Una alomona (del griego ἄλλος o allos, "otro", y feromona) es una forma de comunicación semioquímica en la que una especie influye químicamente sobre la conducta de otra con el fin de beneficiarse de ella.[1]​ Esta es una forma de defensa vegetal muy utilizada por especies de plantas expuestas a insectos herbívoros. Se diferencia de la cairomona (en la que una especie produce un perjuicio contra sí a cambio de un beneficio mayor) y de la sinomona (en la que ambas especies se benefician).[1][2]

Dasyscolia ciliata.

Ejemplo

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La larva de Lomamyia latipennis se alimenta de termitas a las que somete con una alomona agresiva, la cual administra aproximándose a ellas y agitando el extremo de su abdomen ante su cabeza. La alomona causa inmovilidad después de uno a tres minutos que puede durar tres horas y hasta inducir la muerte, tiempo que la larva aprovecha para alimentarse de ella. Las larvas del tercer estadio pueden llegar a paralizar y devorar seis termitas al mismo tiempo.[3]

Adaptación

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Varias especies de insectos han desarrollado contramedidas o formas de aprovechar las defensas alomonales de las plantas. Algunos poseen la capacidad de reaccionar positivamante a ellas, convirtiéndolas en cairomonas, mientras que otros las metabolizan en diferentes feromonas y hormonas, y otros las adaptan a sus propias estrategias defensivas, ingiriéndolas y regurgitándolas ante insectos insectívoros.

Referencias

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  1. a b Grasswitz, T.R. and G.R. Jones (2002). «Chemical Ecology». Encyclopedia of Life Sciences. John Wiley & Sons, Ltd. doi:10.1038/npg.els.0001716. 
  2. Weldon, Paul J. Journal of Chemical Ecology. p. 719. doi:10.1007/BF00987681. 
  3. T. New, Insects as Predators, NSW University Press, 1991