2 Pedro 2

Segundo capítulo de la segunda epístola de Pedro

2 Pedro 2 es el segundo capítulo de la Segunda Epístola de Pedro del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana.[1]​ Compuesto por Simón Pedro, uno de los primeros Doce Apóstoles de Jesús. Contiene saludos y enseñanzas sobre la llamada de Dios y el testimonio de la gloria de Cristo.[2]

Testigos textuales

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Algunos manuscritos antiguos que contienen el texto de este capítulo son:

Griego
latín

Referencias del Antiguo Testamento

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Relación con la Epístola de Judas

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Existe una relación evidente entre los textos de 2 Pedro y la Epístola de Judas.[6]​ Comparando las porciones de texto griego de 2 Pedro 2:1-3:3 (426 palabras) con Judas 4-18 (311 palabras) se obtienen 80 palabras en común y 7 palabras de sinónimos sustituidos.[7]

Los pasajes compartidos son:[8]

2 Pedro Judas
1:5 3
1:12 5
2:1 4
2:4 6
2:6 7
2:10–11 8–9
2:12 10
2:13–17 11–13
3:2-3 17-18
3:14 24
3:18 25

Estructura

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Este capítulo trata de los falsos profetas. Duff ve el capítulo como una unidad, presentando el caso del autor contra los «falsos maestros» después de una defensa de la verdadera enseñanza en el primer capítulo.[9]​ La New King James Version destaca las secciones que tratan de los falsos maestros en términos de su «perdición» (versículos 4-11), su «depravación» (versículos 12-17) y sus «engaños» (versículos 18-22).[10]​ Varias versiones dividen el versículo 10 en dos partes, comenzando un nuevo párrafo a mitad del versículo.[11]​ La Biblia de Jerusalén divide el capítulo en el versículo 10b, tratando primero de los falsos maestros (versículos 1-10a) y luego del «castigo venidero» para «tales personas obstinadas» (versículos 10b-22). [12]

Contenido

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  • Los daños que causan los falsos profetas. Versículos 1-3
  • El castigo que les espera. Versículos 4-10
  • Su conducta arrogante y licenciosa: Versículos 11-19
  • Gravedad de la apostasía. Versículos 20-22

Los daños que causan los falsos profetas. Versículos 1-3

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1-Así como surgieron falsos profetas en el pueblo de Israel, también habrá entre vosotros falsos maestros. Éstos introducirán fraudulentamente herejías perniciosas: negando al Dueño que los rescató, atraerán sobre ellos mismos una pronta ruina.
2-Muchos seguirán sus costumbres licenciosas, y por su causa el camino de la verdad quedará infamado; 3movidos por la codicia, traficarán con vosotros mediante palabras engañosas. Pero su condenación —anunciada ya desde antiguo— permanece en vigor, y su ruina está al acecho.[13]

Comentarios a los versículos 1-3

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Antes de refutar el error central de los falsos maestros —la negación de la Parusía—, el autor sagrado señala sus desviaciones morales, como la avaricia y la impureza. Este pasaje encuentra un paralelo en la Carta de San Judas, de la que parece haber tomado inspiración. Dicho texto complementa y aclara las enseñanzas presentadas en este capítulo, ofreciendo una denuncia más completa de la conducta y las doctrinas erróneas de estos maestros.

El castigo que les espera. Versículos 4-10

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4-En efecto: Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que al arrojarles en el infierno los entregó a las cavernas tenebrosas, donde están guardados para el juicio;
5-y no perdonó al mundo antiguo, aunque preservó a Noé —pregonero de la justicia— con otros siete, cuando desencadenó el diluvio sobre el mundo de los impíos;
6-y a las ciudades de Sodoma y Gomorra las condenó a la destrucción, reduciéndolas a cenizas para escarmiento de lo que habrá de suceder a los impíos;
7-y libró en cambio al justo Lot —angustiado por la conducta licenciosa de aquellos hombres inicuos—;
8-pues este justo, al vivir entre ellos, sentía atormentada su alma por las obras inicuas que día tras día veía y oía.
9-Porque el Señor sabe cómo librar de la prueba a los piadosos y retener a los impíos para castigarlos en el día del Juicio,
10-sobre todo a los que, arrastrados por deseos impuros, van detrás de la carne y menosprecian la autoridad del Señor.[14]

Comentarios a los versículos 4-10

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Se ilustra el castigo eterno que espera a los falsos maestros, con tres ejemplos bíblicos bien conocidos:

  1. los ángeles rebeldes,
  2. el diluvio y
  3. la destrucción de Sodoma y Gomorra.

