Español: El Escudo de Armas es el símbolo más emblemático de la Real Orden, en él se condensan su carácter, su rango, su esencia y hasta su historia.
Es de estilo español y francés.
En campo de oro (excepto Jefe) cuatro palos de gules, resaltada la cruz blanca de Santa Eulalia. Jefe de azur, cargado de siete estrellas de plata de seis puntas, colocadas en dos bandas de tres y cuatro. Ambos campos orlados en oro,
Escudo timbrado con la Corona Real de España.
Acolada la Cruz de Borgoña.
En orla el Collar del Toisón de Oro.
Los cuatro palos de gules (rojo vivo) sobre campo de oro (amarillo) representan la Corona de Aragón, imprimiendo la esencia del Rey D. Jaime I el Conquistador, restaurador del reino cristiano de Valencia.
La cruz blanca de santa Eulalia (cuyos restos mortales están sepultados en la Catedral de Barcelona) identificaba, en el pasado, a la desaparecida Real Orden Militar de Santa María de la Merced, identificando actualmente tanto a la religiosa Orden de la Merced como a la Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig, considerándose ambas sus herederas y por tanto plenamente legitimados para usar la Cruz como propia.
El azur (azul oscuro) del Jefe (parte superior del cuerpo del escudo) representa el color de la Santísima Virgen María, y el del cielo. Las siete estrellas en plata (blanco) recuerdan las que, durante la noche de varios sábados consecutivos señalaban, y al amanecer se hundían, en el punto donde, escondida bajo una campana, se encontraba la imagen de nuestra señora la Virgen de El Puig y en cuyo lugar se edificó el Monasterio.
El conjunto de colores y metales que componen todo el campo del escudo, Jefe en azul y las cuatro barras rojas sobre campo amarillo, identifican de forma inequívoca al Reino de Valencia.
El privilegio de acolar al escudo los más importantes distintivos dinásticos reales y borbónicos, como son la Cruz de Borgoña y el orlado del Collar del Toisón de Oro, le fue concedido a la Real Orden por el entonces Jefe de la Dinastía Borbónica, S.A.R. Don Juan de Borbón, Gran Comendador de la Orden, y confirmado posteriormente por su augusto hijo nuestro monarca Don Juan Carlos I, que asimismo generosamente aceptó ser el Gran Maestre de la misma, timbrando el escudo con su propia corona.