El aceite de foca es un aceite graso, amarillento, líquido, obtenido de la grasa de la foca; es soluble en éter y cloroformo; funde entre 22 y 33 °C y se utiliza en la fabricación de jabones, en el curtido de pieles de animales y como lubricante.

Mujer inuit atizando una lámpara tradicional qulliq de aceite de foca.

Las especies de las cuales se extrae aceite incluyen foca barbuda (Erignathus barbatus), foca gris (Halichoerus grypus), foca común (Phoca vitulina), foca pía (Pagophilus groenlandicus), foca de casco (Cystophora cristata) y foca anillada (Phoca hispida).[1]

El aceite de foca contiene además otro ácido graso al que se le atribuye la tercera parte de los omega 3 de larga cadena que circulan por el organismo, el ácido docosapentaenoico (DPA). Este tipo de ácidos minimizan la agregación plaquetaria y aumentan la migración de las células endoteliales, lo que les confiere la capacidad de reparar las lesiones tisulares de los vasos sanguíneos.[2]

Referencias

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  1. «Seal Oil» (en inglés). Health Canada. Enero de 2008. Archivado desde el original el 19 de marzo de 2012. Consultado el 21 de marzo de 2022. 
  2. «El aceite de foca protege el corazón». cuidateplus.marca.com. 25 de febrero de 2003. Consultado el 18 de octubre de 2019.