esta alta altura, y al hacerlo este pelotón [en verdad un grupo de más o menos quince tiradores] de veinte, o treinta argentinos estaban viniendo hacia nosotros. Nosotros simplemente abrimos fuego sobre ellos. No se cuantos nosotros matamos, pero recibieron lo que merecían, porque ninguno de ellos quedaron parados cuando terminamos con ellos.[48]

Las cosas estaban tan mal que los paras de la compañía del mayor Mike Argue cesaron el fuego y dedicaron todos sus esfuerzos para retirarse de Longdon, abandonando prácticamente a todos sus muertos. Peter Harclerode, un destacado historiador británico del Regimiento de Paracaidistas, lo reveló oficialmente, diciendo que:

Bajo fuego de cobertura, los pelotones números 4 y 5 pelotones se retiraron, pero otro hombre resultó muerto y otros heridos en el proceso. En ese momento, el teniente coronel Hew Pike y su Grupo «R» llegó a la escena y el mayor Argue le informó sobre la situación. Poco después, el Sargento Mayor de la Compañía Weeks informó que los dos pelotones se habían retirado a una distancia segura y que todos los heridos habían sido recuperados. Los muertos, sin embargo, tuvieron que ser dejados donde habían caído. Mientras tanto, en la ladera sur del objetivo, los heridos del pelotón número 6 estaban siendo evacuados mientras que el resto se mantuvo al amparo de las rocas.[49]
Yo estaba a punto de retirar mi Paras de Monte Longdon. No podíamos creer que estos adolescentes disfrazados como soldados nos estaban haciendo sufrir muchas bajas.
Comandante de la Brigada de Comandos 3, brigadier Julian Thompson.[50]

En el momento en que los diecinueve sobrevivientes —de los cuarenta y seis hombres— de la sección de tiradores del teniente Raúl Castañeda habían logrado bajar de la montaña con seis habiendo fallecidos y 21 siendo heridos en combate[51][52]​, estaban totalmente agotados. Uno de los sobrevivientes, el soldado Leonardo Hector Rondi, lucía una boina marrón – tomado de un soldado paracaidista muerto.[53][54]​ El soldado conscripto Rondi, tras la muerte del radiooperador del pelotón, había esquivado a varios paras para entregar mensajes a los grupos de tiradores de Castañeda, y encontrado a un para muerto detrás de una roca (que pudo haber sido el sargento McKay) y se llevó la boina roja y fusil SLR del para que más tarde dio a los jefes argentinos como trofeos.[55]​ El año siguiente, Rondi fue condecorado con la medalla La Nación Argentina al Valor en Combate por ofrecerse voluntariamente como mensajero a pie, tras la muerte del operador de radio del pelotón de Castañeda que había sido alcanzado por un francotirador británico.[56]

Full Back

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Luego de la inesperada y feroz lucha en Fly Half, el mayor Argue retiró los pelotones 4 y 5, y el 29.º Regimiento Comando dirigió el fuego de artillería hacia el cerro desde el Monte Kent, después de lo cual el área estaba flanqueada por la izquierda. Bajo el fuego pesado, los remanentes de los pelotones 4 y 5, bajo las órdenes el teniente Mark Cox avanzaron hacia el objetivo Full Back, sufriendo algunas bajas a manos del pelotón de Castañeda en su avance. Mientras estaba despejando la posición argentina, el soldado Gray fue herido por un disparo en la cabeza, pero se negó a ser evacuado hasta que el mayor Argue hubiera consolidado sus tropas adecuadamente en sus posiciones en Fly Half. El soldado Kevin Connery mató personalmente a tiros a tres soldados argentinos heridos en esta acción. Los soldados británicos no podían seguir avanzando sin sufrir pérdidas inaceptables, por lo que fueron retirados al extremo occidental del Monte Longdon, con las órdenes de que la Compañía A del mayor David Collett se moviera a través de la Compañía B y atacara, desde el oeste, el objetivo oriental de Full Back, una posición muy defendida, con fuego de cobertura otorgado por la compañía de apoyo.

Qué diferente era todo esto, mientras nos agachamos detrás de un enorme afloramiento de granito en esa montaña. Junto a nosotros, en la tenue luz de la luna, hay una colección de cadáveres argentinos; hay varios francotiradores que se mueven entre las rocas adelante, causando problemas considerables […] Peor que los francotiradores, una serie de ametralladoras pesadas no serán silenciadas por nuestro poder de fuego superior, ni ametralladoras, ni misiles MILAN, ni morteros, ni artillería. […] Detrás de nosotros, una gran explosión que creemos que al principio es un impacto de mortero de gran precisión es identificado como un cañón sin retroceso de 105 mm que abre fuego contra el equipo MILAN del cabo McCarthy con efecto mortífero cuando intentan establecer una mejor posición: tres son muertos por un solo proyectil. Los intentos de superar estas fuertes posiciones moviéndonos por las laderas del norte de la montaña no tienen éxito […] Parece que nos hemos quedado sin opciones. Es un momento negro en una noche larga y espantosa.
Hew Pike (Memories of the Falklands, Biteback Publishing, 2012)

Los subtenientes John Kearton y Ian Moore —un oficial australiano agregado al 3 PARA[57]​— reunieron a sus pelotones, cerca de la cima occidental y les informaron cómo tratar con el enemigo. Pronto se atacó la cima oriental de Longdon en otro amargo combate cuerpo a cuerpo, despejando la posición de los defensores argentinos con fusil, granada y bayoneta. Mientras que la Compañía A estaba eliminando las últimas posiciones defensivas, el cabo McLaughlin fue seriamente herido por una ronda de cañón sin retroceso Czekalski disparado por dos suboficiales —los cabos Julio César Canteros y Jorge Norberto González de la Sección de Exploración del subteniente Francisco Ramón Galíndez Matienzo— desde posiciones adelantados del punto fuerte Rough Diamond en Wireless Ridge. El suboficial británico fue muerto poco después por una bomba de 81 mm disparado del pelotón de morteros del sargento primero Mario Ricardo Alcaide desde de la Compañía C del RI 7 en Rough Diamond mientras McLaughlin se dirigía hacia el puesto de socorro británico. Alrededor de las 7 de la mañana, los cabos Canteros y González vuelven a abrir fuego con su cañón antitanque de 105 mm, dando muerte al cabo Christopher Lovett. Algún tiempo después de esto, ambos suboficiales abren fuego éxitosamente nuevamente, matando al cabo Scott Wilson.[58]