En el pasaje paralelo de Judas 5-10, en lugar del diluvio se habla del castigo de los israelitas rebeldes durante el éxodo. En contraste con la condenación que espera a los impíos, Dios otorga la salvación a los que permanecen fieles, como salvó a Noé y Lot. Es éste un estímulo para perseverar en el bien, aunque el ambiente sea contrario. El v. 4 habla del pecado de los ángeles. [15]

El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos. [16]
Esta “caída” consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 392). La Sagrada Escritura no explica en qué consistió su pecado. Muchos Santos —San Agustín, Santo Tomás de Aquino, p. ej.— piensan que tuvo que ser un pecado de soberbia. La condena de los ángeles ha de servir de escarmiento: aun siendo criaturas privilegiadas, sufrieron una severa pena. Tal castigo ayuda a entender la maldad del pecado. Parece ser que el pecado más difundido entre los falsos maestros, y que más pervertía a los fieles, era el de lujuria (v. 10), como sucedía en Sodoma y Gomorra (cfr nota a Jds 5-7). Ese vicio ofusca de tal manera la mente que quien está inmerso en él llega a menospreciar «la autoridad del Señor» (cfr Jds 8-10). En cambio, la castidad «es una virtud que hace honor al ser humano y que le capacita para un amor verdadero, desinteresado, generoso y respetuoso con los demás.[17]

Su conducta arrogante y licenciosa: Versículos 11-19

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11-Temerarios y arrogantes, no temen blasfemar contra los seres gloriosos, mientras que los ángeles —aun siendo superiores en fuerza y poder— no profieren una sentencia injuriosa contra ellos en presencia del Señor.
12-Pero éstos —como bestias irracionales, destinadas por naturaleza para ser capturadas y muertas— blasfeman contra lo que ignoran, y se corromperán como ellas,
13-sufriendo el pago por el mal que hicieron. Consideran una dicha el goce de un día; hombres sucios y corrompidos, que se deleitan en sus extravíos y se comportan con vosotros como si estuvieran en banquetes.
14-Sus ojos están llenos de adulterio y no cesan de pecar; seducen a las almas débiles y tienen el corazón curtido en la codicia; son hijos de maldición.
15-Abandonaron el camino recto y se extraviaron, siguiendo el camino de Balaán, hijo de Bosor, que amó el pago de la iniquidad,
16-pero fue reprendido por su transgresión: un jumento mudo, hablando con voz humana, impidió la insensatez del profeta.
17-Esos son fuentes sin agua y nieblas arrastradas por el huracán, a quienes está reservado el infierno tenebroso.
18-Hablando palabras hinchadas de vanidad, y provocando concupiscencias carnales y licenciosas, seducen a quienes acaban de alejarse de los que viven en el error.
19-¡Les prometen la libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción!, ya que uno es esclavo de quien le ha vencido.[18]

Comeentario a los versículos 11-19

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El pasaje paralelo de la Epístola de Judas (vv. 8-16) arroja luz sobre este texto, que describe la conducta corrupta de los falsos maestros. «Los seres gloriosos» (v. 10) probablemente se refieren a los ángeles, ya sea en su totalidad o específicamente a los ángeles caídos que gobiernan el mundo. Su dignidad sería menor que la de los ángeles que sirven directamente ante el Señor. Los impíos, cegados por su soberbia, blasfeman contra estos seres superiores, una audacia aún más grave considerando que ni siquiera los ángeles se atreven a emitir juicios injuriosos contra los demonios. Esto podría implicar que los falsarios despreciaban el poder de los demonios, creyendo que no podían dañarlos, y usaban esa presunción para justificar su vida inmoral. Alternativamente, podría interpretarse que invocaban a los ángeles para justificar sus vicios.