En algún momento antes del amanecer, el avance británico es nuevamente detenido por un largo tiempo y el jefe del 3er Batallón de Paracaidistas pensó que los refuerzos de la Compañía A podrían verse obligados a retirarse con la noche prácticamente acabando. El teniente coronel Pike describió la presencia de los hombres de Castañeda cerca Full Back como un «momento negro en una noche larga y espantosa» para el 3 PARA.[59]​ Al mismo tiempo, el capitán López Astore instruyó a los hombres que quedaban del teniente Quiroga que se preparasen para lanzar otro contraataque pero esta acción fue cancelado por una razon u otra.[60]​ Esto desmiente las informaciones posteriores de algunos veteranos, los cuales afirman que López Astore huyo del campo del combate. También existe la versión del cabo Elías Infante y otros exmilitares que el mayor Carrizo Salvadores huyo tempranamente de la batalla.[61]

No obstante, los argentinos defendieron rigurosamente Full Back. El cabo Manuel Adan Medina del pelotón de Castañeda se hizo cargo de un cañón antitanque y disparo contra la Compañía de Apoyo británica en la cima occidental de Longdon, matando a tres paras,[62][63][64]​ incluyendo el para Peter Heddicker, quien recibió un impacto directo de la ronda antitanque, el cual hirió a otros tres paras. El mayor Carrizo Salvadores solamente abandonó su puesto de comando en Full Back, algún tiempo después de las 06.32 hora local[65]​, cuando un misil Milan disparado por el pelotón antitanque británico en Fly Half se estrelló contra unas rocas justo detrás de él.[66][67]​ En el puesto de comando argentino el mayor Collett encontró dos mil cigarrillos que reparte entre los fumadores en su compañía.

Al amanecer, llegó como refuerzos otro pelotón de unos 45 fusileros de la Compañía A del Regimiento 7 protegido por la densa neblina, al que el teniente primero Jorge Calvo (jefe de la compañía) ordenó hacia adelante (contra las órdenes de sus superiores) para retomar el cerro perdido, pero sin encontrar a los defensores argentinos en Full Back esta sección de refuerzos se retiró después de hacer un reconocimiento de la zona.[68][69]

Fin de la batalla

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Unas pocas balas zumbaron en lo alto y se estrellaron contra las rocas. Un cabo gritó que Tumbledown nos estaba disparando. Nos topamos con una brecha estrecha en el camino [y] nos detuvimos bruscamente, ya que era un callejón sin salida. Cuatro o cinco cuerpos yacían tendidos allí, juntos. Esta vez eran nuestros propios hombres: las camufladas batas de PARA golpearon mis ojos de inmediato. CSM [Suboficial Mayor] Weeks estaba sobre ellos como un tutor, gritándole a algunos de sus hombres que cubrieran el final del camino y una pequeña cresta. El CSM y el Sargento P [Pettinger] intercambiaron palabras rápidas. Yo no estaba escuchando; mi mente estaba totalmente ocupada mirando los riscos en busca del enemigo. Me di la vuelta y miré a nuestros propios muchachos, muertos en el suelo, segados cuando intentaban atravesar esta brecha. Sentí a la vez ira y tristeza. El rostro del CSM mostró la tensión de haber visto a la mayoría de su compañía herida o muerta a tiros. La pelea de esa noche estaba escrita en cada línea de su rostro.
Vincent Bramley (Excursion To Hell, Bloomsbury, 1991)

La batalla y el fuego inmediato que le siguió al amanecer, —proveniente de Wireless Ridge y monte Tumbledown y que fue inicialmente dirigido por el capitán Eugenio Daneri—, duró doce horas y fue costosa para los británicos. El batallón británico 3 de paracaidistas (3 PARA) tuvo diecisiete muertos durante la batalla nocturna, también fue muerto al amanecer un ingeniero real agregado al 3 PARA. Tres de los paracaidistas muertos –los soldados rasos, Ian Scrivens, Jason Burt y Neil Grose– solo tenían diecisiete años; el soldado Grose murió en batalla el día de su cumpleaños. Los británicos inicialmente solo admitieron un total de 40 heridos durante la batalla nocturna y informan que otros seis paracaidistas —inluyendo a Richard Absolon, un francotirador neozelandés en la Compañía D—,[70]​ fueron muertos y siete más paracaidistas resultaron heridos en el bombardeo de dos días que siguió y que fue dirigido en gran parte por el teniente de corbeta Rubén Eduardo Galliussi, jefe del pelotón de morteros pesados del Batallón de Infantería de Marina Nº 5[71]​en monte Tumbledown y el capitán Rodrigo Alejandro Soloaga del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 "Coronel Isidoro Suárez" en el valle de Moody Brook.

En 2019, el soldado paracaidista Mick Southall reveló que solo 30 soldados de la Compañía 'B' quedaron a pie después de la furiosa acción nocturna, confirmando las sospechas por parte del teniente Castañeda y sus hombres[72]​ de que al menos 90 paracaidistas británicos en el 3 PARA habían resultado muertos o heridos o sufrido algún tipo de lesión grave para dejarlos fuera de combate:

Los soldados enemigos estaban decididos, por decir lo menos... Es por eso que mi compañía sufrió un 60 o 70 por ciento de bajas... Mi compañía fue reducida a 30 tipos... Fueron tan patriotas y entusiastas con su causa como nosotros con la nuestra. Ellos creían firmemente que estaban luchando por lo correcto y nosotros también... Ellos no huyeron, estoy seguro que algunos lo hicieron pero muchos de ellos no.[73]

Un comando zapador de los Marines Reales (Sargento Peter Thorpe) también fue herido en el sector del monte Longdon en las horas diurnas del 12 de junio, cuando fue enviado para rescatar a varios miembros de una batería de artillería atrapados y lesionados dentro de un vehículo Snowcat en un campo minado cerca del Puente Murrell.[74]​ En la noche del 13 al 14 de junio, el 3 PARA sufrió más bajas cuando fue objeto de fuertes bombardeos por parte del Regimiento 7 en Wireless Ridge y bombarderos Canberra.[75][76]​ Los argentinos sufrieron 31 muertos,[77]​ 120 heridos y 50 combatientes tomados prisioneros. Entre los heridos sobrevivientes estaban inicialmente los soldados conscriptos Ramón Quintana y Manuel Gramisci.

Al final, además de la victoria de los paracaidistas británicos, fue notable las bajas sufridas entre ambos bandos, pues en esta batalla murieron 31 soldados argentinos y 120 fueron heridos, mientras que los británicos sufrieron 23 muertos y 70 heridos.

Consecuencias

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Cuando en 1993 se publicó el libro Viaje al Infierno del exparacaidista británico Vincent Bramley que denunció el fusilamiento de soldados argentinos en Monte Longdon, el soldado Néstor Flores contó su historia. Relató que en aquella madrugada en Monte Longdon vio cómo los paracaidistas mataron a balazos al herido Ramón Quintana y mataron con una bayoneta a Donato Gramisci, quien también había sido herido en combate.[78]

Gramisci había suplicado horas antes que no lo dejaran solo en la montaña, pero el soldado conscripto Sergio Sánchez quien lo había encontrado en la oscuridad, no pudo cumplir con su promesa de volver por el herido.

El cabo británico Vincent Bramley recordó haber estado patrullando la mitad occidental del Monte Longdon cuando se confrontó con todo el horror del combate nocturno. El suboficial del 3 PARA y empeñoso escritor tropezó con los cuerpos de cuatro o cinco paracaidistas atrapados entre las rocas y muertos a manos del pelotón de Neirotti.[79]

El cabo McLaughlin —combatiente británico muerto por un proyectil de mortero cuando caminaba hacia el puesto de socorro a causa de una herida anterior— era muy respetado por su pelotón. Según sugiere el escritor Jim Keys, no fue propuesto para un reconocimiento post mortem debido a que al recuperar su cuerpo se encontró una colección de orejas enemigas en una de sus bolsas de municiones.[80]​ Si bien la práctica de mutilación de cadáveres no fue investigada, en una nota publicada en The Independent un excombatiente británico señaló que podría haber sucedido luego de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.[81]​ Algunos excombatientes argentinos afirman que soldados ingleses degollaron personas en este combate.[cita requerida]

Tumbas argentinas sin nombres

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Es la única manera de mantenerte cuerdo. Comenzás a actuar de manera inhumana, como si estuvieras desconectado de tu manera de ser normal. Vi a algunos saqueando los cadáveres o escarbando dentro de los búnkeres. Yo mismo lo hice. Es como si hubiese sido lo más normal del mundo hurgarle los bolsillo a alguien y llevarte sus cartas.
Vincent Bramley. 3 PARA, Monte Longdon.

33 años después de la guerra se informó de nuevo en los principales periódicos del mundo que en contravención del Convenio de Ginebra, 123 argentinos muertos en Malvinas fueron enterrados como soldados desconocidos,[82]​ sin sus chapas metálicas y tarjetas plásticas de identificación, fotos y cartas personales, documentos que hubiesen ayudado a los británicos en identificarlos.
La mayoría de los muertos argentinos no identificados pertenecían a las unidades que habían luchado contra los paracaidistas británicos,[83]​ acusados de varios crímenes de guerra contra los soldados argentinos. Muchos de los soldados argentinos no tenían medallas identificatorias, por lo que les permitieron que llevaran sus cédulas militares.[84]

En 2017, el excabo Vicent Bramley admitió haber robado cartas de los argentinos caídos en Longdon.[85]

Controversias

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En cuanto a la batalla de Monte Longdon se han escrito numerosos mitos y contramitos, a favor y en contra el rol de los militares argentinos. Desde el punto de vista militar la batalla fue la más sangrienta en Malvinas. Según varias versiones iniciales británicas, los comandos del ejército argentino se repartieron entre los conscriptos y esto ayudó a los combatientes argentinos combatir duramente.[86]​ En realidad, sólo un pequeño pelotón de infantes de marina argentinos estuvo presente, y este se dividió entre los soldados argentinos del Ejército.[87]​ En charlas dadas en las escuelas y entrevistas concedidas por miembros del CECIM, se difunde de manera prolija la idea de que los conscriptos defensores del monte fueron abandonados por los cuadros y combatieron «sin ningún tipo de instrucción de nuestros jefes, los oficiales y suboficiales».[88]​ Según el exsoldado Ernesto Alsonso —hospitalizado durante la batalla después de ser evacuado previo a los combates por el shock nervioso causado por la explosión de un proyectil enemigo—,[89]​ actualmente presidente de la Comisión Nacional de Excombatientes de Malvinas, no debe interpretarse que Carrizo Salvadores o Dachary jugaron un rol importante, aunque varios historiadores y veteranos dicen que hasta el final del combate ambos jefes militares confiaban que les llegarían los refuerzos que repetidamente habían solicitado. La mayoría de los soldados que combatieron junto a Ernesto Alonso toman su acto como una excusa para no permanecer en el campo de batalla y niegan toda acusación a Baldini.

Baldini recibió muchas críticas por parte del exsoldado conscripto Alberto Carbone en el libro Los Dos Lados Del Infierno (Planeta, 1994) por haberle acusado de desertor y aplicarle el castigo de campo en Longdon.[cita requerida] Sin embargo, Baldini había autorizado la evacuación de Carbone el 10 de junio pese a sus dudas. El soldado conscripto tenía un disparó en el muslo que se había disparado dentro de su carpa —Carbone niega que su herida de bala fue autoinfligida a propósito—. El periodista argentino Rodolfo Barili también ha reportado las duras críticas del exsoldado conscripto Luis Aparicio en el documental Malvinas, Herida Abierta, al ser descubierto huesos de cordero dentro la cueva de Baldini. Sin embargo, se ha establecido hace varios años ya, que Baldini había ordenado a un grupo selecto de conscriptos salir a cazar ovejas para que sus hombres se pudieran alimentaran mejor.[90]​ También existe polémica por la muerte del subteniente Baldini, quien fue sorprendido durmiendo en su carpa descalzado según la versión contada por CECIM en el libro Los Dos Lados Del Infierno[91]​. Baldini habia sido sorprendido previo a la batalla por un subordinado, a quien le ordeno callar lo que veía, se encontraba con sus pies descubiertos al sol, tratando de secar sus medias y airear sus pies que ya comenzaban a necrosarse por el "pie de trinchera"

Sobre el entrenamiento recibido, el soldado conscripto Jorge Alberto Altieri,[c]​ en una entrevista después de la guerra describió su entrenamiento tipo comando en la Compañía B.[92]​ Tomás Szumilo[d]​ también afirmó que los conscriptos recibieron una formación más que adecuada en el Regimiento 7.[93]

Diversos testimonios dan cuenta de las deficiencias en la logística. Altieri sostuvo que las principales comidas que se repartieron entre el 16 de abril y 11 de junio consistieron en lentejas con porotos verdes y un poco de carne de cordero,[94]​ pero estas comidas se complementaron con algunos suplementos tales como barras de chocolate.[95]​ y tarros de carne.[96]​ Sin embargo, según Altieri,[e]​ los conscriptos no estuvieron bien alimentados.[94]​ Sobre el aprovisionamiento de aquellos días, Julio Gerardo Lago, —soldado encargado de la distribución de alimentos—,[f]​ describió las dificultades que se presentaron en su tarea, debidas en parte a las pocas horas diurnas durante los días previos al inicio del invierno austral.[97]

El 23 de mayo, en vista que las Compañías A, B y C llevaban 41 días en las posiciones sin haber sido relevadas, el capitán Raúl Eugenio Daneri decidió ordenar las compañías tomarse el turno en preparar y servir la comida del Regimiento 7 y asi poder comer un poco mejor. Miguel Savage, soldado de la Compañía C,[g]​ describió su experiencia y el modo en que él y su compañero se beneficiaron de la tarea.[98]