La mención de Balaán lo presenta como un ejemplo de perversión y codicia, por haber inducido a los israelitas a la idolatría y la fornicación, a pesar de haber bendecido al pueblo anteriormente. Los falsarios tienen un impacto devastador: seducen a los recién convertidos, quienes, tras haber dejado atrás sus antiguos vicios, son arrastrados de nuevo a ellos con promesas engañosas de libertad. Esta «libertad» es presentada como un permiso para seguir los instintos y pasiones desordenadas, lo que evidencia el engaño y la perversión de sus enseñanzas.[19]

Cristo, nuestro Liberador, nos ha librado del pecado, y de la esclavitud de la ley y de la carne, que es la señal de la condición del hombre pecador. Es pues la vida nueva de gracia, fruto de la justificación, la que nos hace libres. Esto significa que la esclavitud más radical es la esclavitud del pecado. Por ello, las otras formas de esclavitud encuentran en la esclavitud del pecado su última raíz. Consecuentemente, la libertad en su pleno sentido cristiano, caracterizada por la vida en el Espíritu, no puede ser confundida con la licencia de ceder a los deseos de la carne. Ella es vida nueva en la caridad.[20]

Gravedad de la apostasía. Versículos 20-22

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20-Porque si después de haber escapado de las impurezas del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se dejan atrapar nuevamente por ellas y son vencidos, sus postrimerías resultan peores que los principios.
21-Más les valiera no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, volverse atrás del santo precepto que se les entregó.
22-Se ha cumplido en ellos aquel proverbio tan acertado: «El perro vuelve a su propio vómito y la cerda lavada a revolcarse en el fango».[21]

Comentario a los versículos 20-22

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Con dos proverbios populares, uno tomado de *Proverbios 26,11* y otro presente tanto en la tradición semítica como en la griega, el autor sagrado ilustra la gravedad de quienes, tras haber conocido la doctrina salvadora de Jesucristo, regresan a sus antiguos pecados. Este regreso a una vida depravada refleja lo que Jesús afirmó acerca de aquel que, después de ser liberado de un demonio, vuelve a caer bajo su dominio: «La situación final de aquel hombre resulta peor que la primera». Así, el autor subraya la seriedad de abandonar la gracia recibida y ceder nuevamente al pecado.[22]​ Gregorio Magno comenta:

Quien llora el pecado cometido pero, no obstante, no lo deja, se hace reo de mayor culpa; porque menosprecia el perdón que llorando pudo impetrar, y se revuelca como en agua cenagosa, porque cuando, a pesar de sus lágrimas, impide la limpieza de su vida, ante los ojos de Dios hace que se manchen las mismas lágrimas.[23]

Véase también

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Referencias

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  1. Willi Marxsen. Introducción al Nuevo Testamento. Introducción al Nuevo Testamento: una aproximación crítica a sus problemas. Yakarta: Gunung Mulia. 2008. ISBN 9789794159219.
  2. John Drane. «Introducción al Nuevo Testamento». Comprender el Nuevo Testamento: Una introducción histórico-teológica. Yakarta: Gunung Mulia. 2005. ISBN 9794159050.
  3. Nongbri, «The Construction of P.Bodmer VIII and the Bodmer “Composite” or “Miscellaneous” Codex,» 396
  4. Eberhard Nestle, Erwin Nestle, Barbara Aland y Kurt Aland (eds), Novum Testamentum Graece, 26ª edición, (Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft, 1991), p. 689.
  5. Gregory, Caspar René (1902). Hinrichs, ed. Textkritik des Neuen Testaments 2. Leipzig. p. 609. ISBN 1-4021-6347-9. 
  6. Callan, 2004, p. 42.
  7. Callan, 2004, p. 43.
  8. Robinson, 2017, p. 10.
  9. Duff, 2007, p. 1273.
  10. NKJV: NKJV
  11. Confraternidad de la Doctrina Cristiana, Inc. , nota a pie de página e en 3:10 en la Nueva Biblia Americana Edición Revisada
  12. Biblia de Jerusalén (1966), 2 Pedro 2
  13. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 3751). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  14. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 3751-3752). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  15. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 10481-10482). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  16. Concilio de Letrán IV, De fide catholica
  17. Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Persona humana, n. 12
  18. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 3752-3753). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  19. Facultad de Teología. Comentarios de la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 10483-10484). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  20. Congregación de la Doctrina de la Fe, Libertatis nuntius, n. 4,2
  21. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 3753). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  22. Facultad de Teología. CComentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10485). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  23. Gregorio Magno;Regula pastoralis 3,30

Bibliografía

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Enlaces externos

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