A pesar del riesgo de aplicarles el castigo de campo, el 8 de junio cuatro soldados conscriptos (Carlos Alberto Hornos, Pedro Vojkovic, Alejandro Vargas y Manuel Zelarrayán) se escaparon de la Compañía A del Regimiento 7, e intentaron conseguir alimentos y comida que el soldado Savage —que había encontrado un pulóver azul— y otros decían haber visto dentro la casa abandonada de un estanciero, cerca del río Murrell.[99]​ Al llegar a las cercanías de la casa, encontraron que el río Murrel les impedía el paso, pero hallaron un bote que ler permitió atravesarlo. De regreso, con el bote cargado con los elementos que habían tomado de la vivienda, accionaron una mina antitanque al intentar sacarlo del agua y los cuatro soldados murieron.[100]

Otros investigadores sostienen que los oficiales y suboficiales hicieron cuanto les fue posible, dadas las circunstancias, por lograr buenas condiciones generales para los soldados, se esforzaron por levantar la moral de los conscriptos y fueron buenos combatientes. En este sentido, el historiador británico Nicholas van der Bijl,[h]​ analizó positivamente el accionar del subteniente Baldini, restando validez a las críticas que sobre él se habían expresado.[55][101]​ En una entrevista José Luis Aparicio, excombatiente de Malvinas,[i]​ recordó su experiencia en cuando antes del desembarco británico, Baldini pudo sacar sus a hombres de sus trincheras en dos oportunidades y llevarlos a la capital malvinense para que pudieran bañarse y dormir bajo techo.[102]

Los miembros del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM), —que desde principio se definió como «Anti-Héroes»—, denunciaron torturas físicas y psicológicas, estaqueos, maltratos, privación de alimentos en Monte Longdon y hasta la muerte por congelamiento del infante de marina Héctor Miguel Rolla mientras cumplía funciones de guardia.[103]​ El subteniente Juan Domingo Baldini de la Compañía B «Maipu» en Monte Longdon, fue acusado de haber estaqueado a tres o cuatro conscriptos por haber abandonado sus puestos para ir en busca de comida. En 2007, la ministra de defensa de Argentina, Nilda Garré,[j]​ reconoció que las normas militares vigentes durante la guerra de las Malvinas, que en otros ejércitos eran conocidos como castigo de campo, permitía el estaqueo en caso de la inexistencia de cárceles.[104]

Ernesto Alonso, en ese entonces soldado del 1.ª Sección de la Compañía B del Regimiento 7,[k]​ y luego presidente de CECIM. describió los castigos a que eran sometidos los soldados que incumplían órdenes,[105]​ y encuadró el accionar de algunos oficiales,[l]​ con las prácticas represivas de la dictadura cívico-militar entonces en el poder.[106]

En 2009, la justicia federal de Comodoro Rivadavia ratificó el fallo en primera instancia de un juzgado federal de Río Grande, Tierra del Fuego de acusar formalmente a setenta oficiales y suboficiales de tratamiento inhumano de los soldados conscriptos durante la guerra.[107]
Pablo Vassel, entonces subsecretario de derechos humanos de la provincia de Corrientes,[m]​ junto al centro de excombatientes de la provincia, impulsó la investigación oficial acerca de lo sucedido.[108]​ En 2017, el investigador Juan Cruz Campagna criticó el lento accionar judicial respecto a los 120 hechos denunciados desde 2007.[109]

Algunos medios señalaron la falsedad de las acusaciones, argumentando que mediante datos manipulados o tergiversados se armaron causas si evidencias firmes destinadas a acusar a los oficiales y suboficiales argentinos y obtener resarcimientos económicos.[110][111]

Ninguna de las denuncias realizadas ha podido ser comprobada, luego de las investigaciones pertinentes, por parte de la justicia y nadie ha sido condenado. Será Justicia

En 2019, el controvertido autor británico Ricky D Phillips[112][113]​ mintió abiertamente en Quora (sitio de internet para "compartir conocimiento") al afirmar a su grande y leal audiencia que los defensores argentinos no solamente habían empleado mercenarios estadounidenses para defender monte Longdon, sino que también habían levantado banderas blancas durante la batalla para solo abrir fuego una vez que los paracaidistas británicos abandonaban cubierta para poder tomar prisioneros a los defensores.[114]​ También haría la afirmación ridícula que unos 120 mercenarios estadounidenses habían combatido contra los británicos en la Batalla del monte Tumbledown.[115]

  1. «El terreno dictaba exactamente cómo avanzábamos. La mayoría de las veces, si íbamos por los senderos, —las pocas veces que lo hicimos—, íbamos en fila india, alternando entre los dos lados de la senda, como un zig-zag. Pero hay grandes ríos de roca, grandes peñascos blancos, y tienes que cruzarlos y luego está el brezo y la aulaga y está constantemente mojado, con vientos con fuerza de tormenta y lluvia horizontal, un escenario de pesadilla.»
  2. El «Subsector Plata 1» estaba circunscrito por Wireless Ridge y el «Subsector Plata 3» estaba conformado por la península Camber. Todo en conjunto formaba el «Sector Plata».[23]
  3. «Me entregaron un fusil FAL de 7,62 milímetros. Otros muchachos recibieron FAP (ametralladoras ligeras) y otros PAM [“sub ametralladoras”]. Se hacía especial hincapié en que al disparar cada bala contara. También se me mostró cómo usar una bazuca, cómo hacer y colocar trampas explosivas, y cómo conducir por la noche, y realizamos simulacros de helicópteros, ataques nocturnos y diurnos y emboscadas.»
  4. «La preparación con la que llegábamos era una instrucción de un mes y medio, buena y bastante rigurosa porque el Regimiento era muy exigente en ese sentido. Estábamos en condiciones de manejar un arma y de los elementos básicos del combate. En mi caso, por mi experiencia en sanidad, tenía conocimientos de enfermería, más que nada de primeros auxilios.»
  5. «En una guerra los altos mando están en distintos lugares que la tropa, entonces por ejemplo nosotros estábamos arriba del Monte Longdon y nuestro jefe, el subteniente Juan Domingo Baldini recibía la orden del oficial Mayor Carrizo que estaba más abajo, de abastecernos de raciones frías [raciones enlatadas] y que la comida más nutritiva nos las tenían que dar cuando comenzara el combate porque después no sabían si no podían proveer de comida. Del 16 de abril hasta el 11 de Junio que combatimos, comimos sopa con lentejas, arvejas y algún trozo de oveja. Nosotros le decíamos a nuestro subteniente: “No podemos decirles a los soldados ingleses que esperen que nos alimentemos bien y después agarrarnos a tiros ...”. No estábamos bien alimentados previo a los combates como debe ser, estábamos debilitados. Si durante el combate no hubiéramos podido comer, bueno, mala suerte, pero no antes. Fueron muchas cosas... La comida, la ropa, el orden que debíamos mantener en las carpas, estar afeitados... Los libros enseñan de una forma pero la realidad es otra...»
  6. «De entrada hacíamos tres comidas por día, después se hicieron dos y al final, una. Te levantabas a las cuatro de la mañana y preparabas un mate cocido; después ya entrabas con la comida que se repartía a mediodía, otra más que se repartía tipo cuatro, cinco de la tarde, y a preparar todo para el otro día. Y así era continuamente. El problema era que amanecía a las diez de la mañana o a las nueve, y oscurecía a las tres y media. Con el toque de queda no se podía circular de noche, o sea, no había tiempo para andar repartiendo la comida.»
  7. «A mi me tocaba ser el ranchero, nos turnábamos creo que por semana. Así podía conseguir un poco más de comida. Aunque salir en medio del frío a servir a los otros era tremendo, de esta manera llenábamos con Roberto Maldonado —mi compañero de posición— tres cantimploras de mate cocido y las usábamos como bolsa de agua caliente – Así tomábamos algo calentito toda la mañana.»
  8. «Baldini fue después fuertemente criticado por los veteranos por ser indiferente y egoísta hacia sus hombres, aunque esto parece haber venido de varios soldados petulantes que no pudieron apreciar sus esfuerzos para mantenerlos con vida en condiciones difíciles».
  9. «Durante la guerra fui con toda la sección dos veces al pueblo para bañarnos. La primera, [nos bañamos] en un aserradero al costado del correo, con agua tibia. Eso ocurrió al principio. Luego, ya más entrado mayo, en otro lugar donde nos quedamos a dormir. Escuchábamos disparos aislados. Yo seguía afeitándome, pero no me pude bañar más de dos veces en toda la guerra.»
  10. «Es una crueldad y de un sadismo insólito, pero es cierto que estaba en las normas.»
  11. «En algún sentido, tuvimos que soportar dos frentes: los británicos y los propios militares argentinos.»
  12. «Se servían whisky de los pubs, pero no estaban preparados para la guerra. Desaparecieron cuando las cosas se pusieron serias. Muchos de los oficiales habían trabajado previamente como torturadores para la dictadura argentina. Nos usaron a nosotros, los reclutas, para sus fantasías sádicas.»
  13. «Tenemos el testimonio de 23 personas sobre un soldado que fue asesinado a tiros por un cuerpo, otros cuatro excombatientes que murieron de hambre y al menos 15 casos de reclutas (haciendo su servicio militar obligatorio) que fueron estaqueado en el suelo […] La guerra es un tema delicado en la provincia de Corrientes, que envió el mayor número de soldados a Malvinas en proporción a su población, fue la primera en declarar el 2 de abril un día festivo.»

Referencias

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  1. «Los 74 días en Malvinas para la Infantería de Marina». Gaceta Marinera. Armada Argentina. 16 de abril de 2019. Consultado el 20 de julio de 2019. 
  2. De los 278 hombres que tenía inicialmente, sólo nos pudimos replegar 78. Quedaron en la posición 200 hombres, entre muertos, heridos y rodeados por el enemigo. Malvinas: Relatos de Soldados, Martín Antonio Balza, p. 84, Círculo Militar, 1986
  3. Malvinas, hay un nuevo soldado identificado: el subteniente de una sangrienta batalla en la que se peleó cuerpo a cuerpo con los ingleses
  4. "We'd lost something like twenty-two guys up to that point, dead, but three times more than that were wounded." Bloody Hell: The Price Soldiers Pay, Daniel Hallock, pg. 60, Plough Publishing House, 1999
  5. "Our battalion had lost twenty-three men there, with more than sixty wounded." Forward Into Hell, Vincent Bramley, John Blake Publishing
  6. "Una hora después, escasos de munición, agotados y sin capacidad para resistir más, los defensores argentinos, además de sufrir la presión de los paracaidistas, y del fuego de artillería, recibieron el ataque de la HMS Avenger, que abrió fuego con su cañón automático de 114 mm guiado por radar contra sus posiciones, contribuyendo a desbaratar lo que quedaba de las defensas, por lo que, tras doce horas de combate, se retiraron hacía Puerto Argentino, dejando en el campo 31 muertos y ciento veinte heridos, y cincuenta prisioneros, no asegurando del todo la posición los paracaidistas británicos hasta las 09:00, tras sufrir 23 muertos y setenta heridos, en la que desde el punto de vista militar, fue la batalla fue la más sangrienta en la Guerra de las Malvinas." Cazadores de Almas: Francotiradores, Carlos Canales, Miguel del Rey, EDAF, 2017
  7. "Los soldados enemigos estaban decididos, por decir lo menos... Es por eso que mi compañía sufrió un 60 o 70 por ciento de bajas... Mi compañía fue reducida a 30 tipos... Fueron tan patriotas y entusiastas con su causa como nosotros con la nuestra. Ellos creían firmemente que estaban luchando por lo correcto y nosotros también... Ellos no huyeron, estoy seguro que algunos lo hicieron pero muchos de ellos no." Private Southall, 3 Para - Memories of the Falklands War (disponible en YouTube)
  8. Jim Keys (2013). «The Battle of Mount Longdon». Fighting Brits (en inglés). p. 270. ISBN 978-1-291-53103-9. 
  9. a b Hugh Bicheno, Razor's Edge: The Unofficial History of the Falklands War, p. 213, Weidenfeld & Nicolson, 2006
  10. “Encontrar un objeto en el suelo y saber que perteneció a un soldado Argentino que peleó por su patria te hace sentir diferentes sensaciones”
  11. Nine battles to Stanley, Nicholas Van der Bijl, p.163, Leo Cooper, 30 de septiembre de 1999
  12. a b PARA!, p. 345, by Peter Harclerode
  13. Nine battles to Stanley, Nicholas Van der Bijl, p.164, Leo Cooper, 30 de septiembre de 1999
  14. Comandos en acción: el Ejército en Malvinas, Isidoro Ruiz Moreno, p.328, Emecé Editores, 1 de enero de 1986
  15. PARA!, p. 345, Por Peter Harclerode
  16. The Falklands War: Paratrooper close enough to Argentine troops he heard them talking before attack
  17. Emocionante historia de vida de Hugo Mac Dougall – cabo primero en la Guerra De Malvinas
  18. The final GR.3 to be 'lost' was XZ989 flown by Peter Squire, which suffered a power loss on returning to the matted landing site; his aircraft hit the ground rather had, irretrievably damaging it. BAE/McDonnell Douglas Harrier, Andy Evans, p. 75, Crowood Press, 1988
  19. Their morale was expected to be low and resistance weak. We were also assured there were no minefields. Told for the first time - the most extraordinary and compelling story of the Falklands War
  20. Daniel Kon, Los Chicos de la Guerra/The Boys Of The War, página 151, New English Library, 1983
  21. Diario de Malvinas: Nuestras Malvinas, página 43, Editorial Dunken, 2013
  22. Twilight Warriors: Inside the World's Special Forces. St Martin Press, 1995
  23. a b Conflicto Malvinas, 1983, Anexo 48.
  24. a b c Conflicto Malvinas, 1983, p. 102.
  25. Büsser, Carlos A. C. (2007). «Reflexiones y experiencias sobre la actuación de la Infantería de Marina en la defensa de las islas Malvinas en 1982» (PDF). Boletín del Centro Naval CXXV (818): 347. ISSN 0009-0123. 
  26. Conflicto Malvinas, 1983, Anexo 49.
  27. a b David Aldea. «Mount Longdon – The Argentinian Story». Britain's Small Forgotten Wars (en inglés). Archivado desde el original el 7 de julio de 2001. 
  28. «Para principios de 1982 la Brigada X era una unidad muy respetada del Ejército Argentino y una proporción significativa de sus conscriptos estaban en buen estado físico, dedicados y bien entrenados, al menos en estándares latinoamericanos.» 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nicholas van der Bijl, p. 30, Leo Cooper, 2003
  29. «Hacia finales de octubre de 1981, el general de brigada Jofre presentó un gran ejercicio, en la cual la X Brigada de Infantería, totalmente armada y equipada, partió al norte y oeste hacia el área de entrenamiento General Acha en la provincia de La Pampa al pie de los Andes, aproximadamente a 1000 kilómetros de Buenos Aires. El punto culminante vino con el asalto de infantería mecanizada de la brigada, mientras que arriba los Skyhawk, representando tanto el apoyo aéreo propio como enemigo, atacaron con cohetes cascos de vehículos con cohetes. El comandante en jefe del Ejército Argentino, el teniente general Roberto Viola prestó mucha atención al desempeño de la brigada. Esto probó bastante a los hombres.» 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nicholas van der Bijl, p. 29, Leo Cooper, 2003
  30. 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nicholas van der Bijl, p. 30, Leo Cooper, 2003
  31. «"La realidad de la guerra supera toda ficción"». la Gaceta. 28 de marzo de 2010. 
  32. «Alrededor de este tiempo, Jofre formó pelotones helitransportados para cada uno de sus regimientos. El soldado raso Santiago Gauto, un conscripto de herencia de sangre indio de Guaraní del 7.º Regimiento de Infantería, fue seleccionado para ser parte del pelotón de Comandos para su regimiento.» 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nicholas van der Bijl, p. 30, Leo Cooper, 2003
  33. «Él era un comando del Ejército que había luchado contra el Ejército Revolucionario del Pueblo en la provincia de Tucumán durante la «Guerra Sucia». Completamente un profesional y un soldado dedicado, él demandaba un alto nivel y ejercía una disciplina rígida pero justa. Fue a Jaimet a quien el general de brigada Jofre recurrió cuando requería una compañía helitransportada."» 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nicholas van der Bijl, p. 161, Leo Cooper, 2003
  34. Díaz Cabo, 2015, p. 117.
  35. Conflicto Malvinas, 1983, p. 103.
  36. Al soldado Fabian Pássaro le tocó enterrar a varios compañeros: "A lo lejos se seguían escuchando las explosiones; por eso suponíamos que la batalla continuaba, ahora más cerca de Puerto Argentino. Nos hicieron detener, y cuando vi el lugar al que habíamos llegado casi se me cae el alma a los pies. En la tierra habían marcado un cuadrado grande, y al costado había una pila de cadáveres argentinos. íbamos a tener que cavar el pozo y sepultarlos. Me dieron una pala y empecé a trabajar, junto con los otros chicos. Con un chico levantamos un cuerpo, que estaba boca abajo, para meterlo en la fosa. Era el cabo primero Orozco. Pobrecito; cuando lo vi empecé a llorar de nuevo, me puse muy mal. El tenía razón; me había ganado la botella de whisky, pero ya nunca se la podría pagar. Después enterramos al subteniente Baldini, también. Ese oficial se había portado como un valiente, luchando junto a sus soldados hasta el último minuto". ("LOS CHICOS DE LA GUERRA, Por Daniel Kon, Página 187, Galerna, 1982").
  37. Nine battles to Stanley, Nicholas Van der Bijl, p.173, Leo Cooper, 30 de septiembre de 1999
  38. «VGM Jorge “Beto” Altieri: “Yo defendí a la Patria y la Patria no me defiende… Yo necesito a la Patria…”BAHIANOTICIAS.COM 02/04/2009». 
  39. «Nuestros Héroes de Malvinas: subteniente Juan Domingo Baldini». Argentina.gob.ar. 10 de junio de 2019. 
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  46. La Guerra de Las Malvinas (Version Argentina), p. ?, Ediciones Fernández Reguera, 1987
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  48. Above All, Courage (Cassells Military Paperbacks, 2002)
  49. Peter Harclerode, PARA!: Fifty Years of The Parachute Regiment, p. 354, Arms & Armour Press, 1993
  50. Jon Cooksey, 3 PARA Mount Longdon: The Bloodiest Battle, p. 98, Pen & Sword Books Ltd
  51. De los 46 hombres de mi sección, tuvimos seis fallecidos en combate y 21 heridos; ninguno de ellos, que eran soldados del Servicio Militar Obligatorio, se retiró del campo de batalla y todos dieron lo mejor de sí “Malvinas: 40 años”, la emotiva presentación del libro que rescata las historias de 22 protagonistas de la guerra
  52. «De los 46 hombres de mi sección, tuvimos seis fallecidos en combate y 21 heridos; ninguno de ellos, que eran soldados del Servicio Militar Obligatorio, se retiró del campo de batalla y todos dieron lo mejor de sí» “Malvinas: 40 años”, la emotiva presentación del libro que rescata las historias de 22 protagonistas de la guerra
  53. (Malvinas, Viaje al Pasado, Miguel Savage, página, 2011)
  54. «‘You never get over it, but I have a double problem. I was fighting against Brits, people who were as good as family' . By Sophie Arie. 30/03/2002. news.scotsman.com.». Consultado el 2 de abril de 2017. 
  55. a b Nine battles to Stanley, Nicholas Van der Bijl, p.176, Leo Cooper, 30 de septiembre de 1999
  56. "Participar de un contraataque nocturno en el Monte Longdon que ejecutó una sección de Infantería, en condiciones meteorológicas desfavorables, en terreno abrupto y bajo intenso fuego enemigo de armas automáticas y de artillería. En dichas circunstancias combatir durante casi 4 horas a las distancias próximas y cuerpo a cuerpo asumiendo el puesto de estafeta a pie ante la muerte del titular' que operaba una radio. En dicha situación desempeñarse con arrojo, a decisión y gran espíritu de combate, arriesgando su vida en repetidas oportunidades, al desplazarse entre los grupos y soldados, para transmitir las órdenes que impertía el Jefe de la Sección." Armas y Geoestrategia, P. 116, Editorial CLIO S.A., 1983
  57. Martin Middlebrook, p. 336, Operation Corporate: the Falklands War, 1982, Viking, 1985
  58. "Just over 30 minutes after this incident, at approximately 10.00 hrs (zt), there is an explosion in the First Bowl; it impacts on the western wall, killing LCpl Lovett. Shorty after this there is a second explosion, also on the west wall, which kills Cpl Wilson." Three Days In June: The Incredible Minute-by-Minute Oral History of 3 Para's Deadly Falklands War Battle, James O'Connell, Hachette UK, 2021
  59. Iain Dale (2012). Memories of the Falklands (en inglés). Biteback Publishing. ISBN 978-1-84954-341-5. 
  60. ENTREVISTAMOS AL Tcnl(R)Ing VGM HUGO ANIBAL QUIROGA DE LA Ca Ing 10 durante la gesta (disponible en YouTube)
  61. Malvinas: Combate Monte Longdon | Entrevista VGM Elías Infante
  62. «One three-man missile team was wiped out by a direct hit from a recoilless rifle.» Max Hastings, Simon Jenkins, p. 298, The Battle for the Falklands, Joseph, 1983
  63. «The wounded Corporal Manuel Medina of Castaneda's platoon took over a Recoilless Rifle detachment and fired along the ridge at Support Company killing three paras.» Nine battles to Stanley, Nicholas Van der Bijl, p.177, Leo Cooper, 30 de septiembre de 1999
  64. «Participar de un contraataque nocturno en el Monte Longdon que ejecutó una sección de Infantería, en condiciones meteorológicas desfavorables, en terreno abrupto y bajo intenso fuego enemigo de armas automáticas y de artillería. En dichas circunstancias conbatir durante casi 4 horas a las distancias próximas y cuerpo a cuerpo. Adelantarse por orden de su Jefe de Sección durante el ataque, para ocupar una posición de apoyo y no obstante estar herido, desempeñarse con serenidad y arrojo, al operar inicialmente un cañón y luego una ametralladora, que permitió apoyar el avance de la sección.» Informe oficial del Ejército Argentino, Tomo I, p. 70, Ejército Argentino, 1983
  65. Men of 3 Parachute Regiment outside a captured Argentine command post after the Battle of Mount Longdon. The post had finally been abandoned by the second in command of the Argentine 7th Infantry Regiment, Major Carrizo-Salvadores, after fierce fighting and the deployment of the Regiment's Milan Anti Tank Missile Section at 6.32 am on 12 June. THE FALKLANDS CONFLICT, APRIL - JUNE 1982
  66. «A las 0600 horas de la mañana, la situación en monte Longdon era por demás crítica. El enemigo dominaba las alturas al Oeste y atacaba por el Norte y por el Sur. Un cohete Milan rozó un murallón de piedras detrás de mi Puesto de Comando, explotando unos metros más atrás.» Malvinas: Relatos de Soldados, Martín Antonio Balza, p.83, Círculo Militar, 1986
  67. «A las 06.22 reapareció Carrizo manifestando que la infantería enemiga estaba a 100 metros y que tenía muchos muertos y heridos; aunque todavía se mantenía, ello se hacia muy difícil.» Malvinas: La Defensa de Puerto Argentino, Oscar Luis Jofre, Félix Roberto Aguiar, p. 227, Editorial Sudamericana, 1987
  68. Según el Soldado Conscripto Domingo Asuncion Morel: «Luego nos trasladamos a las posiciones de la Compañía B del Regimiento 7 para reforzar un sector que había sido tomado por los ingleses pero que no pudimos recuperar. Cuando llegamos, la Compañía B se había ido. No pudimos reforzar nada porque éramos grupos de catorce tipos, ya ves. La Compañía B se había retirado, dejándonos prácticamente sin nada, y sin respaldo. El suboficial no sabía qué hacer porque iba a las órdenes del segundo jefe del regimiento que tampoco sabía nada”.» Forgotten Voices of the Falklands, Hugh McManners, p. 399, Random House, 2008
  69. Según el historiador británico Martin Middlebrook: "Luego se envió otro pelotón, pero el General de Brigada Jofre, que estaba siguiendo los acontecimientos en su puesto de comando en Puerto Argentino, canceló su movimiento porque se dio cuenta de que el monte Longdon estaba prácticamente perdido." Argentine Fight for the Falklands, Martin Middlebrook, p. 236, Pen & Sword, 2003
  70. «Falklands' honors only New Zealand soldier killed during the 1982 war». MercoPress (en inglés). 1 de febrero de 2014. 
  71. Entrevista N° 331: Capitán de Navío IM (R) VGM Eduardo Galliussi - BIM 5
  72. Malvinas | El audaz ataque de Castañeda
  73. Private Southall, 3 Para - Memories of the Falklands War
  74. The other companies had skirted one minefield on their approach and Staff Sergeant Pete Thorpe of Condor Troop Royal Engineers was later to lose his foot on a mine while trying to extract a damaged vehicle with injured gunners, near Murrell Bridge.. The Yompers: With 45 Commando in the Falklands War, Ian Gardiner, p. 161, Pen & Sword, 2012
  75. There is half an hour between dawn and the arrival of the first casualties, mainly Scots Guards from Tumbledown. Fitzroy are saturated, and Teal Inlet busy with 3 Para casualties from an all-night stonking of Mount Longdon by enemy artillery. Red and Green Life Machine, Rick Jolly, p. 127, Transworld Publishers Limited, 1984
  76. ¡Justo!", dijo alguien por la radio. Curiosamente, los británicos no registran ese ataque de "altura", salvo que, remotamente, lo hayan confundido con fuego de artillería y de morteros, ya que así se había estado batiendo ese lugar. Malvinas: La Defensa de Puerto Argentino, Oscar Luis Jofre, Félix Roberto Aguiar, Página 250, Editorial Sudamericana, 1987
  77. Rubén Oscar Moro (1985). La Guerra Inaudita: Historia del Conflicto del Atlántico Sur. Pleamar. pp. 479-480. ISBN 978-950-583-043-5. 
  78. «Falklands prisoners 'executed'». The Independent (en inglés). 3 de abril de 1994. 
  79. Vincent Bramley (1991). Excursion to Hell: Mount Longdon a Universal Story of Battle (en inglés). Bloomsbury. p. 121. ISBN 978-0-330-32237-9. 
  80. Jim Keys (18 de noviembre de 2012). «The Battle For Mount Longdon». The History Herald (en inglés). 
  81. Luke Jennings (16 de mayo de 1993). «On Mount Longdon: Parachute Regiment came back from the Falklands with their reputation for bravery reinforced. But two years ago, they were accused of atrocities by one of their own. Now others are speaking out». The independent (en inglés). «The thing about taking ears, is that you've killed your enemy one on one, man on man, and you take your trophy. (Lo que pasa con las orejas es que has matado a tu enemigo uno a uno, hombre contra hombre, y te llevas tu trofeo.)». 
  82. Laura Marina Panizo (2013). «El cuerpo del Héroe: el descubrimiento del busto de un Soldado caído en la Guerra de Malvinas». Revista del Museo de Antropología (6). p. 146. ISSN 1852-4826. «De las 230 tumbas, 123 poseen lápidas con la leyenda “Soldado sólo conocido por Dios”». 
  83. «Muertos en combate del Ejército». CESCEM – Corrientes. Consultado el 2 de abril de 2017. 
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  85. «Dos caras unidas por una costura». Clarín. 2 de abril de 2017. 
  86. «The formidable and craggy slopes of Mount Longdon were to prove an extremely tough nut to crack, for not only were they defended by the whole of the Argentine 7th Infantry Regiment, supported by marines and snipers from the Buzo Tactico», Bruce Quarrie, p. 27, The World's Elite Forces, Berkley Books, 1988
  87. Luke Jennings (16 de mayo de 1993). «On Mount Longdon: Parachute Regiment came back from the Falklands with their reputation for bravery reinforced. But two years ago, they were accused of atrocities by one of their own. Now others are speaking out». The Independent (en inglés). 
  88. Laureano Barrera (9 de octubre de 2013). Esta afirmación es desmentida por casi todos los soldados que combatieron en Malvinas, Carrizo Salvadores: el represor que miente sobre su rol en Malvinas Infojus Noticias
  89. Fernanda Quiss (22 de octubre de 2013). «Ernesto Alonso: "Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina"». Reporteplatense. «El último día en la isla fue el 11 de junio, luego de algunas semanas en las que la comida ya había empezado a faltar, llegaron a comer desde semillas de frutas hasta dentífrico. Ernesto cuenta que esa misma tarde después de tomar un mate cocido lo sorprende una bomba y la onda expansiva lo deja muy aturdido. En el apuro de llegar a su posición se equivoca de puesto y cuando lo ven en el estado que estaba lo mandan a la enfermería, en donde pasa la noche. De este modo se salva, literalmente, del más duro de los combates, que deviene al día siguiente en la rendición.». 
  90. El exsoldado conscripto Fabián Pássaro ha defendido las acciones de Baldini diciendo: «Al principio todo era normal, hasta que empezó a haber una sola comida caliente por día, y después ya casi nada. Pero el oficial que estaba con nosotros, el subteniente Baldini, se preocupaba mucho por ese tema. Un día dijo que así era imposible, que no podía ser, y mandó a buscar más provisiones abajo. Además, nos permitía reforzar con ovejas lo poco que llegaba. Baldini hacía lo que podía, pero tampoco podía estar en todo, pobre tipo.» Los Chicos de la Guerra: Hablan los soldados que estuvieron en Malvinas, Daniel Kon, p. 179, Editorial Galerna, 1982
  91. "Así combatimos en Monte Longdon"
  92. Pablo Nero (12 de junio de 2019). «How did the Argentinian military fare in the Falklands War? Did they learn any valuable lessons? Were their troops well commanded and performing?». Quora (en inglés). Fragmento de Two Sides of Hell, página 9, Vincent Bramley 1994. Publicado en Argentina como Los Dos Lados Del Infierno. «I was issued with a FAL 7.62 millimetre rifle. Other guys were given FAPs – light machineguns – and others got PAMS [submachineguns]. The main emphasis in shooting was making every bullet count. I was also shown how to use a bazooka, how to make and lay booby-traps, and how to navigate at night, and we went on helicopter drills, night and day attacks and ambushes.». 
  93. «Szumilo: "A la guerra la pongo a la par de otros golpes"». Diario La Verdad. Junin. 22 de julio de 2012. Archivado desde el original el 24 de septiembre de 2013. 
  94. a b Silvia Paglioni (2 de abril de 2009). «VGM Jorge “Beto” Altieri: “Yo defendí a la Patria y la Patria no me defiende… Yo necesito a la Patria…”». Bahianoticias. Archivado desde el original el 3 de marzo de 2012. 
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  100. Antonio Reda (5 de agosto de 2018). «La tragedia del Murrel en las Islas Malvinas». El Día. La Plata. 
  101. Un teniente que murió al combatir en Monte Longdon es el identificado 115 en las islas Malvinas
  102. «Los protagonistas cuentan la historia». Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 2 de abril de 2017. 
  103. DENUNCIAS DE EX COMBATIENTES CORRENTINOS VASSEL PRESENTO LAS DENUNCIAS EN EL JUZGADO FEDERAL DE RIO GRANDE
  104. Alejandro Rebossio. «"La dictadura también torturó en Malvinas"». Consultado el 2 de abril de 2017. 
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  106. Jens Glüsing (4 de marzo de 2007). «Argentina's Falklands War Veterans. 'Cannon Fodder in a War We Couldn't Win'.». Der Spiegel (en inglés). 
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  109. Juan Cruz Campagna (11 de junio de 2017). «Torturas en Malvinas». Va con firma. 
  110. «Escándalo Malvinas: cómo se inventaron denuncias sobre torturas». Consultado el 2 de abril de 2017. 
  111. «Malvinas: otro uso espurio de los derechos humanos». La Nación. 23 de diciembre de 2018. 
  112. Refutando a Ricky Phillips y sus "100 muertos argentinos el 2 de Abril"
  113. Ricky D. Phillips is not a historian
  114. Did Argentine soldiers really wave white flags only to shoot dead British soldiers in the Falklands War?
  115. Did Argentina use American mercenaries during the Falklands?

Bibliografía

editar
  • «Conflicto Malvinas». Informe Oficial del Ejército Argentino. Tomo I: Desarrollo de los acontecimientos (Buenos Aires: Instituto Geográfico Militar). 1983. OCLC 252868910. 
  • «Conflicto Malvinas». Informe Oficial del Ejército Argentino. Tomo II: Abreviaturas, Anexos y Fuentes Bibliográficas (Buenos Aires: Instituto Geográfico Militar). 1983. OCLC 252868910. 
  • Historia de la Fuerza Aérea Argentina. Tomo VI. Volumen II. Dirección de Estudios Históricos. 1998. ISBN 987-96654-3-0. 
  • Díaz Cabo, David (2015). Cañones y misiles en la Guerra de Las Malvinas (1.ª edición). ISBN 978-987-86-2151-7. 
  • Ruiz Moreno, Isidoro (2016). Comandos en acción (2.ª edición). Buenos Aires: Claridad. ISBN 978-950-620-312-2. 
  • Train, Harry (2012) [1987]. «Malvinas: Un caso de estudio» (PDF). Boletín del Centro Naval CXXX (834). ISSN 0009-0123.